— Dígame, señor Francesco, soy todo oídos… — Le dijo Tomasso Carusso al tomar asiento en el despacho, el abogado estaba cansado de ir y venir con el caso de Allegra Ricci, quería ya pasar la página y trabajar en otra cosa, pero los Romano eran quienes llenaban sus bolsillos, así que ni modo, si ese era el trabajo, no podía despreciarlo.
— Necesito que finiquites el tema de mi divorcio Tomasso, ya ha pasado un año y no pretendo seguir unido a… ¡A esa mujer! — Francesco ni siquiera se permitía mencionarla si podía evitarlo, el solo decir su nombre le hería en lo más profundo, así que se desquitaba con ira visceral.
— Señor Romano, sabe que las leyes son muy delicadas en cuanto a esto, ustedes están todavía en un proceso que no ha terminado porque ella no ha sido procesada, no sé hasta donde pueda yo presi
Fiorella supuso que Ginevra necesitaba un aire, una relación clandestina con algún guardaespaldas no le haría daño a nadie y tal vez era incluso beneficiosos para ella, y para el resto de la familia porque no saldría a la luz pública y no habría más escándalos, mientras la joven no decidiera irse de la casa y formar hogar con nadie más Fiorella no tenía corazón para pedirle que se fuera, y menos después de haber vivido tantas desgracias juntas, además, la consideraba parte de la familia, una hija más, una hija con la que no tenía la mejor de las relaciones tal vez, eso sí, pero eso no cambiaba las cosas.Ya se disponía a darse la vuelta y a cerrar la puerta para darle privacidad cuando lo escuchó a él…— Déjame hacer lo que quiero Ginevra, últimamente estás muy esquiva, ¡No juegues conmigo, n
Allegra se levantó y comenzó a aplaudir efusivamente dándole porras al pequeño con una enorme sonrisa en los ojos y una lágrima fugitiva en sus ojos, feliz de ver los primeros pasos de su bebé, y de estar en tan maravillosa compañía justo en ese momento. — ¡Camina mi amor! ¡Ven con mamá! — ella extendió sus brazos llenos de amor para que su pequeñín viniera hacia ella mientras Luca observaba embelesado toda la escena lamentando no ser el padre de Francesco. — Ven con mamá, ven con mamá — Allegra seguía repitiendo con los ojos húmedos de la alegría, no podía creer sentir tanta emoción y bienestar, hacía mucho tiempo que no se sentía tan contenta. El niño tambaleó y Luca lo sujetó con rapidez y lo levantó en alto jugando con él, besándolo y haciéndole cosquillas. — Te luce Luca… — Ella soltó de pronto con cariño. Él se la quedó mirando si comprender la referencia. — Que te ves bien como padre, serias uno muy bueno… — Aclaró rápidamente asintiendo con la cabeza. — No me digas eso,
El corazón le dio un vuelco a Fiorella, la impresión fue tan fuerte que hubo de sentarse en la esquina de la cama para evitar caer al suelo, la cabeza le dio vueltas y le faltó el aire, se sintió terrible, culpable, cómplice y una mala persona por haber tardado tanto en buscar a Allegra como debió desde el principio. Se emocionó por saber que era abuela, las lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas y la emoción se instaló en su pecho, pensar que había un pequeño retoño sangre de su sangre, por ahí en alguna parte le daba una nueva razón para vivir, y también para luchar en contra del esbirro de Giorgio romano y de sus estúpidas decisiones, pero tal como había pronosticado el investigador privado estaba a punto de cometer una soberana estupidez. — ¿Dónde están? — Con el temblor característico de los nervios a flor de piel en su voz. —No puedo revelarlo todavía, ella espera unos nuevos documentos, no había querido papeles de identidad hasta ahora, pero en este momento los necesita pa
En la puerta sonó un ruido sordo que sacó a Fiorella de sus profundos pensamientos, la hizo sobresaltarse y mirar hacia todos lados buscando donde esconder el móvil. Lo deslizó bajo una de las almohadas y se levantó para abrir la puerta.—Francesco… que… ¿Qué haces aquí?—Mamá, parece que viste a un fantasma, ¿Te pasa algo?Fiorella lo miró con ojos de madre y de pronto fue como estar viendo a ese pequeño de un añito que apenas si daba sus primeros pasos torpe y tiernamente. Levantó la mano y la llevó hasta la mejilla de su hijo.— ¡Ay hijo! Estaba mirando un viejo álbum de fotos, es que me puse nostálgica…Él la abrazó y besó su frente.—Quería decirte que voy a estar fuera, si me necesitas me escribes, debo atender unos pendientes…
— Escuché que vas a divorciarte… — El segundo al mando, bajo Francesco en la compañía, se atrevió a comentarle en la oficina mientras él revisaba unos documentos.Francesco levantó la mirada contrariada ante tanto atrevimiento.— ¿Y qué te hace pensar que puedes hacerme ese comentario?— ¡Francesco por Dios! No es como que no nos conociéramos desde la universidad y no pudiera tener la confianza de decirte esto, agradece más bien que no te dije nada cuando explotó la bomba en tu casa.— André, sabes que no me gusta hablar de eso… — Se zafó del tema creyendo que el otro lo dejaría zanjarlo tan fácilmente.— Pero deberías, deberías porque te estás ahogando Francesco, y confías en la persona equivocada…— ¿A qué te refieres? &m
— Luca, creo que debemos llevarle a Allegra los documentos esta semana, ya es tiempo de que ella rehaga su vida, y ahí encerrada en la granja se le va a pasar su juventud, además, no sabemos qué pueda suceder, si por algún motivo no podemos acercarnos más a ella, o no estamos para ayudarla no podrá salir adelante con su pequeño sin que las autoridades se den cuenta de quién es.Arianna estaba totalmente comprometida con ayudar a su amiga a cambiar de vida, incluso si eso significaba que cambiara de nombre, pero era lo mejor, para ella y para el bebé.— Creo que es lo mejor, estoy de acuerdo contigo amor… — Dijo convencido — Pero también quiero que hablemos de algo importante Arianna… — A Luca se le atragantaron las palabras a mitad del camino, pero hizo fuerza para sacarlas pensando en Allegra, en todo lo que ella le había dicho.— &ique
Fiorella bajó del auto y se quedó plantada por unos minutos ante el cuadro que tenía en frente.No fue capaz de mover un solo músculo, hubiera querido salir corriendo hacia él, pensó que lo haría, se lo había imaginado durante el último mes, pues era prácticamente en lo único que pensaba para no volverse loca con el tema de Ginevra en la cama de su marido.El parecido era intrigante, las facciones, sus ojitos, sus gestos, a pesar de nunca haberlos visto de su padre, el pequeño era la viva imagen de Francesco Romano, el niño despertó tantos sentimientos en el pecho de su abuela que la mujer apenas si pudo acercarse a él, despacio para no asustarlo.Jugaba con una pelota inflable, la lanzaba torpemente de un lado al otro y corría tras ella, apenas lograba mantener el equilibrio, seguramente hacía pocas semanas que había comenzado a caminar,
Allegra servía un vaso de limonada para su suegra cuando escucho el sonido de on motor de un auto acercándose.Soltó el vaso y la jarra y corrió para asomarse a la ventana.— Fiorella, dime por favor que no es uno de los Romano — Dijo alterada mientras intentaba ver el auto que se acercaba.— No, te juro por lo más sagrado que nadie lo sabe, nadie sabe en dónde estás, vine sola.— Pues alguien te siguió, como bien pudiste ver a la entrada de los terrenos de la granja hay un letrero que prohíbe el paso, aquí solo personas contadas con los dedos de una sola mano traen su auto hasta aquí.— Nadie me siguió, estoy segura de ello, debe ser alguien más.— Eso espero Fiorella, hemos vivido un año en este lugar, ¡Un año! Y no quiero más sorpresas, con la tuya el día de hoy es más que