Arianna se desvió hacia el bosque y pronto estuvo sobre una carretera de grava.
— Allegra, ¿Recuerdas aquel paseo de chicas que hicimos en el primer año de universidad?
— Sí, lo recuerdo bien.
— Bueno, me enamoré de ese lugar y compré la cabaña, quería hacer algo lindo ahí, pero ya sabes, el tiempo no da para mucho, creo que es el lugar perfecto para que te escondas por un tiempo, no es nada lujoso, sé que no está al nivel al que estás acostumbrada y hace mucho que no vengo, debe estar lleno de polvo y alimañas, supongo que tendremos que limpiar un poco y ponerla habitable, pero a nadie se le ocurrirá buscarte ahí.
— ¡Eres la mejor amiga que he tenido Arianna! Muchas gracias por tomarte tantas molestias para ayudarme.
— ¡Ejem, ejem! ¿Y yo donde quedo?
— Tú también Luca, en serio, chicos, no sé qué habría hecho sin ustedes…
— No es nada, ahora solo debes armarte de paciencia porque este lugar está alejado de la civilización y no hay teléfono, por ahora te quedarás aquí y fingirás que estás de vacaciones, unas muy largas Allegra, y cuando las aguas se calmen iremos contra ellos con todo.
El camino fue largo, Allegra les había contado todo lo sucedido durante el viaje, Arianna la escuchaba totalmente aterrada de cada palabra, los Romano eran implacables, nunca había escuchado tal crueldad en tantos años del ejercicio como Abogado.
— ¡Armaremos un caso y no sabrán que los golpeó! Nadie puede acusar de esa manera a otro sin pruebas, y mucho menos usar la violencia de esa forma, ese señor Giorgio Romano cree que es el amo del Valle, pero le mostrarás que no es así.
Llegaron a la cabaña, el paisaje natural era hermoso y contaba con agua corriente, pero no tenía electricidad, solo una cocina a gas y un calentador a leña para el invierno, pero no esperaban que llegara el invierno con Allegra allí… ¿O sí?
— Arianna, iré por comestibles, no hay nada aquí y ella no puede movilizarse caminando con ese pie, así — Dijo Luca observando que no había nada para comer.
— No cariño, yo lo haré, recuerda que tú eres el ex que la ayudó a huir… — Dijo ella con sorna — Regreso en un rato, ayúdala a poner esto en orden amor.
Se despidió la abogada dándole un beso y regresando al auto.
Luca arregló todo lo que el tiempo le permitió y dejó el lugar habitable para evitar que el polvo le causara daño a Allegra, conocía bien sus crisis de asma, así que se esforzó mucho, al cabo de un par de horas Arianna regresó con varias bolsas de alimentos, agua potable y medicina para el dolor y la inflamación.
— Vendremos la próxima semana y te traeré comida, ropa y un teléfono, tan pronto regrese, traeré también una pequeña planta eléctrica y combustible, así podrás cargar el móvil, hay suficiente leña cortada y seca, pero supongo que en esta época del año no la necesitarás — Y dirigiéndose luego a su novio — Cariño ¿comprobaste que hubiera gas?
— Sí, ya lo hice, alcanzará para la próxima semana.
La despedida fue triste, un largo abrazo y lágrimas rodando por las mejillas, cuando los chicos se fueron Allegra se quedó completamente sola y devastada.
Era la Señora Allegra Rici de Romano, la esposa de uno de los hombres más ricos e influyentes de Italia, y ahora era una prófuga de la justicia, y todo porque a su concuñada le había parecido acusarla sin piedad de algo que no había hecho.
Allegra había pasado de estupor en estupor desde la acusación, ni siquiera había tenido tiempo para reflexionar en lo que estaba viviendo, solo había llorado la noche en que la sacaron como un perro bajo la lluvia, pero ahora se sentó sobre el suelo de madera de esa vieja cabaña en medio de la nada a pensar en su suerte.
Pasó las siguientes semanas completamente sola y deprimida, no se atrevía a irse por temor a que la atraparan. A veces lloraba desconsolada, pensando en cómo su amado Francesco se había prestado para hacerle tanto daño.
Mientras tanto, el odio y el rencor crecían en el corazón de Francesco, se odiaba a sí mismo por haber sido tan incauto y haber creído que Allegra era una buna mujer, estaba abatido, desconsolado y avocado por completo a la causa familiar de destruir a la que una vez había sido su esposa.
Luca y Arianna iban de vez en cuando a verla y a llevarle lo que podía serle útil, pero no podían quedarse mucho tiempo porque también estaban siendo investigados, Luca no fue preso porque Arianna era una abogada con garra y defendió su causa, pero eso no significaba que los Romano no tuvieran a alguien tras ellos, así que sus visitas se hacían cada vez más lejanas.
—Te traje esto — Le dijo Arianna dándole una cajita con un móvil nuevo — La línea está a nombre de una de mis secretarias, así que no la relacionarán contigo, pero no lo uses a menos que sea absolutamente necesario, no te expongas, ¿Está bien?
Allegra asintió. Estaba presa sin estar tras las rejas, sola, triste, abatida y odiada por el hombre al que amaba. La depresión la hizo bajar de peso y Arianna debió traerle unas vitaminas, también le hizo un cambio de look para animarla y para que no fuera fácil de identificar por si alguien llegaba a verla.
Arianna cortó su dorado y largo cabello al estilo Bob, corto atrás y más largo en el frente, dándole un aspecto atrevido y moderno que enmarcaba sus delicados rasgos, y lo pintó en un rojo cobrizo que resaltaba con sus enormes ojos del color del cielo.
— ¡Ya está Allegra!, dudo mucho que alguien sepa que eres tú…
La chica se miró al espejo casi sin reconocer su propia imagen, en otro contexto le habría encantado experimentar algo tan extremo como ese cambio, pero en las actuales circunstancias no le animaba en lo más mínimo.
La policía intensificó la investigación, los Romano aseguraban que la joven esposa del magnate financiero era la culpable de tan abominable hecho, y mientras tanto, Giorgio Romano no dejaba de visitar a Ginevra en el hospital, que se recuperaba lentamente, pues había requerido tratamiento psicológico.
— ¿Cómo estás Ginevra? Sabes que no he podido estar más cerca de ti de lo que quisiera, mi mujer no me pierde paso, temo que sospeche de lo nuestro — Dijo Giorgio tomando su mano y besándola con deseo, ardía de pasión por la exuberante joven.
— Giorgio, ¡Sabes que te amo! Solo espero con ansias cada minuto contigo — Mintió descaradamente — Tengo una confesión que hacerte…
— ¿Qué cosa preciosa? Dime lo que sea.
— El bebé Giorgio, el bebé era tuyo.
El viejo bajó la mirada triste al suelo y luego levantó la barbilla de nuevo en actitud desafiante.
— Lo sé… por eso esa mujer pagará por lo que te hizo, ¡Nadie se atreve a meterse con lo mío y sale ileso!
— ¿Qué es lo que harás? — Preguntó con cara de niña buena y acariciándole la mejilla para endulzarlo mejor.
— La buscaré hasta debajo de las piedras si es necesario, ¡Pero te juro por nuestro bebé que estará presa muy pronto!, ¡Pagará con la cárcel por lo que nos hizo!
Una sonrisa de satisfacción más parecida a una mueca tosca se dibujó en el rostro de Ginevra, estaba hecho, había logrado engañar a todos y tenía al viejo multimillonario comiendo de su mano y ardiendo por ella, solo le quedaba seguir haciendo el papel de la viuda abatida por la pérdida de su hijo.
Y mientras tanto, seducir a Giorgio de la manera más vil para sacarle dinero, necesitaba planear su próximo paso, sacar a Fiorella de en medio, ya se había deshecho de su esposo Enrico, su muerte había parecido un accidente, había sacado de en medio a la estúpida de Allegra y ahora iría por Fiorella, así tendría el camino totalmente libre.
Había pasado un mes sola en la cabaña cuando se dio cuenta, su periodo no había vuelto a aparecer, había estado muy deprimida y con malestares, al principio supuso equivocadamente que era debido a todo el estrés que había estado experimentando, pero no era así.Comenzó a sospechar que había algo más, solo rogaba al cielo que no fuera cierto y que estuviera en un error. Al menos su pie ya estaba mucho mejor, pero su vientre había comenzado a crecer inevitablemente, despejando las dudas y exponiendo su temor más profundo…— Estoy embarazada.El miedo y la depresión hicieron mella en ella, pero debía salir adelante, no podía dejarse rendir, aunque no estaba preparada para decírselo a Arianna, ni tampoco a Luca, esperaría un poco más, se sentía como una pesada carga para ambos.— Allegra, te dejaré suficiente efectivo para que vivas por varios meses — Le había dicho Arianna la última vez que la vio — En este momento la policía y unos investigadores privados pagados por tu marido están tra
Allegra subió de nuevo al todo terreno e hizo acopio de sus fuerzas para dominar el malestar, había escuchado alguna vez sobre el poder de la mente sobre el cuerpo, así que intentó hacer que su cuerpo obedeciera a sus intensos deseos de hacer desaparecer a las arcadas y a todos sus malestares.No podría decir si funcionaba, o si solo su fuerza de voluntad la había ayudado a mantenerse dentro de la carretera de grava hasta llegar de nuevo a la cabaña, pero en cuanto llegó, ni siquiera bajó los paquetes del auto, sino que corrió a dejarse caer en la cama.No había reparado en que sus mejillas estaban húmedas cuando se levantó, simplemente se había vuelto tan cotidiano el hecho de llorar a mares que simplemente se limpió el rostro y salió de la cama, sus pies y sus caderas la estaban matando.Solo tenía seis meses de embarazo, no quería ni imaginar cómo se sentiría dentro de dos meses más cuando las piernas se le inflamaran y no entrara en la ropa.Suspiró.— Siempre escuché que la mater
Los meses pasaron, y Allegra debió acostumbrarse a vivir con muy poco después de haber estado viviendo en un palacete Florentino ahora estaba en una cabaña sencilla con el mínimo de comodidades para vivir, agradecía que al menos la chimenea fuera funcional, si no, el inferno personal habría sido mucho más fuerte. La última vez había venido Luca, y le había dejado una bolsa enorme de suministros y un sobre con efectivo, pero hacía al menos dos meses que no le habían dejado nada, ella sabía que sus amigos no estaban obligados a mantenerla por el resto de su vida, pero en su condición, y en el lugar en donde estaba era muy difícil ganarse la vida ella sola y huir de la policía y de los Romano al mismo tiempo. La cabaña tenía un puesto de vigilancia al principio del camino porque Adriana quería salvaguardar la propiedad según los planes que tenía para el lugar, pero desde que Allegra estaba allí, los trabajos de reparación habían cesado y era el lugar perfecto para el correo entre la rub
Francesco se había quedado solo en el despacho luego de que Tomasso se fuera, la conversación le había dejado un mal sabor a derrota. Cuando se casó con Allegra no estaba totalmente enamorado de ella, pero con el pasar del tiempo había aprendido a amarla, a su manera, sí, pero estaba seguro de que la amaba.Siempre se había recriminado el ser tan parecido a su padre, tan frío y distante, pero no era su culpa, lo habían criado así, y no por Fiorella, su madre, que siempre que Don Giorgio no estaba presente lo llenaba de amor maternal, pero era que su padre era una especie de general en casa que no permitía la menor equivocación, cuando era niño lo castigaba enérgicamente por equivocarse, o cuando se revelaba ante sus absurdas reglas.Por eso, estaba formado de un temple inquebrantable y era absolutamente exitoso en todos sus negocios, no aceptaba un no por respuesta y mante
Giorgio salió cerrando la puerta del despacho tras de sí, Fiorella se asomó por el enorme ventanal, sin permitir que la mucama se moviera de su lugar junto a su hijo dormido y ebrio hasta que su marido se alejara en el auto. Había salido de esta por muy poco.— ¡Ya está, Amanda! Ya podemos llamar a un par de los hombres de seguridad para que nos ayuden a subir a Francesco a su habitación, es mejor hacerlo rápido, no sea que…— No se preocupe, Sra. En el acto traerá a dos de ellos.La chica salió disparada, y después de un par de minutos venía acompañada con dos sujetos enormes como jugadores de la UFC, los había movido de su puesto habitual de vigilancia, ambos trajeados de negro y fuertemente armados, era necesario si se quería mantener a los malhechores alejados de la enorme y lujosa propiedad— Señora, ellos nos ayudar
El invierno se avecinaba implacable y helado, apenas comenzaban a soplar los fuertes y gélidos vientos entre los árboles y ya Allegra lo sentía como un mal presagio en cada fibra de su cuerpo.Se abrazó a sí misma mientras atizaba el fuego en la chimenea. Se giró para ver el montoncito de leña seca y cortada en una esquina de la cabaña y un frío recorrió su espalda.— Debo cortar leña o moriremos congelado en cuanto haya nevada — Se dijo acariciando su pronunciado vientre.No tenía idea de cómo iría a hacer tal cosa, en su vida jamás había usado algo semejante a una hacha, pero había una con buen filo junto a la leña.Se levantó y miró por la ventana, el cielo estaba despejado y aunque el viento traía las bajas temperaturas, no era precisamente un mal día, decidió dejar la lumbre encen
Arianna había conseguido el contacto telefónico de una médico amiga suya que no ejercía por estar muy bien casada. Su marido la tenía viviendo como una reina, así que no había necesitado trabajar un solo día desde que contrajo matrimonio, era, de hecho, la envidia de muchas.— Hola, Cinnia te habla Arianna…— ¿Arianna? ¡Amiga! Tanto tiempo sin saber de ti, ¡Dime por favor que ya pescaste un buen matrimonio!— Casi amiga, ¡Estoy comprometida con un hombre maravilloso, y sé que ama!— ¡Me alegro tanto por ti!, pero dime, ¡A qué se debe el motivo de tu llamada?— Tengo una situación delicada que confiarte, pero debo hacerlo en persona, no puedo hablar esto por teléfono, ¿Podemos vernos?— ¡Claro, por supuesto! ¿Te parecería esta misma tarde?Ambas qu
Francesco comenzó a caminar en dirección de Allegra y ésta al darse cuenta sintió como si su corazón fuese a salirse de su pecho, un dolor fuerte y profundo la invadió y retrocedió de forma instintiva, necesitaba salir corriendo, huir, esconderse… pero en su lugar las piernas no le respondieron como ella hubiera querido.Dio dos pasos hacia atrás y pareció petrificarse mientras escuchaba los pasos del fino calzado italiano de piel, pasos acompasados y seguros, esos pasos que conocía bien.« Va a atraparme, ¡Me verá y entonces será mi fin! », pensó para sus adentros mientras el ritmo de su corazón se aceleraba peligrosamente.De pronto algo en el fondo de su cerebro se activó, su sentido de la supervivencia que hizo a sus piernas responder. Allegra se movió hacia un lado, pero ya era demasiado tarde, Francesco estaba a medio pas