La ambición es un rasgo de personalidad. Significa que aquellas personas tienen intereses y necesitan marcarse retos constantes; Un deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder.
¿Pero cómo actúan dos personas ambiciosas? ¿Qué tanto podrán hacer o dar para lograr sus objetivos? Juan, David y Marisol; A sus 28 años están a solo un paso de obtener lo que por muchos años soñaban, que siempre han trabajado y luchado. La gran fortuna de sus abuelos, dos legados que han llegado a muchos países, de los cuales ellos han sido testigo y cómplices en los últimos años. Dos personas que dejaron atrás la diversión, la irresponsabilidad de jóvenes, para adentrarse al mundo empresarial, con diversos cursos en varios países, que los lleva al éxito en cada paso que daban. Llenos de ambición, pero sin dañar a nadie, con solamente 28 años ya se ganaban el respeto de sus abuelos y demás socios, aunque no todos aceptaban de acuerdo con la idea de que sean los nuevos directores generales de las empresas principales, a ellos eso no les importaba. Aun así, había un solo detalle en todo ese éxito; en sus planes, no estaba la opción del matrimonio y esa fue la razón para que ambos tuvieran con sus abuelos, discutiendo los acuerdos que los llevaría a obtener lo que tanto deseaban, nada les impediría lograr sus objetivos. En una mansión extremadamente lujosa. Precisamente en un despacho donde ya no había espacio para más premios, trofeos y reconocimiento. Con un ventanal que daba una hermosa vista al jardín adornado de hermosas rosas de diversos colores. Una elegante, hermosa y fuerte mujer seguía sentada en el sofá amplio frente al brillante escritorio de cristal, donde se encontraba el señor Mariano Cortázar comunicando su última jugada. —¿Por qué precisamente él?, abuelo —reclamó la joven muy disgustada. —Es un acuerdo que tenemos, hija, aunque no es obligado — aseguró el viejo. —¡Ja, claro!, —río sarcástica, levantándose para apreciar el hermoso jardín. —¿Y perderme de ser la directora y heredera de tu fortuna? ¡Jamás! —Exclamó sin vergüenza, volteandose para verlo a los ojos. —¿Puedes dejar de ser tan ambiciosa? —reclamó su abuelo, ella solo sonrió ladina, su mirada hablaba más que cualquier palabra. —No entiendo tu crítica, si tú, por ser así, construiste un imperio. —recalcó ella sin titubear, sorprendiendo a su abuelo. —¡Niña malcriada! —La Regaño Mariano —Deberías agradecer al cielo por tener una nieta mujer y muy inteligente —con mucho ego habló Marisol. —Eso sí, no lo negaré —respondió con una sonrisa Cortázar. —Pensaré en unos acuerdos, no permitiré que un imbécil, niño de papi y mami, me joda la vida —expresó Marisol sin dejar de ver a su abuelo a los ojos, quien solo reía de ella, no había nada que la hiciera renunciar a la herencia. —Estos años en el extranjero te cambiaron. —Alegó Cortázar, sacando una sonrisa de Marisol, la chica no le dijo nada, solo dejó un beso en su frente y salió. Su mirada, su seguridad en cada pasó que daba, era de orgullo para su abuelo, cuando firmó ese acuerdo de que dos niños se casarán cuando grande, lo hizo porque temía perder su imperio, aunque su opinión cambió cuando vio crecer a su amada nieta tan segura e inteligente, pero ya era tarde. Cada año que pasaba, la niña se interesaba por los números, su juventud pasó y no tuvo novio, su día a día, la pasaba en las empresas de su abuelo aprendiendo sin hacer mucho ruido. Años atrás. —No estoy de acuerdo con eso, padre. —Reclamó la madre de la bebé. —Esto es una locura, ¿crees que no puede haber un hombre igual de bueno que yo? —intervino su yerno. Mientras que el viejo no sabía qué hacer, su miedo a perder todo en caso de que su nieta no escogiera bien, lo tenía cegado y así se dio ese acuerdo de que dos niños terminarán comprometidos hasta grande. Actualidad. —Por favor abuelo, como me voy a casar con esa mujer tan… —Juan David guardó silencio al no saber qué decir. —¿Qué? ¿Tan como tú? —Replicó su abuelo. —Tiene que haber una solución, abuelo. —el viejo sonrió. —Sí, la hay —aseguró Matos, dando una esperanza a Juan David. —Deben renunciar a la herencia y… —¡Nunca! —Chilló Juan David antes de que pudiera decir algo más. —Pues entonces te casas —Dejó claro su abuelo dejando a Juan David con una rabia e impotencia, jamás renunciaría lo que ama, no le tendría miedo a esa mujer, que para él no era más que una chiquilla rodeada de lujos y cariños de su abuelo, no quería perder tiempo y mejor se iría de rumba con alguna mujer que le ofreciera placer antes de meterse a la boca del lobo. Amaneció y Marisol salió en busca de información sobre ese hombre que se convertiría en su esposo, a quien no le dejaría las cosas fáciles; No sería él, quien acabará con su orgullo y su buena imagen; Solo pensar que es uno de esos que meten mujeres a sus oficinas, que cargan cada fin de semana a una diferente, le hacía hervir la sangre. Un Mercedes Benz rojo, freno frente a la gran mansión de los Matos, se respiraba lujo en cada piedra que adornaba el camino a la entrada. Llegando ya donde pudo detener su auto, bajó una mujer de su interior, alta, cabello lacio largo, ojos marrones, cejas arqueadas delgadas y un cuerpo de infarto. A pasos firmes, camino a la puerta, donde el mayordomo sonrió al verla, dándole entrada sin anunciar. —Que bueno verte por aquí, Señorita —Le dijo el mayordomo con mucha alegría. —Gracias, Rodolfo. —Respondió Ester con una sonrisa. —¿El joven Matos, está? —preguntó luego. —No está el joven, pero sí el viejo. —le habló Armando Matos a su espalda, Marisol volteo y sonrió. —Cuánto has crecido niña, estás muy hermosa, no puedo creer que eres esa misma niña que vi hace años. —musito el viejo sin dejar de abrazarla, incomodando un poco a Marisol. —Gracias —respondió con una sonrisa de amabilidad. —Papa… —Interrumpió de la madre de Juan David, sus palabras se detuvieron al ver semejante mujer a su lado. —¿Ella es? —Pregunto curiosa. —Ella será tu nuera —Contestó con tanto orgullo, Armando. —Por obligación. —Replicó Marisol. —No me vean así, que saben que es así, yo no conozco a su nieto y ya es mi prometido —Siguió hablando Marisol con tono molesto y burla. —Estoy de acuerdo contigo, querida, es algo absurdo que los obliguen a casarse. —Comentó Diana, su semblante era de una mujer contenta por lo que oía. —Ya no sigan, que eso se puede resolver… —Las palabras del viejo no salieron por completo, ya que la llegada de Juan David lo hizo callar, muy contento de la mano de una morena extravagante. —¡JUAN DAVID! —Gritó el viejo llamando la atención de su nieto, quien entraba sin poder caminar abrazado a la mujer. —Definitivamente, mi abuelo está loco, si cree que me casaré con… —Su mirada recorrió a Juan David desde sus pies hasta llegar a su cara, al lado de esa mujer operada en todos lados. —Desfachatez de hombre, mi futuro está en juego y no pienso perderlo por un vividor como este. —Expresó Marisol, para luego salir de esa casa, por supuesto que despidiéndose de los demás. La cara de pocos amigos de Armando Matos era clara, Diana sintió un miedo recorrer por todo su cuerpo, de solo pensar que su padre se enoja mucho con su hijo al punto de desenredarlo. —Abuelo… —Susurró Juan David con miedo, llamando la atención de su abuelo. —Te suspenderé de la dirección de la empresa, hasta que vea que Marisol Lugo Cortázar, acepte ser tu esposa. —Le anunció el viejo, para luego marcharse a su despacho. —¡Maldición! —murmuró Juan David, subiendo las escaleras, olvidándose de la mujer que lo llevó y la borrachera que cargaba. Un poco de diversión, acabó con la victoria que tenía de obtener la herencia por completo y todo se lo debía a su ebriedad y la morena que tenía al lado y como no, a la presencia de monumento de mujer que jamás quiso conocer.Después de un día de regaños y advertencias para ambos, donde la opción a estar solteros o a otro matrimonio no era válida; sin duda alguna, el matrimonio entre Marisol y Juan David era obligatorio para poder recibir lo que con ansias, querían en su poder. El que se conocieran así, no era la idea, que ambos tuvieran una mala impresión complicaba todo. —¿Cómo no me interesé en esa mujer, antes? —Se reprochaba Juan David mientras conducía a la empresa Cortázar, donde no sabía cómo hablarle a ese monumento de mujer; las palabras de su abuelo llegaban a su mente golpeando su cabeza. —Esa niña mimada como tú le dices, es más ambiciosa que tú. Si acepta este matrimonio, no es por qué esté enamorada de ti —recalcó Matos, muy enojado. —Lo hace porque desea más que tú, la herencia de su abuelo —terminó el viejo dejando a Juan David impresionado. —Cómo es que estas tan seguro de que no tiene un novio o un amante. —reprochó Juan David, haciendo reír a Armando a carcajadas. —La diferencia en
El día pasaba, el sol se ocultaba y Marisol seguía con la idea de ese beso, cansada decidió ir a casa y saber que se traía su abuelo. Mientras que Juan David no dejaba de pensar en esos labios, en ese perfume que aún seguía impregnado en su traje. Recostado en el espaldar de su cama, indagando un poco más sobre ella. Esa misma noche, la familia Matos, iría a una cena a la mansión de la familia Cortázar, donde pondrían fecha de la tan esperada boda; esa que daría envidia a muchos y abriría puertas a otros. Dos familia muy poderosas en unión, era una desventajas para muchos socios de ambas empresas, que buscaban un matrimonio con esa familia, ya no tenían oportunidad, no pudieron tratando de que muchos y muchas tratarán de seducirlos, pues eran dos personas que sabían la intención de cada uno. —Mi niña, no puedo creer que te dejes manipular por tu abuelo. —reclamo muy disgustada la madre de Marisol. —No es una manipulación, mamá, sabes que no me importa el precio que pagué para obt
Dos semanas después, la noticia de la boda había llegado al mundo empresarial a nivel nacional e internacional, hijos e hijas de quienes tenían un poco de esperanzas a un matrimonio con esos socios importantes quedó atrás, con la inesperada noticia de esa gran boda. Marisol y Juan David aprovecharon los días para conocerse más, ya fuera en el ámbito laboral o en lo sentimental, sus proyectos pasados, los presentes y también lo que deseaban en un futuro; para ambos en ese matrimonio las cosas no sería tan difícil y llevarse bien tampoco. Tenían una química muy buena y su ambición los lleva a buscar las maneras de que ambos legados crecieran más, cosa que era molesta para muchos en otros países. Las noticias llegaron rápido y los nervios crecían en unos de los tantos socios de Juan David internacionalmente, todo por tener una hija tan caprichosa y consentida. —Encargate de que Rocío no regrese de sus vacaciones hasta después de esta boda —Demandó el viejo, al saber lo obsesionada que
Seis semanas después El gran día había llegado; invitados tanto dentro como fuera del país. La iglesia sería la más prestigiosa de la ciudad, las rosas blancas adornaban todo el lugar, dándole ese toque de lujo, glamour y más. Pero eso no era todo. El salón donde celebrarían el banquete de boda, sobrepasaba el pedido de Marisol. Lámparas de cristal colgando estilo ramo de rosas con cadenas de perlas colgando justo donde estaba la pista de baile. Las mesas con manteles color crema y unos centros de mesas con ramos de rosas blancas Para ambas familia era el dia mas especial, los padres de ambos lloraban de mucha felicidad al ver a sus hijos nerviosos por el paso que estaban a punto de dar; esa era una razón para estar preocupados, ya que no estaban enamorados. —Mi amor, estás muy hermosa —Le dijo entre lágrimas Soledad. —Gracias mamá. —Respondió Marisol viéndose al espejo. —Deseo mucho que seas feliz como yo lo he sido con tu padre —Confesó soledad con un nudo en la garganta. S
Una vez sin sus zapatos puestos, suspiro y cerró sus ojos, jamás imaginó que el día más especial para una mujer, doliera tanto. Juan David terminaba de dar órdenes al equipo de vuelo, al regresar a su lado sonrió, ver cómo su pecho sube y baja de manera relajada, entendía que necesitaba estar cómoda. —¿Quieres descansar? —le susurró al verla con los ojos cerrados, ella solo asintió, sus ojos se abrieron de golpe cuando sintió los brazos de Juan David cargándola a la habitación del jet como princesa. —¡Juanda! —Chillo ella. —Me gusta como sueno eso, ¿podrías gritarlo cuando te tenga gimiendo? —propuso con descaro, Marisol golpeó su pecho, algo sonrojada. Una vez llegaron a la habitación, la dejó sobre la cama y se acostó a su lado, beso su cuello y subió a sus labios, escuchando como Marisol soltaba pequeños suspiros, sus toques la encendía; con ganas de seguir a más se subió sobre ella, abriendo las piernas de Marisol para que sintiera su hombría ya bien dura. —¡Juanda! —suspiro e
Unos cuantos minutos y ya ambos estaban en sus asientos con sus cinturones puestos. El dolor en el cuerpo de Marisol la había remover un poco. Una vez el avión se detuvo y podían bajar, Marisol guardó su dolor y caminó lentamente hasta estar en el lugar donde los esperaba una limusina, quien los llevaría a su hotel. Mientras la limusina tomaba su rumbo, ambos veían el camino, por primera vez no estaban metidos en una una tableta o unos documentos. —Es hermoso —Susurro Marisol. Estaban ya en el hotel Four Seasons hotel Madrid. —Más hermosa, eres tú —Aseguró Juan David, ayudándole a bajar. Marisol hacía todo el esfuerzo posible para caminar bien, fue su primera vez, así que su cuerpo le dolía. Informaron su reservación y obtuvieron sus llaves. —¡Juanda! —Chillo Marisol al sentir los brazos de su esposo cargarla como princesa. —Veo que te duele para caminar —Le susurró él, Marisol algo apenada escondió su rostro en el cuello de Juan David, hasta llegar a su habitación, se lanzar
Después de ese incómodo y delicioso desayuno, los esposos decidieron dar un pequeño paseo y tomar algunas fotos que sería publicadas en una revista donde ellos darían la primicia, contando cómo llegaron a ese matrimonio tan repentino para muchos que no conocían esa historia; una de las que siguen reprochando los padres de los dos, aún no estaban del tono convencidos de que ellos llevarán un buen matrimonio. Imaginando que solo lo estaba haciendo para llegar a su objetivo, tener el control completo de ambos legados. —Yo solo espero, que mi niña no sufra —advirtió Mario. No imaginaba ver a su hija sufrir por amor. —Entiendo tu miedo Mario, pero veo a mi hijo muy contento, aseguró respetar a tu hija y yo le creo —intervino Juan carlo muy serio, por esa amenaza que prácticamente hacía él. —Y si no lo hace, se las verá conmigo —amenazó Soledad. —Hablan de Juan David como si Marisol fuese una chica sumisa y tonta. —Replicó Diana. —Y no se atrevan a decir nada, que es así, podría asegur
En la mansión López, aún en la cena, Rocío chillaba por qué su padre no había podido obtener respuesta de Juan David; sus berrinches no tenían fin, ni su madre podía tranquilizarla. —¡Basta, Rocío! —gritó y golpeó la mesa su padre estresado ya. El silencio reinó en unos largos minutos donde ambas mujeres estaban más que sorprendidas por la reacción de López. —Pero papá, por favor. —Musito casi entre llanto Rocío. López no dijo nada al recibir una notificación en su teléfono, colocó sus lentes y abrió el mensaje, con una expresión de tranquilidad y compresión a la situación que leía. —¿Es él,padre? —preguntó Rocío arrebatando el teléfono de las manos de tu padre, para leer lo que decía. López tomó una bocanada de aire, por tal acto de su hija. Mensaje: Señor López, siento no responder antes, como ya sabe, estoy en mi luna de miel y lo estoy disfrutando con mi esposa. Por petición de ella, le aceptaré un desayuno, nos vemos por la mañana. —Responde que sí, papá. —Le exigió Rocío c