Después de esa firma se levantó como una dama es mas como una reina, les dio la mano a los abogados y también a Jonathan, por ahí dicen “lo cortes no quita lo valiente” y con una sonrisa con ese lápiz labial rojo dijo —Mucha suerte, ojala ahora puedas ser feliz y encontrar en alguien mas lo que en algún momento pensamos sería juntos, aunque ambos sabemos que tú ya la encontraste —aunque dentro de ella sintiera que el mundo se caía a pedazos con cada palabra que salía de su boca.
Sabía dentro de ella que él no esperaba verla fuerte y controlada, recordaba que en su última conversación se dijeron cosas que los hirieron a los dos pero ahora debía continuar su vida aunque reconocía sentir tristeza de verlo así, percibía también el dolor de su parte como si por un instante no hubiese querido firmar pero ya todo estaba dicho esa firma de “Si… Acepto” ya estaba sobre el papel, era hora de retomar sus proyectos de hecho Amy renovó su certificación como agente de ventas de propiedades y después de esta firma partiría a su primer día de trabajo, vestida así con este traje rojo, tacones y ese lápiz de labios se despidió de todos y justo cuando llegó a su carro escuchó su nombre —¡Amy!… por favor espera, podemos hablar.
Se detuvo sin querer mirar porque girar sería volver al pasado y no quería, pero decidió responder —Dime ¿De qué más podríamos hablar nosotros? ¿No es esto lo que querías?, según recuerdo tu libertad para compartirla con esa chica que casi podría ser tu hija que te podría dar lo que yo nunca pude.
Jonathan sólo bajó la mirada, podía ver que había seguido con lo del divorcio no porque lo quisiera sino porque ya lo había comenzado —Estás muy linda —respondió él.
—Gracias, creo que este tiempo aprendí muchas cosas y quererme fue una de esas —respondió tratando de ser fuerte, aunque por dentro su corazón me decía otra cosa.
—En cambio yo… aprendí a extrañar muchas cosas —respondió él, sin poder ocultar el dolor.
Si al guna vez quiso verlo así motivada por la rabia Dios sabe que ahora se arrepentía —De corazón… cuídate y espero que seas feliz que encuentres lo que yo no pude darte —respondió sin poder volver a verlo directo a los ojos porque sabía bien que le podían traicionar las emociones y ya era tarde para eso.
—¿Me aceptas un café?, me gustaría que habláramos.
—Lo siento no puedo… voy a mi primer día de trabajo, de hecho quedé de estar ahí en menos de una hora ya que llega un cliente.
—¿Volverás a trabajar?
—Claro que sí, la vida sigue, aunque desde hace un rato también comencé a trabajar en mi blog de decoración y ya tengo auspiciadores y mas de cien mil seguidores.
—No lo puedo creer, tal vez era yo quien te impedía brillar.
—La verdad es que la única culpable de que eso pasara fui yo, tal vez sino lo hubiese permitido hubieses visto a la mujer que ahora vez parada frente a ti y no hubieses buscado a alguien afuera.
—Que ciego fui al no darme cuenta de que…
—Adiós Jonathan, te deseo lo mejor en tu nueva vida.
Después de eso abrió su carro y se subió no sin antes decirle —En dos semanas tendré todo desocupado y yo misma me haré cargo de la venta de la casa apenas todo se concrete te llamo para que arreglemos lo del dinero —esa fue su fría y rápida manera de escapar porque en realidad eso era lo que necesitaba hacer o de lo contrario…
Ese era el frio acuerdo al que llegaron según el juez vender todo y dividirse el dinero por partes iguales, de hecho Amy tenía pensado hacer una venta de garaje no quería ni siquiera los recuerdos de su vida juntos para empezar de cero debía borrar todo lo que pudiera de ese pasado y sin mirar atrás se subió al carro y se fue, en otro momento tal vez se hubiese detenido y se hubiese bajado a abrazarlo y decirle que lo amaba que lucharan juntos por ese amor pero ahora simplemente no le veía el sentido y debía reconocer que le dolía y más de lo que esperó, aunque no sabía porque motivo escuché decir “yo aun te amo” pero de seguro era sólo su imaginación tal vez un oculto deseo de su corazón que queriendo aun jugar sucio con ella buscaba ese amor que algún día se prometieron cuando ambos dijeron “Si…Acepto”
***
Jonathan se quedó solo en la calle por unos minutos viendo como Amy tomaba su camino sin ya mirar atrás.
—¿Qué vas a hacer ahora? —escuchó de pronto la voz de su abogado Esteban quien también es su mejor amigo —¿Le dijiste la verdad?, es importante que ella lo sepa.
—No pude decirle nada, no es justo para ella por favor prepara los documentos quiero que todas mis pertenecías queden a nombre de Amy.
—¿Por qué le hiciste creer toda esa mentira del engaño?
—Porque prefiero que me odie a que me vea morir.
—Amigo por favor debe haber alguna opción.
—No es tan fácil, si supieras lo difícil que fue llegar hasta aquí hoy después de la última quimio.
—Amy es una buena mujer te hubiese apoyado en todo y creo que incluso ahora aun lo haría.
—Ese es el problema que yo no quiero su lástima no es justo para ninguno de los dos.
—¿Qué vas a hacer ahora?, ¿sabe ahora que tu incluso compraste las oficinas donde ella trabajará?
—Ella no sabe nada y quiero que todo siga así hasta el último día.
—¿Por qué mejor no tratas de sanarte y reconquistarla?
Jonathan sólo sonrió y dijo —Esa es la idea, sólo espero que me pueda perdonar si algún día sabe toda la verdad, pero sino lo consigo quiero darle todo lo necesario para que este bien y protegerla de mi familia.
—Aun no estoy de acuerdo con lo que haces, Amy no se sentirá bien que la sacaste de tu vida a propósito para que no estuviera a tu lado cuando más lo necesitabas.
—La amo demasiado para que este junto a un hombre que no la puede hacer feliz porque se está muriendo, aunque te prometo que estoy haciendo todo para doblarle la mano al destino.
Durante mas de un año Jonathan había vivido con la sombra de un cáncer a la próstata algo poco común en hombres de su edad y que cuando lo notó entendió muchas cosas que le sucedían, de manera casi oculta pasó por tratamientos haciéndole creer a Amy que eran viajes de negocios, intentó todo lo que pudo pero nada solucionaba lo que vivía, Amy ya había perdido a su padre por el mismo mal y recordaba el dolor que había sufrido su suegra que nada mas lo vio morir y ella no lo pudo soportar y cayó en una profunda depresión que finalmente se la llevó de un ataque al corazón. Jonathan prefirió que Amy pensara que él tenía una amante y así dejarla, imaginó que si lo odiaba sería mejor que su dolor y su lástima al verlo partir aunque eso le dolía más de lo que nunca imaginó.
Hoy que estuvo frente a ella pensó en un momento detener todo decirle que la amaba como el primer día que jamás la engañó, que simplemente la dejó creer una historia que ella sola imaginó pero que después de pensarlo simplemente aceptó cuando tuvo que decidir si aceptar su odio o su dolor viéndolo morir ante sus ojos.
Amy llegó a su oficina y las miradas no se hicieron esperar y mucho menos la de los hombres era obvio que ese traje rojo no pasaba desapercibido y tampoco esa era la idea, de pronto el ser una mujer sola a esa edad era simplemente un imán, para los que estaban muy jóvenes ella era el símbolo de la experiencia, para los que estaban mayores ella era juventud y para aquellos de su edad era simplemente perfecta, Amy no tardaría en hacerse de amigos más que amigas era claro.Esa misma tarde un hombre de unos 40 años un soltero empedernido buscado y deseado por muchas en el área llegaba para visitar unas oficinas que pensaba comprar, de hecho, había conversado con Amy por teléfono dos días antes cuando se comunicó con ella para hacer preguntas sobre algunas de las propiedades ya que un amigo le comentó que ella comenzaría a trabajar en esa oficina.De pronto se abrió la puerta y estaba ahí Keith Roman, alto, varonil, con esa tes bronceada y ojos azules que casi hipnotizaban, brazos fuertes,
Jonathan por su parte llegaba al médico acompañado de quien era su amigo y abogado. —Me puedes decir ¿Qué estás haciendo? ¿Acaso te quieres morir sin antes luchar? —fueron las primeras palabras de Jeff, su médico —Te pedí que te cuidaras, que no hicieras esfuerzos y mucho menos que te sometieras a un estrés innecesario, eso no te va a ayudar. —Lo sé y entiendo lo que me dices, pero hay cosas que necesito aclarar antes de que sea demasiado tarde —respondió Jonathan, aunque cansado en su corazón sabía que esta era su última esperanza y de no lograrlo Querida estar seguro de que Amy estuviera protegida en especial de su familia que nunca aceptó su relación y si el no lograba vencer ese cáncer se irían en contra de ella.—Sabes bien que no estoy de acuerdo con lo que haces yo aparte de ser tu médico también soy uno de tus amigos y dudo que en algún momento Amy esté de acuerdo con todo esto. —Es un riesgo que debo correr prefiero su odio y su desprecio a su lástima eso no lo podría
Amy por su parte pasaría las siguientes horas junto a Keith para que él pudiera conocer en persona los tres lugares que ella había preparado según las indicaciones que le había dado los días en que hablaron por teléfono, y aunque él trataba de usar todos sus métodos de conquista durante esas horas la verdad es que Amy simplemente no los notaba, en sus planes en esos momentos no estaba ser la mujer de nadie sino ser ella misma, libre y sin compromiso y tal vez esa situación producía un magnetismo especial para Keith, la mayoría de las mujeres sin importar la edad casi se le ofrecían y Amy en realidad estaba totalmente ajena a cualquier insinuación por muy obvia que esta pareciera ella sólo se dedicaba a hablar del lugar, el espacio de las oficinas y darle las ideas de como ese lugar podría funcionar, así fue como visitaron los tres edificios y había uno en especial que tenía solo 3 pisos un buen estacionamiento y además y como un almacén desocupado justo a la par donde podría instalar
Amy llenó los papeles de la oferta y después se despidió de las chicas y se fue junto a Keith quien en su mente ya estaba listo en la cama junto a ella. Llegaron a un hermoso y elegante restaurante francés era obvio que cuando Keith quería conquistar una mujer tenía su técnica, aunque no la usaba muy seguido por lo general se dejaba seducir, pero Amy tenía algo especial y no podía quitarle los ojos de encima no sabía bien todavía y no lograba entender que poder ejercía esa mujer sobre él, pero era claro que su indiferencia hacía que sus deseos aumentaran. En el restaurante Amy recordó alguna vez sus clases de francés y pudo ordenar sin ningún problema algo de la comida en el menú y como toda una dama hasta entregó el menú con un “Merci” —¿Hablas francés? —preguntó impresionado Keith. —Hablo un poco, aparte de inglés y el español obviamente —respondió Amy con toda tranquilidad como si fuera algo natural. —Creo que eres más interesante de lo que jamás imaginé… por favor quiero
Esa día antes de llevar a Jonathan a la clínica ambos pasaron a su oficina para firmar todos los documentos necesarios y proteger a Amy de su familia en caso de que eso fuera necesario, él sabía muy bien que tanto sus padres como su hermano jamás habían aprobado esa relación y harían de todo para quitarle su dinero si a él le llegara a pasar algo así que sin que nadie lo supiera hizo un testamento nombrando a Amy como la heredera universal de sus bienes, compró la oficina de propiedades donde ella comenzaba a trabajar con un nombre anónimo y puso a alguien al frente que solo estaría de manera ocasional, a pesar de su enfermedad había seguido cuidando los pasos de Amy en cada momento sólo que ella jamás lo supo, incluso habló con un conocido para que patrocinara su blog y ese fue el impulso para que Amy recibiera más ofertas. Ahora haría todo lo posible por recuperarse pero si no lo lograba sentía que sin importar lo que pasara ella estaría segura además que pensaba que para poder
Keith llegó a su departamento y miró alrededor ese lugar perfecto aunque frio pero elegante con una sala donde al parecer jamás se movía un cojín, con cuadros originales abstractos que decoraban las paredes como si se tratara de un museo contemporáneo, ese lugar que había sido tantas veces el testigo de sus noches de pasión con cada mujer que quiso y que había pensado toda la tarde que disfrutaría como siempre pero esta vez con Amy, desde que la vio no pudo evitar ese pensamiento, era perfecta para él, joven pero no una muchachita que lo usaría para sacarle dinero, culta, inteligente, muy guapa, profesional y lo mejor estaba sola justo desde esa mañana, tenía todas las cualidades que buscaba en una mujer, era simplemente perfecta con ella si podría presentarse en cualquier evento de sociedad y nadie diría de él que es un “Sugar Daddy” pero lo que la hacía diferente a cualquier otra mujer era que no había caído en sus insinuaciones y ahora no estaba en su cama y si bien tenía sus táctic
A la mañana siguiente como cada día Amy llegaba a su trabajo esta vez luciendo un hermoso traje dos piezas color azul, impecable de pies a cabeza y aunque las miradas de muchos se clavaban en ella, por alguna razón que no entendía esa libertad no le sabía a libertad sino más bien a soledad. Antes del divorcio, aunque separados aún era una mujer casada, ahora ya no y por más que trataba de pensar en que era lo que ambos querían algo en su corazón que no lograba entender le decía que eso no estaba bien. Por meses pensó en que su amor no existía y ahora no sabía cómo manejar esos sentimientos quería dejar de pensar y preocuparse sólo en ella, pero no sabía bien cuál sería su rumbo. Cada vez que se miraba al espejo sabía que ni siquiera podría tener un hijo después de su segunda perdida debió someterse a una operación que la dejaría marcada así para siempre de pronto recordaba el dolor y el vacío de no poderse realizar como madre. Durante esos días todo había sido tan extraño ambas vec
Amy hizo la llamada para ponerse de acuerdo con el vendedor del edificio que Keith quería comprar y arreglar la fecha del cierre mientras él disimuladamente le tomaba una fotografía con su teléfono para después enviársela con un mensaje a Liz “Te quiero coger vestida y peinada así esta noche en mi departamento” en menos de un minuto recibió la respuesta que esperaba “Será como tú quieras” leyó el mensaje mientras esbozaba una sonrisa. Aunque Liz aún no se reponía de todo lo vivido la noche anterior ya que como nunca Keith la hizo suya esa noche no sólo hubo deseo y pasión sino más que cualquier otra cosa podía sentir su rabia, sus pechos aún estaban adoloridos por la forma en la que los mordió de hecho hasta un par de moretones tenía, pero nada importaba él la necesitaba nuevamente esa noche. Liz simplemente estaba dispuesta a ser suya una vez más y todo lo que él quisiera, quería tener un hijo suyo sin importar el precio que debía pagar, en qué momento y por qué se enamoró de