¿Qué crees que hará Arthur para proteger a Jonathan y Amy?
Jonathan y Amy llegaban a la mansión llenos de bolsas y cajas que deberían organizar con todo lo que se pudieron imaginar podrían necesitar desde cunas, juguetes y comida para perros y gatos. Mientras trataban de poner las cosas en su lugar Jonathan no perdía el tiempo y cada vez que podía acorralaba a Amy donde fuera para besarla o darle mas de alguna caricia que les subía la temperatura a los dos. Esa enorme misión para ellos solos se estaba transformando en una tremenda tentación a cada instante y justo cuando estaban dejando de lado las instrucciones para armarle un árbol a los gatitos porque Jonathan comenzó a besar el cuello de Amy mientras abría los botones de su blusa con total confianza. —Amor si haces eso sabes que no me puedo resistir —dijo Amy mientras cerraba los ojos y sentía como las manos de Jonathan la recorrían y ya estaban encontrando el camino bajo ese brasier. —¿Te quieres resistir? —le preguntó Jonathan susurrándole al oído mientras iba cayendo lentamente sobr
Amy y Jonathan subieron a la habitación y guardaron rápidamente algo de ropa, las medicinas que Jonathan debía seguir tomando y los celulares que esta vez ya no pudieron dejar apagados, se subieron rápidamente en un carro que Jonathan tenía guardado en el garaje dejando el carro de Amy en el jardín de la casa. Llegaron en menos de 10 minutos al pequeño departamento que ella había rentado durante ese tiempo y del que aún no había tenido oportunidad de entregar las llaves, decidieron seguir al pie de la letra las indicaciones de Arthur. Entraron los bolsos sin saber cuánto tiempo estarían en ese lugar sabiendo que su hermosa casa en esos momentos era el blanco de Robert. Ambos se sentaron en el sofá que no era tan grande como el de la mansión, pero lo más importante es que estaban juntos. —Tranquila amor, ya veras que muy pronto volveremos a nuestra casa yo no voy a permitir que nadie nos separe y te voy a proteger con mi vida si es necesario —le dijo Jonathan mientras la abrazaba vi
Al llegar a la ciudad los agentes se dirigieron rápidamente a la casa del padre de Jonathan, encontrar ese lugar aun con oficiales y ver el cuerpo ya sin vida de su padre lo destrozó, era un golpe muy duro para él. Esteban había estado ahí ya por un par de horas tratando de ayudar en todo lo posible pensando en lo difícil que sería para su amigo ese momento, pero imaginaba que el hecho de que Amy estuviera a su lado le daría la fuerza necesaria. Esteban le había avisado a Andrew lo sucedido así que él también no tardó en llegar, ese mismo día Charles le había dejado una misión que jamás imaginó debería realizar en tan poco tiempo. —Jonathan yo sé que no es el momento, pero tu padre esta misma mañana fue a mi oficina para dejar listo su testamento, tal vez tuvo un presentimiento de que debía arreglar las cosas lo antes posible —dijo Andrew después de abrazarlo. —Imagino que quería proteger a Hannah y mi hermano, yo sólo hubiese querido poder conversar con él una vez, preguntarle tan
El sobre estaba sellado, esperando tal vez a la única persona que debía leer esa carta pero que Jonathan quiso en ese momento compartir con Amy. Jason y Carlo decidieron salir de la sala para darle el espacio que de seguro necesitaba. Jonathan respiró profundo abrió con cuidado esa hoja porque podría jurar en ese instante que con cada palabra sentiría la presencia de su padre junto a él. Querido hijo, si recibes esta carta significa que de alguna manera no tuvimos el tiempo de hablar, quisiera decirte tantas cosas, pero lo mas importante es que te admiro, jamás tuve el valor de decírtelo, admiro la fuerza con la defendiste tu amor por Amy, tal vez si yo hubiese tenido tu coraje en su momento todo hubiese sido tan distinto. Aunque ya era adulto nunca tuve el valor para enfrentar a mi familia, fui un cobarde lo reconozco, a los 22 años conocí una chica hermosa, la mas bella y dulce de todas, con un corazón que no le cabía en el pecho, me enamoré profundamente de ella y cuando me dijo
Divorcio… bendita o m*****a palabra que jamás viene a la mente ni al corazón cuando decimos “Si… Acepto” Hoy preparo mi ropa la que mejor me queda y que elegí especialmente porque la ocasión lo amerita para llegar con el juez a firmar esos papeles, me preparo con una hora al salón de belleza, uñas y maquillaje casi igual como el día en el que dije “Si… Acepto” sólo que hoy no hay un vestido blanco sino un traje elegante dos piezas color rojo con un buen escote, si hubiese un toro cerca debería salir corriendo en estos tacones de aguja que podrían ser un arma mortal si lo quisiera, llevamos varios meses donde no nos hemos visto, todo ha sido a través de abogados y me propuse el día que él me dejó que la próxima vez que me viera se arrepentiría del mujerón que está dejando ir, eso es lo que me digo cada día si lo siente o no así mi corazón es otra cosa. No sé qué pasó, en qué momento nuestra relación desapareció después de 10 años ambos perdimos tal vez el interés, ese momento en que
Después de esa firma se levantó como una dama es mas como una reina, les dio la mano a los abogados y también a Jonathan, por ahí dicen “lo cortes no quita lo valiente” y con una sonrisa con ese lápiz labial rojo dijo —Mucha suerte, ojala ahora puedas ser feliz y encontrar en alguien mas lo que en algún momento pensamos sería juntos, aunque ambos sabemos que tú ya la encontraste —aunque dentro de ella sintiera que el mundo se caía a pedazos con cada palabra que salía de su boca.Sabía dentro de ella que él no esperaba verla fuerte y controlada, recordaba que en su última conversación se dijeron cosas que los hirieron a los dos pero ahora debía continuar su vida aunque reconocía sentir tristeza de verlo así, percibía también el dolor de su parte como si por un instante no hubiese querido firmar pero ya todo estaba dicho esa firma de “Si… Acepto” ya estaba sobre el papel, era hora de retomar sus proyectos de hecho Amy renovó su certificación como agente de ventas de propiedades y despué
Amy llegó a su oficina y las miradas no se hicieron esperar y mucho menos la de los hombres era obvio que ese traje rojo no pasaba desapercibido y tampoco esa era la idea, de pronto el ser una mujer sola a esa edad era simplemente un imán, para los que estaban muy jóvenes ella era el símbolo de la experiencia, para los que estaban mayores ella era juventud y para aquellos de su edad era simplemente perfecta, Amy no tardaría en hacerse de amigos más que amigas era claro.Esa misma tarde un hombre de unos 40 años un soltero empedernido buscado y deseado por muchas en el área llegaba para visitar unas oficinas que pensaba comprar, de hecho, había conversado con Amy por teléfono dos días antes cuando se comunicó con ella para hacer preguntas sobre algunas de las propiedades ya que un amigo le comentó que ella comenzaría a trabajar en esa oficina.De pronto se abrió la puerta y estaba ahí Keith Roman, alto, varonil, con esa tes bronceada y ojos azules que casi hipnotizaban, brazos fuertes,
Jonathan por su parte llegaba al médico acompañado de quien era su amigo y abogado. —Me puedes decir ¿Qué estás haciendo? ¿Acaso te quieres morir sin antes luchar? —fueron las primeras palabras de Jeff, su médico —Te pedí que te cuidaras, que no hicieras esfuerzos y mucho menos que te sometieras a un estrés innecesario, eso no te va a ayudar. —Lo sé y entiendo lo que me dices, pero hay cosas que necesito aclarar antes de que sea demasiado tarde —respondió Jonathan, aunque cansado en su corazón sabía que esta era su última esperanza y de no lograrlo Querida estar seguro de que Amy estuviera protegida en especial de su familia que nunca aceptó su relación y si el no lograba vencer ese cáncer se irían en contra de ella.—Sabes bien que no estoy de acuerdo con lo que haces yo aparte de ser tu médico también soy uno de tus amigos y dudo que en algún momento Amy esté de acuerdo con todo esto. —Es un riesgo que debo correr prefiero su odio y su desprecio a su lástima eso no lo podría