Amy llegó a su oficina y las miradas no se hicieron esperar y mucho menos la de los hombres era obvio que ese traje rojo no pasaba desapercibido y tampoco esa era la idea, de pronto el ser una mujer sola a esa edad era simplemente un imán, para los que estaban muy jóvenes ella era el símbolo de la experiencia, para los que estaban mayores ella era juventud y para aquellos de su edad era simplemente perfecta, Amy no tardaría en hacerse de amigos más que amigas era claro.
Esa misma tarde un hombre de unos 40 años un soltero empedernido buscado y deseado por muchas en el área llegaba para visitar unas oficinas que pensaba comprar, de hecho, había conversado con Amy por teléfono dos días antes cuando se comunicó con ella para hacer preguntas sobre algunas de las propiedades ya que un amigo le comentó que ella comenzaría a trabajar en esa oficina.
De pronto se abrió la puerta y estaba ahí Keith Roman, alto, varonil, con esa tes bronceada y ojos azules que casi hipnotizaban, brazos fuertes, perfil perfecto, cabello castaño claro ligeramente rizado, pero perfectamente peinado, traje dos piezas hecho a la medida sin corbata y con el primer botón abierto que simplemente le daba ese toque sexy que sabía muy bien a las mujeres les encantaba, era un hombre al que no mirar dos veces era casi un crimen simplemente perfecto por donde lo miraran de seguro hasta sus calzoncillos eran sexy sin importar el modelo.
Amy estaba totalmente envuelta en sus cosas y por ser ese su primer día en la oficina estaba organizando su escritorio así que fue la única que no notó su presencia cuando él entró, pero en cambio fue a la primera a la que él vio en especial ese escote que no pasó desapercibido ante su mirada.
Una de las chicas en la oficina se levantó apenas lo vio entrar diciendo de la forma más coqueta que pudo —Buenos días, señor Roman, pase por favor, dígame, ¿cómo le puedo ayudar?
—Tengo una cita con Amy Lynch —respondió el esperando que Amy fuera la chica de rojo con ese escote.
Cuando Amy escuchó su nombre levantó su cabeza y lo vio, no pudo evitar sonreír y se levantó de su silla después caminó hacia donde él se encontraba para recibirlo —Señor Roman, al fin nos conocemos en persona por favor pase, tome asiento, le pido disculpas es mi primer día en la oficina y recién me estoy organizando, pero tengo lista su carpeta así que si quiere le puedo mostrar las opciones aquí o si quiere podemos visitar los lugares que pienso se ajustan a lo que usted me dijo está buscando.
—Claro que si Amy, me encanta la idea de verlos personalmente —respondió Keith quien no podía quitarle los ojos de encima en realidad ese traje rojo lo tenía hipnotizado era una mujer sexy pero sofisticada, con personalidad y un escote hecho a la medida de sus gustos —Si lo deseas podemos ir en mi carro —dijo pensando todo lo que podría hacer con ella ese día.
—La verdad es que debo volver a la oficina si lo prefiere me puede seguir y así no le hago perder su tiempo —contestó Amy sin percatarse para nada de las segundas intenciones con las que Keith la miraba, tal vez porque su día no había sido fácil quien podría imaginar siquiera que acababa de firmar sus papeles de divorcio.
—Créame que el estar con una mujer así de guapa no es perder el tiempo y además si me gusta el lugar podría volver aquí y hacer una oferta de inmediato así que por favor vamos en mi carro mi chofer está afuera —insistió nuevamente sin evitar mirarla fijamente con ese modo de conquistador innato que siempre le daba Buenos resultados, aunque para su asombro Amy no lo notó.
—¿De verdad no le incomoda? —preguntó nuevamente hasta apenada por la situación.
—Claro que no, así en el camino me muestra las fotografías.
—Está bien, vamos entonces —respondió Amy mientras tomaba su bolso sin percatarse de como las otras mujeres que se estaban presentes reaccionaron frente a la situación.
Nada más ella salió y la agente que había recibido a Keith dijo —Esa mujer recién llegada y es apenas su primer día y viene con tremendo escote de seguro esa es su manera de firmar contratos —dijo sin poder ocultar la envidia y la rabia que sintió al ver que el famoso Keith Roman no le prestó a ella ni la más mínima atención.
Otra de las chicas que estaba ahí dijo —Vamos Tosha no seas así yo no veo que ella este haciendo nada malo además se ve que es una mujer muy guapa y que a Keith se le hayan ido los ojitos no creo que sea culpa de ella.
—Cathy, tú como siempre tan inocente a esa tal Amy se le nota lo corriente y vulgar desde lejos —respondió la mujer hasta enojada y de mala humor.
—Yo no lo creo, mejor deja de decir eso alguien te puede escuchar y no será bueno te lo aseguro.
—Como siempre una por decir la verdad se puede meter en problemas y esas que son arrastradas y quien sabe que demás se llevan las mejores comisiones.
—Alguien aquí esta celosa —respondió Cathy con una sonrisa en un tono burlón y rodando los ojos para ya no seguir con eso.
Al salir de la oficina el chofer esperaba a Keith con la puerta abierta del carro, era un hombre alto y fuerte tanto como Keith, vestido con un traje gris oscuro y corbata del mismo color camisa blanca parecía un guardia de seguridad privado, la verdad es que no podría estar despeinado ya que era completamente calvo aunque Amy no podría decir si por fuerza o decisión, hombre muy serio que no diría una sola palabra a menos que se le preguntara ella pensó por un segundo «Me pregunto si alguna vez en su vida habrá reído, o si sabrá algún chiste»
—Muchas gracias, Robert —dijo Keith mientras el chofer sólo asentaba con la cabeza y cerraba la puerta de del carro.
Amy en el camino abrió su carpeta y comenzó a hablar de las oficinas, Keith había pensado rentar uno o dos pisos completos de algún edificio ya que quería instalar las oficinas de su periódico además de su nueva revista para la cual había estado trabajando desde hace varios meses, pero estaba buscando algo con el suficientemente espacio para tener a todo su personal en un mismo lugar así que la idea de comprar también le parecía bastante buena si llegaba a encontrar el lugar perfecto.
—Le puedo hacer una pregunta —dijo Amy mientras le mostraba las fotografías del lugar a las que Keith trataba de poner atención, pero se le era difícil viendo ese escote que mostraban que había probablemente unos senos como los que a él le gustaban no exagerados como de implante, pero naturalmente interesantes además de unas curvas en las cuales podría perderse sin problema.
—Por favor no me trates de usted creo que no soy tan viejo, ¿verdad? —respondió Keith con esa sonrisa que siempre le daba buenos resultados, pero para su desgracia veía que esta vez no tenía los efectos deseados.
Amy tal vez porque venía saliendo de su divorcio sólo unas horas antes o simplemente tal vez, aunque sin querer reconocerlo aún tenía sentimientos por aquel hombre al que alguna vez le dijo “Si… Acepto” y por eso no se daba cuenta de las insinuaciones de Keith así que sólo respondió —Muchas gracias, Keith, claro que no eres viejo lo que pasa es que quiero ser lo más profesional posible además eres mi primer cliente después de mucho tiempo fuera de este negocio.
—Está bien Amy, pero tenías una pregunta para mí.
—Si que deseas hacer con todo un piso en ese edificio.
—Lo quiero para las oficinas de mi periódico además de una nueva revista que pienso lanzar y el tener la imprenta cerca sería muy bueno para mí, por eso quiero ver mis opciones.
—Yo creo que los lugares que podremos visitar pueden entonces ser perfectos para lo que buscas además hay una opción que creo también podría servir y es la de un pequeño edificio de solo tres pisos pero que está completamente vacío y está a la venta.
—Algo me dice que junto a ti encontraré justo lo que estoy buscando —respondió Keith mientras le cerraba un ojo.
Jonathan por su parte llegaba al médico acompañado de quien era su amigo y abogado. —Me puedes decir ¿Qué estás haciendo? ¿Acaso te quieres morir sin antes luchar? —fueron las primeras palabras de Jeff, su médico —Te pedí que te cuidaras, que no hicieras esfuerzos y mucho menos que te sometieras a un estrés innecesario, eso no te va a ayudar. —Lo sé y entiendo lo que me dices, pero hay cosas que necesito aclarar antes de que sea demasiado tarde —respondió Jonathan, aunque cansado en su corazón sabía que esta era su última esperanza y de no lograrlo Querida estar seguro de que Amy estuviera protegida en especial de su familia que nunca aceptó su relación y si el no lograba vencer ese cáncer se irían en contra de ella.—Sabes bien que no estoy de acuerdo con lo que haces yo aparte de ser tu médico también soy uno de tus amigos y dudo que en algún momento Amy esté de acuerdo con todo esto. —Es un riesgo que debo correr prefiero su odio y su desprecio a su lástima eso no lo podría
Amy por su parte pasaría las siguientes horas junto a Keith para que él pudiera conocer en persona los tres lugares que ella había preparado según las indicaciones que le había dado los días en que hablaron por teléfono, y aunque él trataba de usar todos sus métodos de conquista durante esas horas la verdad es que Amy simplemente no los notaba, en sus planes en esos momentos no estaba ser la mujer de nadie sino ser ella misma, libre y sin compromiso y tal vez esa situación producía un magnetismo especial para Keith, la mayoría de las mujeres sin importar la edad casi se le ofrecían y Amy en realidad estaba totalmente ajena a cualquier insinuación por muy obvia que esta pareciera ella sólo se dedicaba a hablar del lugar, el espacio de las oficinas y darle las ideas de como ese lugar podría funcionar, así fue como visitaron los tres edificios y había uno en especial que tenía solo 3 pisos un buen estacionamiento y además y como un almacén desocupado justo a la par donde podría instalar
Amy llenó los papeles de la oferta y después se despidió de las chicas y se fue junto a Keith quien en su mente ya estaba listo en la cama junto a ella. Llegaron a un hermoso y elegante restaurante francés era obvio que cuando Keith quería conquistar una mujer tenía su técnica, aunque no la usaba muy seguido por lo general se dejaba seducir, pero Amy tenía algo especial y no podía quitarle los ojos de encima no sabía bien todavía y no lograba entender que poder ejercía esa mujer sobre él, pero era claro que su indiferencia hacía que sus deseos aumentaran. En el restaurante Amy recordó alguna vez sus clases de francés y pudo ordenar sin ningún problema algo de la comida en el menú y como toda una dama hasta entregó el menú con un “Merci” —¿Hablas francés? —preguntó impresionado Keith. —Hablo un poco, aparte de inglés y el español obviamente —respondió Amy con toda tranquilidad como si fuera algo natural. —Creo que eres más interesante de lo que jamás imaginé… por favor quiero
Esa día antes de llevar a Jonathan a la clínica ambos pasaron a su oficina para firmar todos los documentos necesarios y proteger a Amy de su familia en caso de que eso fuera necesario, él sabía muy bien que tanto sus padres como su hermano jamás habían aprobado esa relación y harían de todo para quitarle su dinero si a él le llegara a pasar algo así que sin que nadie lo supiera hizo un testamento nombrando a Amy como la heredera universal de sus bienes, compró la oficina de propiedades donde ella comenzaba a trabajar con un nombre anónimo y puso a alguien al frente que solo estaría de manera ocasional, a pesar de su enfermedad había seguido cuidando los pasos de Amy en cada momento sólo que ella jamás lo supo, incluso habló con un conocido para que patrocinara su blog y ese fue el impulso para que Amy recibiera más ofertas. Ahora haría todo lo posible por recuperarse pero si no lo lograba sentía que sin importar lo que pasara ella estaría segura además que pensaba que para poder
Keith llegó a su departamento y miró alrededor ese lugar perfecto aunque frio pero elegante con una sala donde al parecer jamás se movía un cojín, con cuadros originales abstractos que decoraban las paredes como si se tratara de un museo contemporáneo, ese lugar que había sido tantas veces el testigo de sus noches de pasión con cada mujer que quiso y que había pensado toda la tarde que disfrutaría como siempre pero esta vez con Amy, desde que la vio no pudo evitar ese pensamiento, era perfecta para él, joven pero no una muchachita que lo usaría para sacarle dinero, culta, inteligente, muy guapa, profesional y lo mejor estaba sola justo desde esa mañana, tenía todas las cualidades que buscaba en una mujer, era simplemente perfecta con ella si podría presentarse en cualquier evento de sociedad y nadie diría de él que es un “Sugar Daddy” pero lo que la hacía diferente a cualquier otra mujer era que no había caído en sus insinuaciones y ahora no estaba en su cama y si bien tenía sus táctic
A la mañana siguiente como cada día Amy llegaba a su trabajo esta vez luciendo un hermoso traje dos piezas color azul, impecable de pies a cabeza y aunque las miradas de muchos se clavaban en ella, por alguna razón que no entendía esa libertad no le sabía a libertad sino más bien a soledad. Antes del divorcio, aunque separados aún era una mujer casada, ahora ya no y por más que trataba de pensar en que era lo que ambos querían algo en su corazón que no lograba entender le decía que eso no estaba bien. Por meses pensó en que su amor no existía y ahora no sabía cómo manejar esos sentimientos quería dejar de pensar y preocuparse sólo en ella, pero no sabía bien cuál sería su rumbo. Cada vez que se miraba al espejo sabía que ni siquiera podría tener un hijo después de su segunda perdida debió someterse a una operación que la dejaría marcada así para siempre de pronto recordaba el dolor y el vacío de no poderse realizar como madre. Durante esos días todo había sido tan extraño ambas vec
Amy hizo la llamada para ponerse de acuerdo con el vendedor del edificio que Keith quería comprar y arreglar la fecha del cierre mientras él disimuladamente le tomaba una fotografía con su teléfono para después enviársela con un mensaje a Liz “Te quiero coger vestida y peinada así esta noche en mi departamento” en menos de un minuto recibió la respuesta que esperaba “Será como tú quieras” leyó el mensaje mientras esbozaba una sonrisa. Aunque Liz aún no se reponía de todo lo vivido la noche anterior ya que como nunca Keith la hizo suya esa noche no sólo hubo deseo y pasión sino más que cualquier otra cosa podía sentir su rabia, sus pechos aún estaban adoloridos por la forma en la que los mordió de hecho hasta un par de moretones tenía, pero nada importaba él la necesitaba nuevamente esa noche. Liz simplemente estaba dispuesta a ser suya una vez más y todo lo que él quisiera, quería tener un hijo suyo sin importar el precio que debía pagar, en qué momento y por qué se enamoró de
Ese café junto a Keith fue extraño por primera vez Amy se sentía realmente fuera de su zona de confort, y después de hablar un rato de cosas sin mayor importancia él finalmente le hizo la propuesta de auspiciar su blog además de pedirle que escribiera también para el periódico y la revista, tal vez algo pequeño cada semana, incluso le ofreció una oficina en ese nuevo edificio que ahora tendría, era claro que quería tenerla cerca y por más que Amy trató de evadir el tema no le quedó otra que aceptar pensando que así podría volver a su trabajo.Amy se sentía muy incómoda en el club, por mucho tiempo Jonathan y ella solían ir a ese lugar y ahora la veían acompañada de otro hombre, le costaba creer que era una mujer libre y que nadie debería hablar de ella al fin y al cabo él se fue de la casa, él le pidió el divorcio, él la cambió por una mujer más joven, era como si en su mente y en su corazón estuviera convenciéndose de que nadie debería pensar mal de ella por estar sola con otro hombr