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Acepto dejarte
Acepto dejarte
Por: Yasmingch1
Capítulo 1 - Acepto

Divorcio… bendita o m*****a palabra que jamás viene a la mente ni al corazón cuando decimos “Si… Acepto”

Hoy preparo mi ropa la que mejor me queda y que elegí especialmente porque la ocasión lo amerita para llegar con el juez a firmar esos papeles, me preparo con una hora al salón de belleza, uñas y maquillaje casi igual como el día en el que dije “Si… Acepto” sólo que hoy no hay un vestido blanco  sino un traje elegante dos piezas color rojo con un buen escote, si hubiese un toro cerca debería salir corriendo en estos tacones de aguja que podrían ser un arma mortal si lo quisiera, llevamos varios meses donde no nos hemos visto, todo ha sido a través de abogados y me propuse el día que él me dejó que la próxima vez que me viera se arrepentiría del mujerón que está dejando ir, eso es lo que me digo cada día si lo siente o no así mi corazón es otra cosa.

No sé qué pasó, en qué momento nuestra relación desapareció después de 10 años ambos perdimos tal vez el interés, ese momento en que me di cuenta de que si no me tocaba ni me pedía hacer el amor ya no importaba o tal vez me sentía mejor así después de lo vivido, que nuestras tarjetas de navidad de pronto dejaron ser de los dos y cambiaron por unas compradas en la tienda totalmente impersonal, donde caminar de mano dejó de ser una costumbre y donde aprendí tristemente a caminar sola, aprendí a comer sin su compañía y al mismo tiempo él también sin la mía, lo sé, es culpa de los dos yo también debí decir o hacer algo pero como dicen por ahí la costumbre se hizo más fuerte que el amor y me acostumbré a la soledad así que cuando comenzaron las excusas para no llegar a dormir aunque dentro de mi sabía bien cuales podían ser las razones simplemente no hice nada, hoy estoy aquí porque con esta firma también acepto mi culpa en esta historia porque fallamos los dos, ojala ambos encontremos en algún lugar lo que algún día creímos podíamos construir juntos aunque al parecer él ya lo encontró.

Quería tener hijos y cuando sufrí la perdida por un aborto espontaneo sentí mucha culpa, y no fue la única vez ya después poco a poco comenzó el distanciamiento y en más de una oportunidad escuché “De seguro la del problema eres tú” pero debo reconocer que esas palabras jamás vinieron de él, más bien de la familia de Jonathan mi suegra y mi cunada son un par de brujas de esas que hay que temer, lo dijeron  cada vez que las vi que me convencí y hasta creí que era yo la culpable y pensé una y otra vez «de seguro hice más de lo que debía» y sin ni siquiera investigar lo acepté… tal vez ese fue el comienzo de nuestra separación sentirme culpable y aceptar esa culpa sin buscar ayuda aunque debo reconocer que él jamás me culpó y que incluso me defendió frente a su familia tanto es así que desde la última discusión no volvieron a vernos ni siquiera para insultarnos o mejor dicho insultarme.  

Después de la partida de Jonathan sentí ese lugar al que siempre le llamé nuestro hogar tan grande y vacío pero muy pronto me acostumbré tal vez mucho antes de lo que jamás imaginé, lo difícil era ahora lidiar con las amistades, las amigas mujeres con pareja dejan de invitarte, ya pasas a ser motivo de peligro para ellas, otras que están solas sólo quieren divertirse y yo… ya no sé ni lo quiero o mejor dicho sí sé, quiero que Jonathan se arrepienta de dejarme ir… no porque lo ame… creo, imagino que ya no, eso me digo cada día sin saber si es o no verdad o mentira… tal vez por amor propio o simplemente por orgullo. 

En estos meses bajé bastante de peso, comí sano, hice ejercicio, me preocupé de mí, cambié mi color de pelo por un castaño claro, los anteojos por lentes de contacto, todos siempre me decían lo lindos que eran mis ojos pardos y que nadie podía apreciar tras esos lentes gruesos, aprendí a maquillarme nuevamente volví a preocuparme de mi y hoy con 35 años cuando vuelva a casa seré por fin una mujer libre. 

Me miré al espejo mil veces o tal vez mas antes de salir de casa, esta vez sería diferente, no habrían invitados no habría fiesta ni tampoco lanzaría el ramo ni cortaría el pastel, pero si aceptaré el ser libre de una buena vez… aunque no se si es eso lo que quiere este traicionero corazón. 

Llegué a las oficinas del abogado, estacioné mi carro, respiré profundo y volví a mirarme al espejo, de pronto sentí deseos de llorar y mucha tristeza, no por perder a Jonathan sino por la muerte de un sueño que en un momento de mi vida pensé sería para toda la vida en especial cuando dije “Si… acepto” por primera vez.  

No había marcha nupcial mientras caminaba a la oficina sino un silencio y el sonido de mis tacones tipo aguja, no iba del brazo de mi padre esta vez caminaba sola, pero aprendí a pisar fuerte, llegué a la puerta de la oficina, respiré profundo, cerré los ojos por un segundo y abrí.  

Dos secretarias, Jonathan, Esteban su abogado y amigo de muchos años junto a mi abogado se encontraban ya listos esperando por mí en la recepción de la oficina, no pude evitar una suave sonrisa que era más que evidente en ese lápiz de labios tan rojo como mi traje, Jonathan trató de hacerse el idiota y no verme, pero era claro que mi escote y mis piernas con ese traje justo sobre la rodilla lo pusieron más que incomodo aún más tras recibir las miradas que decían “Hay que ser bien bruto para perder esta mujer”  

***

—Buenos días —dijo con tono firme y muy segura, sabe bien que preparó esas dos palabras muchas veces en todos los tonos posibles y fue tal como lo quería.  

—Buenos días, Amy —dijo su abogado acercándose a ella en ese momento para darle la mano —¿Estás lista? —preguntó después.  

Sólo asentó con la cabeza y sonrió mientras caminaba hacia la oficina donde firmarían los papeles del divorcio… dijo —Buenos días, Jonathan, te vez cansado ¿Todo bien? —aunque dentro de ella de verdad no era preocupación lo que sentía… si quería que se viera así lo reconocía y peor si hubiese sido posible, en su último año de matrimonio cuando las cosas se terminaron de enfriar ella sabía bien que le pidió que buscaran ayuda pero Amy imaginó que al mismo tiempo prefirió buscarse a otra, aunque ya tiene 38 años la cambió por una jovencita porque tal vez ella le brindaba la juventud pero ahora Amy veía que en ese proceso le exprimía la que a él le quedaba y mirándolo bien se ve hasta peor que cuando estaban juntos. Amy pensó al verlo «se nota que las noches de desvelo y fiesta le están pasando la cuenta hasta podría sentir que está enfermo y eso no es lo que yo quería para él» Amy cerró los ojos por unos momentos como para tratar de convencer a sus corazón y también a ella misma  «Hoy quiero que sienta que ha cometido un error no porque aún lo ame… aunque no este segura de mis sentimientos, maldito corazón traicionero, quiero creer que nuestro amor murió hace ya mucho al menos es lo que quiero pensar y que si algo quedaba en mi corazón debió terminar de desaparecer el día en que se fue de casa… hoy quiero que me vea bien, fuerte y empoderada como mujer no por amor a él sino por amor propio…» eso se decía una y otra vez tratando de convencer a su corazón que no pensó se sentiría de esta manera al volver a verlo, era como si las emociones le estuvieran haciendo un juego sucio.  

Entró a la oficina y se sentamos juntos en ese escritorio que sólo tenía los papeles que  marcarían un antes y un después además de unos lápices, ella respiró profundo sonrío un segundo para que él notara su sonrisa en ese lápiz labial rojo que imaginó ya no le gustaba en ella pero no dudaba que en su nueva novia si le gustara, cruzó las piernas sabiendo bien que Jonathan no podría evitar mirarlas aunque quiera, esos zapatos con tacones que la hacían 3 pulgadas más alta eran el complemente perfecto para ese traje, ella sabía que no dejaba de mirarla y no era el único que quedó así con ese escote que no mostraba todo pero que hace su trabajo a la perfección.  

Tomó ese lápiz y esta vez su firma era el “Si…Acepto” esta vez ese acepto significaba sólo una cosa… Aceptaba que de ahora en adelante era libre, aceptaba que ya no usaba más su apellido sino el de ella, aceptaba que estaba sola pero que era independiente, aceptaba que nunca más le permitiría a ningún hombre la hiciera sentir que no existía, aceptaba que era tiempo de comenzar a vivir, aceptaba dejarlo ir. 

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