CAP 3- HOSPITAL

ELIZABETH

Entramos al lugar que es tan reconocido para mí, saludo a todos ya que me conocen y sigo mi camino hasta llegar a recepción.

—Liz, hola — me saluda Scarleth, la recepcionista y mira al Diablo con interés

—Hola Scar —su mirada enojada me hace reír

—Deja de llamarme como el tío de Simbad —suelto una carcajada y ambos me imita

—¿Y cómo te va con tu galán? —indago una vez nos hemos calmado

—Pues ya no tengo galán —dice en tono triste, eso me sorprende y ella ve la duda en rostro —Me salió con que no quería que trabajara, que una mujer debe estar en casa y ocuparse del esposo y los hijos —para cuando ella deja de hablar mi cara debe reflejar rabia y odio ante lo que me contó

—Es un idiota — habla el Diablo — Las mujeres tienen derecho a trabajar, a ganar su propio sueldo, a sentirse organizadas igual que nosotros, a ser independientes y no se la esclava de un hombre machista e imbécil — beso al Diablo y el me abraza

—Ay, ojalá ese idiota hubiera pensado así —hace un puchero

— Diablo tiene razón... no estamos en la edad de piedra — asiente en acuerdo —Que imbécil —

—Estúpido — me sigue la corriente

—Infeliz — continúo

—Desgraciado —

— Machista —

— Y guapo — dice, yo rio —Muy guapo —

—Lo sé — reímos una vez más y chocamos las manos, Diablo solo rueda los ojos — Vamos a ver a Yaela — asiente

—Es hermosa, hoy estuvo comiendo helado —

—Ustedes que le dan todo lo que pide — da una sonrisa inocente y ruedo los ojos

—Voy a comprar unos sanduches y comida para comer allá — asiento a el Diablo y luego de un pico nos separamos

Luego de eso me dirijo a los ascensores y entro, en el altavoz está sonando Diamonds de Rihanna, así que la canto aprovechando que estoy sola, me recuesto en la pared y cierro los ojos respirando profundo, escucho como el ascensor se detiene y las puertas se abren, pero sigo en la misma posición.

 Pasan varios segundos en los que me sorprende que quien haya subido no haya dicho nada, o saludado y abro los ojos.

Mala idea.

Ante mi esta un hombre de cabello castaño oscuro, alto, bien alto diría yo, por su complexión física noto que hace ejercicio, sus brazos están cruzados y lleva unos lentes oscuros, tiene un corte de barba estilo candado y sin ninguna timidez lo repaso entero.

Guapo.

Sexy.

Elegante.

Lleva un pantalón oscuro, una camiseta blanca que se amolda muy bien a sus músculos y una chaqueta negra de cuero, su cabello está despeinado, pero eso no hace que se vea mal, de hecho, todo lo contrario, él se ve muy bien.

—¿Terminaste de verme? — lo escucho hablar

¿Cómo reaccionarias ante esa situación?

¿Te pondrías tímida, te sonrojas, titubeas, o simplemente te quedas callada por la vergüenza?

—Pues no es mi culpa, tu das mucho para ver —respondo — Y de la buena forma —

Yo no soy así.

No soy tímida.

—Veo que no eres tímida — sonríe de lado alzando una ceja

—¿Por qué serlo? — pregunto —La vida es corta, para no hacer lo que uno quiere — el ascensor anuncia mi piso —Adiós guapo — le guiño un ojo y salgo

—Adiós guapa — lo escucho decir antes de que cierren las puertas

Dejando atrás al hermoso hombre que acabo de ver, voy donde mi hermanita y con una sonrisa entro a su habitación, ella está dormida, así que en silencio.

Pongo mi sábana en el sofá, luego mi bolso, y procedo a ir al baño a cambiarme de ropa, cepillo mis dientes y me hago un moño alto para dormir, me acuesto en el sofá y saco mi celular para jugar Desing Home. Diablo regresa y comemos, luego me acurruco en sus brazos mientras conversamos, no sé cuánto tiempo pasa, pero me quedo dormida. Una risa me despierta y veo a Yaela sonriéndome, me levanto y la abrazo despacio y beso su cabecita.

—Viniste — dice emocionada y mira al Diablo —Tu igual —

—Cómo cada noche bella — me abraza de nuevo y hace una queja de dolor cuando me aprieta, la insto a soltarme y la recuesto en la cama

—¿Te duele? —indaga el Diablo —¿Hoy fue muy doloroso? — acaricia su cabello

—Hoy casi no dolió — susurra y suspiro relajándome, solo un poco — Quiero pedirte un favor —

—Claro, lo que quieras — su sonrisa se ensancha y habla

Cualquier cosa, menos eso.

—¿Por qué pides eso Yaela? — me quejo — Sabes que es casi imposible, ¿verdad? — indago llena de preocupación

Su mirada de tristeza me ve fijamente y mi corazón se aprieta. Suspiro.

—Hermosa, tú sabes la enfermedad que tienes, y que cualquier cosa puede hacerla empeorar ¿verdad?— ella asiente — Por lo tanto, no puedes salir de aquí Ela — su labio inferior sobresale y empieza a temblar — No, no llores — se tira a mis brazos

—Estoy cansada de estar aquí, han sido muchos días. Lo único que quiero es estar en la playa, por favor — ruega

Yo también quiero ir a la playa con ella, yo también quiero meterme al mar y jugar con ella, hacer castillos de arena, comer helado, ir a navegar en los botes...Pero no se puede, tengo miedo que empeore, de que se ponga mal, o algo.

Jamás me lo perdonaría.

Y seguiremos con la parte de esta historia en el siguiente cap, espero les esté gustando mucho.

Me laegra demasiado de que ya conozcan a la hermosa Yaela, ella es una niña llena de amor, y de ternura a la cual la vida le ha dado lo peor.

Pronto conocerán muchísimo más sobre estas hermanas.

Gracias por leer y no se olviden que lso espero en mis redes sociales, estoy como: Genemua.Libros

Adios, nos leemos despues.

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