ELIZABETH.Ya va una semana desde que Ela entró a clases y he estado preocupada. Según lo que Ela me contó es que esas niñas de las cuales me habló Amy atacaron a mi niña y es por esa razón que hoy me bajaré del auto y Ela me mostrará quienes fueron. Lo primero que noto al bajarme del auto es que un grupo de madres afuera de la escuela conversando, a parte que por su vestimenta toda de gimnasio me hace saber que son de esas fitness, no queriendo juzgarlas sin conocerlas me armo de valor y camino junto a mi niña de la mano, saludo a las señoras y entro a la escuela para ir directo a la oficina de Amy.Al verme de inmediato se acerca a mi a preguntarme que sucedía, le expliqué la razón y ella me sorprende diciéndome que afuera están las madres de las niñas.¿Serán las mismas mujeres a las que salude que ni si quiera me devolvieron el saludo?Ela va a su aula ya que la campana suena y con Amy vamos hacia afuera donde están las mujeres, no pierdo detalle en la manera en que sus ojos me e
ELIZABETH.Lo dije.Lo dije.Con el puño de mi mano apreto mis párpados con furia ya que siento que estoy a punto de derramar lágrimas.—¿El? — La voz de Diablo llega hasta mi pero lo ignoro —¿Ela? — cuestiona ya que no la ve alrededor—Se durmió — es lo que respondo y bajo mi cabeza para ponerla entre mis manosSiento sus pasos entrar al lugar y la cama moverse a mi lado sus brazos me rodean, pero me niego a dejarme ir en llanto.—¿El? — no hablo —¿Qué sucede? — cuestionaMe quedo en silencio por varios segundos mirando a la nada mientras Diablo espera pacientemente que hable. Suspiro.—Se me salió — es lo que digo, pero sé que Diablo no me entiende — Dije en voz alta que Ela es mi hija — respira con fuerza y sé que está igual de sorprendido que yo—¿Ela te escuchó? — indaga—No, fue a unas madres que se burlaron de ella y a quien golpeé ——¿Golpeaste a una mamá? — asiento —Bien hecho — me felicita, lo cual me hace soltar una risa — Nadie se burla de Ela — asiento—Me sacó de casill
NICKLlego de nuevo a la estación, no tengo ánimos para nada, solo me dejo caer en el sofá en mi oficina y miro hacia un punto indefinido, por mucho tiempo. La verdad no me interesa si pasan segundos, minutos, u horas, solo me quedo sumergidos en maravillosos recuerdos que tuve con el amor de mi vida, que ya no está.“ —¿Quieres hijos? —sus ojos me miran de forma muy abierta y notando la sorpresa en ellos—¿Qué fue lo que dijiste? —indaga en un susurro casi audible—¿Qué si quieres hijos? — noto como se sonroja y su mirada baja—Si — casi no le oigo, pero mi pecho se llena de alegría al saber que ambos deseamos lo mismoNos encontramos desayunando en la cocina de mi departamento, luego de haber pasado la noche juntos por primera vez, recién llevamos tres meses en una relación y casi vive aquí, solo se va ciertos días para descansar.Es que aquí, no durmió mucho.Si, es exactamente lo que están pensando.Me acerco a Callie y ella sonríe, la imito haciendo girar la silla y me meto entr
LIZ.DOS MESES DESPUÉS.Camino segura en medio de lo que yo llamo mi familia, unos están revisando las cosas para esta noche, otros cocinan y ríen, otros estan en sus teléfono y otros conversan solamente. Somos una familia. Esta es mi familia. —Reina — me giro al escuchar mi apodo — Ven, te necesitamos — sonrío — ¿Qué sucede Diana? — pregunto a mi mejor amiga — Sabemos que esta noche es el atraco, así que queremos ayudar — asiento y la miro Diana es una chica bastante hermosa, su piel es bronceada, su cabello es afro y grande, para mi es hermoso, su cuerpo es voluptuoso, sus ojos son color miel, su nariz es pequeña y sus labios son gruesos y eso solo la hace perfecta para la distracción en varias de nuestras vueltas. Ella sabe manipular, leer a las personas y manejarlas a su antojo, en lo personal ella es un arma muy peligrosa y muy valiosa a la vez. Ella sabe de lo que es capaz y es por eso que conectamos de inmediato. Cuando conocí a Diana teníamos 17 años, no sabíamos a don
LIZ. Maldigo. Miro alrededor y odio estar en este lugar, no veo escapatoria, una alternativa, o una esperanza para salir de aquí e ir con Yaela. Yaela. Si me encierran no podré ayudarla con su enfermedad, no podré estar ahí si pasa algo, no estar ahí cuando necesite un abrazo un consuelo, o que simplemente le cante para dormir, pensar en ella me hace llenar los ojos de lágrimas y es ahí que empiezo a llorar. Yaela. Prometo que haré lo que pueda para cuidarte y estar ahí. La puerta se abre y aunque levanto la mano para secarme, resoplo cuando las esposas me lo impiden, con el hombro trato de secar mis lágrimas y nariz, espero calmarme un poco para después ver a la cucaracha que me atrapó y me hizo caer al suelo, cuando levanto el rostro y miro quien es me paralizo. No puede ser. Al parecer él se asombra también de verme, pero se recompone de inmediato y se sienta frente a mi, me mira por unos segundos y yo a él, no sé qué está pensando, pero lo que yo pienso es que este hombre
NICK.—Te necesitamos— al oír mi nombre rápidamente voy a la sala de reuniones donde Warren me ha llamado, al entrar veo a algunos de mis compañeros ahí, los saludo con un asentimiento de cabeza y me sientoMientras esperamos a Warren pienso en el motivo por el cual nos ha llamado.¿Qué será?¿Habrán encontrado a los asesinos de mi esposa?¿Habrá un nuevo caso?¿La banda atacará de nuevo?¿Qué será?¡¿Qué?! Warren entra y trato de no gritar cuando veo que lentamente acomoda sus papeles, laptop y demás cosas, trato de contenerme para no hacer preguntas, porque no quiero parecer desesperado, así que saco mi teléfono y le escribo a la chica de la florería.“Cena, hoy” 12:23“¿Quién eres?” 12:24“Me diste tu número, dijiste que no querías matrimonio, solo un momento” 12:24“Ohh, el hombre suculento de las flores para el aniversario de su matrimonio”12:25“Nos vemos en el restaurante “Sabor” 12:25“Lo gozarás” 12:25“No me gusta la impuntualidad, nos vemos a las 8:30” Dejo el teléfono a
LIZ.No puedo creer que tenga una niñera.Resoplo al salir del lugar con él, miro alrededor y no dice nada, así que me acerco al policía que va a estar a cargo de mi.—¿Cuál es tu auto?— cuestiono molesta—Ya nos vamos, debes esperarme— —No lo puedo creer— susurro— Yo tampoco lo deseo, pero no dejaremos a una delincuente suelta, además hicimos un trato— ruedo los ojos—Solo apúrate— digo y esperoPasan diez minutos en los cuales me muero de desesperación, la banda sabe que no tiene que llamarme, caí en manos de la policía, llamarme sería un gran error ahorita. Pienso también en el Diablo, él no me defendió, él me abandonó, aunque un lado de mi no lo quiere creer, lo defiende.Tal vez tuvo una buena razón para irse. ¿No?Si, claro.Niego con la cabeza alejando esos pensamientos y dándole un voto de confianza al Diablo, él no me abandonó, él no huyó, él tuvo que irse, algo sucedió, jamás me hubiera dejado ahí.—Listo, vámonos— lo sigo hasta que llegamos a un auto negro clásico—¿Es en
NICK. Llego a la estación y todos me ven, por un momento pienso si es porque no me peine, o tengo alguna mancha en mi ropa, la reviso y noto que todo está bien pero aún tengo las miradas sobre mi, Elizabeth pasa a lado mío y saluda a todos de forma general y ahí entiendo porque las miradas, ella viste un short blanco, un top rojo y una chaqueta de cuero, hoy decidió llevar el cabello suelto y eso la hace ver como una rebelde sexy. Noto como algunos de mis compañeros la miran de abajo hacia arriba y sin importarme que pensarán, la cubro con mi chaqueta y la entro a mi oficina. —¿Por qué vino vestida así? — indago tratando de no verla porque no soy de fierro —Es la ropa que normalmente uso — responde —En el hospital no estaba vestida así, estaba más cubierta— ella se encoge de hombros y me mira —Es un hospital, ni modo que vaya vestida como una zorra — toma asiento en el sofá —Hay códigos de vestimenta poli— me guiña un ojo y miro a otro lado —¿Nunca te ríes? — cuestiona —No—