Gracias por leer.
ElizabethLos días que siguieron a la captura de Cuadrado fueron un torbellino de emociones. Sabía que había hecho lo correcto, que entregar a Cuadrado era necesario para desmantelar lo que quedaba de la organización del Diablo. Pero la verdad era que mi corazón se había vuelto más pesado con cada decisión que tomaba. Sentía que el abismo entre el pasado y el presente se estaba ensanchando, y con cada paso que daba, perdía más de lo que alguna vez me había importado.No había sabido nada de Nick desde aquella noche en la que había empacado sus cosas y se había marchado. A pesar de todo lo que había sucedido entre nosotros, una parte de mí esperaba que, de alguna manera, él regresara. Pero sabía que ese era un deseo vacío, una esperanza desesperada que solo prolongaba mi agonía. La realidad era que había perdido a Nick, y con él, la vida que habíamos comenzado a construir juntos.Una mañana, después de una noche inquieta, me desperté con la decisión de que necesitaba verlo una última ve
ElizabethEl plan estaba trazado, las piezas estaban en su lugar. Todo lo que habíamos trabajado durante tanto tiempo estaba a punto de culminar en una operación que pondría fin a la organización del Diablo de una vez por todas. La redada que habíamos planeado no solo desmantelaría su imperio, sino que también cerraría uno de los capítulos más oscuros de mi vida.Desde la conversación que tuve con Nick en el parque, algo dentro de mí había cambiado. Sabía que la vida que habíamos soñado juntos ya no era posible, pero también sabía que tenía que seguir adelante. No podía permitirme hundirme más en la desesperación. Lo que había hecho, las decisiones que había tomado, no podían ser deshechas, pero podía hacer algo más: podía terminar lo que había comenzado.El día de la redada comenzó como cualquier otro, con una sensación de normalidad que era casi surrealista dada la magnitud de lo que estábamos a punto de hacer. La comisaría estaba llena de actividad, con oficiales preparándose para l
ElizabethHan pasado dos años desde que la vida que conocía se desmoronó. Dos años desde la redada que puso fin al reinado del Diablo, desde la pérdida de Ela y desde que Nick y yo nos separamos. Aunque el dolor nunca desaparece del todo, he encontrado una forma de seguir adelante, de reconstruir lo que quedó después de la tormenta.Mi vida ha cambiado de formas que nunca imaginé. Después de la operación encubierta que acepté, me encontré inmersa en un trabajo que me dio un propósito renovado. Empecé a colaborar con una organización que lucha contra el tráfico de personas y otras formas de abuso, utilizando mis habilidades para proteger a los más vulnerables. Es un trabajo que me ha desafiado, pero también me ha ayudado a sanar.He formado nuevas amistades, he aprendido a vivir con mis decisiones y, poco a poco, he construido una vida que, aunque diferente a la que una vez soñé, es significativa.Una tarde, mientras revisaba unos informes en mi oficina, escuché un golpeteo suave en la
Elizabeth—Ela es parte de nosotros, y siempre lo será —repitió Nick con suavidad, su voz estaba cargada de amor y gratitud por la vida que estábamos construyendo juntos.Lo miré, sintiendo cómo el calor de sus palabras llenaba los vacíos que habían estado presentes en mi corazón durante tanto tiempo. Este año había sido una montaña rusa de emociones, un viaje lleno de altibajos, pero estábamos aquí, más fuertes y más unidos que nunca.—Sí, siempre lo será —respondí con una sonrisa que reflejaba la paz que finalmente sentía.Nick me besó en la frente y luego me tomó de la mano. Juntos, salimos de nuestro departamento, listos para enfrentar lo que el día tenía reservado para nosotros. La fiesta que habíamos planeado era pequeña, pero significativa, con solo nuestros amigos más cercanos, aquellos que habían estado con nosotros en los momentos más oscuros.Mientras caminábamos por las calles de la nueva ciudad que ahora llamábamos hogar, me sentí llena de esperanza y emoción por el futuro
— ¿Y tu hermana? — esa pregunta me toma por sorpresa—No tengo ninguna hermana — respondo mirándolo seria, él sonríe— Pues no es lo que dice, nuestra base de datos—tira una carpeta frente a mí, la miro y luego a él —Ábrela —ordena, lo hagoNo puede ser. En la hoja aparece una foto de mi Yaela, también una hoja llena de información de ella y para mi sorpresa también hay una foto—Yaela Ramírez —menciona —Tiene seis años de edad, y hace tres años le detectaron una grave enfermedad ... —— Cáncer de pulmón — completo por el— ¿No que no tenías hermana? — levanto la mirada y su sonrisa me confirma mi metida de pata—A ella, no la tocas — siseo furiosa, él resopla con autosuficiencia—Tenemos el poder, y si tu no cooperas, podemos hacer que tu hermana... ——No —digo de inmediato, porque se a lo que se refiereÉl sonríe con triunfo, mostrando que me tiene donde quería, festejando que no tengo escapatoria, que estoy entre la espada y la pared, que a pesar de que luche, huya, pelee... Ellos
ELIZABETH. Tomo una copa de la charola que el mesero pasa por mi lado, la bebo y degusto el delicioso sabor burbujeante de esta maravillosa bebida, converso con varias personas hasta que me pongo en su campo de visión.Mientras entablo una plática interesante con una rubia de mí misma edad, noto como no deja de mirarme, así que pongo el cabello detrás de mi cuello para atraerlo más, sigo conversando con la chica que me informa que en este lugar hay tres millones de dólares, guardados en la habitación, donde se cuentan para luego llevarlos a la bodega, le hago saber que eso es impresionante y él llega a mí.—Hola —saluda a ambas y la rubia, sonríe para después retirar con una despedida dirigida a mí, a la cual correspondo con gusto—Hola — le digo una vez estamos solos—¿Eres nueva por aquí? —indaga recorriendo con sus ojos mi escote—No, vine la otra vez que subastaron el yate — sus cejas se levantan en sorpresa— ¿Cómo así no te vi? — cuestiona —Jamás perdería ese rostro de mi vista
NICOLAS SMITH Llego al recinto hecha una furia, voy directo a mi oficina, sin hablarle a nadie, los ignoro a propósito, ya que saben que cuando estoy que reviento, lo mejor es no molestarme.No puede ser. Me encierro en mi espacio y tiro a la pared el vaso de café que compré, mi respiración agitada hace que mis hombros suban y bajen de vez en cuando, siento como la adrenalina corre por mi cuerpo y es ahí cuando exploto.Tiro los papeles de la mesa, tiro la silla, pateo el bote de basura, vuelco el escritorio, el archivador, como es muy pesado, saco cajón por cajón y los estrello en la pared haciendo un gran caos. No me interesa si me escuchan mis compañeros de trabajo, lo que deseo es destrozar todo, hoy debía ser el día que los atraparía, pero no.Se escaparon. Se escaparon. Por años he buscado a “La banda” una de las organizaciones más delictiva y peligrosa del país, se especializa en robo, y siempre que los tengo en la mira, se me escapan, dejándome como al inicio. Debo atrapar
ELIZABETHEntramos al lugar que es tan reconocido para mí, saludo a todos ya que me conocen y sigo mi camino hasta llegar a recepción.—Liz, hola — me saluda Scarleth, la recepcionista y mira al Diablo con interés—Hola Scar —su mirada enojada me hace reír—Deja de llamarme como el tío de Simbad —suelto una carcajada y ambos me imita—¿Y cómo te va con tu galán? —indago una vez nos hemos calmado—Pues ya no tengo galán —dice en tono triste, eso me sorprende y ella ve la duda en rostro —Me salió con que no quería que trabajara, que una mujer debe estar en casa y ocuparse del esposo y los hijos —para cuando ella deja de hablar mi cara debe reflejar rabia y odio ante lo que me contó—Es un idiota — habla el Diablo — Las mujeres tienen derecho a trabajar, a ganar su propio sueldo, a sentirse organizadas igual que nosotros, a ser independientes y no se la esclava de un hombre machista e imbécil — beso al Diablo y el me abraza—Ay, ojalá ese idiota hubiera pensado así —hace un puchero— Dia