ELIZABETH.
Yaela llora en mis brazos y yo me siento la peor, por lo cual yo también lloro, Diablo llega detrás mío y toca mi hombro, lo miro.
—Déjame abrazarla, ya te alcanzo — mi cuerpo tiembla porque estoy reteniendo el llanto fuerte que lucha, golpea y batalla por salir de mi —Por favor, ve y desahógate mi amor — asiento y beso la cabeza de Ela para levantarme e ir al baño
Una vez adentro, bajo la tapa del inodoro y me siento sobre ella y llevo mi mano la boca para que no se escuchen mis gemidos de dolor. Las lágrimas salen sin parar, y mi cuerpo se sacude con las lágrimas, me siento impotente de no poder darle lo que ella quiere y me siento muy mal, tan mal que desearía morir, o tener otra vida donde ella no esté enferma, donde esté sana y pudiéramos ir a todos lados, pero no puedo.
El tiempo que paso ahí es bastante, tanto que ya no me salen lágrimas, mis ojos están hinchados y casi no puedo ver, tengo el rostro con lágrimas secas en él y me duele la cabeza de tanto llorar. Mojo mi rostro y me aseo un poco, salgo del baño y Diablo está arropando a Ela y besa su cabeza, al verme alza levemente la comisura derecha y le sonrío de forma triste.
Ela se quedó dormida llorando.
Eso me duele también y las lágrimas se hacen presentes, Diablo camina hacia mí y me abraza, lloro otro poco en su camisa, mientras susurra palabras de aliento y me reconforta.
—Hola Liz— escucho al doctor entrar y seco mis lágrimas para prestarle atención.
—¿Qué sucede? — nos mira con preocupación
—Quiere ir a la playa — responde Diablo
— ¿Enserio? — indaga el
—¿Podemos hablar afuera, un momento? — miro a Diablo y él ve el miedo en mí, me toma mi mano y caminamos hacia afuera
Que no sean malas noticias.
Que no sean malas noticias.
— Liz — miro a Marcus, el doctor — Yaela ha estado aquí por más de un año —asiento — Si ella quiere ir a la playa, puedes llevarla — mis ojos se abren en sorpresa
—¿Qué? — es lo que pregunto
—Me voy al hecho de que estos días ha estado bien, de que no hemos tenido problemas y creo que se merece un momento en la playa con los que ama —
—Pero, no quiero llevarla a la playa y que algo le pase —
—Lo entiendo, pero también entiende esto — me mira serio — Ella tiene seis años, es una niña llena de alegría, de vida también y lo único que desea es ir a la playa — aprieto los labios en una línea
— ¿Podrías permitir que alguien me acompañe? — indaga Diablo
—Pues, mañana es mi día libre y ahí podemos ir. Si quieren , voy para ver ella esté bien — una sonrisa de alivio escapa de mi
—¿Podrías hacer eso? — indago
— Claro que sí, aprecio mucho a Yaela, y las acompañaría con gusto— sin importarme nada, me tiro a sus brazos
— Gracias, gracias, gracias. No sabes cuánto significa esto para mí— lo escucho reír y me separo de é
— Después del almuerzo salimos, ¿les parece? — propone y asiento
— Muchas gracias Marcus — estrechan sus manos y yo no puedo sentirme más feliz
De repente siento una mano que agarra mi brazo y me hala para girarme, lográndolo, cuando veo quien fue, solo levanto una ceja de forma desafiante y me suelto de su agarre con fuerza.
— ¿Qué rayos quieres Ingrid?— indago
—Aléjate de él— me dice
—Nena, yo no te lo estoy quitando, y si vas a actuar así por cada mujer que se le acerca, perderás la única oportunidad que tienes por actuar como una loca enferma — no dejo que me diga nada y entro a la habitación para cerrarle la puerta en la cara
Ingrid, es una enfermera que ha trabajado aquí desde siempre, ella y yo nos hicimos muy amigas cuando traje a Yaela, luego se alejó de mí al notar que Marcus, el doctor de Yaela me hablaba. Lo cual es idiota, porque de ley me tenía que hablar, ya que tratarla, pero ella no entiende y piensa que cada vez que cruzamos palabras es para citarnos y hablar de nuestra relación invisibles y que solo está en su cabeza.
Yo creo que ella se está obsesionando con él, al principio era tierno, pero ahora solo lo sigue, lo observa sin que él se dé cuenta, y a cada mujer que se le acerca luego la amenaza como acaba de hacer conmigo. Así que creo que ella está mal.
Miro a Yaela, que está en posición fetal, y sonrío al pensar en el día de mañana y lo feliz que estará.
—¿Dormimos? — indaga Diablo detrás de mí y asiento, así que nos acomodamos en el sofá y dormimos.
—Liz, Liz —siento como soy movida pero no abro los ojos, hasta que las sacudidas lo hacen y lo primero que aparece en mi campo de visión es Diablo
—Nena debo ir a dos de las fundaciones y arreglar algunos asuntos — me estiro y bosteza
—¿Pero volverás para la playa? — indago
—Claro que sí, aunque tengo clases en la u, son exámenes finales —me da un pico —Te amo, te llamaré después —asiento y lo veo irse
Aprovechando que estoy despierta, arreglo las sabanas, almohadas y voy al baño a asearme, al salir una hermosa niña llamada Yaela tiene los ojos abiertos.
—¿Si me llevarás a la playa? — me pregunta con sus ojitos llenos de esperanza y a la vez de temor y sonrío
—No— es lo que digo
—¿No?— su cuerpito se empieza a sacudir llorando
— No, porque el doctor Marcus, Diablo y yo, te llevaremos a la playa— se gira de forma rápida que me asusto de que tenga algún percance
—¿En serio? Liz, de verdad iré a la playa?— su emoción es inmensa, que sonrío y beso su frente
—Irás a la playa Ela, irás y te divertirás mucho— ella se tira a abrazarme y aunque tengo terror de que le suceda algo, río y la recibo con los brazos abiertos.
Nos leemos despues.
Media hora después estamos saliendo del hospital, noto a Ingrid que nos sigue hasta la salida y le insto a Marcus para que se despida levantándole la mano, él lo hace y la veo sonreír, así que creo que por ahora le han bajado los celos.
Nos toma unos cuarenta minutos llegar a la playa, el sol está fuerte y cuando bajamos Yaela comienza a correr a toda prisa riendo con verdadera alegría, tomo mi celular y le tomo varias fotos, para después pedirle que se acueste en la arena y descanse mientras arreglamos todo.
Cuando ya está todo, nos sentamos, comemos, luego vamos a navegar en un bote las diferentes islas que hay y al volver, hacemos castillos de arena, nos metemos al agua y disfrutamos y terminamos viendo el atardecer con un helado.
En todo ese tiempo la sonrisa de Yaela no se va y ese día se vuelve el mejor de mi vida, solo verla feliz y sonreír me alegra muchísimo. Luego de eso ella se queda dormida y Marcus y yo regresamos al hospital, la levanto para bañarla y me acuesto a su lado.
—Gracias Liz— me dice con una sonrisa
— De nada princesa— beso la punta de su nariz — Eres lo mejor que tengo Ela, tú eres perfecta y te amo pequeña —sonríe y pone su mano en mi pómulo, cierro los ojos al sentir ese contacto
— Te amo Liz— nos miramos por varios segundos en los cuales ella, después se queda dormida.
Ha de ser muy frustrante estos momentos, cuando tu pequeño que está enfermo quiere ir a algún lugar y tú no puedes.
Para las personas que han pasado por esto, con enfermedades catastróficas en las personas que más aman, dejenme decirles que les respeto muchísimo, ya que no es nada facil.
Mañana tendremos un nuevo cap.
Chao.
ELIZABETH. Abrí los ojos luego de un sueño muy reconfortante y lo primero que hago es revisar que Ela esté bien, reviso que no esté con frío y sonrío al ver que duerme con una sonrisa en su hermoso rostro. La amo con todo mi corazón. Al girarme para volver al sofá doy un grito pequeño cuando una forma humana está mirándome fijamente, pero luego sonrío al darme cuenta de quien es. —¿Desde cuándo estas ahora ahí? — indago bostezando y estirándome —Llegué hace una hora, no quise levantarte — es lo que me responde mientras sus ojos me recorren —Gracias, necesitaba descansar — le doy un beso —¿Cómo fue anoche? — indaga sentándome en sus piernas —Bien, creo que lo de la playa le hizo bien — sonríe — Fue increíble, nos divertimos mucho y ella sonreía todo el tiempo. Fue el mejor momento que hemos pasado desde hace mucho — —Me alegro amor — besa mis labios — Te traje desayuno — sonrío —Que rico — me levanto de sus piernas — Gracias Héctor — le doy una nalgada cuando pasa frente
NICK.Llego a mi departamento y suspiro al sentir la gran soledad que hay aquí. Hace dos años este lugar estaba lleno de alegría, de vida y era mi lugar favorito para estar. Entro de manera lenta, me ducho y me acuesto en la cama, no tengo sueño y solo son las 8:13, pero no veo razón por la cual estar en la sala o haciendo otra cosa. Esa es la rutina que he llevado todo este tiempo, realizo los actos de manera robótica y así es mejor, cuando estoy a punto de quedarme dormido mi mente va a un momento que viví con ella:“— ¡Al fin llegaste! — exclama con entusiasmoLa miró y una gran sonrisa adorna su cara, sus ojos están brillantes, y su semblante es muy muy feliz. Con mi entrecejo fruncido y mirando todo alrededor con extrañeza me acerco a ella, notando las velas que están puestas y encendidas, la mesa tiene manteles, y unas flores muy hermosas también, hay platos puestos y varias bandejas que imagino que contienen la comida, además hay un olor exquisito en todo el lugar e inmediatam
ELIZABETH.Abrazo a Ela luego de que tuvo su sesión de químico, mi princesa está tan cansada que se refugia en mi regazo mientras le cuento una historia que a la misma vez quiero que sea una noticia.—Y la princesa estuvo feliz, porque el príncipe le dio un anillo y le preguntó si quería ser su esposa — a pesar de su cansancio mi pequeña gira su rostro hacia mí y yo la miro, queriendo saber si entendió lo que le dije—¿Eliza, tu…? — sus cejitas se hunden en confusión mientras me percato de cómo analiza todo en su mente brillantePasan los segundo y su expresión de confusión, a entendimiento y luego a asombro me hace sonreír.—Héctor y tú se casarán — se lanza a abrazarme, pero un quejido sale de su bocaDe inmediato la acuno hacia mí y ella sonríe a pesar del dolor.—Ya sabes que no debes hacer fuerzas mi princesa — le llamo la atención. —Lo siento — se disculpa y sus ojitos me ven —Pero, ¿se casarán? — sus ojitos brillan de la intriga y noto como está ansiosa por saber la verdadLa ú
ELIZABETH.Firmo los papeles con una alegría tan inmensa, que siento que se me saldrá del pecho.Ya he llamado a Diablo y él está en camino hacia acá, lo mejor de todo es lo que tenemos planeado para Ela. Mientras nosotros estamos aquí, el resto de la banda están arreglando la Guarida para la fiesta de Ela.Cuando le dije que nos íbamos del hospital, con temor en su mirada me preguntó si era otra vez a la playa, a lo que yo solo sonreí y le dije que íbamos a casa.Ese recuerdo lo tengo grabado en mi mente :“—¿A casa? — susurró con asombro en su mirada e incredulidad en su rostro —¿Ya no volveré? — cuestionó, dejándome ver un atisbo de esperanza en sus ojitos oscuros—No mi niña, no volverás. ¿Sabes por qué? — le pregunto y niega con su cabecita, mis ojos de llenan de lágrimas —Porque eres una guerrera, que venció al maldito cáncer… Te estás sanando mi amor y ya no tienes que estar en este hospital — mi voz se quiebra al final y la abrazo—¿Me estoy sanando? — me pregunta en un susurr
ELIZABETH.Estas dos semanas con Ela aquí han sido maravillosas, Héctor cocina de maravilla y mis mañana amaneces llenas de amor de mi prometido y de Ela.Luego de pensarlo mucho y de hablarlo con mi princesa, hemos decidido matricularla en la escuela, aunque estamos ya a más de dos meses de que las clases hayan iniciado. Es por esa razón que Héctor conduce mientras Ela y yo vamos en el asiento trasero, noto como su manito suda, ya que me suelta de tanto en tanto para secarse y tomar la mía una vez más.—Todo estará bien princesa — le susurro y ella me sonríe, pero la conozco tan bien que esa sonrisa es de miedoCuando llegamos veo a la directora en la puerta, quien nos salida con la mano y bajamos, Ela aprieta mi mano con fuerza mientras caminamos.—Estoy contigo ¿sabes? — le digo —No te dejaré sola mi pequeña — sus ojitos me ven y me abraza—Gracias Eliza— me susurra y poniéndome de pie caminamos donde la directoraDecidí venir un día sábado, par que sea más fácil para Ela y conozc
ELIZABETH.Ya va una semana desde que Ela entró a clases y he estado preocupada. Según lo que Ela me contó es que esas niñas de las cuales me habló Amy atacaron a mi niña y es por esa razón que hoy me bajaré del auto y Ela me mostrará quienes fueron. Lo primero que noto al bajarme del auto es que un grupo de madres afuera de la escuela conversando, a parte que por su vestimenta toda de gimnasio me hace saber que son de esas fitness, no queriendo juzgarlas sin conocerlas me armo de valor y camino junto a mi niña de la mano, saludo a las señoras y entro a la escuela para ir directo a la oficina de Amy.Al verme de inmediato se acerca a mi a preguntarme que sucedía, le expliqué la razón y ella me sorprende diciéndome que afuera están las madres de las niñas.¿Serán las mismas mujeres a las que salude que ni si quiera me devolvieron el saludo?Ela va a su aula ya que la campana suena y con Amy vamos hacia afuera donde están las mujeres, no pierdo detalle en la manera en que sus ojos me e
ELIZABETH.Lo dije.Lo dije.Con el puño de mi mano apreto mis párpados con furia ya que siento que estoy a punto de derramar lágrimas.—¿El? — La voz de Diablo llega hasta mi pero lo ignoro —¿Ela? — cuestiona ya que no la ve alrededor—Se durmió — es lo que respondo y bajo mi cabeza para ponerla entre mis manosSiento sus pasos entrar al lugar y la cama moverse a mi lado sus brazos me rodean, pero me niego a dejarme ir en llanto.—¿El? — no hablo —¿Qué sucede? — cuestionaMe quedo en silencio por varios segundos mirando a la nada mientras Diablo espera pacientemente que hable. Suspiro.—Se me salió — es lo que digo, pero sé que Diablo no me entiende — Dije en voz alta que Ela es mi hija — respira con fuerza y sé que está igual de sorprendido que yo—¿Ela te escuchó? — indaga—No, fue a unas madres que se burlaron de ella y a quien golpeé ——¿Golpeaste a una mamá? — asiento —Bien hecho — me felicita, lo cual me hace soltar una risa — Nadie se burla de Ela — asiento—Me sacó de casill
NICKLlego de nuevo a la estación, no tengo ánimos para nada, solo me dejo caer en el sofá en mi oficina y miro hacia un punto indefinido, por mucho tiempo. La verdad no me interesa si pasan segundos, minutos, u horas, solo me quedo sumergidos en maravillosos recuerdos que tuve con el amor de mi vida, que ya no está.“ —¿Quieres hijos? —sus ojos me miran de forma muy abierta y notando la sorpresa en ellos—¿Qué fue lo que dijiste? —indaga en un susurro casi audible—¿Qué si quieres hijos? — noto como se sonroja y su mirada baja—Si — casi no le oigo, pero mi pecho se llena de alegría al saber que ambos deseamos lo mismoNos encontramos desayunando en la cocina de mi departamento, luego de haber pasado la noche juntos por primera vez, recién llevamos tres meses en una relación y casi vive aquí, solo se va ciertos días para descansar.Es que aquí, no durmió mucho.Si, es exactamente lo que están pensando.Me acerco a Callie y ella sonríe, la imito haciendo girar la silla y me meto entr