CAP 4 - PLAYA

ELIZABETH.

Yaela llora en mis brazos y yo me siento la peor, por lo cual yo también lloro, Diablo llega detrás mío y toca mi hombro, lo miro.

—Déjame abrazarla, ya te alcanzo — mi cuerpo tiembla porque estoy reteniendo el llanto fuerte que lucha, golpea y batalla por salir de mi —Por favor, ve y desahógate mi amor — asiento y beso la cabeza de Ela para levantarme e ir al baño

 Una vez adentro, bajo la tapa del inodoro y me siento sobre ella y llevo mi mano  la boca para que no se escuchen mis gemidos de dolor. Las lágrimas salen sin parar, y mi cuerpo se sacude con las lágrimas, me siento impotente de no poder darle lo que ella quiere y me siento muy mal, tan mal que desearía morir, o tener otra vida donde ella no esté enferma, donde esté sana y pudiéramos ir a todos lados, pero no puedo.

El tiempo que paso ahí es bastante, tanto que ya no me salen lágrimas, mis ojos están hinchados y casi no puedo ver, tengo el rostro con lágrimas secas en él y me duele la cabeza de tanto llorar. Mojo mi rostro y me aseo un poco, salgo del baño y Diablo está arropando a Ela y besa su cabeza, al verme alza levemente la comisura derecha y le sonrío de forma triste.

Ela se quedó dormida llorando.

Eso me duele también y las lágrimas se hacen presentes, Diablo camina hacia mí y me abraza, lloro otro poco en su camisa, mientras susurra palabras de aliento y me reconforta.

—Hola Liz— escucho al doctor entrar y seco mis lágrimas para prestarle atención.

—¿Qué sucede? — nos mira con preocupación

—Quiere ir a la playa — responde Diablo 

— ¿Enserio? — indaga el

—¿Podemos hablar afuera, un momento? — miro a Diablo y él ve el miedo en mí, me toma mi mano y caminamos hacia afuera

Que no sean malas noticias.

Que no sean malas noticias.

— Liz — miro a Marcus, el doctor — Yaela ha estado aquí por más de un año —asiento — Si ella quiere ir a la playa, puedes llevarla — mis ojos se abren en sorpresa

—¿Qué? — es lo que pregunto

—Me voy al hecho de que estos días ha estado bien, de que no hemos tenido problemas y creo que se merece un momento en la playa con los que ama —

—Pero, no quiero llevarla a la playa y que algo le pase —

—Lo entiendo, pero también entiende esto — me mira serio — Ella tiene seis años, es una niña llena de alegría, de vida también y lo único que desea es ir a la playa — aprieto los labios en una línea

— ¿Podrías permitir que alguien me acompañe? — indaga Diablo

—Pues, mañana es mi día libre y ahí podemos ir. Si quieren , voy para ver ella esté bien — una sonrisa de alivio escapa de mi

—¿Podrías hacer eso? — indago

— Claro que sí, aprecio mucho a Yaela, y las acompañaría con gusto— sin importarme nada, me tiro a sus brazos

— Gracias, gracias, gracias. No sabes cuánto significa esto para mí— lo escucho reír y me separo de é

— Después del almuerzo salimos, ¿les parece? — propone y asiento

— Muchas gracias Marcus — estrechan sus manos y yo no puedo sentirme más feliz

De repente siento una mano que agarra mi brazo y me hala para girarme, lográndolo, cuando veo quien fue, solo levanto una ceja de forma desafiante y me suelto de su agarre con fuerza.

— ¿Qué rayos quieres Ingrid?— indago

—Aléjate de él— me dice

 —Nena, yo no te lo estoy quitando, y si vas a actuar así por cada mujer que se le acerca, perderás la única oportunidad que tienes por actuar como una loca enferma — no dejo que me diga nada y entro a la habitación para cerrarle la puerta en la cara

Ingrid, es una enfermera que ha trabajado aquí desde siempre, ella y yo nos hicimos muy amigas cuando traje a Yaela, luego se alejó de mí al notar que Marcus, el doctor de Yaela me hablaba. Lo cual es idiota, porque de ley me tenía que hablar, ya que tratarla, pero ella no entiende y piensa que cada vez que cruzamos palabras es para citarnos y hablar de nuestra relación invisibles y que solo está en su cabeza.

Yo creo que ella se está obsesionando con él, al principio era tierno, pero ahora solo lo sigue, lo observa sin que él se dé cuenta, y a cada mujer que se le acerca luego la amenaza como acaba de hacer conmigo. Así que creo que ella está mal.

Miro a Yaela, que está en posición fetal, y sonrío al pensar en el día de mañana y lo feliz que estará.

—¿Dormimos? — indaga Diablo detrás de mí y asiento, así que nos acomodamos en el sofá y dormimos.

—Liz, Liz —siento como soy movida pero no abro los ojos, hasta que las sacudidas lo hacen y lo primero que aparece en mi campo de visión es Diablo

—Nena debo ir a dos de las fundaciones y arreglar algunos asuntos — me estiro y bosteza

—¿Pero volverás para la playa? — indago

—Claro que sí, aunque tengo clases en la u, son exámenes finales —me da un pico —Te amo, te llamaré después —asiento y lo veo irse

Aprovechando que estoy despierta, arreglo las sabanas, almohadas y voy al baño a asearme, al salir una hermosa niña llamada Yaela tiene los ojos abiertos.

—¿Si me llevarás a la playa? — me pregunta con sus ojitos llenos de esperanza y a la vez de temor y sonrío

—No— es lo que digo

—¿No?— su cuerpito se empieza a sacudir llorando

 — No, porque el doctor Marcus, Diablo y yo, te llevaremos a la playa— se gira de forma rápida que me asusto de que tenga algún percance

—¿En serio? Liz, de verdad iré a la playa?— su emoción es inmensa, que sonrío y beso su frente

—Irás a la playa Ela, irás y te divertirás mucho— ella se tira a abrazarme y aunque tengo terror de que le suceda algo, río y la recibo con los brazos abiertos.

Nos leemos despues.

Media hora después estamos saliendo del hospital, noto a Ingrid que nos sigue hasta la salida y le insto a Marcus para que se despida levantándole la mano, él lo hace y la veo sonreír, así que creo que por ahora le han bajado los celos.

Nos toma unos cuarenta minutos llegar a la playa, el sol está fuerte y cuando bajamos Yaela comienza a correr a toda prisa riendo con verdadera alegría, tomo mi celular y le tomo varias fotos, para después pedirle que se acueste en la arena y descanse mientras arreglamos todo.

Cuando ya está todo, nos sentamos, comemos, luego vamos a navegar en un bote las diferentes islas que hay y al volver, hacemos castillos de arena, nos metemos al agua y disfrutamos y terminamos viendo el atardecer con un helado.

En todo ese tiempo la sonrisa de Yaela no se va y ese día se vuelve el mejor de mi vida, solo verla feliz y sonreír me alegra muchísimo. Luego de eso ella se queda dormida y Marcus y yo regresamos al hospital, la levanto para bañarla y me acuesto a su lado.

—Gracias Liz— me dice con una sonrisa

— De nada princesa— beso la punta de su nariz — Eres lo mejor que tengo Ela, tú eres perfecta y te amo pequeña —sonríe y pone su mano en mi pómulo, cierro los ojos al sentir ese contacto

— Te amo Liz— nos miramos por varios segundos en los cuales ella, después se queda dormida.

Ha de ser muy frustrante estos momentos, cuando tu pequeño que está enfermo quiere ir a algún lugar y tú no puedes.

Para las personas que han pasado por esto, con enfermedades catastróficas en las personas que más aman, dejenme decirles que les respeto muchísimo, ya que no es nada facil.

Mañana tendremos un nuevo cap.

Chao.

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