ELIZABETH.Abrazo a Ela luego de que tuvo su sesión de químico, mi princesa está tan cansada que se refugia en mi regazo mientras le cuento una historia que a la misma vez quiero que sea una noticia.—Y la princesa estuvo feliz, porque el príncipe le dio un anillo y le preguntó si quería ser su esposa — a pesar de su cansancio mi pequeña gira su rostro hacia mí y yo la miro, queriendo saber si entendió lo que le dije—¿Eliza, tu…? — sus cejitas se hunden en confusión mientras me percato de cómo analiza todo en su mente brillantePasan los segundo y su expresión de confusión, a entendimiento y luego a asombro me hace sonreír.—Héctor y tú se casarán — se lanza a abrazarme, pero un quejido sale de su bocaDe inmediato la acuno hacia mí y ella sonríe a pesar del dolor.—Ya sabes que no debes hacer fuerzas mi princesa — le llamo la atención. —Lo siento — se disculpa y sus ojitos me ven —Pero, ¿se casarán? — sus ojitos brillan de la intriga y noto como está ansiosa por saber la verdadLa ú
ELIZABETH.Firmo los papeles con una alegría tan inmensa, que siento que se me saldrá del pecho.Ya he llamado a Diablo y él está en camino hacia acá, lo mejor de todo es lo que tenemos planeado para Ela. Mientras nosotros estamos aquí, el resto de la banda están arreglando la Guarida para la fiesta de Ela.Cuando le dije que nos íbamos del hospital, con temor en su mirada me preguntó si era otra vez a la playa, a lo que yo solo sonreí y le dije que íbamos a casa.Ese recuerdo lo tengo grabado en mi mente :“—¿A casa? — susurró con asombro en su mirada e incredulidad en su rostro —¿Ya no volveré? — cuestionó, dejándome ver un atisbo de esperanza en sus ojitos oscuros—No mi niña, no volverás. ¿Sabes por qué? — le pregunto y niega con su cabecita, mis ojos de llenan de lágrimas —Porque eres una guerrera, que venció al maldito cáncer… Te estás sanando mi amor y ya no tienes que estar en este hospital — mi voz se quiebra al final y la abrazo—¿Me estoy sanando? — me pregunta en un susurr
ELIZABETH.Estas dos semanas con Ela aquí han sido maravillosas, Héctor cocina de maravilla y mis mañana amaneces llenas de amor de mi prometido y de Ela.Luego de pensarlo mucho y de hablarlo con mi princesa, hemos decidido matricularla en la escuela, aunque estamos ya a más de dos meses de que las clases hayan iniciado. Es por esa razón que Héctor conduce mientras Ela y yo vamos en el asiento trasero, noto como su manito suda, ya que me suelta de tanto en tanto para secarse y tomar la mía una vez más.—Todo estará bien princesa — le susurro y ella me sonríe, pero la conozco tan bien que esa sonrisa es de miedoCuando llegamos veo a la directora en la puerta, quien nos salida con la mano y bajamos, Ela aprieta mi mano con fuerza mientras caminamos.—Estoy contigo ¿sabes? — le digo —No te dejaré sola mi pequeña — sus ojitos me ven y me abraza—Gracias Eliza— me susurra y poniéndome de pie caminamos donde la directoraDecidí venir un día sábado, par que sea más fácil para Ela y conozc
ELIZABETH.Ya va una semana desde que Ela entró a clases y he estado preocupada. Según lo que Ela me contó es que esas niñas de las cuales me habló Amy atacaron a mi niña y es por esa razón que hoy me bajaré del auto y Ela me mostrará quienes fueron. Lo primero que noto al bajarme del auto es que un grupo de madres afuera de la escuela conversando, a parte que por su vestimenta toda de gimnasio me hace saber que son de esas fitness, no queriendo juzgarlas sin conocerlas me armo de valor y camino junto a mi niña de la mano, saludo a las señoras y entro a la escuela para ir directo a la oficina de Amy.Al verme de inmediato se acerca a mi a preguntarme que sucedía, le expliqué la razón y ella me sorprende diciéndome que afuera están las madres de las niñas.¿Serán las mismas mujeres a las que salude que ni si quiera me devolvieron el saludo?Ela va a su aula ya que la campana suena y con Amy vamos hacia afuera donde están las mujeres, no pierdo detalle en la manera en que sus ojos me e
ELIZABETH.Lo dije.Lo dije.Con el puño de mi mano apreto mis párpados con furia ya que siento que estoy a punto de derramar lágrimas.—¿El? — La voz de Diablo llega hasta mi pero lo ignoro —¿Ela? — cuestiona ya que no la ve alrededor—Se durmió — es lo que respondo y bajo mi cabeza para ponerla entre mis manosSiento sus pasos entrar al lugar y la cama moverse a mi lado sus brazos me rodean, pero me niego a dejarme ir en llanto.—¿El? — no hablo —¿Qué sucede? — cuestionaMe quedo en silencio por varios segundos mirando a la nada mientras Diablo espera pacientemente que hable. Suspiro.—Se me salió — es lo que digo, pero sé que Diablo no me entiende — Dije en voz alta que Ela es mi hija — respira con fuerza y sé que está igual de sorprendido que yo—¿Ela te escuchó? — indaga—No, fue a unas madres que se burlaron de ella y a quien golpeé ——¿Golpeaste a una mamá? — asiento —Bien hecho — me felicita, lo cual me hace soltar una risa — Nadie se burla de Ela — asiento—Me sacó de casill
NICKLlego de nuevo a la estación, no tengo ánimos para nada, solo me dejo caer en el sofá en mi oficina y miro hacia un punto indefinido, por mucho tiempo. La verdad no me interesa si pasan segundos, minutos, u horas, solo me quedo sumergidos en maravillosos recuerdos que tuve con el amor de mi vida, que ya no está.“ —¿Quieres hijos? —sus ojos me miran de forma muy abierta y notando la sorpresa en ellos—¿Qué fue lo que dijiste? —indaga en un susurro casi audible—¿Qué si quieres hijos? — noto como se sonroja y su mirada baja—Si — casi no le oigo, pero mi pecho se llena de alegría al saber que ambos deseamos lo mismoNos encontramos desayunando en la cocina de mi departamento, luego de haber pasado la noche juntos por primera vez, recién llevamos tres meses en una relación y casi vive aquí, solo se va ciertos días para descansar.Es que aquí, no durmió mucho.Si, es exactamente lo que están pensando.Me acerco a Callie y ella sonríe, la imito haciendo girar la silla y me meto entr
LIZ.DOS MESES DESPUÉS.Camino segura en medio de lo que yo llamo mi familia, unos están revisando las cosas para esta noche, otros cocinan y ríen, otros estan en sus teléfono y otros conversan solamente. Somos una familia. Esta es mi familia. —Reina — me giro al escuchar mi apodo — Ven, te necesitamos — sonrío — ¿Qué sucede Diana? — pregunto a mi mejor amiga — Sabemos que esta noche es el atraco, así que queremos ayudar — asiento y la miro Diana es una chica bastante hermosa, su piel es bronceada, su cabello es afro y grande, para mi es hermoso, su cuerpo es voluptuoso, sus ojos son color miel, su nariz es pequeña y sus labios son gruesos y eso solo la hace perfecta para la distracción en varias de nuestras vueltas. Ella sabe manipular, leer a las personas y manejarlas a su antojo, en lo personal ella es un arma muy peligrosa y muy valiosa a la vez. Ella sabe de lo que es capaz y es por eso que conectamos de inmediato. Cuando conocí a Diana teníamos 17 años, no sabíamos a don
LIZ. Maldigo. Miro alrededor y odio estar en este lugar, no veo escapatoria, una alternativa, o una esperanza para salir de aquí e ir con Yaela. Yaela. Si me encierran no podré ayudarla con su enfermedad, no podré estar ahí si pasa algo, no estar ahí cuando necesite un abrazo un consuelo, o que simplemente le cante para dormir, pensar en ella me hace llenar los ojos de lágrimas y es ahí que empiezo a llorar. Yaela. Prometo que haré lo que pueda para cuidarte y estar ahí. La puerta se abre y aunque levanto la mano para secarme, resoplo cuando las esposas me lo impiden, con el hombro trato de secar mis lágrimas y nariz, espero calmarme un poco para después ver a la cucaracha que me atrapó y me hizo caer al suelo, cuando levanto el rostro y miro quien es me paralizo. No puede ser. Al parecer él se asombra también de verme, pero se recompone de inmediato y se sienta frente a mi, me mira por unos segundos y yo a él, no sé qué está pensando, pero lo que yo pienso es que este hombre