Camila:
Despierto por segunda vez en el día, pero esta vez a voluntad propia. Había dormido como bebé, hace meses no dormía de esta manera, técnicamente desde que me mudé a este condominio.
Eran las 12 pm y recién iba a desayunar.
Escucho sonar el timbre de mi hogar. Lo que más odio en este mundo es que me interrumpan cuando voy a comer.
Me levanto de mala gana y me dirijo hacia la puerta, con toda la intención de golpear al estúpido de mi vecino, lo más seguro es que sea él y una vez más, desee joderme la existencia.
Cuando abro aquella puerta, me trago mi veneno al ver a mi hermana frente a mí. Todo rastro de enojo se disipa y lo reemplaza un sentimiento de alivio y a su vez tristeza.
Lleva la misma ropa de la noche anterior y ahora sin ese maquillaje cargado.
—Jamás volviste. —dice en un susurro.
Aquellas palabras me llegan como una bofetada en el alma. Sentía que habían tomado mi corazón y lo habían exprimido como un trapo viejo.
El sentimiento de culpa estrujó todo mi ser. Jamás volví por ella... Pero iba a hacerlo. No tenía un lugar fijo para vivir, hasta que compré este departamento. Debía estabilizarme primero para poder ir tras ella y que pudiera vivir con las mejores comodidades.
Me hago a un lado para dejarla pasar. Mientras se va adentrando, observa a su alrededor, contemplando cada detalle de mi hogar.
La guío a la sala de estar y la invito a tomar asiento, me siento a su lado en el sofá.
El silencio que nos rodea es tenso e incómodo, por lo que juego con mis manos con nerviosismo. Me es difícil recordar la última vez que estuve así de nerviosa.
—¿Por qué no volviste por mí? —pregunta sin mirarme a los ojos.
Su mirada está perdida en un cuadro de adorno que cuelga sobre una de las paredes laterales.
¿Por dónde empiezo?
*Flashback*
Aquella noche de tormenta, llegó aquel ruso a la puerta de nuestra casa y desde la ventana, mi hermana observaba como me llevaban a rastras hasta aquel auto, no sin antes haber prometido volver por ella.
Aquella noche de tormenta, mi instinto de supervivencia se activó a un nivel insano que me hizo enloquecer para sobrevivir.
Cuando logré escabullirme de las garras de aquel monstruo, corrí. Corrí como nunca había hecho en mi vida, sin mirar atrás. Y aunque escuchaba sus pisadas detrás mío, no me detuve a asegurarme de que realmente fuese él.
Aquella noche de tormenta, la lluvia me empapaba por completo y mi bata blanca estaba sucia por los charcos de lodo que iba pisando en mi escape. Después de tanto correr, mis pulmones no soportaron más y me desvanecí.
El frío me envolvía todas las noches y mi único refugio eran pequeñas casas de cartón que logré armar de cartones reciclados que se venían abajo en los días lluviosos y tenía que volver a armar con nuevo material que encontraba.
La ropa me la cambiaba cada que encontraba en la basura, y la comida ni se diga, a veces tenía que robar para poder comer.
Un día lluvioso, me encontraba refugiándome en una de las pequeñas casas de cartón que había armado, pero por más que intenté reforzarla con cartón extra, empezaba a venirse abajo. Observaba a la gente desde mi lugar, como les daba igual ver a una niña intentando sobrevivir al frío, a la hambruna y a mantenerse seca, hasta que observé un hombre detenerse frente a mí.
Se colocó de cuclillas y me observó en mi pequeño refugio. Esa mirada suya no era indiferente como el resto de las personas, no, su mirada era compasiva y triste.
—¿Quién puede ser tan horrible para dejarte a tu suerte, pequeña? —dijo con suma tristeza. —¿Cuál es tu nombre? El mío es Mazón.
Lo observé por unos minutos sin decir nada. No sabía cómo reaccionar. Era la primera persona que se acercaba a mi desde que huí.
—Camila. —finalmente respondí.
Él estaba satisfecho con mi respuesta, ya que sonrió.
—Camila, ¿quieres tener un nuevo hogar? —preguntó con una gran sonrisa y un brillo en sus ojos. —Tengo una hija y un hijo adoptivo, solo que ya no viven conmigo. Cuando me separé de mi esposa ella se los llevó.
En el fondo sabia que él se sentía solo al igual que yo, así que acepté su propuesta.
Y desde ahí tuve lo que siempre quise tener, pero no con mi verdadera familia. Aun así, Mazón me trató como una hija y yo lo comencé a ver como un padre.
Después de todo, él me entrenó y me inculcó todo lo que ahora sé, aparte de que me dio estudios y en unos meses estaré entrando a una de las mejores universidades del condado.
*Fin de flashback*
—Esa es la historia resumida de lo que pasó después de huir. El motivo por el que estaba demorando, es porque quería tener algo estable para poderte dar todo sin restricciones. Este apartamento lo compré hace 3 meses exactamente. Necesitaba un par de meses más para estabilizarme nuevamente, ya que fue un gran gasto.
—Lamento todo lo que pasaste. —responde con tristeza. —Pensábamos que estabas en Rusia o muerta. Debí buscarte. Tu nunca te rendiste conmigo y la esperanza de volver a vernos, en cambio yo...
—No sigas. —interrumpo lo que está a punto de decir. —Pasaron muchos años y no había manera de que supieras si estaba con vida o en algún lado del mundo. No es tu culpa.
—Te eché tanto de menos. —dice y me envuelve en un abrazo.
—También yo. —correspondo a su abrazo.
Después de tantos años me permito ser vulnerable. Sé que mi hermana no traicionaría mi confianza, por esa razón, me permito bajar la guardia.
—Múdate conmigo. —digo separándome de ella. —Vivamos juntas, deja ese trabajo que tienes, no lo vas a necesitar.
Ella sonríe con entusiasmo.
—Está bien. —dice dando pequeños aplausos con alegría. —Necesitamos recuperar el tiempo perdido. En unos días me tendrás aquí. Necesito empacar mis cosas y entregar el departamento. —comenta poniéndose de pie. —Aunque debo admitir que extrañare a Chase. Era cliente frecuente, muy respetuoso y hace unos orales increíbles.
Mi cara lo dice todo, porque Kelly suelta una carcajada. Aunque no debe de preocuparse por extrañarlo mucho porque somos vecinos, por desgracia.
Ella se despide de mí y se va.
Hace mucho tiempo que no sentía una alegría tan inmensa como estoy experimentado justo ahora. Mi hermana se mudará conmigo y podremos recuperar todos esos años perdidos, todo ese tiempo en el que ella no supo de mí y yo no sé cómo carajos terminó siendo dama de compañía.
Kelly:Camila no lo sabía, pero mi hogar era la mansión de la madrota. Ahí vivíamos todas las chicas que trabajábamos para ella. Esa gigantesca casa estaba dividida en 2 secciones: sección P y sección doble P.La sección P era para las chicas que estaban ahí de modo pasajero, que en cualquier momento podían irse si deseaban abandonar el trabajo. La sección doble P, era para las chicas de planta, para aquellas chicas que fueron obligadas a estar ahí y era una sección restringida.Yo estaba en la primera y nunca tuvimos acceso al área restringida, pero sí presenciamos la llegada de varias que iban para ese lugar. Algunas entraban llorando y gritando, algunas otras cooperaban para no ser castigadas. La más pequeña que vimos entrar para aquella sección fue una niña de 10 años. Ese día lloré recordando a mi hermana, Camila.En mi área, compartíamos los espacios comunes: la cocina, la sala de estar, los patios, el comedor, la sala de juegos y el bar.Cada chica tenía su propio cuarto y eso e
Camila:Hoy era el día de la mudanza y Kelly no me había permitido ayudarla a transportar sus cosas. Alrededor de las 2 pm de la tarde, logré observar su auto pasar y parar en el estacionamiento de la casa del vecino. ¿Qué hacía allá en vez de venir directamente para acá?Había pasado una hora y ella todavía seguía allá. Pensé en ir a la casa de aquel inútil y traerla de las orejas como si de una niña pequeña se tratará, pero me tragué todo mi coraje y recelo para no darle una incómoda bienvenida. No quería que su primer día conmigo fuera una catástrofe que la haga querer salir corriendo.Esperé pacientemente, observando desde la ventana de la cocina, que es la que da directamente a la casa de a lado. Después de un rato, no sé en realidad cuanto ha pasado; observo a mi hermana salir muy sonriente de aquella casa y aquél inepto detrás de ella, se abrazan y él entra de nuevo a su hogar, Kelly se monta en su auto y doy la espalda a la ventana.Espero en mi lugar con los brazos cruzados, e
Camila:Sábado había caído con la velocidad de un rayo y aún estaba en duda si asistir a la fiesta. No era mi tipo de ambiente; los ruidos fuertes me aturden y los lugares con mucha gente me agobian. Lo único disfrutable sería el alcohol.Kelly, por el contrario, estaba más que emocionada y esas ganas suyas de divertirse irradiaban con tanta energía.—Vamos, Cami. —dice en súplica. —Habías prometido que iríamos y sí algo no te cuadraba nos íbamos a regresar.Recuerdo a la perfección mis palabras, pero me siento tan fastidiada de ese hombre que, si lo veo, lo mas seguro es que vaya a querer matarlo en primera estancia.Mi hermana me observa con ojos de cachorro regañado y ruedo los ojos para finalmente aceptar ante su sutil manipulación. Me abraza con fuerza, irradiando felicidad.—La fiesta es en 2 horas, no tenemos mucho tiempo, así que hay que poner manos a la obra. —dice rápidamente.—Kel, siempre asistes a esas fiestas, ¿Por qué estás tan emocionada? —pregunto mientras camino hacía
Chase:En este mundo hay 2 grupos que no tienen derecho de redención: asesinos y abusadores. Aquellos que atentan contra la vida de otro ser humano por puro placer y quienes atentan contra la inferioridad de fuerza para defenderse de otro individuo, no tienen opción para redimirse.Me estaba volviendo loco la imagen que me perseguía de Camila, con esos ojos oscuros cristalizados y esa expresión de pánico en su rostro. Me estaba jodiendo el hecho de saber que este monstruo la tocó sin su consentimiento y, sobre todo, como se expresó de ella intentando justificar su falta de respeto.No había manera de redimirse, no había salvación para alguien que posiblemente sea un agresor en potencia. Si eso le hizo a Camila, no quiero siquiera pensar que ya lo halla hecho anteriormente con otras chicas inocentes.La noche sería larga para él, porque estábamos drogados hasta la madre y no tendríamos sueño hasta dentro de unas largas horas.Lo habíamos montado a nuestro auto, no sin antes haberlo atad
Camila:No había podido dormir desde que volvimos a casa. Aún podía sentir las manos de aquel tipo tocándome y la manera en que sus asquerosos labios rozaban mi piel con desesperación y morbo. La clara imagen de los ojos de ese sujeto, mirándome como si fuera solo un pedazo de carne que podía devorar a su antojo, se reproducían en mi mente como una película de terror.Cuando volvimos a casa, eran la 1 am y ya habían pasado 4 horas desde que se llevaron al sujeto.Kelly me había preparado un té de manzanilla para relajarme, pero no surgió efecto. Estaba alterada, conmocionada y me sentía sucia; condenada y marcada.La primera vez que me sentí tan miserable, fue cuando mis padres me vendieron, y ahora me siento igual que aquella vez, que, por suerte, también logré salir ilesa.Observo a mi hermana hecha bola en mi cama, con la sabana que tanto me gusta. Me abrazo a mí misma, tratando de reconfortarme de alguna manera.Escucho el timbre sonar. Son las 5 am. ¿Qué carajo?El timbre resuena
Chase:No había cosa que odiara más que la gente malagradecida. Había olvidado la razón por la cuál había dejado de ser tan servicial con desconocidos, pero, Camila me lo recordó.Aunque ella no me lo pidió, el equipo y yo estuvimos dispuestos a matar por ella, lo mínimo que esperaba era un agradecimiento.Esa reacción suya, de cierto modo me provocó una sensación que no sabía cómo describir a la perfección; un sabor amargo que me estaba contaminando la mente, repitiendo sus palabras como un mantra.No eres nadie para mí.Tenso la mandíbula al sentir la impotencia de no poder pensar en otra cosa. Ella me había embrujado con aquellas palabras venenosas.Golpeo la mesa con la palma de mi mano y Holly se sobresalta.Eran las 5 pm. Habíamos dormido prácticamente todo el día y habían pasado 2 horas desde que despertamos. Estábamos esperando a Kryan, quién era el designado a cocinar los domingos.—¿Qué te pasa? —pregunta Holly, curiosa.—Me repugna la gente malagradecida. —respondo con desdé
Chase:Lunes. 8 am.Mi jefe había solicitado la presencia del equipo en su despacho a las 10 am. Había un tema a tratar con urgencia, pero no quiso mencionar detalles por llamada.El archivo de la vecina estaba listo. El contacto de Holly estaría llegando a las 9:30 am.Estaba seguro de que sería un día grandioso. Todo estaba jugando a mi favor.Los lunes era el día designado de Holly para cocinar y se encontraba haciendo el desayuno, mientras los demás esperábamos en el comedor.—Odio madrugar. —dice Seth, soltando un bostezo.—Las 8 de la mañana no es madrugar. —digo, dando un sorbo a mi café.—Para alguien que su día empieza al medio día, si lo es. —nuevamente otro bostezo.—En el almacén del bar hay un poco de polvo. —me llevo la taza a los labios para dar otro sorbo. —La otra opción es prepararte un café.—Sabes que odio el café. —dice al momento que se levanta de la silla. —Iré por el polvo mágico.Ruedo los ojos y observo a Kryan, quien mantiene los ojos cerrados por el cansanci
Camila:Podía describir a la perfección la sensación que se había instalado en mi interior después del suceso en el ascensor. Era extraño. Un calor que quemaba como el fuego y se expandía en todas direcciones sin control, solamente que no dolía, pero, me provocaba un cosquilleo en zonas prohibidas.En aquella acción, brusca, pero íntima; sutil, pero amenazante...Había una fina línea que podía romperse. Esa pequeña línea que separaba nuestros cuerpos, en ese momento. Esa misma que no debía romperse jamás.Idiota. Te odio.Me encontraba ya vestida para la ocasión con algo cómodo por sí necesitaba accionar con rapidez.Por alguna razón, me sentía nerviosa. Admito que jamás he matado a nadie. No sé qué me pasaba por la cabeza al solicitar un ascenso de puesto, y peor aún, aceptar el trabajo de sicaria.Había comentado con Mazón que necesitaba estar mas tiempo en casa, para no dejar sola a mi hermana. No esperaba estar metida en este lío y mucho menos que aquel patán fuera mi jefe.—Esto me