Kelly:
Camila no lo sabía, pero mi hogar era la mansión de la madrota. Ahí vivíamos todas las chicas que trabajábamos para ella. Esa gigantesca casa estaba dividida en 2 secciones: sección P y sección doble P.
La sección P era para las chicas que estaban ahí de modo pasajero, que en cualquier momento podían irse si deseaban abandonar el trabajo. La sección doble P, era para las chicas de planta, para aquellas chicas que fueron obligadas a estar ahí y era una sección restringida.
Yo estaba en la primera y nunca tuvimos acceso al área restringida, pero sí presenciamos la llegada de varias que iban para ese lugar. Algunas entraban llorando y gritando, algunas otras cooperaban para no ser castigadas. La más pequeña que vimos entrar para aquella sección fue una niña de 10 años. Ese día lloré recordando a mi hermana, Camila.
En mi área, compartíamos los espacios comunes: la cocina, la sala de estar, los patios, el comedor, la sala de juegos y el bar.
Cada chica tenía su propio cuarto y eso era la mejor parte de todo.
La madrota es una mujer de 40 años. Ella es demasiado amable y hermosa, aunque trabajamos para ella nos trata como sus hijas.
Milena fue la única mujer que logró salir del área restringida y convertirse en quién es ahora. Ella llegó aquí a los 12 años; como mi hermana, ella fue vendida por sus padres ya que vivían en extrema pobreza. Milena luchó por sobrevivir. El jefe de la mafia se enamoró de ella cuando tenía 18 años y el resto es historia.
Fue muy afortunada, hasta cierto punto, porque a pesar de ser libre no puede abandonar la mansión sin su esposo o guaruras.
Para ser honesta, extrañaré este lugar. Este fue mi hogar durante años y dejarlo de un día para otro me causa mucha nostalgia. Me llevaba bien con la mayoría de las chicas, aparte de que me había convertido en la favorita de Milena.
Cuando llegué aquí tenía 15 años. Milena siempre me protegió de cierto modo, ya que era una de las más pequeñas.
Como todo inicio tiene su final, el día de hoy es el final de mi antigua vida, para saltar a una nueva etapa; una vida mejorada.
Me encuentro empacando las últimas pertenencias importantes, mientras las chicas me ayudan a sacar algunas cosas y ponerlas en el pasillo.
—Aún no puedo creer que te vas. —dice Linzy, quién era muy apegada a mí y viceversa. —¿Con quién voy a chismear ahora?
—Venga, puedes visitarme cuando quieras. Podemos incluso reunirnos en alguna cafetería si así lo deseas o ir de compras. —respondo al momento que cierro la última caja con cinta adhesiva.
—Todas te vamos a extrañar, eres el alma de esta casa. Milena se pondrá muy triste. —dice una de las chicas con las que convivía.
—La invitación para visitarme o salir está abierta para todas. —menciono y salgo al pasillo con la última caja.
Observo hacía el final del pasillo y Milena viene acercándose. Ella venía a paso elegante, con ese porte tan refinado que siempre la caracterizaba.
Cuando esta frente a mí, me abraza con fuerza.
—Mi luz me deja. —dice con tristeza. —Aunque me da pesar ver a la luz de mis ojos marcharse, por otro lado, me alegra. —se aparta y me observa, una lagrima cae por su mejilla. —Nunca vuelvas, Kel, cuando salgas por esa puerta, no mires atrás.
Mi corazón se estruja al escuchar sus palabras. Mi intención era justamente esa, jamás volver, cerrar este capítulo de mi vida para siempre, pero escuchando aquellas palabras provenir personalmente de ella, fue diferente, como un golpe seco al corazón.
—Desearía que todas pudieran ser libres. —menciona, limpiando una lagrima que se escapaba. —Desearía poder liberar a las chicas de la sección restringida. Yo, más que nadie, sabe el infierno que se vive en esa área. Quisiera poder meterlas a todas a ustedes en una caja de cristal para que nadie más pueda dañarlas. —ahora Milena es un mar de lágrimas. —Aunque ustedes están aquí por voluntad propia, sé que si tuvieran otra opción se marcharían, tal como Kelly está por hacer. Hijas mías, siempre hay otra opción, así que búsquenla y libérense, jamás las voy a retener.
Sin darme cuenta, estaba llorando y no era la única.
Aquellas palabras llegaron hasta lo más profundo de mi ser, se colaron en mi mente como una melodía y dolía. Milena nos había contado todo lo que ella vivió y fue horrible todo lo que tuvo que pasar.
—Me he despedido de tantas hijas de la sección restringida y mi corazón sangra de dolor cada vez que lo hago.
Cuando se llevan a alguna chica de aquella área, es muerte segura, significa que ya no les sirve, así que se deshacen de ellas. No son órdenes de Milena, claramente.
—Lamento tanto que tengas que despedirte de tantas niñas y mujeres, también que me tengas que ver marchar. —digo entre sollozos.
—Lo que me reconforta es que puedo verte marchar con vida. —nuevamente me abraza.
Correspondo a su abrazo y lloro con fuerza. Las demás chicas se unen y estamos abrazándonos las unas a las otras.
Después de toda la conmoción, los guaruras de Milena me ayudan a subir mis cosas a mi auto, no son muchas cajas, así que todo entra.
Me despido una última vez de las chicas y de Milena.
Antes de salir, observo entrar una furgoneta blanca y frena bruscamente frente a la puerta. Las puertas se abren rápidamente y bajan a una chica de aproximadamente 14 años. Ella grita por ayuda e intenta deshacerse del agarre de aquellos hombres que la fuerzan a entrar a la mansión. Lucha con todo su ser, pero es en vano. Observamos como desaparecen entre uno de los pasillos.
Milena se acerca a mí y una vez más me abraza.
—Si en algún momento tienes el valor de hacerlo, llama a la policía y entrégame junto a mi esposo. —susurra en mi oído. —Hazlo por todas aquellas chicas que están sufriendo. Libéralas, libérame.
Se aparta y asiento en respuesta.
Salgo de aquella mansión, con sabor amargo. Aquella última escena que presencié y las palabras de Milena me tenían ansiosa.
En el camino, recordé que debía hacer una última parada.
Cuando llegué al condominio de mi hermana, me fui de largo una casa y aparqué frente a la de Chase.
Bajo del auto y camino hacía la puerta. Toco el timbre y nadie abre. Vuelvo a intentar una vez más y tardan unos minutos.
Seth abre la puerta y me observa con una sonrisa de oreja a oreja.
—Kelly, no te esperábamos hoy. —dice descaradamente.
—Tengo que hablar con Chase. —mi respuesta es seca.
Sinceramente, no estaba de humor para juegos. Las palabras de Milena seguían resonando en mi cabeza.
Me invita a pasar y me guía a la sala de estar, tomo asiento en un sofá individual.
—Él esta un poco ocupado. —dice con un gesto de burla.
Logro escuchar los gemidos de una chica. Ya entiendo a que se refiere con que está ocupado.
—Si deseas, para matar el tiempo...
—Ni lo sueñes. —interrumpo lo que iba a decir.
Ríe fuertemente y ruedo los ojos con molestia. Lo observo salir de la sala de estar y espero pacientemente.
Después de una hora, Chase esta frente a mí, recién salido de la ducha y oliendo a kilos de perfume.
—Kelly, no te esperaba hoy. —dice sacudiendo su cabello mojado.
—¡Ya sé que no me esperabas hoy, maldito estúpido! —grito, perdiendo la paciencia. —Vengo a decirte que ya no voy a ofrecer mis servicios.
Me observa sorprendido. Pareciera que nadie se esperaba que dejará este trabajo, ni Milena, mucho menos las chicas y él de paso.
—¿Puedo preguntar por qué?
—Viviré con mi hermana. Ella se ofreció a mantenerme con tal de que deje esa vida. —respondo a su interrogativa.
—Debo admitir que estoy sorprendido. —dice con una expresión que no se como descifrar. —Eras mi favorita. ¿Podemos tener un último encuentro como despedida? Sí no quieres respetaré tu decisión.
Pienso un poco en su propuesta y creo que no es tan mala idea. Me encontraba demasiado tensa y de mal humor, así que eso podría ayudarme aligerar un poco mi estado de ánimo.
Asiento como respuesta y él sonríe con satisfacción.
Me pongo de pie y me invita a caminar delante de él.
—Ya conoces el camino, luz.
NUEVO CAPÍTULO CON ALGO DE CONMOCIÓN. Gracias por seguir aquí apoyando está historia, me hace muy feliz. Espero les haya gustado este capítulo. ¿Creen que entre Kelly y Chase haya algo más personal? ¿Qué creen que vaya a pasar ahora que son vecinos? Les leo en comentarios. No olviden votar y comentar si la historia es de su agrado. Les quiere: -DarkLove♡.
Camila:Hoy era el día de la mudanza y Kelly no me había permitido ayudarla a transportar sus cosas. Alrededor de las 2 pm de la tarde, logré observar su auto pasar y parar en el estacionamiento de la casa del vecino. ¿Qué hacía allá en vez de venir directamente para acá?Había pasado una hora y ella todavía seguía allá. Pensé en ir a la casa de aquel inútil y traerla de las orejas como si de una niña pequeña se tratará, pero me tragué todo mi coraje y recelo para no darle una incómoda bienvenida. No quería que su primer día conmigo fuera una catástrofe que la haga querer salir corriendo.Esperé pacientemente, observando desde la ventana de la cocina, que es la que da directamente a la casa de a lado. Después de un rato, no sé en realidad cuanto ha pasado; observo a mi hermana salir muy sonriente de aquella casa y aquél inepto detrás de ella, se abrazan y él entra de nuevo a su hogar, Kelly se monta en su auto y doy la espalda a la ventana.Espero en mi lugar con los brazos cruzados, e
Camila:Sábado había caído con la velocidad de un rayo y aún estaba en duda si asistir a la fiesta. No era mi tipo de ambiente; los ruidos fuertes me aturden y los lugares con mucha gente me agobian. Lo único disfrutable sería el alcohol.Kelly, por el contrario, estaba más que emocionada y esas ganas suyas de divertirse irradiaban con tanta energía.—Vamos, Cami. —dice en súplica. —Habías prometido que iríamos y sí algo no te cuadraba nos íbamos a regresar.Recuerdo a la perfección mis palabras, pero me siento tan fastidiada de ese hombre que, si lo veo, lo mas seguro es que vaya a querer matarlo en primera estancia.Mi hermana me observa con ojos de cachorro regañado y ruedo los ojos para finalmente aceptar ante su sutil manipulación. Me abraza con fuerza, irradiando felicidad.—La fiesta es en 2 horas, no tenemos mucho tiempo, así que hay que poner manos a la obra. —dice rápidamente.—Kel, siempre asistes a esas fiestas, ¿Por qué estás tan emocionada? —pregunto mientras camino hacía
Chase:En este mundo hay 2 grupos que no tienen derecho de redención: asesinos y abusadores. Aquellos que atentan contra la vida de otro ser humano por puro placer y quienes atentan contra la inferioridad de fuerza para defenderse de otro individuo, no tienen opción para redimirse.Me estaba volviendo loco la imagen que me perseguía de Camila, con esos ojos oscuros cristalizados y esa expresión de pánico en su rostro. Me estaba jodiendo el hecho de saber que este monstruo la tocó sin su consentimiento y, sobre todo, como se expresó de ella intentando justificar su falta de respeto.No había manera de redimirse, no había salvación para alguien que posiblemente sea un agresor en potencia. Si eso le hizo a Camila, no quiero siquiera pensar que ya lo halla hecho anteriormente con otras chicas inocentes.La noche sería larga para él, porque estábamos drogados hasta la madre y no tendríamos sueño hasta dentro de unas largas horas.Lo habíamos montado a nuestro auto, no sin antes haberlo atad
Camila:No había podido dormir desde que volvimos a casa. Aún podía sentir las manos de aquel tipo tocándome y la manera en que sus asquerosos labios rozaban mi piel con desesperación y morbo. La clara imagen de los ojos de ese sujeto, mirándome como si fuera solo un pedazo de carne que podía devorar a su antojo, se reproducían en mi mente como una película de terror.Cuando volvimos a casa, eran la 1 am y ya habían pasado 4 horas desde que se llevaron al sujeto.Kelly me había preparado un té de manzanilla para relajarme, pero no surgió efecto. Estaba alterada, conmocionada y me sentía sucia; condenada y marcada.La primera vez que me sentí tan miserable, fue cuando mis padres me vendieron, y ahora me siento igual que aquella vez, que, por suerte, también logré salir ilesa.Observo a mi hermana hecha bola en mi cama, con la sabana que tanto me gusta. Me abrazo a mí misma, tratando de reconfortarme de alguna manera.Escucho el timbre sonar. Son las 5 am. ¿Qué carajo?El timbre resuena
Chase:No había cosa que odiara más que la gente malagradecida. Había olvidado la razón por la cuál había dejado de ser tan servicial con desconocidos, pero, Camila me lo recordó.Aunque ella no me lo pidió, el equipo y yo estuvimos dispuestos a matar por ella, lo mínimo que esperaba era un agradecimiento.Esa reacción suya, de cierto modo me provocó una sensación que no sabía cómo describir a la perfección; un sabor amargo que me estaba contaminando la mente, repitiendo sus palabras como un mantra.No eres nadie para mí.Tenso la mandíbula al sentir la impotencia de no poder pensar en otra cosa. Ella me había embrujado con aquellas palabras venenosas.Golpeo la mesa con la palma de mi mano y Holly se sobresalta.Eran las 5 pm. Habíamos dormido prácticamente todo el día y habían pasado 2 horas desde que despertamos. Estábamos esperando a Kryan, quién era el designado a cocinar los domingos.—¿Qué te pasa? —pregunta Holly, curiosa.—Me repugna la gente malagradecida. —respondo con desdé
Chase:Lunes. 8 am.Mi jefe había solicitado la presencia del equipo en su despacho a las 10 am. Había un tema a tratar con urgencia, pero no quiso mencionar detalles por llamada.El archivo de la vecina estaba listo. El contacto de Holly estaría llegando a las 9:30 am.Estaba seguro de que sería un día grandioso. Todo estaba jugando a mi favor.Los lunes era el día designado de Holly para cocinar y se encontraba haciendo el desayuno, mientras los demás esperábamos en el comedor.—Odio madrugar. —dice Seth, soltando un bostezo.—Las 8 de la mañana no es madrugar. —digo, dando un sorbo a mi café.—Para alguien que su día empieza al medio día, si lo es. —nuevamente otro bostezo.—En el almacén del bar hay un poco de polvo. —me llevo la taza a los labios para dar otro sorbo. —La otra opción es prepararte un café.—Sabes que odio el café. —dice al momento que se levanta de la silla. —Iré por el polvo mágico.Ruedo los ojos y observo a Kryan, quien mantiene los ojos cerrados por el cansanci
Camila:Podía describir a la perfección la sensación que se había instalado en mi interior después del suceso en el ascensor. Era extraño. Un calor que quemaba como el fuego y se expandía en todas direcciones sin control, solamente que no dolía, pero, me provocaba un cosquilleo en zonas prohibidas.En aquella acción, brusca, pero íntima; sutil, pero amenazante...Había una fina línea que podía romperse. Esa pequeña línea que separaba nuestros cuerpos, en ese momento. Esa misma que no debía romperse jamás.Idiota. Te odio.Me encontraba ya vestida para la ocasión con algo cómodo por sí necesitaba accionar con rapidez.Por alguna razón, me sentía nerviosa. Admito que jamás he matado a nadie. No sé qué me pasaba por la cabeza al solicitar un ascenso de puesto, y peor aún, aceptar el trabajo de sicaria.Había comentado con Mazón que necesitaba estar mas tiempo en casa, para no dejar sola a mi hermana. No esperaba estar metida en este lío y mucho menos que aquel patán fuera mi jefe.—Esto me
Chase:Observarla de esa manera, hacía despertar mis instintos y pensamientos más salvajes. No podía negar que por mi mente se reproducían distintas maneras de tomarla.Mis pensamientos eran incorrectos y más por la situación que hay entre nosotros.La odio, pero eso no quiere decir que no acepté que es una mujer sensual.Ella estaba ante mí, encadenada e indefensa, pero no planeaba hacerle daño.—Suéltame, Chase. —súplica.Niego con la cabeza y camino alrededor de ella.—Como primera lección, te contaré como matamos al tipo de la fiesta.Me coloco frente a ella, me observa expectante y en sus ojos se forma un brillo inusual, haciéndolos parecer más oscuros de lo que realmente son.—Lo colgamos justo aquí, de la misma manera en la que tu estas encadenada ahora mismo. —comienzo a soltar los detalles. —Primero, descargué el arma eléctrica aquí. —coloco mi dedo índice en su abdomen y acaricio sutilmente. Aprecio como se estremece ligeramente. —Y ahí mismo, quemé su piel con un encendedor.