ESTOY LLORANDO GENTE, ESTOY LLORANDOOO. ME DUELE, ME QUEMA, ME LASTIMA. Espero les haya gustado este capítulo y hayan sufrido junto conmigo, MUAJAJAJAJA. Preguntas, preguntosas. ¿Qué creen que pasará en el siguiente capítulo? ¿Creen que Camila pueda superar esta dolorosa etapa de su vida? ¿Creen que Chase pueda soportar todo el dolor? Las leo en comentarios. Muchas gracias por seguir aquí, cada vez estamos más cerca del final. Si la historia sigue siendo de su agrado, no olviden votar y comentar. Les quiere: -DarkLove♡.
Camila:Ha pasado un mes desde la última vez que miré a Chase; desde que lo destruí, lo reducí a cenizas ante mí. Creo que tomé sus palabras demasiado en serio. Aunque él no lo dijera, sé que estaba sufriendo tanto como yo; lo podía ver en sus ojos, en las veces que me hacía la dormida y él estaba ahí, en las penumbras de la noche, cuidando de mí. Él lloraba y se lamentaba, eso me estaba matando, porque el simple hecho de tenerlo cerca me asfixiaba, suprimía todo el oxígeno de mi sistema, reemplazando todo lo que siento por él, en miedo.Aquel día en la azotea, ni siquiera pensé en lo que estaba haciendo, mi corazón se sentía tan roto, tan punzante, desgarrando cada parte de mi alma con sus afilados pedazos.Cuando llegamos al despacho de Mazón, simplemente entré a su oficina, lo saludé, charlamos un poco, después le dije lo mucho que lo amaba y que jamás olvidaría todo lo que hizo por mí, me retiré con la excusa de que iría al baño y terminé cediendo a mis pensamientos intrusivos.En
Camila:—Chúpalo, Gema. —ordena Lasko.—Por favor, no. Piedad. —suplico entre lágrimas.—He dicho que lo chupes, m*****a zorra. Te castigare si no lo haces. —sujeta con fuerza mi cabello.Acerca su asqueroso miembro a mi boca y las arcadas se hacen presente.—Abre la boca y se una buena putita.Abro la boca y la mandíbula me tiembla, entonces él se empuja hasta el fondo de mi garganta. Embiste hasta que se corre, procedo a vomitar sobre él. Me voltea la cara de una bofetada, dejándome tendida sobre la cama, se monta sobre mí, me inmoviliza y con una mano me estrangula mientras con la otra me golpea a puño cerrado. Intento liberarme y protegerme de su ataque, pero es demasiado.—¡Por favor, me duele! —imploro.—¡Cállate, zorra! —vocifera.Ahora, ambas manos están alrededor de mi cuello, asfixiándome.—No...Puedo...Respirar. —digo con dificultad.—Morirás como la perra malparida que eres.Despierto exaltada, observando a mi alrededor. El sudor se acumula en mi frente y estoy temblando. L
Camila:Por la mañana, Mazón preparó desayuno para los 3. Una deliciosa avena con arándanos que no logré comer ni una cuarta parte; por más que Chase intentó persuadirme, no pude avanzar mucho en ello, el solo saborear la comida me causa náuseas.Chase dijo que un paso a la vez, que no importaba si comía una cucharada o todo el plato, que estaría orgulloso de mi en cualquiera de los casos.Después llegó una charla incómoda entre Mazón y yo; preguntaba sobre Harvard y con toda la pena del mundo tuve que ser sincera.—Te vas a Harvard en 3 meses, ya está pagada toda tu estadía allá. —soltó de la nada.—Yo... No deseo ir a Harvard. Ya no.—¿Por qué? —cuestionó seriamente.—Mis prioridades han cambiado...—Camila... Esto es lo que siempre has querido.—¡Pues ya no lo quiero! No quiero huir fingiendo que nada pasó, que todo fue solo una horrible pesadilla y que allá lo olvidaré. No quiero sentirlo de esa manera.El comedor se sumió en completo silencio, mientras Chase y Mazón me observaban
Camila:Los gritos desgarradores que Lasko emite conforme voy avanzando, vertiendo sus dedos en ácido, me hacen sentir viva. La satisfacción de que está sufriendo mucho más de lo que lo hice yo me invade con tanta intensidad que no deseo detenerme.Cuando he terminado con su mano derecha, dejo el contenedor sobre la mesa metálica.—Lo necesito de pie.Chase y Seth se acercan y lo obligan a levantarse, ajustando las cadenas por encima de su cabeza, para mantenerlo en esa posición.Tomo las tijeras de jardinería que se encuentran en la mesa y me posiciono detrás de él. Corto su camisa, dejando al descubierto su piel y dejo las tijeras en su lugar.Lo rodeo para estar cara a cara. El terror en su mirar intenta ser disimulado por la ira que refleja su rostro; algo sumamente contradictorio.—¿Alguien tiene un cinturón?Mazón se despoja del suyo y me lo entrega.Una sonrisa ladina se dibuja en mi rostro al ver su expresión.—¿Esto te recuerda a algo? —cuestiono entre dientes.El niega en res
Chase:Me muero por tocarla, quiero tomar su cintura o cualquier parte de ella y aferrarme con fuerza, pero no lo quiero arruinar. Camila me está besando, pero sé que es por la adrenalina que envuelve todo su sistema.Ella se ha dejado llevar por las intensas emociones que experimentó, pero no me ha dado permiso de tocarla, por lo tanto, debo reunir toda mi fuerza de voluntad para no sucumbir al deseo.Los movimientos de sus labios sobre los míos son hábiles, rozando su lengua en ciertas ocasiones, enviando vibraciones en mi parte baja. Aunque no pega su cuerpo al mío, la mano con la que sostiene mi nuca se aferra con fuerza, clavando sus uñas en mi piel. Un gruñido se me escapa; muerde mi labio inferior y aparta sus labios, uniendo nuestras frentes.—Gracias por cumplir tu palabra.—susurra con la voz entre cortada.—Me deje llevar, lo siento.—No te disculpes.—planto un fugaz beso en sus labios.—He esperado mucho tiempo por solo un beso.—Tengo ganas de ti... Pero tengo miedo.—confiesa
Chase:Jamás contemple la idea de contraer matrimonio, mucho menos formar una familia, pero con Camila me he replanteado tantas situaciones de la vida que me cuesta reconocer al hombre en el que me he convertido. Si vemos hacia atrás, el hombre que fui se estaría riendo en mi cara. Yo era ese tipo que encontraba refugio en el sexo y las mujeres, intentando llenar una vida vacía, sin saber lo que realmente necesitaba. Solía ser ese chico que le gustaba disfrutar la vida de manera desenfrenada y sin medir consecuencias; las drogas, alcohol, fiestas, adrenalina, cualquier cosa que me hiciera sentir algo más que solo soledad.Camila fue mi puta salvación, pero a su vez mi destrucción. Ella me ha llevado a un nivel de emociones extremas que jamás creí que podría experimentar sin la necesidad de los excesos. Mi mujer me ha hecho tambalear en una fina línea, colgando sobre el abismo, sin permitirme mantenerme en un punto medio, provocando que avance apresuradamente de un extremo a otro, evita
Camila:Rara vez llegaba a casa a dormir. Mi semana se basaba en estar al pendiente de la distribución de mercancía en sus respectivos puntos, por lo que tenía que estar hospedándome en diferentes hoteles cada día. Mi trabajo es sumamente demandante, por lo que se me exige salir de la ciudad para llevarlo a cabo.Mis únicos días libres son los fines de semana, y cuando llego a casa los viernes por la noche lo único que deseo es descansar. ¿Cuál es el impedimento? Mi vecino y sus insoportables fiestas cada maldito fin de semana.Desde los 3 meses que llevo viviendo en este condominio porque supuestamente es demasiado tranquilo, jamás me he topado con ese personaje que me hace mis días libres tan miserables.Usualmente cuando llego a casa sus fiestas apenas van a iniciar, por lo que desde que cruzo la puerta de mi hogar, sé lo que me espera toda la noche, poniéndome así de mal humorEsas fiestas suyas inician a las 8 pm y terminan hasta el amanecer, con música en vivo a un volumen insan
Camila:Cuando era tan solo una adolescente de 13 años, me vi en la necesidad de huir de mi hogar. Mis padres son unos alcohólicos y adictos a la heroína.Mi vida desde pequeña se había basado en sobrevivir a las golpizas que mi padre me proporcionaba y, por otra parte, defender a mi hermana menor de las garras de ese monstruo.Podía decir que yo era el saco de boxeo de mi madre y de mi padre.Cuando solo era una niña de 8 años me enviaron a las calles con mi hermana 2 años menor a vender dulces para generar algo de dinero, ya que ellos no trabajaban. Cuando no lográbamos colectar lo esperado, eran golpes seguros para mí.Cuando el dinero ya no alcanzó, decidieron venderme. Mi valor era de medio millón de dólares y aquel hombre, Lasko Donavich, un ruso que estaba de paso en Los Ángeles, pagó ese precio.Esa misma noche decidí huir, dejando atrás a mi hermana menor, no sin antes hacer una promesa: volver por ella.Los años habían pasado y Mazón me encontró en las calles, con la ropa su