Camila:
Hoy era el día de la mudanza y Kelly no me había permitido ayudarla a transportar sus cosas. Alrededor de las 2 pm de la tarde, logré observar su auto pasar y parar en el estacionamiento de la casa del vecino. ¿Qué hacía allá en vez de venir directamente para acá?
Había pasado una hora y ella todavía seguía allá. Pensé en ir a la casa de aquel inútil y traerla de las orejas como si de una niña pequeña se tratará, pero me tragué todo mi coraje y recelo para no darle una incómoda bienvenida. No quería que su primer día conmigo fuera una catástrofe que la haga querer salir corriendo.
Esperé pacientemente, observando desde la ventana de la cocina, que es la que da directamente a la casa de a lado. Después de un rato, no sé en realidad cuanto ha pasado; observo a mi hermana salir muy sonriente de aquella casa y aquél inepto detrás de ella, se abrazan y él entra de nuevo a su hogar, Kelly se monta en su auto y doy la espalda a la ventana.
Espero en mi lugar con los brazos cruzados, el timbre de la casa resuena a mi alrededor y camino lentamente a la puerta. Cuando la abro, ella me dedica una enorme sonrisa de oreja a oreja y la abrazo sin pensar.
La invito a pasar.
Nos encontramos en la sala de estar charlando y ya no puedo contener mi curiosidad.
—Saliste muy contenta de la casa del vecino. —digo con sutileza.
Aunque siento que, a mi forma de ser, se escuchó más como un comentario pasivo-agresivo.
—¿Me viste? —pregunta desconcertada.
Asiento ante su pregunta y desvía la mirada, observando fijamente un cuadro que adorna la sala. ¿Qué afán tiene de observar alguna decoración cada vez que me evade?
—¿Ustedes están...
—Claro que no. —interrumpe antes de que pueda terminar de formular la pregunta. —Él era cliente frecuente. Solo fui a notificarle que ya no brindare mis servicios.
—Claro, ¿por horas? —enarco una ceja y me cruzo de brazos.
—Nos estábamos despidiendo. —dice encogiéndose de hombros. —Me gusta como folla y no iba a perderme esa oportunidad, ya que será la última vez que pueda estar con él.
¿Tan increíble es en la cama? Me da cierta curiosidad, pero es mejor no saberlo. La curiosidad mató al gato y no quiero ser el gato. Aparte, no me imaginaría teniendo sexo con alguien a quien detesto. Es más, no he tenido sexo con nadie. Quizá no todos los hombres sean depravados como el tipo que me compró a los 13 años, pero, aun así, prefiero no averiguarlo.
Lasko no logró atraparme, afortunadamente, pero, aun así, me quedó el trauma.
—Quizá no sea el momento adecuado, pero quiero saber...Claro, si me quieres contar, ¿Qué pasó contigo después de que huí?
Su cuerpo se tensa al escuchar aquella pregunta. Con eso, puedo deducir que no la pasó nada bien, pero quiero escucharlo de su propia boca, quiero que ella me lo cuente, quiero saber a qué punto escaló todo.
—Cuando te marchaste, nuestros padres ingresaron a una clínica de rehabilitación. Yo me quedé en casa a mi suerte y sobreviví como pude el tiempo que ellos no estuvieron. Cuando salieron, eran personas totalmente distintas a lo que habíamos conocido, y con el dinero que el ruso pagó por ti, montaron una empresa. —se detiene y suspira con pesadez.
Me dolía saber que después de mi huida decidieron cambiar, ¿Por qué no pudieron hacerlo antes y evitarnos los traumas? Pero, si Kelly esta así de nerviosa, es porque quizá no duró mucho la rehabilitación.
—Prosigue. —digo alentándola.
—En un inicio, todo iba bien, incluso me enviaron a terapia y me daban todo lo que antes no hicieron. —una vez mas se detiene y me observa. —Pero después de unos años la empresa entró en banca rota y ellos recayeron...Ahora, yo era su saco de boxeo y todo lo que habíamos construido, se esfumó. Nuevamente, nuestro hogar era un infierno, con botellas de whisky regadas en el suelo y jeringas por doquier... Las solitarias noches que pasé, pensando si estabas viva o muerta. Los deprimentes días en los que deseaba estar muerta...Todo eso me llevó a huir de casa.
Mi corazón se estruja tanto que duele. Quiero abrazarla y hacerle saber que nunca más volverá a sufrir de esa manera, pero sé qué no ha terminado de contarme su historia.
—¿Cuántos años tenías cuando huiste? —pregunto con un nudo en la garganta.
—15 años. —responde en un susurro. —Por fortuna, no pasé una sola noche en la calle, porque la coincidencia fue gigantesca cuando una chica me vio en un parque llorando, ella se acercó y se sentó a hablar conmigo. Me ofreció trabajo y hospedaje, y así fue como terminé envuelta en ese mundo. Vivía en la mansión de la madrota, junto con otras chicas, incluyendo la que me encontró.
—¿Es por eso por lo qué no querías que te acompañara por tus cosas? —pregunto, comprendiendo un poco más la situación.
Ella asiente en respuesta.
Kelly también lo pasó mal. Ella la pasó mucho peor que yo. La acostumbraron a las comodidades cuando el dinero comenzó a dar frutos en la empresa y así como le dieron todo en bandeja de plata, se lo arrebataron sin piedad y la historia se repitió.
15 años tenía mi hermana cuando tuvo que huir...15 años tenía cuando empezó a vender su cuerpo para sobrevivir.
—La mansión es un lugar secreto al que solo pueden ingresar las chicas que trabajan ahí. La madrota nos acogió a todas como si fuésemos sus hijas. Siempre nos trató con amor y respeto. Yo era su favorita, ella me apodaba "Luz". Yo era la luz de sus ojos y creo que en ella pude ver lo que era una madre.
En mi interior agradezco a esa mujer que la protegió a su manera. Sin ella y sin aquella chica que la encontró, no sé dónde estaría Kelly.
—Lamento que tuvieras que pasar por todo eso. —digo con sinceridad. —Desearía haberte buscado antes, pero no tenía nada estable que ofrecerte.
—Tranquila, después de que huí, las cosas no fueron tan malas, pero deseaba que fueran diferentes.
Me acerco a ella y la envuelvo en mis brazos. Mi pequeña Kelly... Mi pequeña hermana. No la pude proteger. Siendo su hermana mayor no pude cumplir con mi papel, no pude hacer mas de lo que ya había hecho y no pude salvarla de su cruel destino.
—Ahora que estamos juntas nuevamente, prometo protegerte de todo lo que te pueda dañar. —beso su frente, sellando mi promesa.
—Ya no hablemos del pasado. Debo bajar mis cosas del auto, ¿me ayudas?
Se aparta de mi y se pone de pie. Asiento en respuesta a lo que me ha preguntado y me levanto por igual.
Estando afuera de nuestro hogar, observo a los vecinos afuera. Los 4 tomando cerveza en la cochera y platicando animadamente. ¿Está gente no trabaja? Le pedí el día libre a mi jefe desde el día que Kelly fijó día para mudarse y es la primera vez que los veo de está manera.
—Son tan molestos. —comento con desdén.
—Veo que no te caen nada bien. —dice tomando una caja del baúl.
—No tienen respeto por nadie. —respondo de mala gana.
—¡Vecinas! —escucho la irritante voz de Chase.
Lo ignoro por completo, mientras Kelly se gira a saludar con una enorme sonrisa. Ruedo los ojos al ver la expresión de mi hermana. ¿Le gusta el vecino? Que pésimos gustos tiene.
Cuando termino de colocar las cajas sobre el suelo, me giro y Chase y su amigo el castaño están invadiendo mi cochera.
—¿Necesitan ayuda? —pregunta el castaño con una sonrisa coqueta.
Bufo, molesta.
—No, gracias.
—Vamos, Camila. —dice Kelly en súplica. —Están algo pesadas, deja que los chicos nos ayuden.
—Si, vecina, deje que la ayudemos. —se entromete Chase. —Sería muy descortés de su parte rechazar nuestra ayuda y poner a su hermana a esforzarse de más desde el día 1.
Lo observo con los ojos entrecerrados. Este tipo se quiere morir. Colma mi paciencia sin siquiera esforzarse, en cuanto abre la boca para decir cualquier cosa ya lo quiero mandar con San Pedro.
—Está bien. —acepto resignada.
Eran 8 cajas y las fueron subiendo de 2 en 2 para terminar mas rápido. Cuando terminaron, estaban sudando por el esfuerzo de subir las escaleras con las cajas y después bajarlas. Debía admitir que son una dupla demasiado llamativa y mas con el cabello mojado en sudor.
—Tendré que tomar una ducha. —dice Chase pasando su mano por su cabello.
—Joder, nos vamos a terminar peleando por el baño. —menciona el castaño y Kelly ríe.
El chico la observa de reojo al escuchar su risa. Pasa una de sus manos por su cabello sudado y sonríe al ver a mi hermana.
A él le gusta mi hermana, ¿es así? La manera en la que esta actuando con ella, no sé sí es cortesía, amabilidad, coqueteo o todas las anteriores.
—Gracias por la ayuda. —digo tomando a Kelly por la mano para adentrarla a la casa. —Ya pueden irse.
—Vecina. —la voz de Chase me detiene. Me giro para verlo. —El sábado tendremos fiesta, si desean asistir, son bienvenidas.
Me giro nuevamente sin decir nada y me adentro a casa junto a mi hermana. Era justo para ser honesta, usualmente sus fiestas iniciaban desde el viernes y la estaban posponiendo para el sábado. Realmente estaban respetando el acuerdo.
—¿Tienes hambre? —pregunto esperando que diga que no porque odio cocinar.
—Si. —responde animada.
¡Mierda!
—Cocinemos juntas. —propongo.
Ella asiente en respuesta y abre el refrigerador.
—Es mi imaginación o le gustas al castaño. —externo mi curiosidad.
—¿A Seth? —pregunta, para después soltar una carcajada. —Esa atracción que tiene hacía mi es solo sexual. —dice mientras toma algunas verduras del refrigerador. —No me tomaría enserio después de haber sido una de las mujeres de su mejor amigo.
—Sus ojos brillan al verte. —digo mientras tomo una tabla y un cuchillo.
—De lujuria lo mas probable. —dice acercándose con las cosas en mano.
Me rio ante su comentario. Es posible que solo sea lujuria, pero algo me dice que esos ojos suyos no brillan solamente por deseo. ¿A mi hermana le gustara él?
—¿Piensas asistir a la fiesta el sábado? —cambia el tema drásticamente y me quedo con la duda de lo que había pensado anteriormente.
—No voy a fiestas. —respondo mientras lavo unos tomates.
—Las fiestas de Chase no son cualquier fiesta, son las mejores del condado. —dice con suma emoción. —Deberías darle una oportunidad, si no te gusta el ambiente, nos regresamos.
—No lo sé, Kel. No es lo mío.
—Anda. —dice suplicando. —Por mí, hazlo por mí.
Suspiro exasperada. No quería arruinar la energía y felicidad que mi hermana estaba irradiando, así que procedí a aceptar.
—Está bien. —digo de mala gana. —Pero si algo no me gusta o Chase inicia de pedante, nos regresamos.
Ella chilla de emoción y me abraza con fuerza mientras da pequeños saltos. Casi me rebano un dedo.
La primera vez que estuve en unas de sus fiestas fue en contra de mi voluntad y fue por el suceso de la ventana. Está vez también será en contra de mi voluntad, pero sin ninguna intención de armar un escándalo.
AQUÍ TIENEN EL SEXTO CAPÍTULO. Muchas gracias por seguir apoyando está obra y por esperar las actualizaciones. Espero les haya gustado este capítulo. ¿Qué opinan de Kelly hasta el momento? ¿Creen que al mejor amigo de Chase le guste Kelly? ¿Creen que vayan a asistir a la fiesta? Si la historia sigue siendo de su agrado, agradecería mucho si apoyan con su voto y comentarios. Nos vemos en el siguiente capítulo. Les quiere: -DarkLove ♡.
Camila:Sábado había caído con la velocidad de un rayo y aún estaba en duda si asistir a la fiesta. No era mi tipo de ambiente; los ruidos fuertes me aturden y los lugares con mucha gente me agobian. Lo único disfrutable sería el alcohol.Kelly, por el contrario, estaba más que emocionada y esas ganas suyas de divertirse irradiaban con tanta energía.—Vamos, Cami. —dice en súplica. —Habías prometido que iríamos y sí algo no te cuadraba nos íbamos a regresar.Recuerdo a la perfección mis palabras, pero me siento tan fastidiada de ese hombre que, si lo veo, lo mas seguro es que vaya a querer matarlo en primera estancia.Mi hermana me observa con ojos de cachorro regañado y ruedo los ojos para finalmente aceptar ante su sutil manipulación. Me abraza con fuerza, irradiando felicidad.—La fiesta es en 2 horas, no tenemos mucho tiempo, así que hay que poner manos a la obra. —dice rápidamente.—Kel, siempre asistes a esas fiestas, ¿Por qué estás tan emocionada? —pregunto mientras camino hacía
Chase:En este mundo hay 2 grupos que no tienen derecho de redención: asesinos y abusadores. Aquellos que atentan contra la vida de otro ser humano por puro placer y quienes atentan contra la inferioridad de fuerza para defenderse de otro individuo, no tienen opción para redimirse.Me estaba volviendo loco la imagen que me perseguía de Camila, con esos ojos oscuros cristalizados y esa expresión de pánico en su rostro. Me estaba jodiendo el hecho de saber que este monstruo la tocó sin su consentimiento y, sobre todo, como se expresó de ella intentando justificar su falta de respeto.No había manera de redimirse, no había salvación para alguien que posiblemente sea un agresor en potencia. Si eso le hizo a Camila, no quiero siquiera pensar que ya lo halla hecho anteriormente con otras chicas inocentes.La noche sería larga para él, porque estábamos drogados hasta la madre y no tendríamos sueño hasta dentro de unas largas horas.Lo habíamos montado a nuestro auto, no sin antes haberlo atad
Camila:No había podido dormir desde que volvimos a casa. Aún podía sentir las manos de aquel tipo tocándome y la manera en que sus asquerosos labios rozaban mi piel con desesperación y morbo. La clara imagen de los ojos de ese sujeto, mirándome como si fuera solo un pedazo de carne que podía devorar a su antojo, se reproducían en mi mente como una película de terror.Cuando volvimos a casa, eran la 1 am y ya habían pasado 4 horas desde que se llevaron al sujeto.Kelly me había preparado un té de manzanilla para relajarme, pero no surgió efecto. Estaba alterada, conmocionada y me sentía sucia; condenada y marcada.La primera vez que me sentí tan miserable, fue cuando mis padres me vendieron, y ahora me siento igual que aquella vez, que, por suerte, también logré salir ilesa.Observo a mi hermana hecha bola en mi cama, con la sabana que tanto me gusta. Me abrazo a mí misma, tratando de reconfortarme de alguna manera.Escucho el timbre sonar. Son las 5 am. ¿Qué carajo?El timbre resuena
Chase:No había cosa que odiara más que la gente malagradecida. Había olvidado la razón por la cuál había dejado de ser tan servicial con desconocidos, pero, Camila me lo recordó.Aunque ella no me lo pidió, el equipo y yo estuvimos dispuestos a matar por ella, lo mínimo que esperaba era un agradecimiento.Esa reacción suya, de cierto modo me provocó una sensación que no sabía cómo describir a la perfección; un sabor amargo que me estaba contaminando la mente, repitiendo sus palabras como un mantra.No eres nadie para mí.Tenso la mandíbula al sentir la impotencia de no poder pensar en otra cosa. Ella me había embrujado con aquellas palabras venenosas.Golpeo la mesa con la palma de mi mano y Holly se sobresalta.Eran las 5 pm. Habíamos dormido prácticamente todo el día y habían pasado 2 horas desde que despertamos. Estábamos esperando a Kryan, quién era el designado a cocinar los domingos.—¿Qué te pasa? —pregunta Holly, curiosa.—Me repugna la gente malagradecida. —respondo con desdé
Chase:Lunes. 8 am.Mi jefe había solicitado la presencia del equipo en su despacho a las 10 am. Había un tema a tratar con urgencia, pero no quiso mencionar detalles por llamada.El archivo de la vecina estaba listo. El contacto de Holly estaría llegando a las 9:30 am.Estaba seguro de que sería un día grandioso. Todo estaba jugando a mi favor.Los lunes era el día designado de Holly para cocinar y se encontraba haciendo el desayuno, mientras los demás esperábamos en el comedor.—Odio madrugar. —dice Seth, soltando un bostezo.—Las 8 de la mañana no es madrugar. —digo, dando un sorbo a mi café.—Para alguien que su día empieza al medio día, si lo es. —nuevamente otro bostezo.—En el almacén del bar hay un poco de polvo. —me llevo la taza a los labios para dar otro sorbo. —La otra opción es prepararte un café.—Sabes que odio el café. —dice al momento que se levanta de la silla. —Iré por el polvo mágico.Ruedo los ojos y observo a Kryan, quien mantiene los ojos cerrados por el cansanci
Camila:Podía describir a la perfección la sensación que se había instalado en mi interior después del suceso en el ascensor. Era extraño. Un calor que quemaba como el fuego y se expandía en todas direcciones sin control, solamente que no dolía, pero, me provocaba un cosquilleo en zonas prohibidas.En aquella acción, brusca, pero íntima; sutil, pero amenazante...Había una fina línea que podía romperse. Esa pequeña línea que separaba nuestros cuerpos, en ese momento. Esa misma que no debía romperse jamás.Idiota. Te odio.Me encontraba ya vestida para la ocasión con algo cómodo por sí necesitaba accionar con rapidez.Por alguna razón, me sentía nerviosa. Admito que jamás he matado a nadie. No sé qué me pasaba por la cabeza al solicitar un ascenso de puesto, y peor aún, aceptar el trabajo de sicaria.Había comentado con Mazón que necesitaba estar mas tiempo en casa, para no dejar sola a mi hermana. No esperaba estar metida en este lío y mucho menos que aquel patán fuera mi jefe.—Esto me
Chase:Observarla de esa manera, hacía despertar mis instintos y pensamientos más salvajes. No podía negar que por mi mente se reproducían distintas maneras de tomarla.Mis pensamientos eran incorrectos y más por la situación que hay entre nosotros.La odio, pero eso no quiere decir que no acepté que es una mujer sensual.Ella estaba ante mí, encadenada e indefensa, pero no planeaba hacerle daño.—Suéltame, Chase. —súplica.Niego con la cabeza y camino alrededor de ella.—Como primera lección, te contaré como matamos al tipo de la fiesta.Me coloco frente a ella, me observa expectante y en sus ojos se forma un brillo inusual, haciéndolos parecer más oscuros de lo que realmente son.—Lo colgamos justo aquí, de la misma manera en la que tu estas encadenada ahora mismo. —comienzo a soltar los detalles. —Primero, descargué el arma eléctrica aquí. —coloco mi dedo índice en su abdomen y acaricio sutilmente. Aprecio como se estremece ligeramente. —Y ahí mismo, quemé su piel con un encendedor.
Camila:Por mas que intentaba evadir el pensamiento de lo que había sucedido momentos atrás, me era imposible. Seguía repitiéndose en mi mente como un mantra.Había sido tan intenso y nuevo para mí, que, por un lado, no quería que se detuviera, pero por otro, no quería que fuera Chase el primero en tocarme de esa manera.Nos encontrábamos ambos dentro de la bodega. La noche comenzaba a caer y el frio de invierno comenzaba a hacerse presente.—Bien. —lo escucho hablar después de rato de silencio. —Empezaremos por la teoría. —camina hasta la mesa de metal al otro extremo del lugar. —Como verás, ser un asesino no es simplemente matar. Debes tener creatividad para hacerlo; una muerte rápida no es digna para las ratas de alcantarilla que llegan a este lugar. La tortura es el arte de matar, de hacer sentir a tu víctima lo que es pagar por sus pecados. Cada asesino maneja un "modus operandi" distinto. Tu, como una novata, tienes que encontrar el tuyo.Escucho con atención cada palabra que dic