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Capítulo 6: El pasado de Kelly

Camila:

Hoy era el día de la mudanza y Kelly no me había permitido ayudarla a transportar sus cosas. Alrededor de las 2 pm de la tarde, logré observar su auto pasar y parar en el estacionamiento de la casa del vecino. ¿Qué hacía allá en vez de venir directamente para acá?

Había pasado una hora y ella todavía seguía allá. Pensé en ir a la casa de aquel inútil y traerla de las orejas como si de una niña pequeña se tratará, pero me tragué todo mi coraje y recelo para no darle una incómoda bienvenida. No quería que su primer día conmigo fuera una catástrofe que la haga querer salir corriendo.

Esperé pacientemente, observando desde la ventana de la cocina, que es la que da directamente a la casa de a lado. Después de un rato, no sé en realidad cuanto ha pasado; observo a mi hermana salir muy sonriente de aquella casa y aquél inepto detrás de ella, se abrazan y él entra de nuevo a su hogar, Kelly se monta en su auto y doy la espalda a la ventana.

Espero en mi lugar con los brazos cruzados, el timbre de la casa resuena a mi alrededor y camino lentamente a la puerta. Cuando la abro, ella me dedica una enorme sonrisa de oreja a oreja y la abrazo sin pensar.

La invito a pasar.

Nos encontramos en la sala de estar charlando y ya no puedo contener mi curiosidad.

—Saliste muy contenta de la casa del vecino. —digo con sutileza.

Aunque siento que, a mi forma de ser, se escuchó más como un comentario pasivo-agresivo.

—¿Me viste? —pregunta desconcertada.

Asiento ante su pregunta y desvía la mirada, observando fijamente un cuadro que adorna la sala. ¿Qué afán tiene de observar alguna decoración cada vez que me evade?

—¿Ustedes están...

—Claro que no. —interrumpe antes de que pueda terminar de formular la pregunta. —Él era cliente frecuente. Solo fui a notificarle que ya no brindare mis servicios.

—Claro, ¿por horas? —enarco una ceja y me cruzo de brazos.

—Nos estábamos despidiendo. —dice encogiéndose de hombros. —Me gusta como folla y no iba a perderme esa oportunidad, ya que será la última vez que pueda estar con él.

¿Tan increíble es en la cama? Me da cierta curiosidad, pero es mejor no saberlo. La curiosidad mató al gato y no quiero ser el gato. Aparte, no me imaginaría teniendo sexo con alguien a quien detesto. Es más, no he tenido sexo con nadie. Quizá no todos los hombres sean depravados como el tipo que me compró a los 13 años, pero, aun así, prefiero no averiguarlo.

Lasko no logró atraparme, afortunadamente, pero, aun así, me quedó el trauma.

—Quizá no sea el momento adecuado, pero quiero saber...Claro, si me quieres contar, ¿Qué pasó contigo después de que huí?

Su cuerpo se tensa al escuchar aquella pregunta. Con eso, puedo deducir que no la pasó nada bien, pero quiero escucharlo de su propia boca, quiero que ella me lo cuente, quiero saber a qué punto escaló todo.

—Cuando te marchaste, nuestros padres ingresaron a una clínica de rehabilitación. Yo me quedé en casa a mi suerte y sobreviví como pude el tiempo que ellos no estuvieron. Cuando salieron, eran personas totalmente distintas a lo que habíamos conocido, y con el dinero que el ruso pagó por ti, montaron una empresa. —se detiene y suspira con pesadez.

Me dolía saber que después de mi huida decidieron cambiar, ¿Por qué no pudieron hacerlo antes y evitarnos los traumas? Pero, si Kelly esta así de nerviosa, es porque quizá no duró mucho la rehabilitación.

—Prosigue. —digo alentándola.

—En un inicio, todo iba bien, incluso me enviaron a terapia y me daban todo lo que antes no hicieron. —una vez mas se detiene y me observa. —Pero después de unos años la empresa entró en banca rota y ellos recayeron...Ahora, yo era su saco de boxeo y todo lo que habíamos construido, se esfumó. Nuevamente, nuestro hogar era un infierno, con botellas de whisky regadas en el suelo y jeringas por doquier... Las solitarias noches que pasé, pensando si estabas viva o muerta. Los deprimentes días en los que deseaba estar muerta...Todo eso me llevó a huir de casa.

Mi corazón se estruja tanto que duele. Quiero abrazarla y hacerle saber que nunca más volverá a sufrir de esa manera, pero sé qué no ha terminado de contarme su historia.

—¿Cuántos años tenías cuando huiste? —pregunto con un nudo en la garganta.

—15 años. —responde en un susurro. —Por fortuna, no pasé una sola noche en la calle, porque la coincidencia fue gigantesca cuando una chica me vio en un parque llorando, ella se acercó y se sentó a hablar conmigo. Me ofreció trabajo y hospedaje, y así fue como terminé envuelta en ese mundo. Vivía en la mansión de la madrota, junto con otras chicas, incluyendo la que me encontró.

—¿Es por eso por lo qué no querías que te acompañara por tus cosas? —pregunto, comprendiendo un poco más la situación.

Ella asiente en respuesta.

Kelly también lo pasó mal. Ella la pasó mucho peor que yo. La acostumbraron a las comodidades cuando el dinero comenzó a dar frutos en la empresa y así como le dieron todo en bandeja de plata, se lo arrebataron sin piedad y la historia se repitió.

15 años tenía mi hermana cuando tuvo que huir...15 años tenía cuando empezó a vender su cuerpo para sobrevivir.

—La mansión es un lugar secreto al que solo pueden ingresar las chicas que trabajan ahí. La madrota nos acogió a todas como si fuésemos sus hijas. Siempre nos trató con amor y respeto. Yo era su favorita, ella me apodaba "Luz". Yo era la luz de sus ojos y creo que en ella pude ver lo que era una madre.

En mi interior agradezco a esa mujer que la protegió a su manera. Sin ella y sin aquella chica que la encontró, no sé dónde estaría Kelly.

—Lamento que tuvieras que pasar por todo eso. —digo con sinceridad. —Desearía haberte buscado antes, pero no tenía nada estable que ofrecerte.

—Tranquila, después de que huí, las cosas no fueron tan malas, pero deseaba que fueran diferentes.

Me acerco a ella y la envuelvo en mis brazos. Mi pequeña Kelly... Mi pequeña hermana. No la pude proteger. Siendo su hermana mayor no pude cumplir con mi papel, no pude hacer mas de lo que ya había hecho y no pude salvarla de su cruel destino.

—Ahora que estamos juntas nuevamente, prometo protegerte de todo lo que te pueda dañar. —beso su frente, sellando mi promesa.

—Ya no hablemos del pasado. Debo bajar mis cosas del auto, ¿me ayudas?

Se aparta de mi y se pone de pie. Asiento en respuesta a lo que me ha preguntado y me levanto por igual.

Estando afuera de nuestro hogar, observo a los vecinos afuera. Los 4 tomando cerveza en la cochera y platicando animadamente. ¿Está gente no trabaja? Le pedí el día libre a mi jefe desde el día que Kelly fijó día para mudarse y es la primera vez que los veo de está manera.

—Son tan molestos. —comento con desdén.

—Veo que no te caen nada bien. —dice tomando una caja del baúl.

—No tienen respeto por nadie. —respondo de mala gana.

—¡Vecinas! —escucho la irritante voz de Chase.

Lo ignoro por completo, mientras Kelly se gira a saludar con una enorme sonrisa. Ruedo los ojos al ver la expresión de mi hermana. ¿Le gusta el vecino? Que pésimos gustos tiene.

Cuando termino de colocar las cajas sobre el suelo, me giro y Chase y su amigo el castaño están invadiendo mi cochera.

—¿Necesitan ayuda? —pregunta el castaño con una sonrisa coqueta.

Bufo, molesta.

—No, gracias.

—Vamos, Camila. —dice Kelly en súplica. —Están algo pesadas, deja que los chicos nos ayuden.

—Si, vecina, deje que la ayudemos. —se entromete Chase. —Sería muy descortés de su parte rechazar nuestra ayuda y poner a su hermana a esforzarse de más desde el día 1.

Lo observo con los ojos entrecerrados. Este tipo se quiere morir. Colma mi paciencia sin siquiera esforzarse, en cuanto abre la boca para decir cualquier cosa ya lo quiero mandar con San Pedro.

—Está bien. —acepto resignada.

Eran 8 cajas y las fueron subiendo de 2 en 2 para terminar mas rápido. Cuando terminaron, estaban sudando por el esfuerzo de subir las escaleras con las cajas y después bajarlas. Debía admitir que son una dupla demasiado llamativa y mas con el cabello mojado en sudor.

—Tendré que tomar una ducha. —dice Chase pasando su mano por su cabello.

—Joder, nos vamos a terminar peleando por el baño. —menciona el castaño y Kelly ríe.

El chico la observa de reojo al escuchar su risa. Pasa una de sus manos por su cabello sudado y sonríe al ver a mi hermana.

A él le gusta mi hermana, ¿es así? La manera en la que esta actuando con ella, no sé sí es cortesía, amabilidad, coqueteo o todas las anteriores.

—Gracias por la ayuda. —digo tomando a Kelly por la mano para adentrarla a la casa. —Ya pueden irse.

—Vecina. —la voz de Chase me detiene. Me giro para verlo. —El sábado tendremos fiesta, si desean asistir, son bienvenidas.

Me giro nuevamente sin decir nada y me adentro a casa junto a mi hermana. Era justo para ser honesta, usualmente sus fiestas iniciaban desde el viernes y la estaban posponiendo para el sábado. Realmente estaban respetando el acuerdo.

—¿Tienes hambre? —pregunto esperando que diga que no porque odio cocinar.

—Si. —responde animada.

¡Mierda!

—Cocinemos juntas. —propongo.

Ella asiente en respuesta y abre el refrigerador.

—Es mi imaginación o le gustas al castaño. —externo mi curiosidad.

—¿A Seth? —pregunta, para después soltar una carcajada. —Esa atracción que tiene hacía mi es solo sexual. —dice mientras toma algunas verduras del refrigerador. —No me tomaría enserio después de haber sido una de las mujeres de su mejor amigo.

—Sus ojos brillan al verte. —digo mientras tomo una tabla y un cuchillo.

—De lujuria lo mas probable. —dice acercándose con las cosas en mano.

Me rio ante su comentario. Es posible que solo sea lujuria, pero algo me dice que esos ojos suyos no brillan solamente  por deseo. ¿A mi hermana le gustara él?

—¿Piensas asistir a la fiesta el sábado? —cambia el tema drásticamente y me quedo con la duda de lo que había pensado anteriormente.

—No voy a fiestas. —respondo mientras lavo unos tomates.

—Las fiestas de Chase no son cualquier fiesta, son las mejores del condado. —dice con suma emoción. —Deberías darle una oportunidad, si no te gusta el ambiente, nos regresamos.

—No lo sé, Kel. No es lo mío.

—Anda. —dice suplicando. —Por mí, hazlo por mí.

Suspiro exasperada. No quería arruinar la energía y felicidad que mi hermana estaba irradiando, así que procedí a aceptar.

—Está bien. —digo de mala gana. —Pero si algo no me gusta o Chase inicia de pedante, nos regresamos.

Ella chilla de emoción y me abraza con fuerza mientras da pequeños saltos. Casi me rebano un dedo.

La primera vez que estuve en unas de sus fiestas fue en contra de mi voluntad y fue por el suceso de la ventana. Está vez también será en contra de mi voluntad, pero sin ninguna intención de armar un escándalo.

DarkLove

AQUÍ TIENEN EL SEXTO CAPÍTULO. Muchas gracias por seguir apoyando está obra y por esperar las actualizaciones. Espero les haya gustado este capítulo. ¿Qué opinan de Kelly hasta el momento? ¿Creen que al mejor amigo de Chase le guste Kelly? ¿Creen que vayan a asistir a la fiesta? Si la historia sigue siendo de su agrado, agradecería mucho si apoyan con su voto y comentarios. Nos vemos en el siguiente capítulo. Les quiere: -DarkLove ♡.

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