La comida es deliciosa, pero aun así, como poco. Tomamos mucho líquido y hablamos un momento de cosas básicas: color favorito, música que nos gusta, si nos gustan los perros o los gatos, cosas así. Supongo que eso quiere decir que los ánimos de su cuerpo ya se enfriaron un poco y eso me hace sentir mejor.Entro al baño y me cepillo, pero, estando ahí, llegan a mi mente algunas escenas con mis ex. Por alguna razón, estando solos y aunque fueron inicialmente buenos conmigo, nunca fui capaz de llegar hasta el final con ellos. No me hacían sentir lo que siento con Alexander, así que, tras varios besos, sus cuerpos se calentaban y animaban, pero el mío no. Ese siempre fue el motivo de nuestras peleas y posterior fin de la relación.Por experiencia, sé que un hombre se frustra cuando deben parar todo estando su cuerpo muy excitado, así que me sorprende un poco que Alexander no se ponga agresivo conmigo por eso. Lo he sentido muy excitado dos veces y, cuando me he alejado, lo ha aceptado sin
Las sensaciones son abrumadoramente intensas, mucho más de lo que jamás imaginé. Siento mucho más de lo que alguna vez pude experimentar en la soledad e intimidad de mi habitación.—Alexander —su nombre escapa de mis labios en un susurro suplicante mientras él se desliza aún más hacia el sur de mi cuerpo, hasta encontrarse con la última prenda que me cubre.¿Avergonzada? ¿Intimidada? Las dos cosas, pero no hay vuelta atrás. Su mirada me contempla con deleite, como si fuera lo más maravilloso del mundo. Se pierde un instante en mi intimidad, pero pronto se recompone y se acerca para acariciarla con sus labios sobre la tela.Besa y lame sin piedad esa zona y la cara interna de mis muslos, sin que yo tenga la posibilidad de defenderme de la fiereza de ese ataque. Me siento enloquecer, siento que quiero algo más, que necesito algo más, y no puedo evitar expresarlo. Su sonrisa orgullosa aparece, y ahora retira su pantalón con una sola mano sin desatenderme, mientras estoy hecha un manojo d
Isabella acaba de entregarse a mí y ahora no hay forma en que la pueda dejar ir. No es solo el hecho de las condiciones impuestas por el abuelo, ni que me guste físicamente, sino que no hay forma en que pueda dejar ir el tipo de dulzura que me muestra. Estoy agotado, pero ella lo está mucho más; eso es algo que salta a la vista y me agrada.Es como haber desempacado y jugado con un nuevo juguete. Terminaste de jugar, pero sigues ansioso por volver a hacerlo. Espero que el esfuerzo que he hecho por controlarme realmente valiera la pena. Necesito ser un maldito príncipe este mes para poder mostrar una relación sólida al abuelo, así que estoy usando todo cliché tonto que llega a mi mente, cortesía de las innumerables películas de comedia romántica que he tenido que ver en la vida (obviamente no por mi elección).Observo nuestros cuerpos y definitivamente necesitamos un baño. Me habría gustado dejarla descansar un poco, pero no basta con limpiar de su vientre mi semilla; ha sido inevitabl
No estoy segura de cuántos dormimos, pero al abrir los ojos, me siento extraña al encontrarme desnuda en la cama y, obviamente, algo cohibida al darme cuenta de que Alexander también lo está. Su brazo descansa sobre mi cadera, así que trato de salir de la cama lo más suavemente posible para dirigirme al baño. Sin embargo, no soy lo suficientemente sutil, pues su brazo ajusta el agarre y me pega a su cuerpo.—No soy un osito de peluche, ¿lo sabías? —digo en broma al hombre que, según veo, no quiere salir de esa cama y tampoco dejarme salir.—Claro que lo sé —responde, manteniendo los ojos cerrados—. Sería enfermo hacer lo que hicimos anoche y esta mañana a un osito.Río por la ocurrencia.—Debo ir al baño, de verdad me urge —digo nuevamente, tratando de levantar su brazo sin mucho éxito hasta que su celular empieza a sonar.—Te salvó la campana, pero luego vuelves a la cama, tengo sueño —dice por fin, liberándome y abriendo los ojos para buscar su celular en la mesa de noche.Salgo corr
Tras un poco de esfuerzo logro mejorar nuevamente el ánimo de Isabella. Vamos en busca de las cosas que me dice que le hacen falta, aunque yo solo estoy interesado en el traje de baño. Es increíble la gran variedad de modelos que encuentras aquí y me es muy difícil poder decirle cuál le queda mejor. Al final, se decide por un traje de dos piezas que consta de un panty negro y una parte superior en tonos azules con copas en triángulo y una especie de manga.No se me habría ocurrido siquiera mirar la prenda, pero ella la tomó con mucha seguridad cuando la vio. Es de dos piezas, pero increíblemente se ve sobria y resalta de manera hermosa sus curvas. Se pone un short sobre su traje de baño y vamos directo a la playa. Lo primero que hacemos es alquilar un toldo con sillas y disfrutar un rato de la vista.—Te aplico bloqueador solar en la espalda y luego tú me lo aplicas a mí —dice Isabella tras aplicar una generosa cantidad del producto en sus manos e iniciar con la tarea.—Mi turno —digo
No es real, Isabella, no es real. Solo has decidido pasar ratos espectaculares con este hombre y tratar de sacar la mayor ventaja de esta situación. Todo en él es un espejismo; en realidad, es un mal hombre. Me repito mentalmente esas palabras una y otra vez mientras caminamos hasta el hotel. La recepcionista, al igual que varias auxiliares, trata de disimular delante de mí, pero es evidente que se les cae la baba por él cada vez que pasa.¿Cómo culparlas? La primera vez que lo vi, pensé que mi imaginación lo había sacado de alguna revista de moda. Soy consciente de que mi "marido" es increíblemente atractivo. No puedo creer que esté aquí con él. Lo miro y no entiendo por qué un hombre como él hizo lo que hizo. Tengo mucha curiosidad por saber qué pasó con la mujer cuya ropa usé el primer día. Aún no me atrevo a tocar ese tema, pero sé que eventualmente me enteraré.—Deberíamos comer algo antes de subir a la habitación —digo, cansada por todas las actividades del día y la cantidad de
Esa mujer no tiene ni idea de los estragos que está causando en mí. Al inicio, cuando mencionó las cremas hidratantes, me pareció algo divertido y una excusa más que válida para propiciar el sexo. Sin embargo, otro pensamiento siguió a ese y me movió el mundo.¿Cuánto tiempo ha pasado desde que una mujer no me cuidaba o se preocupaba por mí? ¿Quién fue la última? ¿Mi madre? No es mi primera vez con una mujer en una playa, pero sí es la primera que piensa no solo en su bienestar. Fue inevitable pensar en eso mientras sus dedos recorrían mi rostro y esparcían suavemente aquella crema en mi piel.Mi plan siempre fue enamorarla y tenerla así a mi lado, que me ayudara a criar a mi hijo y que esa criatura sí pudiera crecer con el amor de una madre. Ahora me encuentro aquí preguntándome si será posible que estas nuevas sensaciones y los pensamientos extraños y algo cursis que he estado teniendo quieran decir que podré enamorarme de ella.Sus dedos rozan mis labios y luego la siento inclinars
—Buen día, esposa mía.Sus palabras, acompañadas de aquella bella sonrisa, son todo lo que necesito para espantar el sueño. Está recostado a mi lado y sus bellos ojos miel me observan de manera ¿tierna? No estoy segura del porqué, pero eso acelera mi corazón. Tanto tiempo juntos debe estarme afectando más de lo que imaginé, pues quiero besarlo y no tengo intención alguna de reprimirme.Sería ilógico reprimir mis ganas de un beso después de todo lo que hicimos anoche.—Buen día, esposo mío —contesto besando suavemente sus labios—. Espero que sea un buen café; soy muy exigente con eso —digo sonriendo de manera sincera.Él se levanta y va hasta la mesa, de donde regresa con una taza de café humeante. Mientras tanto, yo ya estoy terminando de ponerme la pijama con la que tenía planeado dormir anoche.—Gracias —recibo la taza y vamos hasta el balcón.No decido qué me gusta más, si el anochecer o el amanecer. En solo veinte minutos, el cielo realizó una transformación total, comenzando a ac