A Logan le gusta estar en silencio, en cambio Evelyn no para de hablar. Logan se despierta pronto, Evelyn se levanta cuando empieza a atardecer. Logan es ordenado, Evelyn pierde su teléfono cada tres segundos. No estaba en sus planes conocerse, mucho menos hacerse amigos. A Logan le irritaba Evelyn, a Evelyn le parecía muy borde Logan. Tal vez haberse conocido no estuvo tan mal. Desde ese momento solo una pregunta rondaba en sus cabezas. ¿Que tan impredecible es el destino?
Leer másEVELYN BENNETYa estaba despierta, aunque permanecía con los ojos cerrados. Estaba feliz, me había besado con Logan. Aunque fuera un chico amargado y a veces insoportable, no podía mentir, me llamaba la atención, era guapo e inteligente.Aún podía notar sus labios por encima de los míos, la suavidad de su pelo y sus mejillas, recordaba cada una de sus pecas y el precioso verde esmeralda de sus ojos.Abrí los ojos y observé el blanco techo de la habitación, volví a cerrar los ojos y respiré hondo mientras una sonrisa de enamorada se formaba en mi cara. Estaba feliz.Al volver a abrir los ojos, mis neuronas parecieron conectarse.
Asustado, me levanté rápidamente de la cama y corrí hacia la cocina. ¿Por qué olía a quemado? Tan solo eran las siete de la mañana.Al llegar a la cocina me encontré con un Marcos ojeroso, despeinado y sosteniendo una... ¿Una tarta? ¿Eso era una tarta o carbón?—Que cojones, Marcos. Pensaba que se estaba incendiando la casa.—Bueno, casi ocurre eso —ríe nervioso.— ¿Me puedes explicar por qué estás haciendo una tarta a las siete de la mañana?Con una mano se rascó la nuca y con la otra seguía aguantando aquella tarta que seguramente era
Mi mañana fue bastante normal, nada comparado como cuando vivía con mis hermanos. Hablando de ellos, empezaba a hecharlos de menos, eran bastante pesados, y era difícil soportarlos, pero siendo sincera, hacían mi vida más interesante y menos aburrida, siempre tenía a alguien con quien hablar y reírme.Más o menos a las diez de la mañana me llamó mi madre, aún seguía enfadada con mis padres por no llevarme al viaje, pero al final vivir con los Meyer no era tan horrible como yo me había imaginado. Logan podía ser bastante simpático cuando quería, y Marcos era muy amable conmigo.—Buenos días —dije cuando respondí a la llamada.— ¿Cómo es
Era un nuevo día. Perezosamente logré abrir mis ojos, me removí un poco en la cama hasta notar algo, o a alguien, a mi lado, miré hacia esa dirección y me encontré con Logan profundamente dormido, por un momento había olvidado todo lo que había pasado ayer.Con cuidado me levanto de la cama y me acerco a la ventana. Parece que hoy va ha ser un día caluroso. El cielo se encuentra totalmente despejado y apacible.No se que hora es con exactitud, pues no tengo mi teléfono, pero creo que deben ser las diez.Vuelvo a mirar a Logan desde donde me encuentro. Está hecho bolita en la cama, su respiración está tranquila, parece estar totalmente relajado.Camino hasta la pue
Me despierto en una habitación que no conozco, hasta que caigo en la cuenta de que no estoy en mi casa, estoy en la de los Meyer, y todo lo que pasó ayer no fue un sueño, pasó de verdad. Mis padres se han ido de viaje, y me han dejado sola con unos desconocidos, bueno, ya no tan desconocidos.Me levanto de la cama y me miro al espejo, tengo unas notables ojeras, la verdad es que no he dormido muy bien, a parte mi pelo está alborotado, intento arreglarlo un poco con mis manos.Luego me dirijo hacia la cocina, para mi buena suerte se encuentra Marcos preparando algo para desayunar.—Buenos días —se gira hacia mí, y me dedica una cariñosa sonrisa.— ¿Qu&eacu
Había llegado el día. Iba a convivir con Logan, el mismo chico con el que no podía estar ni cinco minutos sin discutir.Estaba haciendo la maleta, no sabía ni que meter en ella, tan solo esperaba que todo esto fuera una broma, y que mi padre apareciera por la puerta con una sonrisa en su cara mientras gritaba que me iba con ellos a Italia.Mis dos mellizos, como siempre, vinieron para molestarme.Dylan entró a mi habitación riéndose como un lunático, yo lo miré con una ceja alzada sin entender que estaba ocurriendo, hasta que detrás de él apareció Adrian, el que tenía todo el pelo teñido de azul. Mire el pelo azul de Adrian sintiéndome aún más confundida que antes.
Dos días antes de un viaje a Italia y ya la había cagado. Intenté pedir disculpas de todas las formas posibles, hasta mis dos hermanos pequeños se habían reído de mí, obviamente las disculpas las ignoraron completamente y el castigo seguía en pie.Mi padre me obligó a ir a hacer la compra, de todas formas yo tampoco quería quedarme en casa, y para tardar aún más tiempo, decidí bajar por las escaleras. Mientras bajaba solo podía pensar en una cosa: "hablaremos con la familia Meyer para ver si ellos te pueden acoger durante todo el tiempo que no estemos nosotros en casa", recuerdo que decía ayer por la noche mi padre.¿Ver todos los días al amargado de Logan? Sin duda de las peores cosas que me podrían pasar,
Al final decidí salir de casa con la intención de contárselo todo a Anthony. Marcos me había abierto los ojos.Caminaba a paso rápido entre las calles, entre la gente, mientras le daba vueltas a todo el asunto, al final llegué a su piso, respire hondo, necesitaba calmarme, mis manos sudaban y sentía una presión en mi pecho.Toqué el timbre, pocos segundos después se escuchó la voz de Anthony desde el telefonillo.– ¿Si?– Soy yo, Evelyn –dije. Hubo un momento de silencio hasta que un ruido me indicó que la puerta se había abierto, inmediatamente la empujé y entré en el piso. Me dirigí hacia el ascens
Me estaba empezando a encontrar a Marcos por todos los lugares a los que iba. Volvimos los dos juntos a nuestro edificio, él por el camino me contó varias anécdotas de su vida, de hecho también me avisó de que hoy haría una fiesta en su casa, ya que sus padres no estarían hasta la noche del día siguiente, me dijo que podía pasarme por la fiesta si quería, aunque yo no lo tenía muy claro, es decir, las fiestas no son lo mío, tenía otros planes para hoy, y esos planes incluían a mi cama, a mí, una serie y pizza.Al llegar a casa no se escuchaban tantos gritos como de normal. Para mi sorpresa Dylan y Adrian se encontraban sentados en la mesa con unos papeles en ella, lápices y un libro de lengua castellana. Al cerrar la puerta los dos se sobresaltaron y miraron hacia mi direcci&oa