Haiku.

Tal vez ya ni sea necesario explicar cómo fue mi despertar, fue el mismo de siempre, y con decir solo eso, ya os podéis imaginar cómo fue.

Bajé al comedor, mis padres estaban conversando cosas que ni entendía, tenían varios papeles esparcidos por la mesa, Dylan y Adrian estaban corriendo de un lado a otro mientras chillaban toda clase de idioteces.

– ¡Bola de fuego! ¡Ataca! –Les miro con una ceja alzada sin saber que pensar.

–Ya estabas tardando en levantarte, eh –me habla mi padre.

–Tampoco es tan tarde –. Ruedo los ojos.

–Evelyn, son casi la una de la tarde.

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