Había llegado el día. Iba a convivir con Logan, el mismo chico con el que no podía estar ni cinco minutos sin discutir.
Estaba haciendo la maleta, no sabía ni que meter en ella, tan solo esperaba que todo esto fuera una broma, y que mi padre apareciera por la puerta con una sonrisa en su cara mientras gritaba que me iba con ellos a Italia.
Mis dos mellizos, como siempre, vinieron para molestarme.
Dylan entró a mi habitación riéndose como un lunático, yo lo miré con una ceja alzada sin entender que estaba ocurriendo, hasta que detrás de él apareció Adrian, el que tenía todo el pelo teñido de azul. Mire el pelo azul de Adrian sintiéndome aún más confundida que antes.
Me despierto en una habitación que no conozco, hasta que caigo en la cuenta de que no estoy en mi casa, estoy en la de los Meyer, y todo lo que pasó ayer no fue un sueño, pasó de verdad. Mis padres se han ido de viaje, y me han dejado sola con unos desconocidos, bueno, ya no tan desconocidos.Me levanto de la cama y me miro al espejo, tengo unas notables ojeras, la verdad es que no he dormido muy bien, a parte mi pelo está alborotado, intento arreglarlo un poco con mis manos.Luego me dirijo hacia la cocina, para mi buena suerte se encuentra Marcos preparando algo para desayunar.—Buenos días —se gira hacia mí, y me dedica una cariñosa sonrisa.— ¿Qu&eacu
Era un nuevo día. Perezosamente logré abrir mis ojos, me removí un poco en la cama hasta notar algo, o a alguien, a mi lado, miré hacia esa dirección y me encontré con Logan profundamente dormido, por un momento había olvidado todo lo que había pasado ayer.Con cuidado me levanto de la cama y me acerco a la ventana. Parece que hoy va ha ser un día caluroso. El cielo se encuentra totalmente despejado y apacible.No se que hora es con exactitud, pues no tengo mi teléfono, pero creo que deben ser las diez.Vuelvo a mirar a Logan desde donde me encuentro. Está hecho bolita en la cama, su respiración está tranquila, parece estar totalmente relajado.Camino hasta la pue
Mi mañana fue bastante normal, nada comparado como cuando vivía con mis hermanos. Hablando de ellos, empezaba a hecharlos de menos, eran bastante pesados, y era difícil soportarlos, pero siendo sincera, hacían mi vida más interesante y menos aburrida, siempre tenía a alguien con quien hablar y reírme.Más o menos a las diez de la mañana me llamó mi madre, aún seguía enfadada con mis padres por no llevarme al viaje, pero al final vivir con los Meyer no era tan horrible como yo me había imaginado. Logan podía ser bastante simpático cuando quería, y Marcos era muy amable conmigo.—Buenos días —dije cuando respondí a la llamada.— ¿Cómo es
Asustado, me levanté rápidamente de la cama y corrí hacia la cocina. ¿Por qué olía a quemado? Tan solo eran las siete de la mañana.Al llegar a la cocina me encontré con un Marcos ojeroso, despeinado y sosteniendo una... ¿Una tarta? ¿Eso era una tarta o carbón?—Que cojones, Marcos. Pensaba que se estaba incendiando la casa.—Bueno, casi ocurre eso —ríe nervioso.— ¿Me puedes explicar por qué estás haciendo una tarta a las siete de la mañana?Con una mano se rascó la nuca y con la otra seguía aguantando aquella tarta que seguramente era
EVELYN BENNETYa estaba despierta, aunque permanecía con los ojos cerrados. Estaba feliz, me había besado con Logan. Aunque fuera un chico amargado y a veces insoportable, no podía mentir, me llamaba la atención, era guapo e inteligente.Aún podía notar sus labios por encima de los míos, la suavidad de su pelo y sus mejillas, recordaba cada una de sus pecas y el precioso verde esmeralda de sus ojos.Abrí los ojos y observé el blanco techo de la habitación, volví a cerrar los ojos y respiré hondo mientras una sonrisa de enamorada se formaba en mi cara. Estaba feliz.Al volver a abrir los ojos, mis neuronas parecieron conectarse.
El verano estaba pasando más rápido de lo que me imaginaba. El calor era más intenso que nunca y la energía se me agotaba antes de lo normal.Estaba volviendo de un día de playa con mis amigas, mi pelo castaño estaba enredado, y aún tenía arena en algunas zonas del cuerpo. El atardecer se empezaba a presentar en el cielo.Paso mi mano por mi enredado cabello en un intento de mejorarlo, pero no fue de mucha ayuda. Al llegar a mi edificio toco el botón del ascensor y espero a que este llegue, tarda un poco más de lo normal, pero al final acaba llegando. Aprieto el número de mi piso, el diez, mientras el ascensor empieza a ascender yo me observo en el espejo que hay en el interior de este, coloco un par de mechones tras mis orejas y en menos de lo esperado, el asc
Si despertar de mal humor fuera un concurso, yo siempre sería la ganadora.Despertarme por los gritos de Dylan y Adrian, no era de mis despertares favoritos, sin embargo, era el que me tocaba vivir todos los días.Me tapo la cara con una almohada irritada por tener que vivir cada mañana lo mismo. Desde mi habitación se podía oír como Adrian se quejaba a mama por el hecho de que Dylan se haya comido un donut más que él. Suspiro frustrada y me quedo en la misma posición durante unos segundos hasta que las neuronas en mi cabeza se conectan.¡Aquellos donuts eran míos!Salto de la cama, y con él pelo despeinado, el pijama arrugado y algunas legañas en mis ojos, salgo corriendo de mi habitaci&oacu
Mis mejores amigas tenían que irse, pero los dos mellizos iban detrás de ellas, y no las dejaban en paz.–Catalina ¿Quieres ir a ver mi habitación? –Le dice Dylan de forma pícara.–Deja de ligar con mi amiga– le digo a mi hermano mientras lo tomo por los hombros intentando apartarlo de mi amiga.–No estoy ligando, solo estoy siendo amable, Evelyn– pongo los ojos en blanco.En el momento en el que miro a Valeria, puedo ver cómo está sofocada por las preguntas de Adrian.– ¿Saldrías con un chico de catorce años?– ¿Qué? – <<Pobre Valeria&g