Si despertar de mal humor fuera un concurso, yo siempre sería la ganadora.
Despertarme por los gritos de Dylan y Adrian, no era de mis despertares favoritos, sin embargo, era el que me tocaba vivir todos los días.Me tapo la cara con una almohada irritada por tener que vivir cada mañana lo mismo. Desde mi habitación se podía oír como Adrian se quejaba a mama por el hecho de que Dylan se haya comido un donut más que él. Suspiro frustrada y me quedo en la misma posición durante unos segundos hasta que las neuronas en mi cabeza se conectan.
¡Aquellos donuts eran míos!
Salto de la cama, y con él pelo despeinado, el pijama arrugado y algunas legañas en mis ojos, salgo corriendo de mi habitación en dirección a la cocina.
— ¡¿Que se supone que estáis haciendo?! —grito al llegar.
Adrian y Dylan me miran confundidos, Dylan seguía masticando mi donut, era importante resaltar que era mío, pero una vez más, aquellos niños malcriados, hicieron lo que quisieron.
— ¿Comer? —dice Dylan con la boca llena.
—Os habéis comido mis donuts —digo haciendo énfasis en la palabra "mis".
— ¿Sabes lo que es el comunismo? —habla Adrian mientras se cruza de brazos. Yo alzo una ceja sin entender lo que intentaba decir.
—Evelyn, hay que aspirar a la igualdad de clases sociales, tenemos que ser personas anti-individualistas, ser colectivistas. Hay que eliminar la propiedad privada de los medios de producción, hay que tener una sociedad autónoma —miro a Dylan sin entender ni una sola palabra, luego paso mi mirada a Adrian el cual estaba haciendo que si con la cabeza, dándole la total razón al otro.
—Oye, dejaros de tonterías —era típico en ellos empezar a hablar de un tema que no tenía nada que ver, aunque no pensaran de esa forma, ellos simplemente lo decían para conseguir cambiar de tema y salirse como siempre con la suya. Con mi madre esa técnica aún funcionaba, incluso se podría decir que también funcionaba con mi padre, pero conmigo ya no, había funcionado muchas otras veces, pero me acabé acostumbrando y aquella táctica ya no funcionaba conmigo —me vais a devolver los tres euros que me ha costado la caja de donuts.
Dylan y Adrian se miran y luego me miran a mí, en una milésima de segundo empiezan a correr obligándome a mí ir tras ellos.
— ¡Dejar ya de comportaros como idiotas! —Ellos no se detienen, de hecho les estaba haciendo gracia a aquella escena, incluso yo misma si hubiera visto algo así también me hubiera hecho gracia, pero en el momento que eres tú la que tiene que soportar a aquellos dos todos los días, hace menos gracia.
Era de esperar que al final los atrapara, cada uno me dio un euro con cincuenta céntimos, verles la cara de enfadados por no haberse salido con la suya, era simplemente satisfactorio. De hecho podría decir que, haberles mandado todo su plan abajo y haber conseguido lo que quería, compensaba completamente mi horrible despertar, que, como no, también había sido por su culpa.
El resto del día fue bastante aburrido, me había quedado en casa leyendo un libro de fantasía que me empecé hace un par de días atrás.
Esperaba emocionada a que llegaran las siete de la tarde. Catalina y Valeria, mis dos mejores amigas, habían planeado venir a mi casa para hacer una fiesta de pijamas. Había comprado palomitas, golosinas, helado de vainilla, el favorito de las tres, y donuts, pero obviamente donuts ya no habían por culpa de mis hermanos. También compre distintas mascarillas, estaba realmente emocionada.
Llegaron las siete de la tarde, mis mejores amigas no tardaron en llegar. Rápidamente nos pusimos a organizarlo todo para nuestra fiesta de pijamas.
—Metete esto debajo de la camiseta —le digo a Valeria, ella me mira confusa.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—Porque Catalina ya lleva bajo la camiseta las golosinas, y yo llevo el chocolate —le recuerdo —además, ya sabes que como mis hermanos vean toda esta comida, nos la quitarán, no dudarán ni un segundo en hacerlo.
—Ahg, está bien.
Con mucho cuidado, vigilando que aquellos dos malcriados no aparezcan, fuimos a la cocina. Mientras metía las palomitas en el microondas, Catalina y Valeria hacían la mezcla rara, que según ellas, era una gran idea. Mezclaban golosinas con trozos de chocolate, para finalmente meter allí también las palomitas.
— ¿Cojo el helado? —pregunto antes de salir de la cocina. Ellas se paran y me miran.
— ¿En serio lo preguntas? –habla Valeria.
Mientras volvíamos a mi habitación, intentamos esconder el bol con palomitas y el resto de cosas que le habían echado. Por un momento pensábamos que uno de los dos mellizos venía, pero el sonido de los pasos cesó y nosotras pudimos seguir yendo a mi habitación con total normalidad. Al entrar dejaron el bol en mi escritorio y yo fui en busca de mi portátil, de mientras ellas se estaban cambiando la ropa a su pijama para estar más cómodas.
— ¿Que serie o película queréis ver? —pregunto cuando por fin encuentro mi portátil.
—Está claro que Shrek.
—No vamos a ver Shrek, Valeria —le responde Catalina.
— ¿Vemos alguna de comedia? —pregunto, Valeria se queda callada, en cambio Catalina contesta enseguida.
— ¿Desde cuándo en las fiestas de pijamas se miran películas de comedia? Hay que ver alguna de romance, o que nos haga llorar, ya sabes, tipo el Titanic.
—Violet y Finch —respondo enseguida— si no lloras con esa peli, literalmente no tienes sentimientos.
Ella aceptó mi propuesta, Valeria aún seguía pensando que era mejor ver Shrek, pero Catalina no cambiaba su respuesta.
Las tres nos sentamos en mi cama, en mis piernas estaba el bol, del cual Catalina comía felizmente, y Valeria tenía el bote de helado de vainilla. La película empezó, pero no duramos ni cinco minutos viéndola pues Caty (el apodo que utilizamos de vez en cuando para llamar a Catalina) nos empezó a explicar qué tal le iba con su novio.
—Os juro que es el hombre perfecto, el otro día me dijo que me amaba mucho.
—Anthony y tú hacéis muy buena pareja —le dice Valeria.
— ¿Y tú que tal con Ernest? —Valeria se empieza a poner roja y juguetea nerviosa con sus dedos.
—El otro día me presentó a sus padres —responde —creo que les he caído bien.
A partir de ahí la conversación se basaba en los novios de mis mejores amigas, yo hacía como que escuchaba, de vez en cuando asentía con la cabeza, pero lo único interesante que me parecía en aquellos momentos era el bol, me comía una golosina, luego una palomita, después un trozo de chocolate, hasta qué escuché como Caty me preguntaba algo.
— ¿Qué? —pregunto para qué me repita la
pregunta, realmente no la estaba escuchando, el bol de palomitas me llamaba más la atención que su conversación.—Que si ya has encontrado a alguien, ya sabes ¿Algún chico que te guste?
Lo pienso por un segundo y luego niego con la cabeza, ellas parecen decepcionadas por mi respuesta, pero tristemente era la verdad.
El resto de la noche nos dedicamos a comer helado, ponernos mascarillas y acabar llorando por la película que habíamos puesto. Nos fuimos a dormir como a las cuatro de la mañana, mis ojos no podían seguir permaneciendo abiertos y terminé durmiéndome.
Al día siguiente si no hubiera sido por mis hermanos, nos hubiéramos quedado dormidas hasta las cinco de la tarde, pero no, para eso estaban mis hermanos, para despertarnos.
Tarúpido:
Persona de ideas absurdas y no muy lista.Mis mejores amigas tenían que irse, pero los dos mellizos iban detrás de ellas, y no las dejaban en paz.–Catalina ¿Quieres ir a ver mi habitación? –Le dice Dylan de forma pícara.–Deja de ligar con mi amiga– le digo a mi hermano mientras lo tomo por los hombros intentando apartarlo de mi amiga.–No estoy ligando, solo estoy siendo amable, Evelyn– pongo los ojos en blanco.En el momento en el que miro a Valeria, puedo ver cómo está sofocada por las preguntas de Adrian.– ¿Saldrías con un chico de catorce años?– ¿Qué? – <<Pobre Valeria&g
Era un gran día para no hacer absolutamente nada, para mi mala suerte –que novedad–mi madre acudió a mí para pedirme que fuera a comprar todo lo que tenía ella en la lista de la compra. Según ella, estaba ocupada y no tenía tiempo para ir, mi padre se encontraba en el trabajo, y obviamente, no confiaba en mis hermanos, yo tampoco confiaría en Dylan y Adrian ni aunque tuvieran que vigilar a una piedra, no sé ni cómo lo harían, pero estoy segura de que la acabarían perdiendo.Miro la lista, era bastante larga.No tardo mucho en vestirme y me hago un moño desenfadado, cojo mi cartera y la lista de la compra. Por un momento pensé en utilizar el ascensor (que supuestamente ya estaba arreglado) pero después de la experiencia de ayer, prefería bajar por las escaleras.
POV LOGAN MEYER (CAPÍTULO 3)Un sonido repetitivo se escuchaba por toda mi habitación. Ya estaba acostumbrado a esto, a levantarme temprano aunque no hubiera ninguna necesidad en hacerlo.Me levanto de la cama y apago el despertador, eran las siete y media de la mañana, al ser verano el sol salía más temprano, y me daba la sensación de que era yo el que me levantaba tarde. Perezosamente pero aún así sin detenerme, me voy en dirección a la cocina. Mi hermano aún dormía y mis padres pocas veces estaban en casa, estaban casi siempre de viaje por temas del trabajo, ni en verano se daban un respiro, pero tampoco podía quejarme, es decir, todo lo que era y tenía era gracias a ellos. De todas formas ya me acostumbré a la soledad.
Nuevo día, nuevo despertar, pero nadie me asegura que sea uno tranquilo... En verdad no sé ni por qué aún pienso que puedo tener un despertar normal cuando tengo a dos hermanos como Dylan y Adrian.– ¡No es así! ¡No me estás escuchando! –Se escucha la voz de Dylan desde el salón.– ¡Eres un profesor de mierda! –Le responde Adrian.– ¡Oye Adrian, ese vocabulario! –Aparece mi madre en escena.Me tapo la cara con mi almohada, soñaba con despertar de otra manera, supongo que eso no era posible en esta casa, debía acostumbrarme ya, pero daba igual cuantos años pasaran, de todas formas no lo lograba.
Tal vez ya ni sea necesario explicar cómo fue mi despertar, fue el mismo de siempre, y con decir solo eso, ya os podéis imaginar cómo fue.Bajé al comedor, mis padres estaban conversando cosas que ni entendía, tenían varios papeles esparcidos por la mesa, Dylan y Adrian estaban corriendo de un lado a otro mientras chillaban toda clase de idioteces.– ¡Bola de fuego! ¡Ataca! –Les miro con una ceja alzada sin saber que pensar.–Ya estabas tardando en levantarte, eh –me habla mi padre.–Tampoco es tan tarde –. Ruedo los ojos.–Evelyn, son casi la una de la tarde.
Me estaba empezando a encontrar a Marcos por todos los lugares a los que iba. Volvimos los dos juntos a nuestro edificio, él por el camino me contó varias anécdotas de su vida, de hecho también me avisó de que hoy haría una fiesta en su casa, ya que sus padres no estarían hasta la noche del día siguiente, me dijo que podía pasarme por la fiesta si quería, aunque yo no lo tenía muy claro, es decir, las fiestas no son lo mío, tenía otros planes para hoy, y esos planes incluían a mi cama, a mí, una serie y pizza.Al llegar a casa no se escuchaban tantos gritos como de normal. Para mi sorpresa Dylan y Adrian se encontraban sentados en la mesa con unos papeles en ella, lápices y un libro de lengua castellana. Al cerrar la puerta los dos se sobresaltaron y miraron hacia mi direcci&oa
Al final decidí salir de casa con la intención de contárselo todo a Anthony. Marcos me había abierto los ojos.Caminaba a paso rápido entre las calles, entre la gente, mientras le daba vueltas a todo el asunto, al final llegué a su piso, respire hondo, necesitaba calmarme, mis manos sudaban y sentía una presión en mi pecho.Toqué el timbre, pocos segundos después se escuchó la voz de Anthony desde el telefonillo.– ¿Si?– Soy yo, Evelyn –dije. Hubo un momento de silencio hasta que un ruido me indicó que la puerta se había abierto, inmediatamente la empujé y entré en el piso. Me dirigí hacia el ascens
Dos días antes de un viaje a Italia y ya la había cagado. Intenté pedir disculpas de todas las formas posibles, hasta mis dos hermanos pequeños se habían reído de mí, obviamente las disculpas las ignoraron completamente y el castigo seguía en pie.Mi padre me obligó a ir a hacer la compra, de todas formas yo tampoco quería quedarme en casa, y para tardar aún más tiempo, decidí bajar por las escaleras. Mientras bajaba solo podía pensar en una cosa: "hablaremos con la familia Meyer para ver si ellos te pueden acoger durante todo el tiempo que no estemos nosotros en casa", recuerdo que decía ayer por la noche mi padre.¿Ver todos los días al amargado de Logan? Sin duda de las peores cosas que me podrían pasar,