Pasando, en parte, por hacer compañía a un Frey castigado, por las pocas cosas que podía hacer, se dio un tiempo de música acústica en la terraza.
Esa plaza de la casa estaba delicadamente adornada con sillas colgantes que eran muy cómodas
Mientras recitaba una canción que estaba empezando a componer y anotaba en mi librito un título que rezaba: 26 - La chica de la fiesta, Frey navegaba en el teléfono en búsqueda de algo interesante, pero a medida que pasaba el tiempo, se quedaba más hipnotizado con las imágenes de I*******m.
Otra vez Elian tenía ese breve presentimiento de que alguien lo estaba viendo desde la ventana en la segunda planta de la casa del vecino. Apenas pudo voltear, el movimiento de las cortinas queriendo regresar a su sitio lo desconcertó.
-Hey, Frey. ¿Quién vive en la casa de al lado a demás del viejo Efrén?
-Pues, el tiene una hija. No la conozco mucho porque nunca sale pero sé que viene de vez en cuando en las vacaciones de verano. Es algo rara.
Habían pasado varios días desde la última vez que alguien se asomó por esa ventana a espiar a Elian.
Desde entonces, había recorrido el pueblo con una camarita en busca de lugares en donde visualizaba una buena foto. Ese día en la tarde salí nuevamente.
La cámara funcionaba con impresión instantánea por lo que el número de disparos era reducido ya que solo tenía dos sobres de diez papelitos para fotografía.
Después de recorrer varios puntos marcados del pueblo en días anteriores, y trazando un recorrido en un mapa, me senté en una parte alta de una colina. La zona era boscosa y ya se salía de los límites urbanos.
Ya para ese momento mi herida no ardía tanto cuando duraba tanto tiempo caminando.
Las copas de los árboles eran altas y la caída del risco donde terminaba la colina podría suponer la muerte segura pero eso no me importó, estaba sentado en el borde, cansado, sacando una botellita de agua de su mochila azul rey junto con unos waffles con frutos silvestres.
Por algo me encantaba tanto este pueblo. Sabía de ese lugar secreto desde hacía mucho tiempo, pero desde que los planes en la ciudad fueron supuestamente sólidos tenía el temor de no volver a ver ese maravilloso paisaje, y eso dificultaba visitar el pueblo en algún momento lejano, tendría por lo menos el recuerdo vivo de que estuvo ahí, y que siempre va a existir plasmado en una imagen.
Durante días, había buscado en G****e fotos de paisajes y muchas coincidían en algo, los atardeceres son hermosos.
Esa tarde, estaba en el gran número 1 que se dibujaba en el mapa y después de tomar la foto lo mejor que pude, lo taché. Vaya como iba a extrañar ese preciso lugar, donde podía aislarse de todo lo demás y pensar por su propia cuenta sin que nadie me cuestionara. Consideré muchas veces en armar un campamento un día y quedarme ahí y ver las estrellas, pero en esa zona hay muchos animales grandes y tuve cierto temor por ello.
Antes de irme, el vistazo del pueblo me transmitía serenidad, nada comparado a donde vivia en la ciudad ahora. En el fondo quisiera quedarme aquí toda la vida, poco a poco conocería a las personas y lo más probable es que cada viernes fuese a comer donde el Abuelo Ernest. No era realmente mi abuelo, pero así se llamaba el lugar, servían unos platos que incitaban al infarto, pero eso era un gusto necesario.
Uno de los únicos lugares donde servían buena comida en ese pueblito rodeado de montañas.
Antes de finalizar este pequeño viaje, detallé por ultima vez lo que veía. Había una gran cantidad de casitas de un lado del panorama, las montañas al fondo y unos pocos edificios grandes en una zona alejada del lado derecho junto con un pequeño campo de baseball. Carros iban y venían por las calles y cada quien estaba a tiempo de ser felices, no como en la ciudad que siempre las personas ibas presurosas por vivir en una esclavitud de vida.
Al día siguiente, tía Eliana le pidió a Elian que buscara un envase plástico donde le había servido algo del almuerzo de días pasados al vecino para que lo probara.
Ya en la casa del señor Efrén, una casa ostentosa con todos los lujos que te puede permitir la zona suburbana de Green Valley, toqué el timbre y en instantes, a través de la puerta de madera oscura fina con detalles en cromo, salió el hombre dueño de la casa. Un hombre de estatura media, con carismática sonrisa y parecía mantener el cuerpo de treinta años, aunque las canas le dejaban ver qué era mayor de los cincuenta.
Después de un cordial saludo, me dijo que estaba un poco ocupado con algo, al ser envase plástico el motivo de mi visita, llamó a su hija, la que en mi vida había visto, para que me atendiera.
-¡Valentina! Atiende al vecino mientras yo trabajo, por favor.
En ese momento hice algo divertido como imaginarme el aspecto de Valentina tal como me lo había dicho Frey. Algo rara, quizá usa gafas y sin bañarse. Todo es posible.
Desde dentro de la casa, una voz femenina respondía desde lo alto de las escaleras. La voz era muy vivaz y me pareció hasta familiar. La intriga llegó a un punto en el que me daban ganas de entrar a la casa para desvelar el misterio.
Por inercia, cuando estuvo cerca de desmentir las teorías, cuando los pasos se escuchaban cerca de la puerta, acomode mi postura y me hice como el distraído, fingiendo que veía las gardenias flotantes que había en el pórtico
-Si, bue...
El característico cabello cobre con reflejos rojos delató la identidad de la desconocida, y vaya que tan desconocida no era.
Llevaba puesta una camisa que tenía un estampado de alguna caricatura de esas japonesas de al menos tres tallas más grande, una licra que le llegaba hasta los tobillos. No se parecía a la misma chica que había conocido aquella vez.
-Tu...
Valentina hizo una expresión extraña, como si de repente la hubieran sacudido de su mundo interno en la casa, como si hubiese sido despojada de toda tranquilidad. Se quedó sin habla por un momento.
-Valentina, yo...
La chica desapareció al interior de la casa y regreso con el envase.
-Piérdete -le dijo la chica.
-¡Espera, Valentina! - no había culminado la oración cuando la puerta se cerró frente a él.
¿Pero que diablos acaba de pasar? Hasta donde llega mi reducida capacidad intelectual, no hay motivos por los cuales ella pueda estar molesta conmigo.
Me fui a casa totalmente confundido y con un frío en el pecho. ¿Esa es la misma chica que conocí en la fiesta? Sea lo que sea, durante un tiempo ha estado fisgoneando por la ventana. Todo se pone más raro.
-Oye, ¿no es un poco exagerado que la llames espía?, digo, solo te miraba por la ventana.-Le decía así porque me espiaba, a demás, no sabia que era Valentina.Elian se hallaba en la sala lanzando una pelota de goma contra la pared, mientras que Frey se concentraba en rebanar cebollín desde la cocina.En el pequeño televisor que estaba en la barra de la cocina figuraba las noticias con leve sonido y se narraba el reciente avistamiento de ciertos felinos en la zona boscosa del pueblo. una mujer rubia con cara severa explicaba que los miembros del modulo de guardabosques estaban estableciendo un perímetro seguro mientras capturaban y reubicaban a los animales.-Sabes, cuando la conocí en la fiesta era distinta, se le veía en los ojos -el constante ¡tac! de la pelota rebotando hacia un sonido acompasado.-Las personas cambian con el alcohol, primito -lagrimas salían de los ojos de Frey.-Ella no bebe, ni yo...-¿No crees que le estas dando muchas vueltas a esto?, digo, a lo mejor le deber
El estadio era todo lo que me imaginaba. Un pequeño campo con gradas de no más de diez escalones y al menos cien personas sentadas esperando el inicio del juego. Ya entendía por qué la entrada era algo general.Algo que realmente me llamó la atención era que muchas personas llevaban puesta la mercancía del equipo local, los pumas blancos, que era un bonito conjunto de color beige. Algo entendible.Buscando entre la multitud, encontró al objetivo en una zona detrás de la almohadilla de home. Desde ahí se podía escuchar a los equipos charlar un poco antes del inicio del partido.Comprando un par de algodones de azúcar, me dirigí a donde se hallaba el viejo Efrén. Al lado, una chica con un au
Yo me hallaba aún en la casita colonial en la zona abandonada del pueblo, dos hambrientos pumas estaban esperando detrás de la puerta. Como si fuera poco, la noche se alzaba y una extraña voz en la penumbra de aquel lugar olvidado hizo acto de presencia después de que se calmaron las aguas. -Tu, ignorante, como te atreves a irrumpir en mi casa. El muchacho no sabía qué hacer. - ¿Quién anda ahí?, ¿¡quién es!? -Oh, no importa quien soy, porque hasta yo lo olvidé. -Pero que... Los receptores olfativos de Elian comenzaban a distinguir el olor del encierro, el sudor y posiblemente de putrefacción. Algo fétido emanado de algún cuerp
Comiendo unas gustosas hamburguesas, estaba el señor Efrén acompañado de Valentina en el pequeño restaurante del tío Ernesto. Ya era de noche y los platos estaban vacíos. El lugar estaba a la mitad de su capacidad y entre el bullicio de la gente se podía distinguir el sonido del televisor. "...Un joven fue rescatado hoy después de ser perseguido y acorralado en la zona norte cerca del bosque. Según ElianNochett, de diecisiete años, un grupo de pumas, también conocidos como leones de montaña, interceptaron al muchacho mientras caminaba al encuentro con su tía en el Cine La Galería. Tras resguardarse en una casa abandonada esperando la llegada de la brigada de guarda bosques, se procedió a llevar a Elian al módulo y se recibieron ordenes estrictas de aumentar la seguridad y programar un toque de queda para las zonas adyacentes. Según las palabras del alcalde Omar Tacoronte, se apura
La noche se hizo eterna y no pude conciliar ni por un momento el sueño. Estaban tantas cosas en mi mente del día, que en la noche me atormentaban con ideas vagas y redundantes. Valentina, la vieja y los pumas. me rompieron el corazón, habló con una moribunda en su lecho de muerte y por poco fui carnada de animal, ninguna de esas cosas me habían sucedido en toda la vida en la ciudad, así que consideré que había sido excesivamente demasiado. Sin embargo, lo que más me atormentaba era lo que quería decir la vieja con sus extrañas palabras. Aunque apenas la mitad de lo que dijo pudo haber tenido algo de sentido, la verdad es que una cosa me llamó mucho la atención, era el hecho de que cuando alguien está sufriendo, tiende a alejar al mundo. ¿Será esa la razón por la cual se quiso ir por el camino mas peligroso hasta llegar al cine?, y, ¿s
Habían pasado un par de días y el malestar del incidente no había cesado, por más que tía Eliana me haya intentado animar con salidas caprichosas y dulces de pastelería. El misterio de Melani Estrella me mantuvo pensando tanto que pude haber sacado dos canciones más a parte de la primera, gracias a la conversación escrita que me había facilitado aquel sujeto llamado Roger, que venía de los estudios forenses los cuales sirvieron para refrescar la memoria que difícil era de acceder debido al miedo y a los nervios que había sufrido en ese momento. Era inevitable no pensar en eso, pero después del primer día, me propuse a dejar a un lado los pensamientos, que parecían ser filosóficos extremistas, para que abandonasen mi mente. Así que se me ocurrió una buena manera de aliviar la carga mental que tenía. Ir a un lugar muy especial que fue l
El jueves por inercia había llegado. La conversación que había mantenido el día anterior con Valentina me mantenía a la expectativa, pero ahora estaba mas tranquilo sabiendo que le pude decir todo lo que quería en persona, y mejor aún, que ella había escuchado bien. La salida parecía ser prometedora. Después de haber salido a comprar ropa y con el nuevo corte de cabello, ya parecía un chico potencialmente atractivo, sobre todo porque tenía buena altura y a pesar de ser delgado, la ropa de buena talla me hacían tener un estilo muy fresco y serio. Ahora vestía unos Nike totalmente negros que me daba más altura, un jogger con estampado de un jean azul oscuro y una franela unicolor gris acompañado de la chaqueta de Frey. La noche se acercaba y con ella la hora de salir al boliche. Tía E
Levantarse por la mañana, desayunar, bañarme, estar con el animo matutino, pero con algo poco común. En mi teléfono aparecían dos mensajes sin leer, uno era de Annie, quien me había respondido al mensaje de:hola, soy Elian, guarda mi númerocon un:Hoy en el parque a las 5 pm, los muchachos de la banda practicaran un pocoEse mensaje me llenó de emoción en el fondo del corazón, pero lo que mas me fascinaba era el par de mensajes que seguían después de ese. Luna envió:Hola, lo siento, anoche caí rápido, fue un día largo. ¿Cómo va tu ma&n