Cae la lluvia

Estuve todo el trayecto junto a lo que quedaba de mamá Elisa.

No salían lágrimas, pero si había un agujero negro en mi estomago y un frío consumidor en mi cabeza. El detrimento del suceso trágico dejaba mi pecho abierto sin barrera alguna, como esperando a que una flecha perdida acabara con mi dolor de alguna manera.

Las personas me hablaban, pero no las escuchaba.

Así pasó durante el velorio.

Curiosamente, ese día llovió.

Después del entierro, me quedé horas viendo la tumba de mamá Elisa, y Frey me acompañó con un paraguas hasta que dejó de llover. Entonces me quedé solo frente a ese montículo de tierra. Haces de sol resplandecían cayendo del cielo como velos de claridad.

No había nadie a mi alrededor. Creí haber escuchado a Frey decirme algo antes de que se fuera, pero no me importaba.

A&

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