No llamaron nuevamente a los finalistas. Solo Evans y yo.
Dimos la vuelta por detrás del escenario para encontrarnos con la zona de preparación donde muchas personas se dedicaban a asegurarse de que luciéramos bien. Cuando estuve en compañía de una chica morena que estaba atenta a mi vestuario, se dio cuenta de la increíble mancha en mi camisa, por lo que pidió el cambio por el intercomunicador.
En esta oportunidad, el entretiempo para la última presentación era más prolongada, dando oportunidad a los espectadores de ir a por botanas o descargar en el baño. Mientras tanto, yo con un caramelo en la boca procuraba aliviar mis tensiones.
Seguía con un cierto temblor en las manos, cosa que no aportaba a mi tranquilidad por temor a no poder manipular la guitarra como debía hacerlo. Por suerte Evans iba a pasar primero.
El chico rubio, esta vez vestido con una chaqueta de
La sangre me subió a la cabeza calentando mis mejillas. No acababa de entender quién era la persona que estaba manejando el sedán rojo en el que me monté.Un sujeto con barba canosa, una gorra tipo driver escocesa y su cigarrillo en mano era quién dirigía el vehículo. Tenía cicatrices y moretones en distintas partes de la cara, y pasado unos minutos me di cuenta que bebía whiskey.De fondo, aún se escuchaba la emisora que estaba en sintonía cuando entré, aunque ahora hablaban de mi participación y la de Evans aludiendo a quién pudo haber ganado.- ¿A qué vienes con eso de hijo? -pregunté para salir de dudas.- No creo que seas Beethoveen, hijo -respondió con cierta ironía-. ¿Crees que me olvidé de ti?- ¡Maldito idiota! -impulsivamente me abalancé contra él ahorcándolo por el c
Los matones que hacía tanto tiempo irrumpieron en mi casa de la ciudad estaban ahí. Ellos eran los responsables del incendio y me di cuenta que tuvieron más interés en vigilarme que en buscar a mi padre. Posiblemente ya le habrían avisado a Bruno acerca de mi paradero. Se acercaron a mí, por lo que tuve que alejarme de Frey y tía Eliana, y evadir a los Cidarte. - Mi padre me había secuestrado -me adelanté a decir-. Conozco su paradero. No dijeron una palabra. Solo se detuvieron en su sitio e intercambiaron miradas. Uno de ellos se retiró con una llamada en curso mientras el otro sujeto se quedó cerca de mí. Pasaron unos segundos y finalmente me dijeron: - ¿A dónde se fue Finnigan Nochett? - Carretera interestatal, en esa dirección -señalé con la mano. -Mañana en la residencia Vidali. Deberás hablar con la prensa. Te tendremos vigilado y a tu familia. Evitemos accidentes. Ambos sujetos desaparecieron entre la gente.
Las preguntas fueron poco obvias, pero no tanto como las intenciones que tenía Bruno Vidali con respecto a mi carrera.-¿Cómo te sientes al haber sido seleccionado ganador del festival de música de Green Valley? -dijo el entrevistador.Con tantas vueltas, había dado por sentado que había ganado Evans.-Pues, bien, supongo.Tras unas preguntas más, me enteré de algo aterrador.-La fundación Vidali apoyó la causa de tu familia en su accidente, por lo que les brindaron una residencia provicional hasta que se arreglen las cosas, ¿qué opinas al respecto?Bruno tenía el control total de mi vida.Concluida la entrevista, me topé con el magnate, quien fumaba pipa.-Posiblemente me veas como el malo, muchacho, pero la verdad es que estoy cuidando un producto.- Me da igual lo que hagas con tal de que no te p
Elian estaba picando algunas cosas para preparar su almuerzo, como siempre, deseaba que mamá Elisa trajera algo que hubiera comprado en el camino. En ese momento música a todo volumen rebotaba en las paredes de aquel apartamento, donde las palabras 'estrecho' y 'desordenado' la describen perfectamente. Eran las tres de la tarde y alguien tocaba a la puerta, pero la música no dejaba escuchar aquellos golpes atronadores, que de un momento a otro se fueron convirtiendo en patadas y manotazos. El suelo tembló brevemente y Elian al voltear vio la puerta en el suelo. Habían dos sujetos entrando en el pequeño departamento. Aquellos hombres intrusos, de pantalones de mezclilla azul y chaquetas de cuero; uno tenía una calva prominente y una cicatriz en la mejilla, el otro, bajo en estatura, tenía densa melena y abundante barba.
Sueño con esos dos hombres irrumpiendo en mi casa, el disparo, la desesperación. Finalmente me despierto con el calor y la agitación en el autobús. Termino jadeando y sudoroso aferrándome a mis pertenencias y a los recuerdos de una vida normal. Buscando despejar mi cabeza, reparo en el entorno mirando por la ventanilla de mi asiento. Afuera hay grandes extensiones llanas con muchas vallas salpicadas de animales de corral. Las vacas se veían tan despreocupadas echadas en el pasto a la sombra de los árboles que por un momento intenté recordar la tranquilidad con la que he vivido siempre. No lo logré. Me relaja el sonido ronco del motor, tan constante y profundo. Llego al destino. Green Valley es tal y como lo recuerdo. Una ciudad muy verde y mucha tranquilidad y rodeado de montañas. Tía Eliana esperaba en su pórtico, sentada en su silla colgante con una revista en manos. Al parecer se percató de que había un taxi frente su casa cuando es
Después de que se fuera esa chica a la que empecé a llamar en mi mente "Eva" debido al desconocimiento de su nombre, me apresuré en salir de la casa del anfitrión con la esperanza de encontrar a Frey. El conflicto era entre dos chicas que en algún momento dado, comenzaron a jalarse los cabellos como dos fieras y fueron separadas por sus amigos. Después de unas horas, ya estaba asomándose algún rastro del amanecer y la música se había apaciguado. En lo que quedaba de noche no pude encontrar a "Eva" ni a Frey, hasta que este último lo hallé tirado en un sillón. En una situación normal le hubiera echado agua para que despertara, pero tuve que recurrir a prenderle fuego cerca de las manos. De inmediato despertó molesto, cosa que me causó gracia. Lo convencí para que se vistiera para poder ir a casa, y entonces, aproveche por c
Pasando, en parte, por hacer compañía a un Frey castigado, por las pocas cosas que podía hacer, se dio un tiempo de música acústica en la terraza.Esa plaza de la casa estaba delicadamente adornada con sillas colgantes que eran muy cómodasMientras recitaba una canción que estaba empezando a componer y anotaba en mi librito un título que rezaba: 26 - La chica de la fiesta, Frey navegaba en el teléfono en búsqueda de algo interesante, pero a medida que pasaba el tiempo, se quedaba más hipnotizado con las imágenes de I*******m.Otra vez Elian tenía ese breve presentimiento de que alguien lo estaba viendo desde la ventana en la segunda planta de la casa del vecino. Apenas pudo voltear, el movimiento de las cortinas queriendo regresar a su sitio lo desconcertó.-Hey, Frey. ¿Quién vive en la casa de al lado a demás del viejo Efrén?-Pues, el tiene una hija. No la conozco mucho porque nunca sale pero sé que viene de vez en cuando en las vacaciones de verano. Es algo rara.Habían pasado vario
-Oye, ¿no es un poco exagerado que la llames espía?, digo, solo te miraba por la ventana.-Le decía así porque me espiaba, a demás, no sabia que era Valentina.Elian se hallaba en la sala lanzando una pelota de goma contra la pared, mientras que Frey se concentraba en rebanar cebollín desde la cocina.En el pequeño televisor que estaba en la barra de la cocina figuraba las noticias con leve sonido y se narraba el reciente avistamiento de ciertos felinos en la zona boscosa del pueblo. una mujer rubia con cara severa explicaba que los miembros del modulo de guardabosques estaban estableciendo un perímetro seguro mientras capturaban y reubicaban a los animales.-Sabes, cuando la conocí en la fiesta era distinta, se le veía en los ojos -el constante ¡tac! de la pelota rebotando hacia un sonido acompasado.-Las personas cambian con el alcohol, primito -lagrimas salían de los ojos de Frey.-Ella no bebe, ni yo...-¿No crees que le estas dando muchas vueltas a esto?, digo, a lo mejor le deber