-Oye, ¿no es un poco exagerado que la llames espía?, digo, solo te miraba por la ventana.
-Le decía así porque me espiaba, a demás, no sabia que era Valentina.
Elian se hallaba en la sala lanzando una pelota de goma contra la pared, mientras que Frey se concentraba en rebanar cebollín desde la cocina.
En el pequeño televisor que estaba en la barra de la cocina figuraba las noticias con leve sonido y se narraba el reciente avistamiento de ciertos felinos en la zona boscosa del pueblo. una mujer rubia con cara severa explicaba que los miembros del modulo de guardabosques estaban estableciendo un perímetro seguro mientras capturaban y reubicaban a los animales.
-Sabes, cuando la conocí en la fiesta era distinta, se le veía en los ojos -el constante ¡tac! de la pelota rebotando hacia un sonido acompasado.
-Las personas cambian con el alcohol, primito -lagrimas salían de los ojos de Frey.
-Ella no bebe, ni yo...
-¿No crees que le estas dando muchas vueltas a esto?, digo, a lo mejor le deberías de hablar un poco, ¿no crees? ¡Maldita sea! -Frey ahora luchaba con una cebolla-. ¡Nunca quedan bien finas! -decía aún llorando.
-A lo mejor...
Un plan se estaba creando en mi mente. Quizás si me acerco poco a poco al vecino Efren, podría dar con ella en un momento que sea menos susceptible. Esta idea quedó inmediatamente descartada cuando el señor Efrén admitió que su hija no le gustaba salir desde hacía mucho tiempo, cosa que me extrañó en gran medida. Había recordado que su salida a la fiesta fue gracias a la influencia a una amiga que ella tenía en la facultad.
Entonces, me encontraba en el patio trasero de la casa donde estaba jugando a lanzar la bola (de softball) con el señor Efrén. Su edad hacía que cada cierto tiempo, cuando le lanzaba una difícil por mi torpeza, se quejara de sus articulaciones.
-Sabes muchacho, de joven yo pude jugar a los deportes y ser el líder de un equipo que estaba destinado al éxito, pero la vida me dio a elegir, y elegí estar en casa con mi familia.
-Disculpa si me entrometo mucho pero, no sabía que tenía hija.
-Oh, no, no, tranquilo. Si, su mamá en los último años no le ha ido bien y a mi siempre me ha encantado cuando ella viene en vacaciones de invierno, pero esta vez vino en primavera.
-Me ha dicho mi primo que pocas veces son las que sale de su casa.
El viejo Efrén estaba reposando su peso en una pala de medio tamaño como si fuese un báculo. La sombra de los arboles les refrescaba del caluroso contacto del sol.
-Que te puedo decir, está en su edad adolescente. Se la pasa en su cuarto haciendo las cosas que los jóvenes hacen normalmente, pero es una chica adorable.
-Ni que lo diga -dije recordando el portazo de bienvenida de mi segundo encuentro.
Mientras el vecino de tía Eliana veía la pelota, se le ocurrió una idea.
-Muchacho, ¿no les gustaría a ustedes que fuésemos al partido de baseball este viernes de los bigotes de bagre contra los pumas blancos?
No me gusta el baseball, pero con la ilusión de saber más sobre Valentina, acepté y enseguida entré a la casa para decirle a Frey.
-Chico, que la comida ya está lista y tu allá afuera hablando con el viejo Efrén -dijo tía Eliana mientras entraba por la puesta trasera que daba con la cocina.
-Lo siento -me encogí de hombros.
La cena era algo extraña, como todas las obras de arte de Frey. Visualmente parecía un mezcladillo de todo lo que sobraba de la nevera, pero su sabor era bastante decente al igual que su aroma.
Les conté sobre el juego de baseball y todos parecieron estar en contra. Cada uno alegaba una cosa distinta, o algo así. Primero, tía Eliana argumentaba que los viernes eran sagrados para hacer salidas familiares y ese viernes tocaba ir al cine, mientras que Frey, bueno, decía lo mismo solo agregando que esos equipos eran horribles.
Tampoco es que tuviera muchas ganas de asistir pero el detalle era que quería ver a la hija de Efrén.
-No me digas que quieres ir para allá para ir a ver a la vecina, te atrapé -Frey vociferaba lanzando partículas de comida de su boca.
-¡No, no!, ni que lo digas, solo es que el vecino nos invitó de buena gana y no quería rechazar la oportunidad.
Mentira.
-No te hagas, que antes la llamabas stalker y ahora tu eres quien está obsesionado con ella.
-¿¡Yo!?, no deberías hablar sin tragar, es horrible -realmente lo era.
-¡Muchachos!, hablan después de comer. Hacen que mi delicado apetito quiera escapar -sentenció tía Eliana.
Las palabras rebotaban en mi mente y no sabía como tomar lo que había dicho mi primo, pero me convencía a mi mismo de que no era así.
De una u otra manera, el viernes llegó y tuve que decidir una manera de arreglármelas para poder ir al partido y al cine con la familia y ya tenía la solución. Persuadi a tía Eliana que me dejara elegir una función y que me prestara la tarjeta de crédito rogando de que nunca descubriera mi fechoría. Desde el Internet reservé tres asientos para "piratas espaciales 2: el regreso de Ian Sorrow" y compré un boleto para el juego. ¿Cómo iba a estar en los dos lugares a la vez? Pues, iba a ser difícil pero tendría que rogar que el partido terminara rápido e ir antes de las 6:23 al cine para encontrarme con tía Eliana. Ya le había dicho que quería cortarme el cabello así que esa sería una buena excusa y que luego tocaría música en la plaza un par de horas con unos chicos que supuestamente conocí.
A pesar del típico sermón que hizo tía Eliana, llegada la hora, me puse en marcha.
Me había llevado la guitarra con la funda en los hombros y después de ir al barbero y decirle que quería un corte mas moderno, salí renovado de aquel local. Haciendo justicia a la observación de mi primo, me veía mejor y con la cara más iluminada, cosa que me favorecía por mi color de piel.
Dando vueltas y vueltas, me perdí buscando el estadio pero al final lo encontré un poco más alejado de lo que imaginé.
Con boleto en mano, me dispuse a entrar al primer partido de baseball en mi vida, de los bigote de bagre contra los pumas blancos.
El estadio era todo lo que me imaginaba. Un pequeño campo con gradas de no más de diez escalones y al menos cien personas sentadas esperando el inicio del juego. Ya entendía por qué la entrada era algo general.Algo que realmente me llamó la atención era que muchas personas llevaban puesta la mercancía del equipo local, los pumas blancos, que era un bonito conjunto de color beige. Algo entendible.Buscando entre la multitud, encontró al objetivo en una zona detrás de la almohadilla de home. Desde ahí se podía escuchar a los equipos charlar un poco antes del inicio del partido.Comprando un par de algodones de azúcar, me dirigí a donde se hallaba el viejo Efrén. Al lado, una chica con un au
Yo me hallaba aún en la casita colonial en la zona abandonada del pueblo, dos hambrientos pumas estaban esperando detrás de la puerta. Como si fuera poco, la noche se alzaba y una extraña voz en la penumbra de aquel lugar olvidado hizo acto de presencia después de que se calmaron las aguas. -Tu, ignorante, como te atreves a irrumpir en mi casa. El muchacho no sabía qué hacer. - ¿Quién anda ahí?, ¿¡quién es!? -Oh, no importa quien soy, porque hasta yo lo olvidé. -Pero que... Los receptores olfativos de Elian comenzaban a distinguir el olor del encierro, el sudor y posiblemente de putrefacción. Algo fétido emanado de algún cuerp
Comiendo unas gustosas hamburguesas, estaba el señor Efrén acompañado de Valentina en el pequeño restaurante del tío Ernesto. Ya era de noche y los platos estaban vacíos. El lugar estaba a la mitad de su capacidad y entre el bullicio de la gente se podía distinguir el sonido del televisor. "...Un joven fue rescatado hoy después de ser perseguido y acorralado en la zona norte cerca del bosque. Según ElianNochett, de diecisiete años, un grupo de pumas, también conocidos como leones de montaña, interceptaron al muchacho mientras caminaba al encuentro con su tía en el Cine La Galería. Tras resguardarse en una casa abandonada esperando la llegada de la brigada de guarda bosques, se procedió a llevar a Elian al módulo y se recibieron ordenes estrictas de aumentar la seguridad y programar un toque de queda para las zonas adyacentes. Según las palabras del alcalde Omar Tacoronte, se apura
La noche se hizo eterna y no pude conciliar ni por un momento el sueño. Estaban tantas cosas en mi mente del día, que en la noche me atormentaban con ideas vagas y redundantes. Valentina, la vieja y los pumas. me rompieron el corazón, habló con una moribunda en su lecho de muerte y por poco fui carnada de animal, ninguna de esas cosas me habían sucedido en toda la vida en la ciudad, así que consideré que había sido excesivamente demasiado. Sin embargo, lo que más me atormentaba era lo que quería decir la vieja con sus extrañas palabras. Aunque apenas la mitad de lo que dijo pudo haber tenido algo de sentido, la verdad es que una cosa me llamó mucho la atención, era el hecho de que cuando alguien está sufriendo, tiende a alejar al mundo. ¿Será esa la razón por la cual se quiso ir por el camino mas peligroso hasta llegar al cine?, y, ¿s
Habían pasado un par de días y el malestar del incidente no había cesado, por más que tía Eliana me haya intentado animar con salidas caprichosas y dulces de pastelería. El misterio de Melani Estrella me mantuvo pensando tanto que pude haber sacado dos canciones más a parte de la primera, gracias a la conversación escrita que me había facilitado aquel sujeto llamado Roger, que venía de los estudios forenses los cuales sirvieron para refrescar la memoria que difícil era de acceder debido al miedo y a los nervios que había sufrido en ese momento. Era inevitable no pensar en eso, pero después del primer día, me propuse a dejar a un lado los pensamientos, que parecían ser filosóficos extremistas, para que abandonasen mi mente. Así que se me ocurrió una buena manera de aliviar la carga mental que tenía. Ir a un lugar muy especial que fue l
El jueves por inercia había llegado. La conversación que había mantenido el día anterior con Valentina me mantenía a la expectativa, pero ahora estaba mas tranquilo sabiendo que le pude decir todo lo que quería en persona, y mejor aún, que ella había escuchado bien. La salida parecía ser prometedora. Después de haber salido a comprar ropa y con el nuevo corte de cabello, ya parecía un chico potencialmente atractivo, sobre todo porque tenía buena altura y a pesar de ser delgado, la ropa de buena talla me hacían tener un estilo muy fresco y serio. Ahora vestía unos Nike totalmente negros que me daba más altura, un jogger con estampado de un jean azul oscuro y una franela unicolor gris acompañado de la chaqueta de Frey. La noche se acercaba y con ella la hora de salir al boliche. Tía E
Levantarse por la mañana, desayunar, bañarme, estar con el animo matutino, pero con algo poco común. En mi teléfono aparecían dos mensajes sin leer, uno era de Annie, quien me había respondido al mensaje de:hola, soy Elian, guarda mi númerocon un:Hoy en el parque a las 5 pm, los muchachos de la banda practicaran un pocoEse mensaje me llenó de emoción en el fondo del corazón, pero lo que mas me fascinaba era el par de mensajes que seguían después de ese. Luna envió:Hola, lo siento, anoche caí rápido, fue un día largo. ¿Cómo va tu ma&n
Una cosa llevó a la otra y en menos de lo que cantaba un gallo, me hallaba con Annie poniéndome al tanto de las cosas de este pueblo. Tengo de admitir que era interesante hablar con ella y muy útil para ir integrándome al grupo. -Christy es una chica muy sensata, no sigue las andanzas de su padre -djio Annie. -¿El mismo que es dueño de Queens? -pregunté curioso. -Si, el lagarto empresarial de estos lares. Su fortuna es tan grande que si el se propusiera, seria el dueño de toda extensión de tierra. La cosa es que se protege mucho de mafiosos externos que quieran joderlo. - ¿Se ha metido en algún problema? -Una vez fue a un trib