Capítulo 54

Nathan

Viajamos en un vehículo que mi padre rentó; un chofer nos llevó a la dirección que le di. Lo sentí como una eternidad, me sentía ansioso y nervioso. Podía escuchar los pálpitos de mi corazón en mis oídos. Quería estar tras el volante y acelerar a fondo para llegar más rápido. Cuando al fin estuvimos frente a la casa de Herman, me bajé del auto y corrí a tocar la puerta con golpes enérgicos. Nadie respondía. Seguí tocando y la vecina de al lado salió diciendo que no había nadie, que se fueron dos días antes y que no volverían.

—¿Cómo sabe que no volverán? —pregunté exaltado. No podía creer lo que estaba diciendo. Tenía que ser un error.

–Cariño, era su arrendadora, empacaron todo, me dieron las llaves y se marcharon —contestó acercándose, mientras yo retrocedía negando con la cabeza.

No es cierto, está mintiendo.

Volví a la puerta y golpeé más duro. Gritaba el nombre de Eliah, llamándolo, pero nadie salía. Mi padre se paró detrás de mí y me pidió que me detuviera, que me meterí
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