NathanNathanSu voz se oye como un eco lejano, pero sé que es ella, es Evelyn. No podría confundirla con nadie más, la llevo grabada en mi alma. Me dice que regrese, que me ama, que me perdona. Llora. Sus lágrimas caen sobre mí como una lluvia. Por más que quiero consolarla, decirle que no llore, que también la amo, las palabras no me salen. Mis párpados se sienten pesados, como puertas blindadas, al igual que el resto de mi cuerpo. Estoy atrapado dentro de mí, sin poder moverme o decir algo.Me esfuerzo por pronunciar su nombre, lo intento una y otra vez hasta que la letra “E” se escapa de mis labios con un susurro áspero.—¿Nathan? ¿Nathan, has dicho algo? —pregunta Evelyn tocándome la cara, con voz llorosa y sorprendida.—E… E… Eve… —pronuncio con dificultad, sintiendo la garganta seca y dolorida. Todo es tan confuso y extraño. Mis extremidades cosquillean, como electricidad corriendo debajo de mi piel.—¡Oh, Dios mío! ¡Has despertado! ¡Lo has hecho! —proclama a viva voz, riendo y
NathanNathan Evelyn y yo estamos en la sala de espera del consultorio de su ginecóloga, pidió una cita para realizarse una ecografía y saber así si está o no embarazada. Los dos nos sentimos nerviosos y ansiosos, es una situación difícil en más de un sentido. Apenas pude pegar un ojo anoche pensando en cómo será nuestra relación si ella está esperando un hijo de Giancarlo. Es un tema sensible para los dos.Tengo suficientes razones para odiar a Giancarlo, drogó y llevó a Evelyn al borde de la muerte, además, es posible que se haya aprovechado de su estado de vulnerabilidad para tener relaciones con ella. Que él sea mi hijo complica todo aún más. No lo conozco, no fui parte de su vida, mas lleva mi sangre, vino de mí, existe por mí y no es algo que pueda ignorar.No había considerado tener hijos hasta que conocí a Evelyn. Siempre fui muy cuidadoso cuando mantenía relaciones con cualquier mujer, era consciente de que los preservativos no eran 100% confiables. No lo sabía cuando estuve
NathanCuatro años después¡Una niña! ¡Soy papá de una pequeña y hermosa princesa que me ha robado el corazón! Tres kilos cuatrocientos gramos de perfección. Tiene el cabello cobrizo como el de Evelyn y los ojos claros como los míos; piel de porcelana y una pequeña boquita roja como el cerezo. No puedo dejar de mirarla. Es preciosa, nuestro pequeño gran milagro, la prueba de la existencia de Dios…Nos tomó un tiempo conseguir que Evelyn quedara embarazada, tuvieron que intervenirla quirúrgicamente para que pudiera concebir; tenía un problema derivado de su primer embarazo.Recuerdo el día exacto que supimos que Amber venía en camino. Esa mañana, Evelyn se levantó antes que yo y me despertó diciendo que tenía hambre, que quería que le hiciera huevos revueltos. Me levanté y nos fuimos a la cocina. Ella se sentó tras la barra mientras yo cocinaba. Apenas eché los huevos al sartén, se cubrió la boca, corrió al baño y vomitó con fuertes arcadas. Estuve a su lado todo el tiempo y la ayudé a
Estaba en primera fila bailando al ritmo de Stille[1], una de las canciones de la agrupación de rock alternativo Abgrund[2] en la que mi prometido Jake era el baterista. No me perdía ninguno de sus conciertos, lo apoyé desde el inicio y me sentía orgullosa de lo que habían alcanzado hasta entonces. Comenzaron presentándose en bares donde no recibían ni un centavo, pero pronto fueron ganando fama y esa noche estaban dando su primer concierto en un lugar bastante conocido en Hamburgo. Se vendieron casi trescientos boletos.Conocí a Jake en un mercado artesanal, estaba mirando los bolsos tejidos cuando escuché su risa. Volteé y lo vi rodeado de otros chicos, todos vestían de una forma muy peculiar, estilo punk rock, con camisetas oscuras y pantalones raídos. Su cabello estaba pintado de azul en las puntas y su brazo derecho estaba cubierto de tatuajes que, desde la distancia, no pude apreciar bien. Cuando nuestras miradas coincidieron, algo dentro de mí se sacudió, nunca me había sentido
Volví a soñar con Jake, se sintió tan real que pensé que lo era, pero él no está, se ha ido. Han pasado dos años desde que lo perdí y aún no acepto su ausencia. Me duele el corazón cada vez que lo pienso, cada vez que despierto y no lo veo a mi lado. Es difícil estar aquí, donde vivimos tantas cosas juntos, sin embargo, este es el único lugar en el que me siento cerca de él.Viví en casa de mi hermano Simon y su esposa America mientras me recuperaba del accidente, y luego regresé aquí, al lugar que convertimos en un hogar. Fue doloroso volver sin él, no podía dormir imaginando que entraría a la habitación y se acostaría junto a mí en la cama, abrazándome por la espalda y besando mi cuello con calidez como solía hacer. Me sentaba en la sala y fantaseaba con verlo a mi lado, acariciándome de manera furtiva hasta que nuestra pasión se encendía y todo lo demás quedaba en el olvido. Algo tan simple como hacer la cama, doblar la ropa, o sentarme a comer en el desayunador me hacía romper en
Escucho la voz de Müller a la distancia y lo miro con disimulo intentando convencerme de que el agujero en mi estómago no significa nada. Está usando su teléfono móvil y sonríe mientras oye a quien le habla. La llamada dura menos de un minuto, no pude oír lo que decía, pero se veía animado con aquella conversación. Supongo que hablaba con una mujer, somos así de reemplazables para los hombres. Son contados los que nos tratan como a personas y no como a objetos. Crecí con dos del género, sé muy bien cómo piensan. Ambos sentaron cabeza, pero se divirtieron mucho en su época de solteros. Müller no tiene la pinta de ser diferente al resto, prueba de ello es que se acercó a hablarme tan pronto me vio. Debió pensar que me seduciría con su deslumbrante sonrisa.Si tan solo supiera. Desvío mi atención de él y miro hacia la puerta, estaba comenzando a ser demasiado obvia. Me habría muerto de la pena si me pillaba mirándole.¿Cuándo llegarán los demás invitados? Me pregunto tratando de distrae
Aparto la mirada y tomo una bocanada de aire. Ver esa imagen me trasladó a la noche que regresé a mi apartamento y subí a la azotea del edificio. Estuve ahí muchas veces con Jake, pero nunca me acercaba al borde porque sufro de vértigo. Sin embargo, esa noche me subí a la cornisa con la intención de darle fin a mi vida, no quería sentir más, no soportaba tanto dolor, no quería seguir viviendo sin él a mi lado. Y esa no fue la primera vez que había sentido ese impulso. Jake estaría decepcionado de mí si supiera que he pensado en quitarme la vida. Abrumada por los recuerdos que aquella pintura trajo a la superficie, decido abandonar la exposición. No puedo continuar, quiero irme. Salgo y avanzo con rapidez por el pasillo con destino a la salida. Cruzo a la derecha, siguiendo las indicaciones que me dio Nicole, y tropiezo contra alguien. El impacto me empuja ligeramente atrás, pero logro mantener el equilibrio. —Lo siento. —Me disculpo con voz temblorosa y descubro, al alzar la vista,
He mantenido en secreto lo de la noche de la exposición, aunque ganas de contarlo no me han faltado. Han sido cuatro semanas eternas. Me contengo porque sé muy bien que Mare se obsesionaría si menciono que conocí a un hombre que llamó mi atención, no pararía hasta saber cada detalle e insistiría con que lo llamara para quedar con él. Y no necesito ese tipo de presión ahora, recién comienzo a sentir que retomo mi vida y no quiero que nada altere mi resolución.Uno de los pasos más importantes que he dado es volver a trabajar en la galería, ha sido positivo para mí, me motiva a levantarme cada día con ánimo y me mantiene centrada. He establecido una rutina, llego a las nueve de la mañana y me marcho a las cinco de la tarde. Al salir, asisto a terapia del dolor por mi pierna y, después, voy a cenar en un restaurante que descubrí hace poco, la comida es deliciosa y el ambiente muy cálido y ameno, con música de jazz en vivo, cortesía de un joven talentoso que fue descubierto en las calles