Frunzo el ceño ante el atractivo hombre parado frente a mí. Viste un traje negro, no se ha puesto corbata y ha dejado abiertos los dos primeros botones de la camisa blanca que lleva debajo del saco, mostrando una porción de piel. La fragancia de su perfume posee un toque cítrico muy varonil que me resulta seductor. —Hola, Evelyn —pronuncia con voz grave. Lo miro y quedo atrapada ante sus enigmáticos ojos verdes, que me observan con intensidad y causan un revuelo en mi estómago. Bajo la mirada intentando escapar de su hechizo y veo cómo lame los labios de una forma tan provocativa que un burbujeante deseo recorre mi interior.¿Qué es lo que me pasa con este hombre? Siento el impulso de huir, mas no quiero seguir escapando, prometí que dejaría de hacerlo.—¿Qué… qué hace usted aquí? —Logro balbucir, a duras penas. Sigo conmocionada con su repentina aparición, no esperaba verlo de nuevo; mucho menos, esta noche y aquí.—Vine a cenar, tu hermano Simon me invitó —responde con una sonrisa
Quiero reñirle por su imprudencia, pero no puedo hacerlo, así que solo me limito a pronunciar una palabra de agradecimiento. Por suerte, en ese momento, entra Sonia con aperitivos para todos, creando una distracción.Ocupo un lugar en un sillón opuesto a donde está Nathan sentado, marcando distancia entre los dos. Entre más lejos, mejor. Estar cerca de él me pone nerviosa.Simon y Mare aparecen en escena un momento después.—¡Nathan! ¡Qué bueno que has venido! —Lo saluda Mare con familiaridad apenas lo ve, lo que significa que ya lo conoce.¿Por qué no mencionó nada de él antes? Aquí huele a gato encerrado. Él la saluda con amabilidad. Y ella tarda lo mismo que un pestañar en hacer una de las suyas.—Imagino que ya te han presentado a Evelyn. ¿Qué te ha parecido? ¿Saldrías con ella? —Le pregunta sin tapujos.Si las miradas pudieran matar, su cuerpo caería laxo en el suelo en este preciso instante.—¡Mare! —Le riño con una mirada estupefacta—. No tienes que responder a eso. —Me dirijo
Serena y Sebastian son los últimos en sumarse a la mesa a la hora de la cena. Mare comenzaba a impacientarse porque no habían llegado, pero finalmente están aquí. Los oí reír mientras se acercaban, una clara señal de que lograron resolver sus diferencias. Me siento orgullosa de mi hermano, es un buen padre, muy distinto al nuestro, que no se ocupaba de nosotros en lo más mínimo. Ni siquiera se molestaba en comer con nosotros, siempre lo hacíamos en la cocina, con los empleados domésticos. Antes de servir la cena, cada uno toma un turno para dar gracias. Y luego Simon se encarga de cortar el pavo. Lo hace mejor cada vez, aunque le falta mucha práctica. Una vez que todos hemos llenado los platos, cenamos en medio de bromas y risas. La comida ha quedado deliciosa, todos lo dicen, y Mare no puede estar más feliz. Sigo disgustada con ella, pero en algún momento se me pasará, sé que no lo hizo con mala intención, lo que me molesta es la mentira. Odio que me mientan. A las diez de la noche
Me levanto temprano en la mañana y salgo de casa de Sebastian sin que nadie se dé cuenta, no estoy lista para enfrentar a mi hermano y ocultarle lo que Serena me contó. Espero no tener que guardar ese secreto durante mucho tiempo, intentaré convencerla de que se sincere con su padre. Al menos, logré que accediera a que me permita hablar con ese chico. No sé qué voy a decirle, pero algo se me ocurrirá.Al llegar a mi apartamento, tomo una ducha y, como parte de mi rutina, me aplico una crema corporal que deja mi piel suave y con una fragancia afrutada. Elijo un bonito vestido vintage con estampado de margaritas y lo combino con sandalias romanas blancas. Me dejo el cabello suelto y trato de imitar el maquillaje que me hizo Adrienne ayer, logrando un resultado muy cercano. Es la primera vez en mucho tiempo que me arreglo a consciencia. Y tiene todo que ver con la posibilidad de que Nathan pueda aparecerse en mi galería. Lo pensé mucho anoche y terminé convenciéndome de que debió tener u
Mi corazón salta en mi pecho y en mi cabeza titila una respuesta inmediata: ¡sí! Pero una voz acusadora aparece y me señala como traidora. Amo a Jake igual que siempre, pero me siento atraída por Nathan de forma desmedida. La atracción es así, repentina e inexplicable, loca e irracional, no necesita un motivo…—Sí —respondo decidida. Quiero darme una oportunidad con Nathan, lo merezco—. No presumas, puedo arrepentirme. —Le advierto cuando una sonrisa triunfal aparece en su cara.—No dejaré que lo hagas —asevera con un guiño seductor, que utiliza como arma de persuasión. Conozco a los hombres, crecí con dos hermanos que sabían qué hacer para conquistar a cuánta mujer desearan. Pero fui amada por uno que me demostró que el romance no es un mito, por lo que mis expectativas son bastante altas.—No me pongas a prueba —replico mordaz. Y lo escucho reír, una risa profunda y gutural que encuentro muy sexy. Todo en él me lo parece. Mas sé que nadie puede ser tan perfecto, tengo que estar aten
Miro la hoja en blanco delante de mí, mordiéndome el labio. Nunca he escrito una carta, pero Adele dijo que es terapéutico, que me ayudaría a expresar y canalizar mejor mis emociones. Adele es la mejor coach motivacional que puede existir. Al menos, para mí lo ha sido. Ella es ese «alguien» que he estado necesitando todo este tiempo. Me ha ayudado tanto en estos veinte días que desearía haberla encontrado antes. No sabía muy bien a quién recurrir cuando acepté que necesitaba ayuda profesional, estuve investigando y encontré su nombre, tenía muy buenas referencias y quise conocerla. ¡La mejor decisión que he tomado! Su carácter amable y comprensivo, y la bondad con la que me recibió, me ayudó a tomar la decisión. Hay un antes y un después de mí desde que la conocí. Ahora practico pilates tres veces a la semana y me siento más concentrada y motivada. Recuerdo que cuando lo mencionó me reí. Nunca me gustó ejercitarme, dije «no» todas las veces que Mare me invitó a ir con ella y, ahora, a
Ally llega a la hora puntual, me regresa el cargador y lo dejo en la mesita de centro de la sala cuando voy por mi bolso y mi abrigo. Usamos las escaleras para bajar porque el ascensor sigue averiado, el administrador es un tacaño. Salimos y un inclemente frío invernal nos arropa con fiereza. Ambas nos abrigamos y nos pusimos guantes antes, de otra forma, no podríamos ni poner un pie afuera. El local donde se presenta la banda queda cerca, por lo que iremos andando. Sé a dónde nos dirigimos, estuve ahí antes. Mi corazón da un vuelco en mi pecho al recordarlo, la nostalgia me abriga y siento ganas de llorar, no de tristeza sino de añoranza.Apago mi mente y me centro en Ally, quien no ha parado de hablar de un libro que está leyendo. Es una devoradora de libros insaciable. Fui igual en una época, cuando todavía no había entregado mi vida al arte.Un nudo atraviesa mi garganta cuando vislumbro las luces neón azul eléctrico que forman la palabra Sauerstoff[1]. No puedo creer que esté aqu
La siguiente semana transcurre sin noticias de Nathan. Intento no pensar en él, siguiendo el consejo de Adele, ella dice que debo enfocar mi energía solo en lo positivo y no en lo que me produce ansiedad. Y con todo el asunto de Serena, la verdad no he tenido tiempo de hacerlo. La hallaron con Lionel besándose en un armario de la escuela y llamaron a mi hermano. Y eso que le advertí cuando hablé con él que no hiciera tonterías, pero así son los chicos. Cuando mi hermano lo supo, se enojó muchísimo y la retiró de la escuela, como supuse que haría. Serena está muy triste, no ha regresado a casa de Sebastian desde ese día. Espero que decida ir hoy, ella estaba emocionada por celebrar su primera Navidad con Kim. Simon y America viajaron a Estados Unidos a pasar las celebraciones con la familia de mi cuñada, volverán antes de año nuevo. Un mes se suma al calendario. Los cambios son una constante en mi vida ahora. Cada vez me siento mejor conmigo misma, en paz, optimista… El siguiente pue