Miro la hoja en blanco delante de mí, mordiéndome el labio. Nunca he escrito una carta, pero Adele dijo que es terapéutico, que me ayudaría a expresar y canalizar mejor mis emociones. Adele es la mejor coach motivacional que puede existir. Al menos, para mí lo ha sido. Ella es ese «alguien» que he estado necesitando todo este tiempo. Me ha ayudado tanto en estos veinte días que desearía haberla encontrado antes. No sabía muy bien a quién recurrir cuando acepté que necesitaba ayuda profesional, estuve investigando y encontré su nombre, tenía muy buenas referencias y quise conocerla. ¡La mejor decisión que he tomado! Su carácter amable y comprensivo, y la bondad con la que me recibió, me ayudó a tomar la decisión. Hay un antes y un después de mí desde que la conocí. Ahora practico pilates tres veces a la semana y me siento más concentrada y motivada. Recuerdo que cuando lo mencionó me reí. Nunca me gustó ejercitarme, dije «no» todas las veces que Mare me invitó a ir con ella y, ahora, a
Ally llega a la hora puntual, me regresa el cargador y lo dejo en la mesita de centro de la sala cuando voy por mi bolso y mi abrigo. Usamos las escaleras para bajar porque el ascensor sigue averiado, el administrador es un tacaño. Salimos y un inclemente frío invernal nos arropa con fiereza. Ambas nos abrigamos y nos pusimos guantes antes, de otra forma, no podríamos ni poner un pie afuera. El local donde se presenta la banda queda cerca, por lo que iremos andando. Sé a dónde nos dirigimos, estuve ahí antes. Mi corazón da un vuelco en mi pecho al recordarlo, la nostalgia me abriga y siento ganas de llorar, no de tristeza sino de añoranza.Apago mi mente y me centro en Ally, quien no ha parado de hablar de un libro que está leyendo. Es una devoradora de libros insaciable. Fui igual en una época, cuando todavía no había entregado mi vida al arte.Un nudo atraviesa mi garganta cuando vislumbro las luces neón azul eléctrico que forman la palabra Sauerstoff[1]. No puedo creer que esté aqu
La siguiente semana transcurre sin noticias de Nathan. Intento no pensar en él, siguiendo el consejo de Adele, ella dice que debo enfocar mi energía solo en lo positivo y no en lo que me produce ansiedad. Y con todo el asunto de Serena, la verdad no he tenido tiempo de hacerlo. La hallaron con Lionel besándose en un armario de la escuela y llamaron a mi hermano. Y eso que le advertí cuando hablé con él que no hiciera tonterías, pero así son los chicos. Cuando mi hermano lo supo, se enojó muchísimo y la retiró de la escuela, como supuse que haría. Serena está muy triste, no ha regresado a casa de Sebastian desde ese día. Espero que decida ir hoy, ella estaba emocionada por celebrar su primera Navidad con Kim. Simon y America viajaron a Estados Unidos a pasar las celebraciones con la familia de mi cuñada, volverán antes de año nuevo. Un mes se suma al calendario. Los cambios son una constante en mi vida ahora. Cada vez me siento mejor conmigo misma, en paz, optimista… El siguiente pue
Después de dejar a Brandon instalado en la habitación, Mare y yo nos reunimos con Helen frente a un edificio de apartamentos para ver un piso que llamó mucho mi atención cuando vi las fotos. Mis peticiones no eran muchas, solo quería que se situara cerca de mi galería, que fuera espacioso y contara con mucha entrada de luz natural. Este cumplía con todo eso. Helen parecía muy entusiasmada, estaba segura de que lo elegiría, y tuvo razón. ¡Lo amé! Apenas puse un pie en el lugar, supe que era el indicado. Me encanta que sea de concepto abierto y toda la iluminación que entra desde los amplios ventanales de la sala y el comedor. Con dos cuartos, un baño y medio y unas vistas preciosas, es más de lo que le había pedido. Excede un poco mi presupuesto, pero vale cada centavo. Le digo a Helen que lo quiero y quedamos en firmar los papeles mañana. Al salir del edificio, vamos a comer en un restaurante marroquí cumpliendo los antojos de Mare. Simon se une a nosotros, trayendo a Brandon con él,
Preparo mi mejor cara de póker, porque no pienso enviarle ninguna señal; abro la puerta y lo enfrento, sintiendo mi corazón acelerado y una fuerte opresión en el pecho. La presencia de Nathan es imponente, me deja absorta y fascinada. Es su mirada, es su fragancia, es esa inexplicable conexión que hay entre los dos, como un hilo invisible que nos une. Pero me niego a dejarle saber que tiene ese poder sobre mí y reacciono en consecuencia. —¿Cómo me encontraste? —pregunto arisca. —Tocando muchas puertas —responde, mirando al interior de mi apartamento durante un breve momento. Y aunque me cuesta creer que ha tocado cada puerta del edificio hasta este piso, no se lo cuestiono—. ¿Vives aquí ahora? —Parece interesado, aunque no tengo ninguna intención de saciar su curiosidad. —¿Qué quieres?, ¿por qué estás aquí? —interrogo con la misma actitud, no puedo bajar la guardia. Él traga saliva y me observa enmudecido, buscando las palabras correctas, o sin saber qué decir, no estoy segura. Su
Lo invito a pasar a la sala y le ofrezco algo de beber. Elige whisky. Tengo una botella guardada para mis hermanos, es lo que ellos beben y quise tener para cuando vinieran, pero no pensé que sería a Nathan a quien le serviría el primer trago ni que estaría en mi apartamento hoy. Mucho menos, que me besaría de una manera tan apasionada, despertando cientos de sensaciones que aún hormiguean en mi piel. Quisiera seguir entre sus brazos, que sus labios no cesen de besarme, sentir el calor de su toque, pero entiendo que debemos hablar. Lo miro desde la cocina, mordiéndome la esquina del labio. Es tan atractivo que duele. Los jeans que usa se le ciñen a su redondeado trasero y caen sueltos a lo largo de sus piernas. Lleva una camisa azul índigo y zapatos oscuros casuales. —Me gusta, es vibrante —dice mirando una pintura abstracta en relieve que hice hace muchos años. Es una de las tantas que he conservado para mí. La colgué en la pared de la sala, sobre la chimenea. —La pinté cuando est
Su rostro se ilumina con una sonrisa tan deslumbrante que me deja cautiva. Él es muy atractivo, además de romántico y apasionado. —¿Puedo besarte? —Para besarme no necesitas permiso —murmuro con un hilo en mi voz. Y, en ese mismo instante, sus labios capturan los míos y me besa con dulzura y veneración. Después me abraza y suspira, tocándome el pelo con suaves caricias. —Me gusta tenerte entre mis brazos, sentirte tan cerca, olerte —inspira sobre mi cuello provocándome escalofríos—, tocarte… —Me acaricia la espalda con lentitud y me mira recitando una frase en italiano—: Mia bella, la più bella ragazza che abbia mai visto[1]. —Sei il più bel ragazzo[2]. —Le toco la cara, cubierta por una barba incipiente y me acerco por un beso. Le rozo los labios y succiono el inferior sintiendo el calor de su aliento mezclándose con el mío. Tan tentador, tan excitante… No me resisto y lo beso con ansias, deleitándome con sus suaves labios. Nuestras lenguas se encuentran y se rozan, ávidas, insa
Hace un rato, mientras me duchaba, no podía dejar de traerlo a mi memoria y me dejé llevar por mi imaginación. Simulé que mis manos eran las suyas, que era él quien me acariciaba… Una recorrió mis pechos, pellizcó mis pezones, que se endurecieron bajo su toque, con la otra me froté el clítoris, moviendo mi dedo pulgar en pequeños círculos hasta a que el cuarto de baño se llenó de gemidos y de súplicas que llevaban su nombre grabado. Y no ha sido la primera vez, en más de una oportunidad, después de que me despido de él y cierro la puerta, voy a mi habitación y libero todo el deseo no consumado que acumulo cuando nos besamos. Pero ya no está siendo suficiente, estoy llegando a ese momento en el que me dejaré llevar y no habrá vuelta atrás. «Sí, creo que tienes razón». «¡OMG! ¡Mis oraciones han sido escuchadas! Dime que te has preparado, que no tienes una bestia peluda entre las piernas». ¡Se pasó! Mare es incorregible. «¡Estás loca! Hablamos después, te quiero. Besos a Simon».