Un año después del nacimiento de los mellizos.
El jardín estaba decorado en tonalidades azules y rosado, hermosas sillas y mesas vestidas de estos colores, había payasos, inflables de niña y de niño, la mesa con entremeses. Veía hacia la entrada esperando la llegada de Donatto, quedó en llegar el día anterior y aún no aparecía. Estaba ansiosa por volver a verlo, tenía dos meses que no lo veíamos, aunque hablábamos por teléfono, videollamadas, no volvió a hablarme de querer casarse conmigo, mantuvo su promesa de no hacerlo, por más de quince meses.
A veces me preguntaba, si quizás encontró a alguien más y se olvidó de mí, porque no podía creer como se mantenía célibe un hombre tan guapo y extraordinario como él, más cuando
Me levanté con entusiasmo, feliz porque ese sería mi primer día de trabajo como asistente en uno de los mejores bufetes de abogado del país “Studio Legale Avvocati Colombo”, no lo podía creer, yo Tabata Bellini tendría esa oportunidad. Había realizado unas pasantías por un mes en dicho bufete, una vez concluí un curso de formación para asistentes, me encantó trabajar allí, el ambiente laboral, los conocimientos, todo. Mi gran ilusión era ingresar a una escuela de leyes en cualquiera de las universidades del país, soñaba un día en convertirme en una prestigiosa abogada. Por ello sin decirle a nadie, introduje el currículo en ese prestigioso bufete. Tal vez porque en el fondo creí no me seleccionarían, al no tener la experiencia laboral, aunado a mi edad, pues solo contaba con escasos dieciocho años. Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula cuando dos semanas después de ingresar la hoja de vida, me llamaron a una entrevista laboral con la je
Terminé el día de trabajo sin más contratiempos, sin embargo, no pude dejar de observar durante todo el día, para ver si aparecía nuevamente el abogado que me había ayudado con la máquina fotocopiadora. Cuando salí a almorzar, mientras iba al baño, al momento de llevar algunos documentos a otros abogados del departamento, mas no pude verlo. Al parecer no estaba asignado allí, suspiré con impotencia al darme cuenta del gran deseo de volver a verlo. Esa voz me afectó más de lo imaginable. Todo en él parecía interesante, tenía un porte demasiado regio, era simpático, daba la impresión de ser un caballero, el príncipe azul tal y como los cuentos infantiles de mi niñez. Cuando estaba recogiendo mis cosas, llamaron de la oficina Recursos Humanos, debía presentarme a la brevedad posible. No pude evitar sentirme nerviosa, comencé a temblar ¿Para qué me llamarían? ¿Se habrán dado cuenta de mi despilfarro de papel por un pequeño error? Realm
Llegué a mi casa en un estado de completa excitación, durante todo el trayecto no había dejado de pensar en Ric, en ese momento pensé en que debí haber sido menos tímida, preguntarle de su vida, si estaba soltero, en cuál departamento trabajaba, pero tenerlo cerca causó, en un principio, parálisis porque no encontraba cómo reaccionar, después me dio por poner metros de distancia entre nosotros y salir huyendo como una niña asustada. Busqué a mis padres en la cocina, pero como no los vi me fui ami habitación y comencé a arreglar con premura el desastre dejado en la mañana. No obstante, mis pensamientos estaban en ese hombre de cabello color ébano, trataba de pensar en otras cosas, pero no podía desviar mis pensamientos de él, estos insistían en permanecer allí. Suspiré con añoranza y justo en ese momento entró mi madre. —¿Y ese suspiro? ¿Cómo te fue en el trabajo?—Giré mi rostro, extendí la vista a mi madre, q
Caminaba con premura, no quería me diera alcance. No podía creer como fui tan ingenua, pensaba había tenido un talento especial para lograr mi ascenso, cuando no era así, todo había sido una manipulación de Ric o mejor dicho de Enrico Colombo. — ¡Por Dios! —exclamé en voz alta, mientras en mi mente se aglomeraban los recuerdos de las conversaciones con Ric en tono de complicidad. “Qué los jefes no se den cuenta”, ¡Qué horror! Lo supo solo el dueño de todo ese imperio. Ahora entendía la rabia de la jefa de Recursos Humanos, seguro pensaba había obtenido ese puesto de presidencia a cambio de algún favor sexual al dueño, y yo inocente de lo sucedido, pero no quería someterme a las habladurías, solo subiría a buscar la cartera, me iría para nunca regresar. Había sido una tonta, seguro se burló de mí a carcajadas a mi espalda. Llamé el ascensor, minutos después subí junto con otros trabajadores, al momento de comenzarse
Había visto a las mujeres ponerle el puntapié a Tabata, eso me molestó sobremanera, por eso estaba allí estaba pendiente de las respuestas de las mujeres mientras las miraba desafiante. Ellas solo se miraban entre sí con sus rostros pálidos imagino producto de la angustia ocasionada el haber sido descubiertas por mí, aunque de sus bocas no salía el mínimo ruido, al parecer la impresión de haber visto mi expresión de completo enfado, las hizo perder sus facultades vocales.Nuevamente les volví a exigir una explicación — ¿Entonces? ¿Cuántas horas vamos a pasar aquí esperando ustedes se dignen a responder una simple pregunta? La paciencia realmente no es una de mis virtudes.Después de un par de minutos, cuando vieron mi insistencia, e intención de no desistir al interrogatorio, no les quedó otra opci
Estaba feliz, sonreía complacido de haberla identificado, porque definitivamente Tabata era la mujer perfecta para mí, justo como la había imaginado, no podía haber escogido mejor, la quería en mi vida. No perdería oportunidad en tenerla, porque yo lo deseado lo obtenía y esta mujer se me antojaba, así de simple.Ella era muy sensible a mis caricias, se derretía en mis brazos, como un cubo de hielo con lo caliente del sol. Era ingenua, no obstante, a la vez es atrevida, esa combinación era enloquecedora. Quería más de Tabata, friccioné con mayor ímpetu mi sexo contra su pelvis, mientras ella mantenía los ojos cerrados, jadeando totalmente subyugada a mí, abierta a todos mis deseos, a todo cuanto quisiera hacerle.Despegué un poco el torso de su cuerpo para observarla, divisé esos atractivos senos, vo
No pude evitar observar a mi amigo con enfado, en ese momento entendí el contenido de la frase “La confianza da asco” en definitiva era así, porque eso estaba sucediendo Quién carajo se creía, para venir a darme ultimátum a mí. Me importaba un carajo el enamoramiento de Becca para conmigo, ella servía de amante, jamás de esposa, estaba sub calificada para ese puesto, mi esposa debía ser una mujer como Tabata, eso estaba decidido, no admitía ninguna discusión. Así se lo dejé claro.—Déjame dejarte algo claro Jacco, aunque no tengo porque darte explicaciones lo haré solo por esta vez. No amo a tu hermana, si ella me ama es un sentimiento unilateral, solo de su parte, porque no tengo ningún otro interés en Becca, sino sexual, aunque si te soy sincero ya ni eso provoca.»Además no puedes llam
Cuando escuchamos la voz de mi padre ambos dimos un brinco. Yo estaba demasiado nerviosa, mis piernas comenzaron a temblar, estuve a punto de desmayarme, si no es por los brazos de Enrico, quien me sujetó y susurró al oído, brindándome tranquilidad. —Tranquila, no tengas miedo, déjame a mí hablar con tu padre para explicarle —pronunció en un tono de voz ronca, la cual me hizo sentir un hormigueo en todo el cuerpo. Me quedé parada a un lado de Enrico, mientras este conversaba con mi padre. —Buenas tardes, señor, mucho gusto, soy Enrico Colombo, el jefe de su hija —manifestó extendiendo su mano. Él se quedó viéndola como si se tratara de una alimaña venenosa, eso me hizo sentir un tanto avergonzada. —No tengo el mínimo interés en conocerlo, solo quiero una explicación: ¿Qué hace con mi hija? Es usted un hombre hecho y derecho, en cambio Tabata es apenas una jovencita. No sé cuáles sean su