Terminé el día de trabajo sin más contratiempos, sin embargo, no pude dejar de observar durante todo el día, para ver si aparecía nuevamente el abogado que me había ayudado con la máquina fotocopiadora. Cuando salí a almorzar, mientras iba al baño, al momento de llevar algunos documentos a otros abogados del departamento, mas no pude verlo.
Al parecer no estaba asignado allí, suspiré con impotencia al darme cuenta del gran deseo de volver a verlo. Esa voz me afectó más de lo imaginable. Todo en él parecía interesante, tenía un porte demasiado regio, era simpático, daba la impresión de ser un caballero, el príncipe azul tal y como los cuentos infantiles de mi niñez.
Cuando estaba recogiendo mis cosas, llamaron de la oficina Recursos Humanos, debía presentarme a la brevedad posible. No pude evitar sentirme nerviosa, comencé a temblar ¿Para qué me llamarían? ¿Se habrán dado cuenta de mi despilfarro de papel por un pequeño error? Realmente no lo creía, porque el hermoso dio su palabra, de que ese sería nuestro secreto, no me acusaría, pues tenía cara de cumplir con su palabra, sonreí como una tonta y subí al departamento de Recursos Humanos.
Al llegar, la secretaria anunció mi llegada, pasándome con la jefa de personal, al verme la mujer me miró de pies a cabeza de una forma para nada agradada, eso fue muy extraño, porque ella fue muy amable conmigo, el día de la entrevista, pero ahora, parecía la antítesis de esa persona y yo estaba desconcertada.
—Disculpe licenciada, ¿Usted ha mandado a llamarme? Alguien me informó, por eso estoy aquí. Discúlpeme, no tenía intenciones de incordiarla, haciéndola esperar—pronuncié en tono de disculpa tratando de apaciguar la molestia de la mujer, aunque no tenía idea de porque estaba así.
Preocupada por mi futuro laboral cuando apenas estaba empezando me atreví a preguntar »¿Acaso hice algo para causar su molestia?
—No vengas a fingir desconocimiento. Conozco a las mujeres como tú, se la dan de inocentes para provocar deseos en los hombres con sus caritas de ingenuas terminan atrapándolos, pero te voy a advertir algo, aquí en esta empresa eres más que una advenediza, no tienes idea dónde te estás metiendo.
«No eres la mujer capaz de atrapar a Enrico, es demasiado hombre para una chica como tú. Cuando aquí estamos varias mujeres, con experiencia, capaces de complacerle todos los caprichos en la cama. No va a ser una mujer insignificante como tú quien lo logre atrapar. Cuando tú estabas naciendo. Hace mucho él había estado con su primera mujer. En cambio tú, dudo mucho hayas tenido tu primera experiencia. Eres demasiado insípida.
Sentí mi rostro sonrojarse, al escucharla hablar abiertamente de ese tema frente a mí, una extraña, aparte ella era de más edad, por eso me pareció un gesto infantil, combinado con la actitud de una mujer celosa, sin embargo, no tenía la mínima idea de las razones de su rabia, menos aún comprendía a lo cual se refería. Estaba totalmente desconcertada, así se lo hice saber.
—Discúlpeme, licenciada, no sé el porqué de su comportamiento para conmigo, no conozco a ningún Enrico. Tampoco estoy interesada en atrapar a nadie, solo vine a cumplir con el trabajo y crecer profesionalmente. Ese ha sido el único objetivo al solicitar mi empleo acá.
—Eres realmente muy buena mintiendo. Si no conociera la verdad, terminaría enredada en tus artimañas. Te voy a advertir algo muchachita, no te pases de lista, porque te aseguro, todo tarde o temprano terminará volteándose en tu contra, no te olvides, la moneda tiene dos rostros y Enrico, no es ese caballero que te está haciendo creer —pronunció la mujer enfadada.
Yo seguía sin entender, mantenía ese semblante en mi rostro, no tenía ni puta idea de las palabras de esa mujer, ni siquiera sabía quién era ese Enrico, aunque, no quise insistir en mi inocencia, porque definitivamente cuando alguien está negado a conocer la verdad, no existía forma de sacarlo de su error. Para conocer de razones, debías querer hallarlas.
No tuve otra opción, sino mantenerme en completo silencio, esperando terminara de expresar todos sus sentimientos de odio, no obstante, dejé de prestarle atención, porque esa cantarina me fastidiaba, parecía a mi madre reprendiéndome por algo, por ello mi cerebro estaba programado para desconectarme frente situaciones así. Solo volví a prestarle atención cuando la mujer molesta me señaló la puerta.
—Disculpe, puede repetirme las últimas palabras, no la escuché bien —pedí sin un ápice de vergüenza, porque después de todo era esa ella quien debía sentirla, por todas esas locuras pronunciadas, me pareció muy poco profesional de su parte. Además, sus palabras hasta ese momento carecían de sentido para mí.
— ¡Cómo si no lo supieras! Solo quieres obligarme a repetirlo. Pero lo haré, por ahora tienes las de ganar, aunque te puedo asegurar, eso no será siempre así, algún día señorita Tabata, vas a pagar esta burla en mi contra — “¡Dios mío! Definitivamente esta mujer está totalmente desquiciada”, lo cual pensé, era una lástima porque me había agradado mucho durante la entrevista, no obstante, toda esa dulzura se evaporó—, mañana te esperan en la presidencia, trabajarás allí de asistente.
— ¿Yo? ¿En presidencia? —No podía creer sus palabras, ¿Estaría bromeando? No parecía, es más esas eran las razones por las cuales esa mujer estaba cabreada, sin embargo, no pude evitar esbozar una sonrisa de satisfacción.
— Si en presidencia. ¡Ahora sal de mi oficina! Me desagrada ver el tamaño de tu hipocresía, como si no lo supieras. Debiste acudir a los trucos más antiguos para manipular la situación a tu favor —ante sus palabras quedé consternada, mas inmediatamente recordé, la envidia siempre tiene el efecto de sacar lo peor de la gente.
Salí de la oficina de la jefa de Recursos Humanos contenta, porque tome la decisión de no dejarme perturbar por las malas influencias de las personas a mí alrededor. Comencé a dar saltos de alegría cuando salí, parecía una niña a quien le habían dado un juguete nuevo, estaba tan feliz, ni por un momento pensé, las razones por las cuales me asignaron a un lugar tan importante, cuando no tenía la formación, ni la experiencia requerida, hasta tiempo después, cuando la vida se había convertido en un infierno.
Caminé al ascensor, cuando la puerta se abrió, lo vi allí, a Ric. El mismo hombre, que en horas de la mañana me ayudó en la fotocopiadora y a quien había esperado ver durante todo el día.
—Hola—saludé con timidez.
El hombre solo sonrió sin responder palabra alguna, me miró de pies a cabeza, posando su vista en mis curvas mucho más tiempo del requerido, eso me puso nerviosa y como mecanismo de protección coloqué la cartera frente a mi cuerpo.
Él sostuvo mi mano por un momento, mientras expresaba con voz ronca—. No tienes porque temer de mí, todo lo contrario, voy a hacerte todos tus sueños realidad. De ahora en adelante, todo tus deseos lo pondré a tus pies —subió su mano, acarició mi mejilla, mirándome con deseo.
Entretanto, sentí el corazón palpitarme enloquecido en mi pecho, ante el contacto de ese hombre, quien causaba mi atracción de una manera irremediable, como la luz a la polilla. Para mi buena suerte, el ascensor llegó a planta baja, aproveché esa oportunidad para salir corriendo, porque Ric producía una dualidad de sentimientos en mí.
Por una parte, tenía deseos de conocerlo, estar con él, pero a la vez sentía un leve temor al tenerlo cerca. Y aunque sus facciones eran duras, dando un aspecto de no ser tolerante, en las dos oportunidades cuando coincidimos, se había comportado muy galante conmigo. Definitivamente eso alteraba mis sentidos haciéndome desearlo más, pensé mientras caminaba con premura a la parada del bus, tratando de apaciguar esos sentimientos.
"Las apariencias engañan la mayoría de las veces; no siempre hay que juzgar por lo que se ve". Molière.
Llegué a mi casa en un estado de completa excitación, durante todo el trayecto no había dejado de pensar en Ric, en ese momento pensé en que debí haber sido menos tímida, preguntarle de su vida, si estaba soltero, en cuál departamento trabajaba, pero tenerlo cerca causó, en un principio, parálisis porque no encontraba cómo reaccionar, después me dio por poner metros de distancia entre nosotros y salir huyendo como una niña asustada. Busqué a mis padres en la cocina, pero como no los vi me fui ami habitación y comencé a arreglar con premura el desastre dejado en la mañana. No obstante, mis pensamientos estaban en ese hombre de cabello color ébano, trataba de pensar en otras cosas, pero no podía desviar mis pensamientos de él, estos insistían en permanecer allí. Suspiré con añoranza y justo en ese momento entró mi madre. —¿Y ese suspiro? ¿Cómo te fue en el trabajo?—Giré mi rostro, extendí la vista a mi madre, q
Caminaba con premura, no quería me diera alcance. No podía creer como fui tan ingenua, pensaba había tenido un talento especial para lograr mi ascenso, cuando no era así, todo había sido una manipulación de Ric o mejor dicho de Enrico Colombo. — ¡Por Dios! —exclamé en voz alta, mientras en mi mente se aglomeraban los recuerdos de las conversaciones con Ric en tono de complicidad. “Qué los jefes no se den cuenta”, ¡Qué horror! Lo supo solo el dueño de todo ese imperio. Ahora entendía la rabia de la jefa de Recursos Humanos, seguro pensaba había obtenido ese puesto de presidencia a cambio de algún favor sexual al dueño, y yo inocente de lo sucedido, pero no quería someterme a las habladurías, solo subiría a buscar la cartera, me iría para nunca regresar. Había sido una tonta, seguro se burló de mí a carcajadas a mi espalda. Llamé el ascensor, minutos después subí junto con otros trabajadores, al momento de comenzarse
Había visto a las mujeres ponerle el puntapié a Tabata, eso me molestó sobremanera, por eso estaba allí estaba pendiente de las respuestas de las mujeres mientras las miraba desafiante. Ellas solo se miraban entre sí con sus rostros pálidos imagino producto de la angustia ocasionada el haber sido descubiertas por mí, aunque de sus bocas no salía el mínimo ruido, al parecer la impresión de haber visto mi expresión de completo enfado, las hizo perder sus facultades vocales.Nuevamente les volví a exigir una explicación — ¿Entonces? ¿Cuántas horas vamos a pasar aquí esperando ustedes se dignen a responder una simple pregunta? La paciencia realmente no es una de mis virtudes.Después de un par de minutos, cuando vieron mi insistencia, e intención de no desistir al interrogatorio, no les quedó otra opci
Estaba feliz, sonreía complacido de haberla identificado, porque definitivamente Tabata era la mujer perfecta para mí, justo como la había imaginado, no podía haber escogido mejor, la quería en mi vida. No perdería oportunidad en tenerla, porque yo lo deseado lo obtenía y esta mujer se me antojaba, así de simple.Ella era muy sensible a mis caricias, se derretía en mis brazos, como un cubo de hielo con lo caliente del sol. Era ingenua, no obstante, a la vez es atrevida, esa combinación era enloquecedora. Quería más de Tabata, friccioné con mayor ímpetu mi sexo contra su pelvis, mientras ella mantenía los ojos cerrados, jadeando totalmente subyugada a mí, abierta a todos mis deseos, a todo cuanto quisiera hacerle.Despegué un poco el torso de su cuerpo para observarla, divisé esos atractivos senos, vo
No pude evitar observar a mi amigo con enfado, en ese momento entendí el contenido de la frase “La confianza da asco” en definitiva era así, porque eso estaba sucediendo Quién carajo se creía, para venir a darme ultimátum a mí. Me importaba un carajo el enamoramiento de Becca para conmigo, ella servía de amante, jamás de esposa, estaba sub calificada para ese puesto, mi esposa debía ser una mujer como Tabata, eso estaba decidido, no admitía ninguna discusión. Así se lo dejé claro.—Déjame dejarte algo claro Jacco, aunque no tengo porque darte explicaciones lo haré solo por esta vez. No amo a tu hermana, si ella me ama es un sentimiento unilateral, solo de su parte, porque no tengo ningún otro interés en Becca, sino sexual, aunque si te soy sincero ya ni eso provoca.»Además no puedes llam
Cuando escuchamos la voz de mi padre ambos dimos un brinco. Yo estaba demasiado nerviosa, mis piernas comenzaron a temblar, estuve a punto de desmayarme, si no es por los brazos de Enrico, quien me sujetó y susurró al oído, brindándome tranquilidad. —Tranquila, no tengas miedo, déjame a mí hablar con tu padre para explicarle —pronunció en un tono de voz ronca, la cual me hizo sentir un hormigueo en todo el cuerpo. Me quedé parada a un lado de Enrico, mientras este conversaba con mi padre. —Buenas tardes, señor, mucho gusto, soy Enrico Colombo, el jefe de su hija —manifestó extendiendo su mano. Él se quedó viéndola como si se tratara de una alimaña venenosa, eso me hizo sentir un tanto avergonzada. —No tengo el mínimo interés en conocerlo, solo quiero una explicación: ¿Qué hace con mi hija? Es usted un hombre hecho y derecho, en cambio Tabata es apenas una jovencita. No sé cuáles sean su
Con mi rodilla en el suelo, al mejor estilo romántico le pedí se casará conmigo, mientras ella me observaba con sus ojos abiertos de par en par por la sorpresa, estaba seguro de su respuesta, jamás se negaría a mi petición. Durante estas tres semanas la había aprendido a conocer, sé cuánto le encantaban esas tonterías románticas, era una chica ingenua aún creía en príncipes azules, en finales felices. Como ella me encantaba, estaba dispuesto a hacer todo eso para conquistarla.Tabata se levantó de su asiento, corrió a abrazarme. Yo me levanté del suelo, la alcé fundiéndome en un profundo beso, enseguida sentí mi pene erguirse deseoso por estar con ella, había aguantado demasiado, eran tres semanas de abstinencia intentado estar con un par de mis amantes, aunque, sus atributos no lograron ni siquiera excitarme, solo qu
CAPÍTULO 10. ANILLO ARROJADOLa observaba, sin poder ocultar mi propósito con ella, estaba ardiendo de deseo, ya no quería contenerme, en un principio tenía intenciones de esperar hasta estar casados para poder disfrutar de las mieles de su cuerpo, pero la tentación había llegado a un punto del no retorno, no podía resistirme. Sin pérdida de tiempo, le solté el brasier dejando sus blanquecinos senos expuestos a mi vista, eran tan tentadores como lo habían sido la primera vez de verlos, tan igual a unas deliciosas y jugosas frutas maduras.De manera delicada y seductora, pasé la yema de mis dedos por sus aréolas, ella fijó su mirada en mí con ojos delirantes, su cuerpo temblaba, sus labios entre abiertos, a la expectativa, demostraban cuanto estaba siendo dominada por el intenso deseo sexual, me acerqué m&