Él y yo solíamos ser mejores amigos, fue mi único acompañante hasta que Danna llegó a mi vida, pero había algo en la manera en que Rowan actuaba, que me hacía sentir curiosidad hacia él, seguramente y conociéndolo él me veía como la molesta chiquilla que lo seguía a todas partes, durante la adolescencia nos distanciamos un poco, pero seguíamos juntándonos de vez en cuando o pasábamos las vacaciones juntos, él se ponía más guapo con los años, si la mitad del colegio estaban locas por Aaron, la ciudad entera estaban detrás de Rowan y él no se hacía el difícil, siempre ha tenido esa fama de mujeriego, nunca le di demasiada importancia, hasta aquel verano en Bali.
—Te quiero a ti — dice suave, sus palabras me llevan a todos esos momentos juntos. No se bien que cara pongo, pero al verla empieza a reírse burlescamente. —Estoy jugando Lizzy, no te haré nada. —Bueno, si no es eso ¿qué quieres entonces? —Nada, ya te dije no estoy interesado en casarme, ni siquiera en broma, me gusta mi vida tal cual es. —Solo piénsalo bien. —Termínate tú trago para que pueda llevarte a casa. —No, no quiero ir a mi casa. —Mmm, seguramente vives con Smith. —Con Danna, ¿puedo quedarme en una de las habitaciones de aquí? Te pagaré, por supuesto. —Puedes quedarte aquí si quieres, hasta donde se la mayoría de las habitaciones están ocupadas. Asiento con la cabeza, observo el reloj que cuelga en la pared, no es tan tarde, seguramente aún alcance el supermercado y pueda comprar, algo para desmaquillarme, las condenadas de mis amigas si que saben cómo hacer un maquillaje que aguante hasta un huracán, también puedo comprar algo de ropa y quemar este vestido, Aaron me lo regaló en uno de mis cumpleaños. —¿En que piensas? —¿Tienes auto? Quiero ir al supermercado, necesito comprar un par de cosas. Se queda callado, lo veo sentarse en el escritorio, abre su computadora y se pone a trabajar, entonces noto que toda esta habitación grita Rowan, hay varias cosas que parecen ser suyas por todos lados. —¿Vives aquí? — Me suelto el cabello. —¿Por qué viviría en un hotel? —Porque así eres tú, es exactamente el tipo de lugar donde vivirías. —Tsk, mi departamento se inundó por culpa de la vecina de arriba, así que vivo aquí temporalmente. —Oh, entonces no debería de quedarme aquí. —Como quieras, igual no pensaba dormir, por eso te ofrecí quedarte y porque en tu estado no se si deba de dejarte sola. Asiento, la verdad es que no quiero estar sola, lo observo trabajar en silencio, después de un rato me mira. —Lo siento, ¿qué es lo que querías del supermercado? —Solo quería algo para quitarme el maquillaje y… —Anota todo lo que quieras aquí —Me da un papel y un bolígrafo. —Si quieres pedir comida, marca en teléfono de allá, el baño está en esa puerta, la habitación está ahí, ocupa y pide lo que quieras. — Me indica dónde está todo. Escribo en el papel lo que necesito que no es mucho, se lo entrego y ni siquiera se molesta en leerlo. —Voy a tomar un baño. No me responde, sigue tecleando cosas en la computadora portátil, me encierro en el baño, tiene una amplia tina, sales de baño, todo tipo de esencias para el cuerpo y velas aromáticas, me dijo que usara lo que quisiera, así que no creo que le importe, llenó la bañera, de espuma y sales de lavanda, me quito la ropa dejándola colgada en un perchero y me meto a la bañera, relajo mi cuerpo cerrando mis ojos, dejando que el agua caliente y las escénicas hagan su trabajo. Pasa un buen rato antes de que escuche a alguien del otro lado de la puerta, escucho varios pasos, sobre todo los de unos tacones. —¿Dónde está? —La voz de una mujer me hace pegar un brinco. —¿Quién? —dice Rowan. —La mujer que tienes metida aquí. Joder, no me dijo que tenía novia, si entra y me ve desnuda en la bañera de su novio, me irá igual o peor que a Danna, debería de ahogarme antes de que me encuentre, así mínimo no sabré que pasó y todos sentirán culpables de mi muerte. —No es asunto tuyo. —¡¿Qué no es asunto mío?! Recuerda eso antes de irme a buscar llorando, te odio y esta vez no pienso perdonarte, ni nada. Ya sabía yo que habías vuelto a las andadas, desgraciado. —¡Lárgate de aquí, no me estés jodiendo! Te quiero mañana a primera hora en la oficina. —Cabrón, voy a terminar por descubrir quién es, te guste o no. Escucho los tacones alejarse y la puerta cerrarse, escucho los pasos acercarse hasta aquí, seguidos de dos golpes suaves. —¿Lizzy? — dice desde el otro lado de la puerta. —¿Sí? —Te dejo tus cosas sobre la cama, te pedí de cenar también. —Oh, si, gracias, enseguida salgo. No me responde, suelto el aire y salgo de la tina, me enjuago el cuerpo, seco mi cuerpo con una bata y salgo del baño, cruzo por enfrente de Rowan, pero está demasiado concentrado, que ni me ve, me encierro en la habitación, hay todo tipo de cosas, dos pares de pijamas, calcetines, zapatillas deportivas y dos pantalones chandal y sudaderas que combinan con los pantalones, hay secador de pelo, cepillo de dientes, toallas desmaquillantes, loción corporal, desodorante, cremas faciales de noche y mascarillas hidratantes, incluso hay ropa interior. ¿Qué carajo? Yo solo pedí, cepillo de dientes, desmaquillante y cualquier cosa cómoda que sustituyera a un vestido, me siento en la cama viendo todo, el cuello me pica y me doy cuenta del collar que cuelga de él, lo retiro con delicadeza y lo miro por varios segundos antes de llorar, es un delgado collar que tiene un dije en forma de corazón, al reverso la inicial de Aaron, tiene pequeños diamantes de imitación al rededor, me lo regaló cuando me pidió ser su novia, lo pego a mi pecho y empiezo a llorar, la puerta de la habitación se abre y Rowan entra. Se hinca delante de mí y limpia mis lágrimas con suavidad, su tacto de siente cálido contra mi piel, me mira a los ojos y después a lo que sostengo en las manos. —¿Qué es eso? —Un regalo, me lo dio Aaron. —Se lo enseñó y lo toma entre sus dedos, viéndolo con disgusto. —Muy indigno de ti, hasta los perros de mis vecinos portan mejores joyas que estas. —¿Es un insulto? —Para nada, no fui yo el que te regaló esta baratija. Lo guarda en el bolsillo de su pantalón, protestó pero me ignora. —¿Necesitas algo más? Realmente no sabía que podías ocupar, no fuiste muy específica y tuve que recurrir a Satanas. —¿Satanas? —No preguntes. —Las cosas están bien, se nota que las escogió una mujer, es más de lo que necesito. — digo para ver si menciona a la mujer o su relación con ella. —Si tú dices, vístete, hace frío y no quiero que te enfermes. Sale de la habitación dejándome sola, me visto con una de las pijamas y con los calcetines, salgo de la habitación, hay un carrito de comida, Rowan sigue trabajando. —¿No vas a comer? —No, tengo trabajo. Me siento en la mesa, me sirvo un trozo de lasaña, enciendo el televisor, a un volumen bajo para no molestar a Rowan, lo veo encender un cigarrillo tras otro mientras, hace no se que en la computadora, se quitó el saco, desabotonó los primeros botones de la camisa y subió las mangas, lo recorro con la mirada, los músculos de los brazos se pegan a la camisa con cada movimiento, sin quererlo los recuerdos vienen a mi mente. Su boca sobre la mía, recostados en la cama de mi habitación, el olor del mar y nuestros susurros, recuerdo el brillo de sus ojos aún en la oscuridad, mis manos sobre su piel. —Lizzy, no creo que debamos. —¿Por qué no? Yo quiero hacerlo, no podría hacerlo con nadie más, eres mi mejor amigo y te quiero — dije quitándome la blusa. —Nunca lo he hecho pero dicen que se siente bien. —Yo tampoco lo he hecho. —Mentiroso — me reí —Cambias mucho de novia. —Si, pero no hacemos esto exactamente — habló nervioso, mientras me ponía encima de él. —Te creeré, yo tampoco he hecho nada de esto con mis ex novios, pero es mejor así, prefiero que seas tú el primero. Lo bese antes de que hablara, fue extraño y tierno a la vez, pasamos el verano juntos, iríamos a la misma universidad y pensé en la posibilidad de ser algo más, entonces Danna me dijo que estaba enamorada de él, me sentí culpable y sumándole a eso, los problemas entre él y Aaron eran cada vez más, no sabía que sentía por Rowan, pero sabía que no era lo mismo a lo que llevaba años sintiendo por Aaron, así que cuando el momento de escoger a uno llegó, fue de Rowan quien me aleje definitivamente, limitándolo a ser solo el enemigo de mi novio, pase los siguientes siete años sin hablarle, sin verlo, hasta ahora. Sinceramente no creo que Rowan atesoré ese momento, él al igual que yo olvido aquel verano en Bali, su lista de conquistas se hizo interminable, siendo honesta, no veo porque se casaría conmigo teniendo tantas opciones. Terminó de cenar, recojo todo, apago el televisor y camino hasta Rowan. —Lamento interrumpirte, te dejé un poco de comida por si te da hambre, iré a acostarme. —Descansa y ya no llores. —Piensa en lo que te dije. No decimos nada más, voy al baño a lavarme los dientes, tomo unos pañuelos desechables, porque se que terminaré llorando, me meto a la habitación y me acomodo en la cama, es cómoda y cálida, no se cuanto pasa antes de quedarme dormida. Abro los ojos y visualizo a Rowan, está de pie frente al clóset, conforme voy enfocando, cada detalle de él, lleva puesto unos shorts deportivos, con una playera sin mangas que se le pega al cuerpo, recorro los fuertes brazos con la mirada, tiene un tatuaje en el hombro que no distingo que es y otro en el antebrazo son dos líneas negras que lo rodean, como si fuera una especie de brazalete y tienen un patrón raro en el medio. Se da la vuelta con un traje y una camisa en las manos, finjo que recién me despierto. —Que bueno que despiertas y… — El sonido de la puerta lo interrumpe. Sale de la habitación a abrir, me levanto de la cama y salgo con dirección al baño, pero los brazos de Hannah me detienen. —¡Qué bueno que estás bien! ¡Estaba muy preocupada por ti! Emily estuvo buscándote toda la noche, no respondías el celular y nos preocupamos, pensamos que te habías tirado a las vías del metro o de algún puente. —Estoy bien, apague el celular y me olvidé de volver a encenderlo. —¿Pero qué pasó? De la nada bajaste del auto corriendo y no supimos más de ti. —Lo que pasó es que… —Las dejo para que hablen, pueden ordenar servicio a la habitación si quieren. Se encierra en el baño y Hannah y yo nos sentamos en el sofá, trato de encontrar las palabras para explicar lo que pasó. —Ayer yo recibí un mensaje con la ubicación de Aaron, se le olvidó desactivarla y bueno, resulta que el estaba aquí mismo con… —¿Con? —Con Danna, estaban juntos y los vi besarse. —¡¿En serio?! —Sí, estuvieron viéndome la cara de idiota por quien sabe cuánto tiempo. —Lamento decirte esto, pero no me sorprende de Danna, tú y yo sabemos cómo se las gasta… —Pero era mi mejor amiga, como mi hermana, yo pensé que me quería y que le importaba, me duele mucho más lo que ella hizo que lo que hizo Aaron. —Me imagino, pero ¿qué pinta Rowan a todo esto? Estaba muy sorprendida cuando me llamó y me dijo que viniera por ti, ni siquiera se como consiguió mi número. —Me lo encontré ayer, fue muy amable, incluso me defendió de Aaron y pues me invitó pasar la noche aquí. — Omito la parte donde le propuse matrimonio y todo eso. —¿Pasó algo entre ustedes? — susurra. —Nada de lo que estas pensando. —Vaya fuerza de voluntad la tuya, de ser yo, no me hubiera importado nada, es más pude haber estado en medio del luto después de la muerte de mi abuela y lo hubiera olvidado con tal de pasar la noche con él, está más guapo que nunca, apenas lo vi y me temblaron las piernas, los pensamientos y todo. —Exageras, lo que sí es que estuve recordando y me siento… Rowan sale del baño con una toalla en la cintura, actúa como si no estuviéramos ahí, Hannah lo sigue con la mirada, detalló el musculoso cuerpo, se hecho el cabello negro hacia atrás, gotas de agua corren desde sus hombros hasta sus brazos, lo mismo del cuello al pecho, maldigo a Hannah por tener la boca llena de razón. Tanto Rowan del pasado, como Rowan del presente es la perfección andando.Nos traen el desayuno, Hannah se emocionó y ordenó de más, observó la variedad de frutas, pasteles, crepas, waffles, ordenó huevos, salchichas, tocino y una gran jarra de jugo de naranja. Rowan sale de la habitación observa todo esto y nos mira mal, lleva puesto un traje negro hecho a la medida y una camisa gris, sin corbata. —Piensan darle de comer a todo el hotel ¿o qué? —Exageras, esto es para nosotras, el desayuno es lo más importante, pero decidimos desayunar ligero, ahora si te parece mucho, no hay problema, yo invito. —Hannah le sonríe. —Guárdate tu dinero, con lo mucho que comes, seguro que lo vas a necesitar. —¡Oye! —Hannah protesta cuando le roba un pedazo de pan tostado de su plato. Se sienta a mi lado y bebe una taza de café, huelo su colonia, es un olor que le queda de maravilla, Hannah no disimula en nada al verlo, pero Rowan no le importa o no da a notar incomodidad. —Hannah, ¿crees que pueda quedarme unos días contigo? Será solo en lo que encuentro un n
Me termino de ponerme un vestido rojo intenso ceñido al cuerpo y con escote en V, el color del vestido resalta sobre mi piel morena clara, causando un contraste que me encanta, salgo de mi recámara y se los modelo a mis amigas, que están en el sofá, bebiendo y charlando. —¿Y qué opinan de este? —Me doy una vuelta. —Llévate ese, seguro que paras el tráfico. —Emily dice. —Sii, es perfecto —Hannah la apoya. —Pues yo creo que te queda mejor el negro, es más elegante y discreto, este es demasiado vulgar —Danna dice y mis demás amigas la ven mal. —No lo digo de mala manera, es solo que no creo que sea la ocasión de usarlo. Me miró en el espejo de cuerpo completo que tengo en la habitación, Danna tiene razón, es un vestido demasiado provocador y no es para nada el estilo de Aaron, vuelvo a ponerme el vestido negro y Emily tuerce los ojos. —Anda te ayudo a peinarte. —Hannah me dice, llevándome a la habitación. —Yo te pintaré las uñas, tú siéntate ahí y quédate quieta. —Emily se
Rowan Wayne, uno de los hombres más importantes del país, mi mejor amigo de la infancia, su familia y la mía tienen una relación de amistad de hace años, pero a pesar de eso, es la primera vez que lo veo en años. Sus ojos se clavan en los míos, me mira con fastidio, me doy cuenta de las palabras que acabo de pronunciar y de su peso, pero aún así no las retiro y le sostengo la mirada —¿Estás ebria o loca? – se burla. —¿Por qué me casaría contigo? —Porque tú necesitas una esposa, ¿o me vas a negar que estás en una competencia con Gabe por la herencia de tu abuela? —digo y me mira curioso. —Que ya no me lleve contigo no quiere decir que de vez en cuando no acompañe a nuestras madres a beber café o a desayunar, esa es solo una razón y tengo una buena lista de razones si esa no te parece suficiente. —No estoy interesado en casarme contigo, hasta donde sé eres la novia de Smith, ¿qué diría si supiera que estás aquí, haciéndome esa clase de propuesta? —Ya no estoy con él. Mi vo