5. Una noche.

Del closet tomó un vestido azul corto, tiene la espalda descubierta, es perfecto para una noche de fiesta y discoteca, vamos a casa de Hannah para arreglarnos allá, no sin antes pasar a recoger los autos de mis amigas, por el mío iré mañana, decidimos movernos en taxi, para no tener que designar a alguna como conductor, llegamos a una zona donde hay muchos bares de todo tipo.

—¡Vamos a bailar! —Emily dice tomando a cada una por el brazo y metiéndose al primer lugar que

Bebemos varias copas y bailamos las tres, solíamos hacer esto durante la universidad, salimos de ese lugar y vamos a otro, el ambiente es diferente, bebo una tras otra, un hombre me invita a bailar y acepto, muevo las caderas al ritmo de la música, él me da una vuelta y me rio, el hombre tiene los ojos café claro, igual que Aaron, incluso tienen el mismo corte de cabello, todos los momentos con él vienen a mi mente.

—Lo siento, tengo que irme. — Lo dejo en la pista de baile y voy a la mesa con mis amigas.

—¿Qué pasó? Estabas muy a gusto bailando.

—Nada, solo estoy jodida. — Me empino un shot y luego otro.

—¡Brindemos por eso! —Emily se empina la botella y me la pasa para que haga lo mismo.

No se cuanto bebo, pero empiezo a sentirme mal, miro a mis amigas y ellas están igual que yo, Hannah está coqueteando con un hombre moreno y Emily está bailando con una mujer, mi cabeza da vueltas, tomo mi celular decidida a hablarle a Aaron, pero Hannah me lo arrebata de un golpe.

—¡Oye dame eso!

—No, estás ebria y no dejaré que le hables a ese idiota.

—Hannah…

—Nada.

—Anda vayamos a casa, ya bebimos demasiado.

—No tenemos auto, además es temprano.

La veo hacerle señas a Emily, me recuesto en el sofá, cierro los ojos debido al mareo, tengo náuseas, me despierto de golpe y lo primero que veo son un par ojos azules.

—Hola, te pareces mucho a alguien que conozco, solo que tú eres mucho menos guapo que él.

—¿Tú crees? Joder, Lizzy, no debiste de beber así y ustedes tampoco — dice molesto.

—No me digas Lizzy, solo hay alguien que puede decirme así y ese no eres tú.

—Vámonos, te llevaré a casa. — Me toma de la mano y niego.

—No, no quiero, además, no sé quien eres.

—Lizzy, vámonos.

—Ya te dije que…

—Nos vamos.

Me levanta del sofá y me pone su abrigo, una deliciosa fragancia se apodera de mi nariz, me da la mano y ayuda a caminar a mis amigas, nos mete a las tres al auto.

—Están tontas, locas o no sé qué carajos les pasa, pero ya me van a escuchar, de tres no se hace ni media.

—Ya no nos regañes —Hannah lloriquea.

Me quedo dormida otra vez, despierto cuando el auto se detiene, se me ha bajado un poco la borrachera pero no lo suficiente, Rowan me da la mano y me ayuda a bajar, también a Hannah y Emily, estamos en el nuevo edificio. No sé cómo lo hace pero nos ayuda a llagar sin problemas, Hannah y Emily se van a la otra habitación y él me ayuda a llegar a la mía.

—Rowan — susurró.

—¿Ya me reconoces? —Me quita los zapatos con delicadeza.

—Lo siento.

—Mañana a primera hora vendré con una serenata, para que lo sientas de verdad.

—¿Cómo sabías dónde estaba?

—Hannah me llamó — dice haciendo que me moleste.

Se sienta a mi lado, lo miro y pienso en Hannah, seguro que ella es más su tipo, por eso tanta amabilidad y atención hacia con ella.

—Rowan, ¿te gusta Hannah? — me paro delante de él.

—¿Qué?

—Contéstame, ¿te gusta? — Me siento en sus piernas y me acerco a él.

—Lizzy, duérmete y deja de preguntar tonterías.

Pego mi boca a la suya, rodeo su cuello con mis brazos, pero me aparta de él, la barbilla me tiembla por las ganas de llorar, intento volver a besarlo pero quita la cara.

—Quítateme de encima y duérmete, mañana hablamos.

—No, quiero dormir, quiero que me respondas lo que te pregunté — sollozó.

—No, me gusta Hannah, ni siquiera me he fijado en ella.

—Mentiroso, hasta le diste tu número.

—Tsk, no le di mi número, cuando la llamé lo hice desde el teléfono del hotel.

—¿Cómo conseguiste su número?

—¿Eres policía?

—No, soy tu futura esposa. — Le beso la mejilla. —Responde.

—No fue difícil, se lo pedí a tu madre, le inventé una excusa y me lo dió.

—¿Y cómo te llamo hace un rato? Mentiroso.

—Me llamo desde tu celular, ¿ya termino el interrogatorio? Ahora duérmete.

—No quiero — Vuelvo a besarlo.

—Para ya, estás ebria.

—No, no lo estoy. —Pasó mis manos por su pecho, besó su cuello y me aparta de él.

—No voy a hacer nada contigo.

Me levanta de sus piernas y me acuesta en la cama, sale de mi habitación, dejándome sola en la oscuridad.

•••

Me despierto con la cabeza a punto de estallar, tengo la garganta seca y unas terribles náuseas, como puedo me levanto para ir al baño, ni siquiera tengo el valor de verme en el espejo, solo me desmaquillo y me doy un baño, me lavo los dientes. Los recuerdos de anoche me vienen a la cabeza uno tras otro como un golpe, mi boca sobre la de Rowan, yo sentada en sus piernas, su rechazo, la culpa me invade, alejo esos pensamientos y salgo del baño aún en bata, mis amigas están igual que yo, temblando sentadas en la barra de la mesa bebiendo café.

—Buenos días, Mina. — Hannah susurra.

—Shhh… vas a hacer que me quede sin cabeza. — Emily protesta.

Nos quedamos en silencio, bebiendo café y jugo, no tengo aspirinas y tampoco la fuerza para ir a comprar unas.

—Debo de mandarle un regalo a Rowan, nos trajo sanas y salvas a casa, ni siquiera le importó que le vomitara el auto. —Hannah dice.

—Que gran sujeto y pensar que ni siquiera nos conoce, todo esto es porque está enamorado de Mina.

—Rowan no está enamorado de mí, fuimos amigos de la infancia y adolescencia pero nada más.

—Él dijo que…

—No lo decía enserio, además que anoche yo no me porté muy bien con él que digamos.

—¿Por qué, le vomitaste los zapatos? Descuida yo hice lo mismo. —Emily dice.

—El auto, los zapatos, ¿que más le vomitaron?

—Nada más.

—Como sea ese no es el punto y no, no le vomite nada, solo lo bese he intente acostarme con él, pero el no quiso y me dejó botada.

—Obvio no iba a aceptar Mina, no seas inconsciente, estabas ebria, hubiera sido un cabrón de lo peor si lo hubiera hecho —Hannah me dice.

—Exactamente, por ejemplo ahora que estás bien sobria, ¿quieres acostarte con él?

Unos fuertes golpes en la puerta nos interrumpen, asustada salgo a ver qué pasa, es una banda de música, con tambores y trompetas, se pasan al salón y tocan con fuerza, las tres soltamos un grito de dolor, la musica sigue quebrándonos la cabeza, después de un rato se callan.

—Esto es un regalo por parte del Señor Wayne, ojalá lo hayan disfrutado. — Un trompetista nos dice con una sonrisa. —Esto también se los envía él, con su permiso nos retiramos.

Me entrega una bolsa, antes de irse, abro la bolsa y saco una nota.

“Te dije que haría que lo sintieras, probablemente no lo recuerdes, pero tú y tus amigas son un desastre, ojalá hayan disfrutado de la música y como se que no son nada cuidadosas con ustedes mismas, les mando esto otro.

No vuelvas a beber, al menos no sin mi presencia, cuídate, Lizzy.

~Rowan. “

De la bolsa sacó una caja de aspirinas y bebidas hidratantes, le agradezco internamente y les enseño la nota a mis amigas.

—No le perdono su estúpida serenata, casi muero.

—Yo creo que es lo mínimo después de vomitarlo todo.

—Iré a verlo, tengo que hablar con él, si no no podré con este sentido de culpa.

—Igual no es como que haya hecho algo malo, fue un beso, no es para tanto.

—De todas formas iré, seguro está en el trabajo iré a verlo allá, ¿quieren venir?

—No, querida ve tu, yo me iré a casa a descansar.

—Si, haré lo mismo, pero agradécele de nuestra parte. —Emily me sonríe.

Me voy a mi habitación, me visto con un pantalón holgado y una blusa de manga larga y cuello alto, más encima un abrigo, está haciendo frío y eso que aún no entra completamente el invierno, me maquillo para evitar verme como muerto viviente, me peino con una trenza y cuando salgo mis amigas se han ido, tomo un taxi y le pido que me lleve hasta la oficina de Rowan, es un edificio alto y bonito, hace tiempo que no venía, entro, la recepcionista me recibe.

—Bienvenida a R&B Arquitectura, ¿en que puedo ayudarla? — me sonríe.

—Kim, necesito que recibas unos documentos y se los entregues a Kyle para que los firme, su secretaria se enfermó y no puede hacerlo ella. —Una mujer pelirroja nos interrumpe.

—Si, claro.

—Te dejo todo los detalles aquí, no es nada complicado, solo tienes que revisarlos y ver que la información sea correcta. — Le entrega un folder, se gira a verme. —¿Qué haces aquí? — dice molesta.

—¿La conoces? — La recepcionista le pregunta. —¿Llamó a seguridad?

—No, yo me encargo de ella, seguro que viene a ver a… tu sabes.

—Oye, no viene a causar ningún drama solo quiero ver a Rowan, eso es todo.

—No está, así que ya puedes irte.

—Pero…

—No está, siento mucho ser yo la que te lo diga, pero no está interesado en tener nada contigo. Mira es mi novio, ¿vale? No sé qué te dijo para que tú creas que tienes derecho a venir aquí, pero olvídalo.

—¿Tú novio? Pero él me dijo…

Estoy tan confundida, que siento que voy a terminar por volverme loca, la mujer me mira con lástima y fastidio, es hermosa, tiene el pelo rojo y largo, pequeñas pecas le adornan la cara, tiene unos ojos enormes azul claro y lleva unas gafas doradas, también tiene buen cuerpo, hago una mueca y maldigo a Rowan, es la mujer de su departamento.

—No me mires así, es culpa tuya por no respetar hombres ajenos, así que hazme el favor de largarte de una vez, antes de que te saque arrastras. — me dice enojada.

—¡Bea! ¿Quién te crees que eres para hablarle así? —Rowan dice y las dos nos giramos a verlo.

—Rowan, yo… — le digo nerviosa.

—Joder Bea, te dije que te olvidarás de tu papel de novia celosa. — Se parienta el puente de la nariz con fastidiado.

—Me dijiste que tal vez lo necesitarías, yo que iba a saber que ella no era otro de tus ligues, ademas estaba en tu departamento — susurra pero alcanzó a escuchar.

—Y desde ahí, te dije que no te metieras, pero no entiendes — le contesta de la misma forma viéndola a los ojos.

—Bueno, ¿y quién es? — se sonríen mutuamente.

—Mi novia.

—¿Tú qué?

Rowan me toma de la mano y me jala con cuidado hasta el ascensor dejándola con la palabra en la boca, presiona un botón sin soltarme la mano, llegamos a su oficina y nos encierra dentro.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a verte.

Se recuesta en un sofá y pone el brazo sobre su cabeza, está molesto, lo conozco demasiado bien, suelto un suspiro.

—Rowan, yo vine a…

—Ahórratelo, no era necesario que vinieras hasta acá a decirme lo que ya se.

Me siento a un lado de su cuerpo, le quito el brazo de la cara y sus ojos azules me miran.

—¿Cómo sabes que voy a decir?

—Estabas borracha, es obvio que te arrepientes, uno suele hacerlo después de ponerse en ese estado.

—¿Estás enojado conmigo?

—No.

—¿Podemos hablar?

—¿Sobre cómo tus amigas me deben el servicio de auto lavado y de lavandería? —bromea.

—Ellas lo sienten mucho, nos pasamos de copas y bueno, estuvo mal.

—Olvídalo, no fue nada, de hecho fue bueno que me llamaran a mí y no a cualquier otro.

—Sí, ¿no tienes frío? — le preguntó al ver que solo está en camisa.

—No.

Nos quedamos en silencio, él vuelve a cubrirse el rostro con el brazo, suelta un largo suspiro antes de llevarse el celular a la oreja.

—Bea, necesito que subas, tenemos problemas en el paraíso, no tardes. — Cuelga y me mira. —Tengo trabajo.

Me levanto del sofá y Rowan hace lo mismo, nos quedamos mirándonos unos segundos, abro la boca para hablar pero no logro decir nada, me muerdo los labios y suelto un bufido.

—Rowan, ¿me rechazaste por qué estaba ebria o por qué no quieres nada conmigo?

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