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6. Nuestro Secreto.

Hago la pregunta que lleva en mi cabeza desde que me desperté, quiero saber si aún soy deseada, de una u otra manera, o si de verdad soy tan poco para ni siquiera despertar la mínima curiosidad, ni siquiera en un hombre como Rowan.

—Podemos hablar de esto más tarde —dice cuando la tal Bea entra a la oficina, con un montón de papeles y planos.

—Está bien, fue una mala idea venir aquí — suspiró, tengo ganas de llorar, porque… ni siquiera se porque.

—Siéntate ahí y espera a que termine con esto, después hablaremos de todo — Me ordena señalándome el sofá.

Lo obedezco, Rowan y Bea se ponen a trabajar, no entiendo muy bien cuál es el problema, pero ambos parecen molestos, revisan una y otra vez los planos y los papeles.

—No creo que esto se pueda solucionar desde aquí —Bea le dice.

—Ya lo sé, mi padre se va a poner como loco.

—Fue su culpa, no tuya — Ambos se miran con una complicidad que me incomoda.

—¿Y desde cuándo mi padre es un hombre que asume sus errores? — Juega con un mechón del cabello de Bea y ella se ríe. —Prepara todo para ir a arreglar este problema y avísale a Kyle sobre esto.

—Como órdenes, mi hermoso Dios — Se ríen.

—Ve a hacer lo que te pedí, iré a tu casa más tarde.

Bea se despide con la mano, no me mira, Rowan la sigue con la mirada, no entiendo que tipo de relación tienen, pero no me parece normal, Rowan se sienta a mi lado.

—Siento la interrupción, teníamos que resolver algo importante.

—No te preocupes. — Lo miró.— ¿Tú y Bea, qué relación tienen? Lo pregunto solo para no llevarme sorpresas después.

—Bea es mi amiga, mi hermana, mi empleada, mis ojos y oídos y cuando es necesario, mi novia.

—¿Cuando es necesario?

—Una vez, estaba saliendo con alguien, nada serio,

pero ella no parecía entenderlo, al principio era divertido, hasta que se volvió obsesiva y empezó a ser molesta, un día vino aquí a la oficina y vio a Bea abrazarme, se puso como loca, gritando y pataleando, así que Bea fingió ser una novia engañada, me ha ayudado con eso un par de veces, sobretodo cuando mi madre me envía a las hijas de sus conocidas. No importa de qué se trate siempre puedo contar con ella — sonríe.

—¿Te gusta?

—No te voy a decir que no he visto que es muy hermosa, pero no la veo de esa manera — Me mira. — Por cierto, está molesta porque no le dije que “eras mi novia” — Hace las comillas con los dedos. — E hizo el ridículo delante de ti, así que si la vuelves a ver solo ignórala.

—¿Y sobre lo qué te pregunté hace un rato?

—¿El por qué no te bese? — Frunce el ceño y asiento. —Estabas ebria, nunca haría algo así.

—¿Te acuerdas de aquel verano en Bali? l

—¿A qué viene eso? — pregunta confundió.

—¿Te acuerdas si o no? — insisto.

—No mucho la verdad.

—Iré a casa de mis padres, tengo que hablar con ellos sobre lo que ha pasado últimamente.

—¿Les dirás que nos vamos a casar?

—En su debido momento, ahora solo les diré que termine con Aaron, no pienso decirle a nadie de nuestro trato.

—¿Ni siquiera a tus amigas?

—No, y tú tampoco dirás nada, solo lo sabremos nosotros.

—Te voy a acompañar, a casa de tus padres, ya sabes deben empezar a vernos juntos.

—Sí, está bien, vamos.

Toma su saco y su abrigo, se pone los dos, la mirada de Bea nos sigue cuando pasamos por su estación.

—¿A dónde vas? — Lo toma del brazo.

—No te importa.

—Tenemos trabajo, no puedes dejarnos con todo esto, mira yo entiendo que estés enamorado y eso, pero puedes actuar como siempre y ser responsable.

—Relájate, te van a salir arrugas, no tardaré y confío ciegamente en ti y se que mantendrás todo bajo control.

—Bastardo.

Lo deja ir, Rowan me toma de la mano, le saca la lengua a Bea antes de salir del edificio.

—¿Traes auto?

—No, aún no he ido por él.

—¿Quieres que te ayude con eso?

—No, gracias, puedo ir por él después.

—Vale, debo de decirte que estaré fuera del país por unos días, tengo asuntos de trabajo que resolver. — Me abre la puerta de su auto.

—¿A dónde vas? —Espero que suba al auto para responderle.

—Voy a Suiza.

—¡¿De verdad?! — digo emocionada. —¡Llévame!

—No. —Arranca el auto.

—¿Por qué?

—Porque voy a estar trabajando y seamos honestos, tú atraes los problemas.

—Por favor.

—Olvídalo.

No dice nada más el resto del camino, supongo que debe de seguir molesto por todo lo de anoche, estaciona el auto frente a casa de mis padres, caminamos juntos hasta la entrada y llamo a la puerta, Marie, la ama de llaves y mi nana, nos abre la puerta.

—¡Mi niña! Que alegría me da verte. —Me envuelve en un abrazo cálido y reconfortante. —Señor Wayne, buenos días.

—Buenos días.

—Hola, Marie, ¿están mis padres?

—Sí, iré a buscarlos y ordenaré que les llevaré café.

Sale corriendo hacia la cocina, me quito el abrigo y lo dejo sobre el sofá, la casa de mis padres siempre ha sido cálida, me siento en el sofá y Rowan hace lo mismo, teclea unas cosas en su celular sin prestarme atención, lo miro de reojo, tiene un perfil hermoso, seguro que sus hijos se lo agradecerán, se relame los labios y mis ojos se centran en esa acción.

Quiero volver a besarlo.

—¡Mina, hija! —La voz de mi madre me saca de mis pensamientos.

—Hola, mamá — la abrazó.

—¡Rowan, que bueno verte, mira nada más lo guapo que te has puesto! — Le da un beso en la mejilla.

—Que una mujer tan hermosa como tú me lo diga, es más que un halago.

–Que cosas dices — Le da un manotazo juguetón con una sonrisa en los labios.

—Nada más que la verdad, eres una mujer muy hermosa, Viviane — le sonríe.

¿Le está coqueteando a mi madre?

—¿Y papá?

—Por ahí, ahora baja.

Nos traen café y galletas, es un especie de ritual de esta casa, no importa el día o la hora, siempre se reciben a los invitados con café y galletas.

—Pero dime Rowan querido, ¿cómo has estado?

—Bien, trabajando. — Se encoge de hombros. —La empresa marcha bien, de hecho tengo planeado hacerme socio de otra compañía más pequeña, pero parece buena inversión. —Me mira.

—No me refería eso, hablo del lo personal, a mi eso no me interesa, me gustaría saber, no lo sé, como por ejemplo, ¿por qué ustedes dos están juntos?

—Sobre eso, es mejor que esperemos a papá.

—Romina Elizzabeth Greber, más vale que no te hayas vuelto a meter en problemas como aquella vez que tuvimos que…

—¡Mamá, no es nada de eso! Relájate.

—No se detenga, continué, ¿qué tuvieron qué?

—¿No te lo ha contando? Bueno pues ella y Hannah pensaron que era una buena idea adoptar a un niño, ya sabes esos programas por correspondencia donde mensualmente envías dinero y apoyas su educación y su alimentación, bueno pues lo hicieron, no sé exactamente qué pasó, pero un día un niño apareció delante de nuestra puerta alegando que su madre Romina vivía aquí, casi me da un infarto en ese momento.

—Mamá…

—Robert y yo tuvimos que hacer varias llamadas para poder colocar al niño en un internado y no conforme con eso, una semana después a Romina la arrestaron por conducir ebria y atropellar una publicidad, la hubieras visto, lloraba diciendo que había matado al pobre maniquí y que quería volver a casa con su pequeño hijo.

—No es gracioso.

—Nadie dijo que lo fuera, pero supongo que si estás con Rowan no debes de estar metida en algún lío, él siempre ha sido un buen chico.

—Si como no — digo con sarcasmo.

Si supiera en todas las peleas en el colegio, las carreras clandestinas en la universidad y su reputación de playboy, seguramente no diría eso.

—Ya estoy aquí, hola hija. — Mi padre me sonríe y me da un beso en la frente. — ¡Rowan, que alegría verte! Justo estaba pensando en ir a verte, tengo un asuntito que me gustaría consultarte. —Lo abraza con una sonrisa de oreja a oreja.

—Mañana saldré de viaje, hubo un problema con una construcción y tendré que ir a arreglarlo personalmente, pero te llamaré una vez que regrese, para que hablemos.

—Perfecto. —Mi padre se sienta junto a mi madre, se sirve una taza de café y nos mira, despreocupado.

—¿Y bien de que querías hablar con nosotros?

—Lo que pasa es que yo… — suspiró. — Aaron termino conmigo.

Todos nos quedamos en silencio, empiezo a incomodarme, sé esperaban que me casara con Aaron y que las empresas de la familia trabajaran con la suya, mi madre esperaba una boda gigante y nietos y yo esperaba que nos amáramos para siempre, pero nada de eso es posible.

—Lamentó decir esto pero, que alivio que no vayas a casarte con Aaron — Mi padre suspira.

Miro a Rowan y tiene una sonrisa discreta, me dan ganas de borrársela de un puñetazo.

—Se que debió ser muy duro para ti, pero créenos que fue lo mejor, cariño él nunca estuvo a tu nivel y no lo digo por el tema económico, eso nunca fue problema, es simplemente que no te trataba como te mereces.

—Tu madre tiene razón no era hombre para ti.

—Yo siempre tengo razón, pero mira cariño por más difícil que parezca ahora, todo pasa y deberías de fijarte en hombres que si te convienen. —Mira discretamente a Rowan.

—No quiero ser grosero, sabes que eres como un hijo para mí, pero ¿por qué estás aquí Rowan?

—Vine a acompañarla.

—El día que Aaron terminó conmigo, me encontré a Rowan y bueno me ha ayudado mucho — digo la verdad.

—Yo solo estaba por ahí, no me pregunten nada.

—Que bueno que han vuelto a llevarse, no entiendo porque se alejaron en primer lugar — mamá dice con una sonrisa.

—Ni yo, pero ahora creo que estamos más unidos que nunca —miento.

Charlamos un poco más antes de irnos, mis padres nos acompañan hasta el auto y nos despedimos por última vez con la mano.

—Se me quitó un peso de encima. — Me dejo caer en el asiento.

—Ellos deben de sentirse igual.

—Todo este tiempo pensé que les agradaba Aaron y resulta que solo lo toleraban por mi.

—No me sorprende, parece que tú eras la única que no se daba cuenta que no es hombre para ti, ¿te llevo a tu casa?

—Por favor.

—¿Por qué no les dijiste sobre lo de Danna?

—Porque eso es algo que pienso utilizar después, mis padres le tienen mucho cariño a Danna, ya lo sabes, así que ocuparé eso para hacer que se arrepienta.

—Entiendo.

—Por eso quiero que anunciemos pronto nuestro compromiso, créeme que todos estarán tan sorprendidos y emocionados que no harán muchas preguntas.

—Como quieras, ya acepté que me utilizarás así que estoy a tus órdenes.

—Sigo sin saber porque lo haces.

—Por un lado quiero que mi madre me deje en paz, por el otro recibir antes la herencia no suena mal tampoco y porqué la verdad es que no mentía con lo que dije en el hotel.

Se estaciona en mi edificio, lo miro confundía sin saber a qué se refiere, el recuerdo me viene «Te quiero a ti», finjo demencia mientras sonrío para mis adentros.

—Nos vemos después Lizzy, tengo cosas que hacer.

—Rowan, antes de que te vayas, ¿me puedes hacer un favor? Es que dónde está mi cama, el sol me da en la cara y me gustaría moverla, ayúdame con eso, por favor.

—¿Ahora? —Me mira y asiento con la cabeza poniendo mi mejor cara. —Te tomas muy enserio lo de utilizarme.

Bajamos del auto y subimos hasta mi departamento, me replanteo muchas veces lo que haré, no tiene porque de ser algo malo ¿no? Seremos marido y mujer y él dijo que me quiera de esa forma, así que supongo que estará bien.

Abro la puerta del departamento, Rowan me deja entrar primero, me quito el abrigo, caminamos juntos hasta mi habitación, Rowan mira la cama y luego me mira a mí.

—La ventana está del otro lado de la habitación, no hay manera en la que te pegue el sol en la cara.

—¿Ah no? Yo recordaba que si, seguro estaba soñando.

Suelta un bufido molesto, me acerco a él, sus ojos se clavan en los míos cuando me le paro enfrente.

—Se que estás molesto por lo de anoche, prometo no volver a meterme en problemas.

—No estoy molesto porque hayas salido a emborracharte o porque tú y tus amigas sean un desastre cuando toman.

—¿Por qué estás molesto entonces? — Me acerco aún más a él, tanto que mi pecho choca contra su estómago debido a la diferencia de altura.

—Tengo que irme.

—No.

Lo tomó del brazo evitando que se aleje, me paró de puntillas y rodeó su cuello con mis brazos, aparta la mirada, pero no me aleja.

—¿Qué haces?

—Dándote lo que quieres, tú parte del trato y que también es lo que yo quiero.

Lo beso antes de que hable y arruine el momento, mi boca se mueve sobre la suya, tarda unos segundo en responderme, lleva sus manos a mi cintura, el beso se vuelve un tanto brusco, su lengua se apodera de mi boca, haciéndome suspirar, besa demasiado bien, no estoy acostumbrada a este tipo de besos, pero intento seguirle el ritmo, abandona mi boca y traza un camino de besos desde mi barbilla hasta mi cuello, mis piernas tocan el borde de la cama, quito su abrigo y hago lo mismo con su saco, me dejo caer en la cama con él encima de mi.

Enredo mis piernas en su cintura y Rowan acaricia mis muslos mientras me besa, suelto un suspiro, cuando mete las manos bajo mi blusa, su toque es firme y cálido sobre mi piel, acaricia mis pechos haciéndome soltar un gemido, quita mi blusa con urgencia y la arroja al otro lado de la habitación, deja besos húmedos y marcados por la zona de mi clavícula y baja hasta el centro de mi pecho.

—Estoy molesto porque tuve que aguantarme las ganas de hacerte de todo anoche — dice sobre mi piel erizándola en respuesta.

—Rowan — murmuró cuando sus manos empiezan a deslizar mi pantalón, vuelve a besarme.

Enredo mis dedos en su cabello, mientras su boca se adueña de la mía, me dejo llevar por las sensaciones que él me provoca olvidándome de todo.

—Sophia— susurra.

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