El futuro de los Cuatro niños. 

Capítulo 2 El futuro de los Cuatro niños. 

Daniela Blanco había permanecido sentada, y respondía amablemente a su prometido. .de pronto al escuchar sus últimas palabras se levantó bruscamente del sofá, su cuerpo tenso, sus ojos se oscurecieron. La ira la consumía como un fuego voraz.

— ¿Adopción? ¿Te has vuelto loco? —le gritó, su voz cortante, como un cuchillo afilado. La idea de separarse de sus hermanos la llenaba de un dolor insoportable. Recordó la promesa que le había hecho a su madre en su lecho de muerte: cuidaría de ellos como si fueran lo más preciado del mundo.

—. ¡Son mis niños! No los daré en adopción.

Mateo, su prometido, la miró con una mezcla de frustración y cansancio. No pudo evitar hablarle con amargura.

—Estamos a punto de casarnos, Daniela. Nuestra situación económica no nos permite mantener tantos hijos. Ganamos bien, pero cuando nos casemos solo estará mi sueldo, no será suficiente para tantas personas y encima un bebé.

—Y ¿qué quieres que haga, Mateo? ¿Dejarlos en la calle? ¡Jamás haría eso! Prometí a mi madre que los cuidaría

—Eso fue egoísta de su parte. Tu madre no debió tener tantos hijos a su edad, además teniendo en cuenta la edad de ese viejo, fue una completa irresponsabilidad…

Las palabras salieron disparadas de sus labios como una flecha envenenada. Daniela sintió como si la hubieran abofeteado. Una cosa es que ella misma pensara así, y otra que él se lo estuviera diciendo. Nadie, ninguna persona tenía el derecho de hablar de su madre. Mateo, al ver la expresión de rabia en Daniela, de inmediato se dio cuenta de que había cometido un error al decir lo que pensaba.

— ¡No permito que hables así de mi madre! —exclamó con la voz entrecortada por una profunda tristeza, al recordar a su querida madre.

Mateo suspiró, derrotado.

— ¡Disculpa! Estoy mortificado. Dani de verdad te amo. Estoy tan ilusionado con nuestra boda, pero esta situación lo cambia todo. Tu madre murió hace un mes, no podemos permitirnos mantener tantos niños de esa edad. Somos demasiado jóvenes para ser padres ¿Y qué pasaría si tenemos nuestro propio hijo? ¿Te imaginas siendo padres de cinco niños y endeudados?

Daniela lo miró fijamente, sus ojos llenos de determinación. La expresión de horror de Mateo se lo dijo todo. Ya tenía sus dudas sobre él, pero esto confirmó que no podían estar juntos.

—Perfecto. Ya sabes qué hacer. Por mi parte… yo… jamás, escúchame bien… jamás dejaré a mis hermanos.

Mateo contempló a Daniela sumido en una profunda decepción. Una sombra se había cernido sobre su relación, amenazando con destruir todo lo que habían planeado juntos.

—Al menos te han respondido en lo de la pensión alimenticia, hizo un último intento. El viejo tenía dinero, según sabía, tenía dinero suficiente como para que le durara eternamente. Mateo pensó que esa podría ser una opción para todos ellos, hasta del mismo…

—Aún no, pero esa familia no me va a ver la cara de tonta, lucharé por eso, mis hermanos lo merecen

—Deberías hacerlo, con un bebe en casa no podrás trabajar, pones en riesgo tu felicidad personal y tu superación profesional. Ese hombre con el que se enredó tu mamá, tenía dinero, ella fue una tonta al conformarse con tan poco, y no prever nada para sus hijos o para ti. Debes entenderlo Dani, tu madre actuó irresponsablemente, no puedes cargar con ese problema. He pasado por alto su mala reputación en este lugar, todos saben que él era un hombre casado y aun así ella se enredó con él, ahora mira las consecuencias de sus actos, y aún no puedo ni pensar en criar a cuatro niños.

—Tenemos esta casa y saldré adelante con ellos, aseguró ella con firmeza.

—Te quedarás en este pueblo para consumir tus años de juventud, has pensado que ellos crecerán y te dejarán sola. Hazme caso, ellos pueden tener una buena vida, en una familia que los quiera, no seas egoísta, a tu lado solo van a vivir penurias y estarás perdiendo muchas oportunidades

—Escucha cariño, mi mamá acepta que vivamos con ella en la capital, pero no con toda esa prole, Has pensado en buscar a alguien de tu familia que se haga cargo

Daniela suspiró, e hizo un gesto de repudio.  Le pareció una propuesta totalmente inapropiada desde el principio.

¿Vivir con esa mujer? ¡Jamás! ¡Ni loca!, pensó ella.

— No hay nadie más. Mi mamá se separó de su familia hace mucho tiempo gracias al irresponsable de mi papá. No sabemos nada de ellos.

—Pues tendrás que buscar una solución. No puedo permitir que te quedes con todos esos niños

—No tienes que hacerlo, ya te lo dije… puedes irte. Allí tienes la puerta. Considera roto nuestro compromiso —replicó ella, con un ligero temblor en la voz.

—Me dejarás por ellos —Mateo apretó los puños con fuerza, estaba a punto de perder el control y se prometió a sí mismo que trataría de convencerla por las buenas. —No entiendo cómo puede ser tan terca. ¿Acaso no ve que estoy haciendo esto por nuestro futuro?

«Lo lamentarás», pensó él.

—Esos niños son mis hermanos, tengo que atenderlos, pero tú no estás en la obligación, así que te dejo en libertad, considera roto nuestro compromiso.

Mateo sintió que estaba en un punto de no retorno. La conocía. Cuando Daniela tomaba una decisión no había vuelta atrás. Así que él la tomó entre sus brazos, intentando besarla, quería convencerla. Daniela trató de soltarse, pero él tenía aprisionada su boca. Mateo era fuerte. Trató de liberarse, pero él seguía aprisionando.

— ¿Qué haces Mateo?, balbuceo.

—¡No me iré así! Me has hecho perder el tiempo miserablemente, sabes lo mucho que te deseo. ¡No puedo permitir que me hagas a un lado!

— ¿Qué te pasa? ¿Te has vuelto loco? ¿Qué intentas hacer?

—Has estado jugando conmigo durante dos años. Solo me has dejado darte algunos besos. Te he respetado, porque eres la mujer que elegí para casarme y ahora me desechas como si fuera una basura. Además, escoges a esos niños antes que a mí ¿Quién crees que soy? ¡Soy un hombre! ¡Te enseñaré a respetarme!

— ¡No me toques! ¿No entiendes? ¡No quiero que me toques! Tú eres el que te quieres ir

— ¿Me culpas? ¿Por qué me haces esto? Qué hombre va a criar a cuatro hijos que no son suyos. ¿Me crees un santo o qué? Te mostraré lo que te has estado perdiendo.

— ¿Cómo puedes pensar que está bien tratarme así?

—Daniela, no puedo creer que me estés haciendo esto. Después de todo lo que hemos pasado juntos, prometiste que nos casaríamos al terminar nuestros estudios, somos una pareja, debemos tomar juntos decisiones como esta.

En ese momento, la puerta de una de las habitaciones se abrió de golpe y tres niños corrieron hacia la puerta de salida, persiguiéndose unos a los otros, seguidos de un pequeño perro. Al salir dejaron la puerta de salida entreabierta.

Daniela no se preocupó, ellos solo iban al jardín, estaban acostumbrados.

Ante la interrupción, Mateo se alejó, respirando con dificultad. Cuando los niños salieron de la sala, él volvió a tomarla en sus brazos, apretándole con fuerza, tratando de besarla y comenzó a forcejear nuevamente con él. Sin embargo, él consiguió besarla.

—Detente, maldito, imbécil, balbuceó ella.

De repente, se escuchó una voz imponente, llena de rabia desde la puerta de entrada a la casa.

 — ¿Qué está sucediendo aquí?, 

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