Capítulo 124 Temor al rechazoEl sonido de las olas aún resonaba en los oídos de Daniela cuando abrió la puerta principal de la casa.Había pasado la tarde caminando por la costa, dejando que la brisa marina la envolviera y calmara. Felipe estaba en un viaje corto arreglando unos problemas de la Corporación. Lo extrañaba mucho, así que fue a un paseo corto cerca de la casa. Se sentía inquieta. No podía explicarse ¿Cómo podía extrañarlo tanto?Desde que se mudó a casa de Teresa hace semanas, él se había hecho indispensable para ella, se convirtió en un verdadero compañero de vida, aunque aún no habían vuelto a tener sexo, la pasión desbordante y el deseo estaba allí, según él, estaba primero en plan de conquista, le aclaro que no sería bien visto por los niños verlo salir de la habitación de ella o lo contrario a ella saliendo alborotada de su habitación, así que se contenía.Cada vez era más difícil separase de él. Todas las noches, después de que ambos se despidieran para ir a dormir
Capítulo 125 Una boda de ensueño. Un día muy especial—No puedes llorar cada vez que te diga que te amo —le advirtió Felipe—. No me parece que sea la reacción adecuada…— ¿Me amas? —le preguntó ella, esforzándose por mantener la voz calmada y no empezar a dar saltos por todo el lugar.—Quiero que sepas que vas a seguir casada conmigo hasta el día en que me muera. Me volvería loco sin ti en mi vida. Así que, si quieres echarte para atrás, puedes hacerlo, pero seguiré cortejándote hasta que te cases conmigo.— ¿Estás loco?—Loco por ti. ¿Nos casamos? Te doy una semana para prepararte para la boda. Tienes todos mis recursos económicos y humanos a tu disposición— ¿Cómo dices? ¿Una semana?Daniela se sentía increíblemente feliz. Él le pertenecía de una manera que jamás había soñado. Sin pensarlo, le tiró de la corbata, acercándolo a ella y lo besó fervientemente, sin importar que estuvieran en un lugar público.—He planeado todo, pero lo hablaremos más tarde, ahora continúa besándome —le
Capítulo 126 ¿Sabes dónde están tus padres o tus abuelos? Felipe y Daniela se alojaron en un pequeño e íntimo hotel que él había elegido especialmente para pasar su luna de miel. Acababan de hacer el amor y ella estaba recostada en su pecho. Ambos estaban sudorosos y escuchaban a través de la ventana de la habitación el sonido de las olas rompía suavemente contra la arena, creando un ambiente tranquilo. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados.—Mi amor, he estado por preguntarte, ¿tú y tu mamá tienen más familiares? ¿Sabes dónde están tus padres o tus abuelos? —preguntó él, mirándola.Por un breve instante, Daniela se quedó pensativa. La pregunta la llevó a reflexionar sobre su pasado, sobre la familia que sabía que debía existir, pero desconocía su paradero.—No lo sé y ya no importa. Mi familia son mis niños y tú. Como verás, tengo la casa llena —respondió ella, sonriendo mientras sacudía una pelusa inexistente de la colcha con la
Epílogo 12 años después Felipe había aprendido a relajarse. Daniela, sus hermanos y sus propios hijos ocupaban casi todo su tiempo. Lilo, el perrito, aún ladraba alrededor de los niños, con la misma energía que antes.Además, ambos disfrutaban como pareja de pequeños viajes de fin de semana y vacaciones.En una de sus múltiples escapadas románticas, Daniela se había quedado embarazada. Dos años después de su boda, la alegría de sus mellizos llenó su hogarEllos y toda la familia adoraban a sus hijos, Félix e Indira, los mellizos, tenían una vitalidad desbordante que hacía difícil que se durmieran por la noche. Ambos habían nacido por cesárea en la semana treinta y cuatro de embarazo y pasaron sus primeros días en la incubadora del hospital.Cuidar a los niños era tarea de dos, incluso de todos los integrantes de la familia.Javier también hacía turnos cuando podía, ya que era un visitante asiduo, pero tuvieron que contratar a una niñera especial para los mellizos, pues toda ayuda e
Epílogo 2Quince años más tarde…Fabián observaba a Felipe, su hermano mayor, cuya furia era visible. Había crecido juntos en un entorno donde lo que se esperaba de él era estudiar y ser responsable. Felipe y Daniela le hablaban siempre de la responsabilidad de manejar un fideicomiso y el 10% de las acciones de la Corporación que le dejo Federico.Al cumplir 18, quiso devolver las acciones a Felipe, pero él no aceptó. Sería un insulto a la última voluntad de su padre, le indico él, y le pidió ser responsable con esos dividendos.En resumidas cuentas en la actualidad, sumando el fideicomiso y los dividendos de las acciones, Fabián podría considerarse un heredero multimillonario. Eso hacía que aunque a sus espaldas lo pudieran despreciar por sus orígenes humildes, de frente nadie se atrevía a despreciarlo.Sumado a su fortuna que aún manejaba Felipe por decisión de ambos, Fabián era un hombre bien parecido, destacado deportista y un excelente estudiante próximo a graduarse en Administrac
PrólogoEn el momento en que se enteró de que su padre había sufrido un accidente de automóvil. Felipe Ortiz acudió rápidamente a su lado sin saber si este estaría vivo o no cuando llegara. Él sabía de sobra que su mamá iba a necesitar su ayuda, mucho más si como temía su padre no lograba superar el accidente.Felipe era un hombre adulto de 35 años; no obstante, seguía sin entender como su madre, aun con todas las dificultades que enfrentaba su matrimonio por las infidelidades de su marido desde hace años, nunca le dio el divorcio a su padre, soportó todas y cada una de sus infidelidades. Estaba obsesionada con ser su esposa y no darles el gusto a las demás mujeres.Felipe fue el último en llegar al hospital y al hacerlo corrió a toda velocidad al lado de Eugenia, su madre, estaba escuchando la información sobre la evolución del paciente.La menuda figura de su madre estaba de pie con una expresión de sufrimiento, tenía los hombros caídos y la mirada en el suelo. Felipe le colocó una
Capítulo 1 Los hijos de mi padreFelipe Ortiz, conocido como uno de los empresarios más jóvenes y con mayor poder económico a nivel mundial, Presidente de la Corporación Ortiz/Atkins, lanzó con violencia el documento que había estado leyendo sobre el escritorio del viejo abogado de su padre. Algunos de los papeles que estaban sobre el escritorio cayeron sobre el piso.Observando fijamente al viejo abogado de su padre, se pasó la mano por el cabello con frustración, comenzó a hablar sin parar, lo que denotaba su estado de ánimo.— ¡¿Cómo es todo esto posible?! — Interrogó con tono autoritario— ¿Mi papá tenía 4 hijos más? — ¿Estás seguro de que son sus hijos? Mi padre ya era mayor ¿Cómo pudo tener la capacidad para tener más hijos? Ese hombre aun después de muerto, cómo puede seguir perturbando mi vida y la de madre.El abogado no estaba acostumbrado a que Felipe tomara esta actitud, con frecuencia era calmado; sin embargo, continuó explicando —Debo informarte que el primero es varón y
Capítulo 2 El futuro de los Cuatro niños. Daniela Blanco había permanecido sentada, y respondía amablemente a su prometido. .de pronto al escuchar sus últimas palabras se levantó bruscamente del sofá, su cuerpo tenso, sus ojos se oscurecieron. La ira la consumía como un fuego voraz.— ¿Adopción? ¿Te has vuelto loco? —le gritó, su voz cortante, como un cuchillo afilado. La idea de separarse de sus hermanos la llenaba de un dolor insoportable. Recordó la promesa que le había hecho a su madre en su lecho de muerte: cuidaría de ellos como si fueran lo más preciado del mundo.—. ¡Son mis niños! No los daré en adopción.Mateo, su prometido, la miró con una mezcla de frustración y cansancio. No pudo evitar hablarle con amargura.—Estamos a punto de casarnos, Daniela. Nuestra situación económica no nos permite mantener tantos hijos. Ganamos bien, pero cuando nos casemos solo estará mi sueldo, no será suficiente para tantas personas y encima un bebé.—Y ¿qué quieres que haga, Mateo? ¿Dejarlos