Capítulo 9 DecisionesDurante el transcurso de la noche, Daniela camino de un lado a otro de la habitación que ocupaba con Renata, como si eso pudiera aliviar el peso que se había instalado en su pecho desde que Felipe hizo su propuesta.Observo a Renata en su cuna. Su carita la conmovió. Cada uno de los niños era un tesoro para ella. Por mucho que critico a su madre por llenarse de hijos a su edad y de un hombre casado, ahora… no podría soportar tenerlos lejos de ella.La promesa que le hizo a su madre representaba un compromiso ineludible. Jamás permitiría que ese hombre lleno de rencor se llevara lejos de ella a sus hermanos. Le había prometido a Fabián que permanecerían juntos y lo cumpliría.La luz de la luna llena se filtraba a través de las cortinas, creando patrones de sombras alargadas sobre las paredes, pero la quietud de la noche no lograban calmarla.«¿Qué hago?»Esa pregunta se repetía una y otra vez en su mente, y cada vez le sonaba más desesperada. La imagen de Felipe,
Capítulo 10 Aceptaré tu propuestaFelipe la observaba con un desagrado que no se molestaba en disimular. Cada vez que la miraba, su expresión se volvía más fría, más crítica, como si examinara cada detalle de su presencia.Ella lo notó, claro, y sus mejillas se enrojecieron de rabia e impotencia que casi no pudo controlar.«¿Es que acaso puede empeorar mi día?», se dijo Daniela con rabia mientras apretaba los labios, obligándose a mantener la calma. «No muestres debilidad, no lo hagas», se recordó mentalmente.—Quise decir… aceptaré tu propuesta —repitió, finalmente, con resignación, como quien acepta una condena inevitable.Felipe la miró sin cambiar la expresión de su rostro, pero su mirada era aún más intensa, como si pudiera ver a través de ella, juzgándola con desprecio e incredulidad.Daniela sabía que él estaba fijándose en cada uno de sus detalles, y eso la hacía sentir expuesta, incómoda, pero no podía permitirse dudar.Felipe observaba con hambre cada centímetro de ella, emp
Capítulo 11 ¡Quiero que la hagas pagar!El automóvil de Felipe se detuvo frente a la imponente mansión de los Ortiz, y Daniela sintió que el aliento se le quedaba atrapado en la garganta. Nunca había estado en ese lugar, pero lo reconocía. Los Ortiz eran una de las familias más prestigiosas de la ciudad; incluso en alguna que otra noticia había escuchado hablar de ellos, siempre en contextos de poder y riqueza. Lo que no podía comprender era qué buscaba Felipe al llevarla allí. Ella, después de todo, no era más que la supuesta amante de su difunto padre.— ¿Tu madre vive en este lugar? —le preguntó, en voz baja, mientras la incredulidad y la incomodidad la llenaban de preguntas—. Sabiendo que fui la amante de tu padre… ¿me traes a vivir a su casa?Felipe la miró con una frialdad inquebrantable, y en sus labios apareció una sonrisa que no tenía nada de calidez, solo una pizca de desprecio y un toque de diversión maliciosa. Pero no se molestó en darle una respuesta, como si considerara
Capítulo 12 ¡A vivir debajo de un puente!Felipe y Eugenia regresaron al salón de la mansión, donde el ambiente era tenso y la incertidumbre flotaba en el aire.Daniela estaba sentada en el sofá, cuando los vio venir se levantó. Los niños cerca de ella hicieron lo mismo, sus rostros reflejando una mezcla de temor y confusión. Las gemelas, que hasta hacía poco reían y jugaban, ahora parecían pequeñas sombras de lo que eran, mientras Fabián mantenía la mano apretada de Daniela.Eugenia, con la mirada fija en la escena, sintió un remolino de emociones. Se acercó a Felipe, bajando la voz, como si temiera que alguien pudiera escucharla.—No estoy segura de todo esto, Felipe —le dijo, su tono cargado de preocupación—. No creo que esto sea lo mejor para nosotros. ¡Esto es una locura!Felipe soltó un suspiro, impaciente.— ¿Y qué opción tenemos, madre? —respondió, su voz firme—. Dejar que ella viva sin consecuencias no es una opción. Esta es tu oportunidad de sacarte de encima tanta angustia.
Capítulo 13 Ese hombre es malo —Dani, este hombre es malo. No me gusta que te grite. Puedo ayudarte a ganar dinero, yo trabajaré —Fabián insistió, su voz temblando de frustración. — ¿Te das cuenta de lo que haces? ¡Estás poniendo a los niños en mi contra!, le reclamo Felipe a Daniela. —Eso lo has hecho tú solito —replicó Daniela mientras iba hacia la puerta, sintiendo que la impotencia la ahogaba. —Recuerda que firmaste un acuerdo de confidencialidad. Habíamos hecho un trato. — le decía él mientras la seguía. —Eso lo hice creyendo que hacía lo mejor por mis niños. Incluso aceptaría humillaciones y me arrodillaría delante de tu madre para pagar por mis pecados, o mejor dicho, por el pecado de haberme enamorado de tu padre. Pero si hubiera sabido que nos meterías en esta porquería, no firmo nada, esto es menos que una limosna, estaríamos mejor en un basurero. ¡Nunca debí sacarlos del pueblo! — ¡Espera! Escucha, en verdad no sabía que esto estaba así. Hace tiempo que no estoy aquí…
Capítulo 14 ¿Volveremos algún día a nuestra casa?—Mateo, estoy en la ciudad, ahora mismo mi vida es complicada, ya te lo dije, nuestra relación termino. Te volveré a llamar en cuanto pueda.Mateo la escuchó en silencio, y luego dijo: —Si necesitas ayuda, solo dímelo. Cuentas con mi apoyo.—Lo sé, gracias. Pero ahora tengo que concentrarme en los niños.Colgó el teléfono y tomó una respiración profunda, encontrándose con la dura mirada de Felipe.—No olvides tu posición y lo que le debes a mi madre. Te daré una tarjeta bancaria para que hoy mismo le compres ropa decente a los niños, compra algo para ti. Coman algo primero, al terminar yo mismo los llevaré. Comprenderás que aquí no puedes vestir como acostumbras para seducir a los hombres y no se te permitirán visitas de ningún hombre, ni siquiera puedes verlos por fuera mientras vivas bajo este techo.—Enviaré a alguien traer comida, también a traer alimentos para ti y los niños. pronto vendrá la mujer que se encargará de Renata, mie
Capítulo 15 Un niño de mami Daniela no salía de su asombro. Al otro lado, frente a una tienda de lujo, vio a Eugenia, siendo agredida por otra mujer imponente. Eugenia solo se llevó la mano a la mejilla mientras la mujer continuaba gritándole y golpeándola en el rostro. —Dani, tenemos que ayudarla —dijo Fabián. —Fabián… tú… Daniela no se atrevía a acercarse con los niños. El espectáculo había atraído a muchas personas, y todos estaban simplemente mirando. Ella sintió temor de llevarlos hasta allí, pero no podía quedarse mirando sin hacer nada. Se acercó rápidamente, indicándole a Fabián que cuidara de las gemelas y que no se alejara mucho de ella, pero que no se metiera entre la multitud. Solo se le ocurrió darle su teléfono y le ordenó: —Busca el número de Felipe y dile que venga de inmediato. Veré qué puedo hacer. Fabián la miró por un instante y luego observó a la señora que lloraba. Asintió y tomó el teléfono. Daniela se acercó a la escena y gritó: — ¡Déjenla en paz! Ese
Capítulo 16 ¿Quién es ese niño? Felipe llegó al hospital con el rostro tenso y apenas consciente del mundo que lo rodeaba. Lo único que le preocupaba era su propia madre, nada más.Hablo con la asistente de Eugenia, y aunque se notaba que ella estaba preocupada, su rostro permanecía impasible.Cuando entraron al área de urgencias, encontró a su mamá allí con el rostro hinchado y amoratado, los ojos visiblemente adoloridos, y una expresión de agotamiento profundo.Felipe no dijo nada por un momento, solo se quedó mirando a su madre, como si temiera que, al acercarse, pudiera hacerle más daño.Eugenia, al notar su parálisis momentánea, ajusto las sábanas de la cama. Entonces Felipe se acercó, con el rostro más sombrío.—Mama ¿Qué ocurrió? ¿Cómo pudo pasar esto?—Estoy bien hijo. Se ve peor de lo que es… ella también se llevó unos cuantos golpes, le indico con furia.Eugenia observó a su hijo con él ceno fruncido.Felipe presionó la mano de su madre con más fuerza, una fuerza que, por p