DEBBYEl débil impacto de una bola de papel en mi nariz me saca de mi ensimismamiento y me regresa a la realidad.—Veo que estás distraída de nuevo.Levanto la mirada; el hombre de cabello castaño y ojos azules ladea una sonrisa de media luna que hace que todas las mujeres se derritan, menos a mí.—No es verdad —frunzo el ceño, bostezando—. Además, terminé antes; tengo tiempo de sobra.—¿Así es como le hablas a tu jefe? —ríe—. Debería pensar en despedirte.—Puede ser, pero no lo harás —me pongo de pie y estiro los brazos—. Me necesitas, Sebas.Han pasado dos años desde que mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, desde que perdí lo que más añoraba y me rompí en mil pedazos, sin dejar espacio en mi vida para alguien más. Dos años desde que Sebastián Winston apareció en mi camino como un maldito ángel.No solo me ofreció su ayuda sin nada a cambio; además, me dio alojamiento, trabajo y comida. Es un buen amigo, el mejor, después de América, claro. Es un abogado reconocido y famoso
Leer más