26. Mi hijo
Jaaziel entró siguiendo a Ikaika quien le arrebataba a Ikziel de los brazos de Adriana. —Lo siento Giordano, no puedo seguir aquí. —dice Ika aguantando sus lágrimas. —¿Qué pasó, mi niña? —Ikaika mira a Jaaziel entrar y no dice nada. —No pasó nada, solo que el niño está cansado, tiene que descansar. —se excusa pero Jaaziel no la deja irse. —No, no vas a salir de aquí hasta que yo no conozca a mi hijo. —Ikaika lo enfrenta. —Te dije que no es tu hijo, es solo mio. —contestó apretando los dientes. Giordano miró la escena con dolor. Sus muchachos no pueden seguir así. Ellos se aman y Ikziel será quien los una. —Ikaika. —La llama Adriana con voz fuerte. Sí, entendía que Jaaziel había hecho mal, pero llevaba más de un año sufriendo por su brutalidad. Ya es hora que al menos le deje conocer al niño. —Adriana, no, él no … —Ika siente como una lágrima traicionera rueda por su mejilla y la limpia con frialdad. — Él sí, sabes que nunca lo he defendido, pero no pienses en mi primo, hazlo
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