El beso de Dante es fuego, rabia y desesperación contenida. Sus labios se mueven con urgencia sobre los míos, como si necesitara asegurarse de que sigo aquí, que no soy un espejismo que va a desvanecerse. Mi corazón late tan fuerte que siento que va a romperme el pecho. Intento resistirme, intento recordar todo el dolor, todas las razones por las que debería apartarlo, pero mi cuerpo no responde. Se enciende bajo su toque, se doblega, se rinde.Cuando me separo apenas un centímetro para respirar, él aprovecha para recorrer mi mandíbula con besos ardientes, hasta llegar a mi cuello. Mis manos, temblorosas, se apoyan en su pecho con la intención de apartarlo, pero termino aferrándome a su camisa, como si fuera la única cosa capaz de mantenerme en pie.—Dante… —su nombre escapa de mis labios en un susurro entrecortado.—Dime que no me deseas —gruñe contra mi piel, su voz baja, áspera, peligrosa. Sus manos bajan a mi cintura, presionándome contra su cuerpo. Su olor, su calor, su mera prese
Leer más