LUCIA No puedo quedarme quieta.Han pasado horas desde que Dante y mi padre se fueron tras Vitelli, y la ansiedad me consume desde el momento en que la puerta se cerró tras ellos. No he dejado de pensar en lo que puede pasar, en todas las cosas que pueden salir mal. He caminado por la mansión sin descanso, cada rincón me recuerda que mi vida ha cambiado demasiado rápido.Pero lo único en lo que realmente pienso es en él.Dante.Si algo le pasa…Aprieto los ojos y respiro hondo, tratando de calmar la angustia que amenaza con ahogarme. Lo peor de todo es que ni siquiera le he dicho lo que siento. Él se abrió completamente ante mí, me confesó que me ama, que no quiere perderme, y yo, cobarde como siempre, me quedé en silencio, incapaz de darle las palabras que se merecía.Si, hicimos el amor. Si me entregué a él y le hice notar lo que siento , pero no lo dije.Ni estaba segura. Pero ahora lo sé.Estoy enamorada del diablo.Dante Morelli se ha convertido en mi todo, y la idea de que alg
DanteDejar a Lucía es de las cosas más difíciles que he hecho.Y n especial cuando me estaba mirando con esos ojos llenos de deseo y mis ganas de hacerla mía empezaron a apoderarse de mí.Si, estuve a punto de no girarme. De no ir a ninguna parte, pero entonces recuerdo que ese mal nacido que está en la bodega de interrogatorios intentó matarla.Que ese infeliz estuvo en medio de la muerte de Clara y la ira me llena por dentro.Y es por eso que ahora voy camino a la bodega para visitar a nuestro invitado especial.Tiene mucho que decir, antes de que pierda la lengua.El sonido de mis pasos retumba en el sótano mientras me acerco a la silla donde Vitelli está atado. La luz colgante parpadea, proyectando sombras en su rostro golpeado. Un hilo de sangre se desliza por la comisura de sus labios, pero sus ojos, a pesar del estado en el que se encuentra, aún reflejan desafío. —Te ves jodido, Vitelli —comento con frialdad, deteniéndome frente a él.—He pasado por peores, Morelli —escupe,
Lucia Se muy bien lo que Dante está haciendo. Se que es lo que pasa más allá de las paredes de la mansión. En la bodega apartada donde mi padre resuelve los problemas feos, como los llama él. Sin embargo, eso no significa que sea algo que esté lista para presenciar. Por eso he decidido mantener mi distancia. La noche es fría, y el silencio dentro de la mansión se siente extraño, como si el aire estuviera cargado de algo denso, pesado. Dante sin sin regresar, he decidido esperarlo en la habitación con Nico, tratando de convencerlo de que es hora de dormir. Él juega con uno de sus autos de juguete, completamente ajeno a la tormenta que sé que nos rodea. —Nico esta no es hora para que los niños estén despiertos, debes ir a dormir amor. Él me mira con sus ojitos soñadores y hace un puchero con los labios antes decir: —Mami, quiero que me cuentes una historia. Ya sabía que algo estaba esperando. Esbozo un sonrisa y abro la boca para responderle, pero en ese instante, una e
Dante.Mi mano está aferrada a la de Lucía mientras que mis ojos buscan en todas las esquinas la más minimalista señal de peligro.Lo único que puedo pensar ahora mismo es en sacarla de aquí.Ponerla a salvo.El fuego consume la mansión a mi alrededor, pero mi único enfoque es Lucía. Ella me ha dicho que el guardia ha llevado a Nico al cuarto de seguridad y es ahí donde quiero llevarla a ella.Tomo su mano y la guío por los pasillos destrozados, esquivando escombros y cuerpos caídos. Debo sacarla de aquí.—¿A dónde vamos? —pregunta con la respiración entrecortada, noto como sus ojos examinan todo el lugar alrededor antes de agregar:—. Estamos rodeados.Miro a mi alrededor. El eco de los disparos retumba en los muros, los gritos de los hombres agonizando se entremezclan con el crepitar de las llamas. El caos es absoluto.—No te preocupes por eso —respondo con una media sonrisa, aunque mis sentidos están al límite—. Nuestros refuerzos ya están aquí. Dimitri trajo casi un ejército y mis
Lucia CAPÍTULO: LA CALMA DESPUÉS DE LA TORMENTAEl silencio es lo único que me rodea cuando abro los ojos.La habitación está en penumbra, apenas iluminada por los primeros destellos del amanecer que se filtran por las cortinas entreabiertas. Afuera, el mundo sigue en pie a pesar del infierno que vivimos horas atrás. Pero dentro de mí, todo está en caos.Respiro hondo, sintiendo la calidez del cuerpo a mi lado. Giro la cabeza y lo veo. Dante.Está acostado boca abajo, con la sábana apenas cubriendo parte de su cadera. Su espalda desnuda es una obra de arte, con cicatrices que cuentan historias que nunca ha dicho en voz alta. Su respiración es tranquila, serena, y por primera vez, lo veo sin la tensión constante en su rostro. Está en paz.Pero yo no lo estoy.Suspiro, intentando organizar mis pensamientos. ¿Qué va a pasar ahora? ¿De verdad puedo regresar a Italia con él, como si todo fuera así de simple? ¿Cómo lo tomará mi padre? ¿Cómo voy a decirle que no quiero dejar a Dante?Un tor
Dante El frío de la mañana roza mi piel cuando muevo el brazo buscando el calor de Lucía. Pero en cuanto mi mano encuentra nada más que la sábana vacía, mis ojos se abren de golpe. Me incorporo de inmediato, con el corazón latiéndome con fuerza en el pecho. La habitación está vacía. Miro alrededor, con la esperanza de verla en el baño, pero la puerta está entreabierta y las luces apagadas. Un mal presentimiento se instala en mi pecho. No. Ella no se iría. Me obligo a descartar esa idea, aunque la sensación sigue ahí, enterrada bajo la desconfianza que he cargado toda mi vida. Estoy en su casa, en el centro de la Bratva rusa. Aunque quisiera, no podría ir muy lejos sin que me lo hicieran saber. Me paso la mano por el cabello, exhalando con pesadez, y busco mis pantalones en el suelo. Los recojo y me los pongo con movimientos rápidos. Si Lucía se ha ido, necesito encontrarla. Pero justo cuando estoy abrochando el botón, la puerta de la habitación se abre. Levanto la mirada y la v
Lucia El viento entra suavemente por la ventana de mi habitación, levantando las cortinas con un vaivén lento y casi melancólico. Estoy sentada en el borde de la cama, observando la maleta a mis pies. Cerrada. Lista.Mi corazón late con fuerza en mi pecho, como si una parte de mí aún no estuviera lista para dar este paso.Este último año mi vida cambió por completo.Primero un mafioso italiano adoptó a mi hijo, me fui a vivir con él … me enamoré de él. Y luego, casi seis meses después descubro que mi verdadero padre está vivo y no es otro que el jefe de la Bratva.Y mientras he estado con él en estos dos meses, mi mundo cambió por completo. Pasé de ser una madre desesperada a convertirme en la heredera de la Bratva rusa. Aprendí a pelear, a sobrevivir, a adaptarme a un mundo donde la violencia es el pan de cada día. Acepté mi lugar en la mafia, pero ahora… estoy dejando todo atrás.Respiro hondo y cierro los ojos.Voy a Italia.Voy a empezar una nueva vida con Dante y Nico.Pero, ¿
Lucia El disparo sigue resonando en mis oídos. Mi respiración es un jadeo entrecortado, el corazón golpeando contra mi pecho con una violencia brutal. No sé quién ha sido herido. Desde el suelo del jet, me incorporo bruscamente y me asomo por la ventana. El caos ha estallado en la pista de aterrizaje. Hombres de la Bratva y de Dante se han dispersado, armas en mano, gritos de alerta rompen la noche y las luces de los reflectores iluminan la escena. Pero mi mirada solo busca una cosa. Y entonces lo veo. Esteban. Mi cuerpo se paraliza por una fracción de segundo. Él está ahí, de pie entre los soldados de la Bratva, con una pistola en la mano y una sonrisa cruel. No puede ser. Él no debería estar vivo. Mi mente retrocede al instante. Dante lo había mandado a matar. Después de todo lo que hizo, después de haberme vendido a la mafia rusa como si fuera un objeto, después de haber tratado de matarme… No hay forma de que haya sobrevivido. A menos que alguien lo haya dejado escapar.