Cariñtos, este era al cap que iba a subir ayer, pero no me sentía nada bien. Y me disculpo porque los capítulos tienen algunos errores de tipeo y ortografía, pero es que el malestar no me dejaba editar bien. Pero, aquí les voy dejando de a poco jeje
Lucia Me observo en el espejo, pero no me reconozco. Las luces de la habitación iluminan cada faceta de mi rostro, resaltando el maquillaje impecable que las estilistas han aplicado con precisión milimétrica. Mi cabello cae en ondas suaves sobre mis hombros, y el vestido negro entallado que llevo puesto se ajusta a mi cuerpo con una elegancia intimidante. No soy la misma mujer que llegó a esta casa. No soy la misma que huyó de Italia. No soy la misma que dependía de Dante Morelli. Ahora, soy Larisa Romanov, la heredera de la Bratva. —Ya pareces toda una princesa mafiosa —comenta Frederic con una sonrisa burlona, recostado contra el umbral de la puerta. Le lanzo una mirada por el espejo sin responder. Él y Dimitri han estado acostumbrándome a la idea de que esta es mi nueva identidad, pero yo sigo sintiéndome extraña dentro de ella. Mi padre entra entonces a la habitación, su presencia imponiendo respeto de inmediato. Lleva un traje negro impecable y en sus manos sostiene una caja
DanteEl frío de Rusia se mete en mis huesos apenas pongo un pie fuera del avión privado. No es que me moleste el frío, pero este maldito país tiene un aire de traición que me enerva.Estoy en tierra enemiga, en el corazón de la Bratva, rodeado de hijos de puta que no dudarían en cortarme el cuello si tuvieran la oportunidad. Pero yo no vine aquí a caer, vine a recuperar lo que es mío.Luciano camina a mi lado, su mirada atenta a cualquier movimiento sospechoso. Dos de mis hombres de confianza se mantienen cerca. Hemos llegado con el mínimo de efectivos, pero los suficientes para hacer ruido si es necesario.—¿Sabes qué es lo peor de todo esto? —gruño mientras avanzamos hacia el auto que nos espera.—Que no podemos dispararle a nadie sin causar una guerra —responde Luciano, con esa calma suya que siempre logra irritarme cuando estoy de mal humor.—Exactamente.Llevo una semana en Rusia y en este tiempo he tenido que esquivar dos atentados contra mi vida. Vitelli ha puesto precio por mi
Un desastre, eso es en lo que se ha convertido todo en menos de un minuto. El salón de la fiesta se fue vaciando en cuestión de segundos, y quedó visto que Vitelli tenía colaboradores dentro de la Bratva, mi padre no está nada feliz con eso.yo por mi parte, estoy que me trepo por las paredes, porque eso significa que tiene mucha más gente de la que trajo Dante. Que conoce el lugar… y que puede acabar con Dante. El solo pensamiento hace que se me ponga la piel de gallina y un nudo se forme en mi garganta. Es el diablo italiano, Lucía. El sabe lo que hace. Me repito, pero mi mente parece que no puede procesarlo. Las puertas de la mansión se cierran definitivamente y el eco de los pasos de mi padre y Frédéric resuena en el enorme recibidor. Siento cómo mi garganta se cierra cuando los veo avanzar con determinación hacia la salida, rodeados de hombres armados que los escoltan. Todo mi cuerpo grita que corra tras ellos, que haga algo, que impida que Dante se lance directo a una
Dante El viento helado de la noche rusa me azota el rostro mientras camino por las calles, con la mente fija en un solo objetivo: encontrar a Vitelli y arrancarle la vida con mis propias manos. Mi respiración es pesada, mis pasos firmes, decididos. No tengo tiempo que perder. —No pareces un hombre con un plan —escucho la voz de Dimitri a mis espaldas. Siento como todo mi cuerpo se tensa y mi primer pensamiento es tomar mi arma y defenderme, pero recuerdo la conversación con Lucía. ¿O debería empezar a decirle Larissa? Me giro lentamente y lo observo. Su porte imponente y la mirada calculadora me dejan claro que no ha venido solo. El imbécil de Frederick está con él, vigilante, al igual que algunos de sus hombres. —Mi plan es simple —gruño—. Encontrarlo y matarlo. Dimitri suelta una carcajada seca y se cruza de brazos. A su lado el idiota juega con la cabeza y me dan ganas de volarle los sesos. Definitivamente voy a llevarme a mi hijo y a Lucía de aquí. En la brevedad. —¿Y
Lucia Me quedo un momento en el pasillo, sintiendo la energía aún vibrante del despacho donde hace solo unos minutos Dante estuvo. Dante. Cierro los ojos con fuerza, tratando de ahogar el torbellino de emociones que su presencia ha traído de vuelta. El problema es que no puedo. Lo vi con mi hijo en brazos. Vi cómo Nico se aferraba a él con la misma devoción con la que lo hacía conmigo. Y vi algo más… algo que no sé cómo manejar. Un cariño que no estaba dispuesta a admitir. Sacudo la cabeza y sigo caminando, pero no llego muy lejos. —Lucía. Me detengo y levanto la mirada. Dimitri está de pie junto a la puerta de su despacho, observándome con atención. Me hace un gesto con la cabeza. —Pasa. Dudo por un segundo, pero sé que evitar esta conversación no tiene sentido. Respiro hondo y camino hacia adentro. El despacho huele a madera antigua y tabaco, con ese aire imponente que siempre lo caracteriza. Dimitri se sienta en su sillón de cuero y me señala la silla frente a é
El beso de Dante es fuego, rabia y desesperación contenida. Sus labios se mueven con urgencia sobre los míos, como si necesitara asegurarse de que sigo aquí, que no soy un espejismo que va a desvanecerse. Mi corazón late tan fuerte que siento que va a romperme el pecho. Intento resistirme, intento recordar todo el dolor, todas las razones por las que debería apartarlo, pero mi cuerpo no responde. Se enciende bajo su toque, se doblega, se rinde.Cuando me separo apenas un centímetro para respirar, él aprovecha para recorrer mi mandíbula con besos ardientes, hasta llegar a mi cuello. Mis manos, temblorosas, se apoyan en su pecho con la intención de apartarlo, pero termino aferrándome a su camisa, como si fuera la única cosa capaz de mantenerme en pie.—Dante… —su nombre escapa de mis labios en un susurro entrecortado.—Dime que no me deseas —gruñe contra mi piel, su voz baja, áspera, peligrosa. Sus manos bajan a mi cintura, presionándome contra su cuerpo. Su olor, su calor, su mera prese
Dante El primer destello de luz de la mañana se filtra por la ventana, pero no es eso lo que me despierta. Es el calor de un cuerpo pequeño, suave, completamente acoplado al mío. Mi brazo envuelve su cintura, sus dedos descansan sobre mi pecho y su respiración es pausada, tranquila. Lucía. Abro los ojos lentamente, acostumbrándome a la penumbra de la habitación. La observo dormir, y por primera vez en años, siento algo parecido a… paz. La línea de su mandíbula, su cabello desordenado sobre la almohada, sus labios entreabiertos. Me tienta besarla, pero no quiero despertarla. No aún. Anoche lo cambió todo. Absolutamente todo. No puedo negar que lo nuestro siempre ha estado envuelto en una guerra de voluntades, pero lo que pasó entre estas sábanas, lo que compartimos… Nunca había sentido algo así. Nunca una mujer me había hecho sentir como si perteneciera en algún lugar. Como si mi mundo desquebrajado tuviera sentido con solo sostenerla entre mis brazos. Me detesto por haberme
DanteOdio esperar. Desde hace unas horas que hablamos del plan han pasado varias cosas.Para empezar Vitelli se movió de ubicación, perdimos varios activos que fueron descubiertos y ahora estamos nuevamente a la espera llenos de tensión.La mansión Romanov es un hervidero de murmullos contenidos cuando cruzo sus pasillos. La seguridad está en alerta máxima, y mis hombres caminan a mi lado como sombras silenciosas. Sé que Lucía está en alguna parte de este lugar, pero encontrarla ahora no es mi prioridad.La caza de Vitelli ha comenzado.Cada vez que pienso en esa basura no puedo evitar preguntarme porque demonios no lo mate antes.Siempre supe sir era un problem, si lo hubiera eliminado antes tal vez nada de esto hubiese pasado.Mis ojos miran el paisaje que me rodea.Desde que puse un pie en Rusia, he estado en desventaja. Este no es mi terreno, no tengo el control absoluto como en Italia. Pero eso cambia hoy. Gracias a la red de contactos de Dimitri, sabemos exactamente dónde se