Escuché cómo alguien se levantaba de un mueble que crujió bajo su peso. El sonido de unos zapatos negros acercándose lentamente me heló la sangre. En la penumbra, solo se vio el humo de un cigarrillo siendo aplastado con fuerza por un zapato.Un hombre alto, fuerte, vestido con un traje oscuro, emergió de las sombras. Me recargué en la puerta, con la esperanza desesperada de que alguien viniera a abrirla. La respiración se me fue, el aire me faltaba. ¿Qué clase de broma es esta? Pensaba, rogando que todo terminara pronto.—¿Q-quién eres? —logré articular, el miedo nublando mi voz.—Shhh, las preguntas las hago yo, bonita —dijo él con una calma aterradora, acercándose hasta quedar a mi lado. Se inclinó levemente, y una mano fría recorrió mi rostro. Cerré los ojos al contacto, deseando que se detuviera, que el tiempo retrocediera.Mis piernas temblaban, incapaces de sostenerme, mientras un agujero vacío se formaba en mi estómago. No quiero sentir esto, no quiero estar aquí.Su mano, f
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