24. Chispa de pánico
24ZairaCuando estuve fuera de Grupo Seraphiel sentí un tirón en mi cabello fue como un rayo que bajó directo a mi cabeza. El dolor era punzante, pero lo que más me dolía era la forma en que mi madre me gritaba frente a todos.—¡Hija ingrata! —vociferó, sin soltarme.Intenté zafarme, pero su agarre era feroz.—¡Mamá, suéltame! —le grité, las lágrimas acumulándose en mis ojos. No por debilidad, sino por pura frustración.—¡Eres una puta! ¿Dónde te quedaste anoche? —Su voz resonaba, llena de desprecio, desgarrándome por dentro.Quise gritarle que no era una niña, que no tenía derecho a tratarme así, pero las palabras se atoraban en mi garganta. Alrededor, la gente comenzó a detenerse, a observarnos, algunos con curiosidad malsana, otros con sus teléfonos en alto, grabando mi humillación. Sentí las miradas atravesándome como cuchillos.—¡Mamá, por Dios, suéltame! —gemí, desesperada, mientras sus dedos tiraban de mi cabello como si quisiera arrancármelo.Finalmente, un taxi se de
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