14. ¡Qué débil eres!
14ZairaEl recuerdo de lo ocurrido en Suiza cruzó por mi mente, algo que creía que quedaría enterrado en ese viaje, lejos de aquí. Pero ahora... ahora parecía que no era así. Mi mente se quedó en blanco al sentir el roce de sus labios contra mi cuello, un gesto tan inesperado como arrollador.Mis piernas comenzaron a debilitarse, y mi cuerpo tembló ligeramente ante la intensidad del momento. "¡Qué débil eres, Zaira!" me reprochó mi mente, pero era inútil. Estaba congelada, atrapada entre el miedo, la sorpresa y algo que no me atrevía a nombrar.A pesar de que su aroma me tenía envuelta e hipnotizada, logró algo que pocas veces pasaba conmigo: que mi mente dejara de funcionar. Me giró con firmeza, y antes de que pudiera reaccionar, sus labios se apoderaron de los míos. Su beso era intenso, arrollador, y no pude evitar perderme en él.Por un instante, olvidé todo: mi nombre, el lugar donde estábamos, incluso quién era él. Solo éramos nosotros y ese momento.Sin embargo, cuando sentí qu
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