Todos los capítulos de La chef curvy y el CEO papá soltero : Capítulo 11 - Capítulo 15
15 chapters
11. Mirada impasible
11 Zaira Me desperté con una sensación extraña en todo el cuerpo: un ligero aturdimiento y un dolor sordo en lugares que nunca había imaginado que podían doler. Mi cabello, sin duda, era un desastre, probablemente un auténtico nido de pájaro, pero eso no me preocupó de inmediato. En cambio, pequeños flashes de la noche anterior comenzaron a pasar por mi mente. Mis mejillas se encendieron al recordar cada uno de ellos. —¡Ay, por los dioses en calzones! ¿Qué hice? —me pregunté a mí misma en voz alta, llevando las manos a mi cara como si eso pudiera esconder la vergüenza que sentía.Miré a mi alrededor, esperando verlo. La habitación estaba en completo silencio. No había señales de él, ni siquiera en el baño. “¿Estará afuera?”, pensé mientras me levantaba con cuidado, todavía un poco adolorida.Me di una ducha rápida, tratando de despejar mi mente y evitar analizar demasiado lo que había sucedido. Salí al pasillo con el corazón latiéndome con fuerza, esperando encontrarlo en algú
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12. ¡Tengo novio!
12ZairaEl día había comenzado con el ajetreo del viaje. Desde el mediodía, estuvimos atrapados en aeropuertos y aviones, con las horas deslizándose lentamente entre escalas, esperas y el zumbido constante de los motores. Aunque el cielo despejado ofrecía vistas espectaculares, mi mente estaba demasiado cansada para apreciarlo.El vuelo era largo, pero ni siquiera el murmullo de las conversaciones o el ronroneo monótono del avión me distraía de mis pensamientos. Gabriel, como siempre, había mantenido su distancia, envuelto en su propia burbuja de frialdad. Intenté concentrarme en cualquier otra cosa: el libro en mis manos, la comida mediocre del avión, incluso las conversaciones ajenas. Pero su presencia siempre lograba perturbar mi paz, como una sombra constante.Finalmente, llegamos a nuestro destino en la madrugada. La casa estaba tan fría y silenciosa como siempre, pero no tenía intención de quedarme mucho tiempo. En cuanto bajé del auto y recuperé mi maleta, me moví rápido, a
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13. Acoso con mensajes
13ZairaMi madre comenzó a acosarme con mensajes y llamadas constantes para saber la identidad de mi supuesto novio. Cada vibración de mi teléfono era como un recordatorio de la mentira que había dicho y del problema que me esperaba si ella descubría la verdad. No podía arriesgarme a meter a ninguno de los empleados del señor Seraphiel en problemas.Ella siempre había sido así de controladora conmigo, y durante mucho tiempo pensé que era normal, algo que las madres simplemente hacían. Pero con el tiempo, comencé a notar que el nivel de control que quería ejercer en mí y en mi vida personal iba mucho más allá. Suspiré pesadamente mientras caminaba hacia la mansión Jadeíta, intentando despejar esos pensamientos de mi cabeza.Al llegar, me recibió el señor Frederic, con su actitud práctica y profesional de siempre. Me extendió unas llaves y una tarjeta.—Esto es para que puedas hacer las compras —dijo, entregándome todo con calma—. Si necesitas a alguien para cargar todo, dime, y te env
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14. ¡Qué débil eres!
14ZairaEl recuerdo de lo ocurrido en Suiza cruzó por mi mente, algo que creía que quedaría enterrado en ese viaje, lejos de aquí. Pero ahora... ahora parecía que no era así. Mi mente se quedó en blanco al sentir el roce de sus labios contra mi cuello, un gesto tan inesperado como arrollador.Mis piernas comenzaron a debilitarse, y mi cuerpo tembló ligeramente ante la intensidad del momento. "¡Qué débil eres, Zaira!" me reprochó mi mente, pero era inútil. Estaba congelada, atrapada entre el miedo, la sorpresa y algo que no me atrevía a nombrar.A pesar de que su aroma me tenía envuelta e hipnotizada, logró algo que pocas veces pasaba conmigo: que mi mente dejara de funcionar. Me giró con firmeza, y antes de que pudiera reaccionar, sus labios se apoderaron de los míos. Su beso era intenso, arrollador, y no pude evitar perderme en él.Por un instante, olvidé todo: mi nombre, el lugar donde estábamos, incluso quién era él. Solo éramos nosotros y ese momento.Sin embargo, cuando sentí qu
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15.  El pequeño aprendiz
15ZairaEra fácil adivinar de quién era hijo el pequeño que ahora estaba entrando en mi cocina. Su expresión seria, esos ojos color miel llenos de intensidad... eran idénticos a los del joven maestro.Había escuchado rumores de que él tenía un hijo, pero hasta ahora no lo había conocido. Verlo allí, de pie junto a la mesa, con las manos cruzadas frente a él, era como ver una versión en miniatura de su padre."Tal vez la difunta esposa del joven maestro fue su gran amor", pensé, sintiendo una leve punzada de desánimo mientras le daba vueltas al cucharon en la olla. "Este hermoso niño debe ser el fruto de ese amor, la razón por la que su corazón parece cerrado a todo lo demás."Suspiré suavemente, recordando cómo había evitado responder a mi pregunta días atrás, cuando mencioné si tenía a alguien especial en su vida. Ahora lo entendía. ¿Cómo podría responder, cuando su corazón ya estaba ocupado por el recuerdo de la madre de su hijo?Decidí sacudirme esos pensamientos y enfocarme en mi
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