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Todos los capítulos de Bajo el cielo de La Victoria: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Prólogo
La Victoria despertaba bajo el manto de un amanecer en tonos de coral y dorado, como si el cielo mismo celebrara el retorno de Valeria a su tierra natal. Tras años de recorrer selvas inexploradas y capturar con su cámara la esencia indómita de la naturaleza, Valeria sentía una mezcla de emociones al pisar nuevamente las calles empedradas de su infancia. Los aromas familiares de la ciudad la envolvieron, cada rincón y cada esquina evocando recuerdos de tiempos más simples y despreocupados. Había algo en La Victoria que siempre le había parecido mágico, una cualidad intangible que hacía de esta ciudad un lugar especial. El bullicio del mercado central, los colores vibrantes de los puestos de frutas, el murmullo constante de la vida cotidiana; todo parecía más intenso aquí. Sin embargo, tras años de ausencia, Valeria no podía evitar sentir una punzada de incertidumbre. ¿Se habría mantenido intacta la esencia de su hogar, o el tiempo habría erosionado lo que una vez co
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Capítulo 1: Regreso a La Victoria.
El amanecer en La Victoria pintaba el cielo con tonos de coral y dorado, mientras yo observaba el paisaje desde la ventanilla del autobús. El camino serpenteaba a través de campos de caña de azúcar y plantaciones de cacao, reminiscencias de un pasado que nunca había olvidado. Cada kilómetro que me acercaba a mi destino hacía que mi corazón latiera con más fuerza, una mezcla de emoción y nerviosismo llenando mi pecho. Tras varios años viviendo en el extranjero, recorriendo selvas inexploradas y capturando con mi cámara la esencia indómita de la naturaleza, regresaba a mi ciudad natal. La idea de volver a pisar las calles empedradas de mi infancia me provocaba un torrente de emociones. Las caras conocidas, los aromas y los sonidos familiares de la ciudad habían habitado en mis recuerdos, anclados en un tiempo que ahora me parecía lejano. El autobús finalmente llegó a su destino, y me bajé con una mochila al hombro y mi cámara colgando del cuello, como una e
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Capítulo 2: La Exposición.
Desperté temprano el día de hoy, a pesar de que ayer me acosté tarde, por mi caminata loca y mi encuentro con aquel chico ahora que lo pienso, nunca supe su nombre La luz del sol se filtraba por las cortinas de mi habitación, anunciando el inicio de una jornada que había estado esperado con ansias y nervios. Me levanté con energía, impulsada solamente por la emoción y el nerviosismo que me acompañaban desde mi llegada a La Victoria. Al llegar a la cocina mi madre se encontraba ya despierta –Buenos días mamá ¿Pero qué haces despierta? A penas son las 4:00 –Ella me sonrió con mucha energía mientras sacaba los huevos fritos de la estufa y me dijo –Quería prepararte el desayuno antes de tu gran día, sé que es muy importante para ti y es lo menos que puedo hacer –su comentario me llenó de ternura y me hizo sentir muy alegre, nada mejor para empezar este maravilloso día, acariciando su cabeza le dije –Gracias mamá, no sabes lo que significa para mí, pero el simple hecho de que est
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Capítulo 3: El Primer Encuentro.
Este hombre observaba mis fotografías cuando de pronto se detuvo frente a una fotografía de un colibrí en pleno vuelo, la imagen estaba bastante nítida y en realidad incluso a mí me sorprende el haberla tomado de forma tan profesional. Él puso una expresión como si mi imagen lo hubiera conmovido profundamente, despertando en él una mezcla de admiración y asombro, con esa misma expresión caminó lentamente hacia la fotografía, perdiéndose en los detalles.-Es impresionante, ¿verdad? –dije y él se sobresaltó un poco, pero al verme por un momento sonrió.-Sí, ciertamente es muy impresionante. Admiraba los detalles de las alas del colibrí, sus plumas irisadas reflejando la luz en un caleidoscopio de colores. Me pregunto quién será la persona capaz de capturar tal momento con tanta perfección –Su comentario me hizo bastante gracia, pero la contuve, sin embargo, aunque quiera seguir con la conversación, no puedo, realmente me produce mucha curiosidad, pero Ana comenzó a hacerme señ
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Capítulo 4: Un visitante inesperado.
Alejandro se me acercó y dijo de forma seria –No responda Srta. Valeria, ya sé la respuesta, en realidad me sorprende, pero está bien, veo poco ético desvirgarla en una oficina tan sucia como esta, por lo que le propongo tener una comida conmigo para así poder charlar más si gusta –Su rudeza para decir las cosas me hace sentir incomoda, pero agradezco que se haya calmado un poco y me dé tiempo para ver si de verdad pasará algo más, con la cara todavía caliente me acomodo la falda del vestido –Srta. Valeria –Antes de que Alejandro pudiera continuar le hice una seña colocando mi dedo índice sobre mis labios en señal de silencio, él se quedó un momento a la espera de una razón y yo hablé negando con la cabeza al iniciar –Por favor no me diga “Srta.” Me hace sentir extraña, solo “Valeria” si es tan amable –Alejandro sonrió de forma pícara por mi comentario –Está bien Valeria, espero que en esa comida podamos hablar más sobre las fotos –solté una risita incomoda nuevamente y me di
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Capítulo 5: El Paseo al Mirador.
Mirándolo directamente a los ojos le pregunté -¿Una audiencia? –Él asiente con la cabeza y cuando está a punto de decirme algo, llega Daniel casi arrastrando a mi madre, esta última tiene cara de incomodidad Diablos ¿ENSERIO TE PONDRÁS CELOSO AHORA DANIEL? Daniel me abraza de forma forzada y casi gritando dice –Lo hiciste muy bien preciosa –cuando volteé hacia el hombre del colibrí este tenía una expresión de pérdida y diría que hasta triste, se dio la vuelta y se dirigió al bufet -¿Qué rayos fue eso? –Daniel voltea los ojos –Solo estoy marcando territorio –mi estado de ánimo cambió a rabia velozmente, y ya estando con una expresión de que mataría a alguien le dije –Yo no tengo dueño, y si te vas a comportar cómo un niño imprudente puedes irte –Creo que mi mirada lo asustó mucho porque retrocedió ligeramente, miré a un costado y Alejandro estaba cerca con cara de sorpresa Escuchó nuestra conversación indignada me dirigí a buscar al hombre del colibrí Debo dejar de pensar en é
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Capítulo 6: Inspiración Mutua.
Absorta en la muy grata conversación con Sebastián, de pronto mi teléfono sonó y lo saqué de un bolsillo secreto de mi vestido, al ver tenía un mensaje de Ana {¿Cómo vas, ya hicieron cositas? No tardes mucho que en un rato daremos el cierre} es cierto, por mucho que quiera permanecer horas aquí debemos volver en unos minutos -¿Debes volver ya? –Preguntó Sebastián algo desilusionado –No… sí, pero aún tengo algo de tiempo –él me mira fijamente y toma mis manos llevándolas cerca de su pecho –En realidad, sí me gustaste Valeria, desde el primer momento que te vi y cuando te vi dar tu discurso mi interés en ti se intensificó, pero esa no era la verdadera razón por la que te pedí una audiencia privada –mi interés aumentó en un instante y él continuó –Realmente quería pedirte un favor -¿Un favor, a qué se referirá? –No entiendo ¿Cómo así, en qué podría ayudarte yo? –Le pregunté casualmente confundida –Te quiero como mi musa, te necesito para mi siguiente galería –¿Otra oferta? Aunqu
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Capítulo 7: Almuerzo inminente.
-Uy… por fin llegamos madre –Le dije a mi mamá con todo el cansancio y la flojera acompañando cada palabra –Por lo menos ya saliste de la galería y todo salió bien, ya es un peso menos –Dijo Daniel de forma seria, pero agradable mientras mi madre abría la puerta. Al entrar solo me deje caer boca abajo sobre el sofá de la sala en señal de agotamiento, esta mañana la he sentido muy larga y estresante, después de todo estar parada por horas sonriendo, saludando invitados, viendo que todo salga bien y aparte de eso, está el hecho de que tuve que lidiar con tres hombres muy diferentes entre sí, cabe destacar que cada uno mostró interés en mí, puede que no precisamente de forma romántica, pero lo que sí sé, es que cada uno de ellos me produjo curiosidad, además, de la pregunta… ¿por qué se fijan en mí? Si es exactamente de forma sexual o romántica, no es que yo sea específicamente fea, pero… ¿por qué yo?, ¿por qué tres pretendientes casi al mismo tiempo? Ni en el extranjero que yo era “exóti
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Capítulo 8: Revelaciones Inesperadas.
Comimos juntos hablando de frivolidades y cosas cotidianas, de un momento a otro me quedé viendo fijamente un punto en la nada y no escuché lo último que dijeron, pero hice como que sí escuché y creo que no se dieron cuenta. Después de reposar unos minutos la comida, me levanté para lavar los platos –Deja esos corotos ahí Valeria, yo los frego –dijo mi madre y yo solo le di un beso en la frente –Ya tú hiciste toda la comida, déjame al menos lavar los platos –ella me miró sabiendo que no lograría hacerme cambiar de opinión de ninguna forma posible, por lo que se resignó –Está bien, entonces me iré a acostar. Daniel ¿Tú qué harás horita? –Daniel me miró solo para hacer un gesto como diciendo “Yo qué sé” para luego volver la vista a mi madre como esperando que ella respondiera por él –Por lo que intervine –Déjalo que se quede un rato, yo hablo con él antes de que tenga que salir en la tarde –Mi madre asintió con la cabeza y se retiró a su habitación.-Oh, ¿qué quiere la Srta. Va
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Capítulo 9: La Cita de la Desesperación parte 1.
Desperté, que flojera tengo, no quisiera salir, pero Alejandro técnicamente me insistió mucho y supuestamente me prometió que no pasaría nada raro, pero yo no le creo. Bueno, ¿ya qué? Tal vez y sí la pase agradable. Me quedé un rato viendo al techo antes de levantarme, permanecí algunos minutos embobada observando, el sol de la tarde se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con una cálida luz dorada. Las sombras de los árboles afuera creaban patrones cambiantes en las paredes, como si fueran pinceladas de un artista invisible. Me sentía atrapada en un limbo entre el sueño y la vigilia, donde los pensamientos y recuerdos fluían libremente. Imaginé que el techo era un vasto lienzo en blanco, esperando ser llenado con las imágenes de mis sueños y las historias que aún no había contado. Cada pequeño detalle en el techo, desde las texturas hasta las sombras, parecía cobrar vida, transformándose en figuras abstractas que narraban cuentos silenciosos. Cerré los oj
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