CAPÍTULO 10: ME VAS A SUPLICARSavannahAl llegar a la casa, mis manos están sudando, el volante se me resbala un poco y mi corazón late desbocado. Trato de no mirar el parachoques torcido y abollado de la camioneta, pero es imposible. Cada vez que lo hago, siento una oleada de ansiedad trepar por mi garganta. No sé qué reacción tendrá Logan al ver su preciada camioneta con semejante golpe. Y aunque me encantaría decir que no me importa, la verdad es que sí lo hace.Aparco la camioneta frente a la casa y, justo cuando me preparo para enfrentar la tormenta que seguramente se avecina, noto que Helen está a mi lado, tranquila y sonriente como si nada hubiera pasado. Logan sale de la casa, caminando hacia nosotras con esa expresión seria que siempre parece llevar, su mirada recae de inmediato en el vehículo. Antes de que pueda abrir la boca, Helen se mueve de manera calculada.—¡Ay, por Dios! —exclama Helen, tropezando con torpeza justo cuando se aproxima al parachoques dañado. Se agarra
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