Savannah
El sol está en lo más alto cuando llego al lugar de la ceremonia. Las tierras de Logan parecen interminables, vastos campos que no tienen fin. A pesar de que intento mantener la calma, cada fibra de mi ser está a punto de explotar. Me repito que todo esto es temporal, que pronto lo tendré todo de nuevo, pero eso no hace que esta pesadilla sea más fácil de soportar.
La familia de Logan ya está allí reunida cerca del pequeño arco que han preparado para la ceremonia. En cuanto los veo, un nudo se forma en mi estómago. Son demasiados, y todos parecen tan... normales. No, peor que eso: chabacanos y ordinarios.
Lo primero que noto es que Logan tiene cuatro hermanos. Los dos mayores deben tener alrededor de veintiocho y veintiséis años. Se parecen a él: altos, robustos, con una actitud tosca y despreocupada que me recuerda que no estoy en mi mundo. Luego veo a sus dos hermanas: una adolescente de diecisiete años que no para de hablar con la más pequeña, una niña de unos diez años. Ambas están vestidas de forma sencilla, nada parecido a lo que yo estaba acostumbrada en los eventos sociales. Y luego está la abuela. Una anciana regordeta con una sonrisa que abarca toda su cara claramente emocionada al verme.
—¡Ahí está la novia! —grita la abuela, y antes de que pueda reaccionar, ya está abrazándome con fuerza. Me aprieta los cachetes como si fuera una niña, y no puedo evitar poner los ojos en blanco—. Ya eres como otra nieta para mí, querida —me dice con afecto. La sonrisa en su rostro es tan grande que parece que va a explotar de felicidad.
La irritación crece dentro de mí. Odio que me toquen, y odio aún más sentirme tan fuera de lugar entre ellos. Esta gente es ruidosa, bulliciosa, y definitivamente no tiene ni un ápice de clase. Intento zafarme del abrazo de la abuela con una sonrisa forzada, pero ella parece no darse cuenta de mi incomodidad.
—Qué suerte tienes de unirte a esta familia —dice mientras sigue apretándome las mejillas—. Vas a ser muy feliz con Logan, ya lo verás.
Si supiera... Si supiera que lo único que me une a Logan es un contrato que me permitirá recuperar lo que es mío. No hay amor ni felicidad en esto, solo negocios.
Finalmente, la ceremonia comienza. Mi padre y mi hermana Charlotte están allí, observando con esa mirada condescendiente que siempre tienen cuando creen que han ganado. Charlotte no puede dejar de lanzarme miradas burlonas, como si disfrutara viéndome caer tan bajo.
Mientras el notario lee los votos, miro de reojo a Logan. Está impecablemente vestido, se ve incluso atractivo, pero eso no cambia el hecho de que sigue siendo un campesino bruto, alguien que no pertenece a mi mundo.
—Pueden besarse —anuncia el notario, sacándome de mis pensamientos.
Respiro hondo y me acerco a Logan, lista para cumplir con este último acto de formalidad. Pero antes de que pueda hacerlo, él se inclina hacia mí y, en lugar de besarme, cambia la dirección de mi cara y me susurra al oído:
—No creas que lo conseguirás tan fácil, niñita caprichosa.
Mi corazón da un vuelco. Siento el calor subiendo a mi rostro, la vergüenza y la rabia me queman. Estoy segura de que me he puesto roja como un tomate, pero mantengo la compostura, obligando a mis labios a esbozar una sonrisa forzada mientras la multitud aplaude, pensando que acabamos de besarnos.
La pequeña celebración que sigue es aún peor. Ponen música country, y la familia de Logan parece disfrutar cada momento. Bailan, ríen, beben... No es que me desagraden las fiestas, sino este tipo de fiestas. Odio cada maldit0 segundo de estar aquí. Intento mantenerme al margen, pero es imposible. La abuela me arrastra para que conozca mejor a la familia, y antes de que me dé cuenta, las hermanas de Logan me están haciendo preguntas incómodas.
—¿Cómo se conocieron? —pregunta la más joven, con ojos curiosos.
—Debe estar superenamorada de Logan, porque él es un cascarrabias —añade la otra, con una sonrisa cómplice.
Me quedo paralizada, sin saber qué responder. Pero antes de que pueda decir algo, siento el brazo de Logan rodeando mi cintura. Me obliga a sentarme en sus piernas, y su apretón en mis muslos es lo suficientemente firme como para dejar claro lo que espera de mí. Quiere que mienta, que juegue a ser la esposa enamorada.
Con una risa fingida, miro a las hermanas y digo:
—Oh, sí, lo sé. Mi esposo es un bruto, pero así lo quiero.
Logan no dice nada, pero puedo sentir su mirada fija en mí, como si estuviera evaluando cada palabra que digo. La tensión entre nosotros se puede ver a kilómetros, pero nadie más parece notarlo. Todos siguen riendo y celebrando, como si esto fuera lo más normal del mundo.
Por fin la fiesta termina. Todos comienzan a irse, dejando a los recién casados solos. Veo cómo mi padre y Charlotte se acercan para despedirse.
—Nos vamos ya —anuncia mi padre con esa frialdad habitual.
—¿Qué? ¿Ya? —protesto, intentando no sonar desesperada—. No pueden dejarme aquí sola...
—Eres una mujer casada ahora, Savannah. Ya no estás sola —dice Charlotte con una sonrisa burlona, dándome una última mirada de triunfo antes de irse.
Los veo partir, y de pronto me encuentro sola con Logan. La casa es grande, pero ahora parece más pequeña, sofocante. Miro a Logan con odio acumulado en cada fibra de mi ser.
—Te odio —le digo, con los dientes apretados.
Para mi sorpresa, Logan sonríe cuando me escucha. Una sonrisa ladeada, casi divertida, como si mis palabras no le afectaran en absoluto. Antes de que pueda reaccionar, camina hacia mí con pasos decididos, y en un solo movimiento me carga sobre su hombro como si fuera un costal de papas.
—¡Bájame! —grito, pataleando—. ¡Te lo exijo, Logan Carter! ¡Bájame ahora mismo!
Pero él no me escucha. Ignora mis gritos, mis patadas, y sigue caminando hacia la casa, con una calma irritante. Me lleva directo al interior y sube las escaleras hacia la habitación.
—Te voy a matar... —sigo gritando, incapaz de controlar mi rabia. Pero Logan solo suelta una risa baja, como si mis amenazas no fueran más que palabras vacías.
Finalmente, abre la puerta de la habitación. Estoy furiosa, más de lo que jamás he estado en mi vida.
Él se queda de pie todavía sosteniéndome en su hombro, me da una palmada en el trasero y yo jadeo por la sorpresa y el enojo.
—Bienvenida a tu nueva vida, señora Carter —dice con ironía.
Lo odio, con cada parte de mi ser. Pero, al mismo tiempo, sé que este es solo el principio.
CAPÍTULO 6: NOCHE DE BODASSavannahEstoy temblando de rabia mientras Logan me suelta sobre el suelo con brusquedad. Tambaleo por el impacto y casi pierdo el equilibrio, pero antes de que me caiga, él me sujeta del brazo y me atrae hacia su pecho. Nuestras respiraciones están agitadas, y por un breve instante, nuestros ojos se encuentran. Siento el calor de su cuerpo y el latido rápido de su corazón contra mi pecho, pero rápidamente me sacudo el momento y lo empujo lejos de mí.—Eres un asqueroso aprovechado —le digo con furia, tomando distancia—. Desde el momento en que me viste en esa gasolinera, sabías quién era. Orquestaste todo para acercarte a la fortuna de mi familia, ¿verdad? ¡Un campesino como tú nunca podría haber llegado a esto por mérito propio!Logan se ríe, una carcajada grave y profunda que me irrita aún más. No parece afectado en lo absoluto por mis palabras.—Lo que pienses de mí me tiene sin cuidado, niñita caprichosa —dice, cruzando los brazos y mirándome con esa son
CAPÍTULO 7: LA NUEVA RUTINASavannahMe despierto con los primeros rayos de luz que se filtran por las cortinas entreabiertas. Parpadeo, aturdida, mientras mis ojos se acostumbran a la claridad que lentamente inunda la habitación. Por un segundo, espero que todo esto sea una horrible pesadilla, que Logan Carter, la granja, esta boda absurda… todo sea un mal sueño del que despertaré en mi mansión en la ciudad. Pero cuando me giro para mirar a mi lado, la cama está vacía.Respiro sintiéndome aliviada. Quizás, con algo de suerte, Logan ya se ha marchado y puedo disfrutar de un momento de paz.Pero la ilusión no dura. La puerta se abre de golpe y una voz jovial interrumpe mis pensamientos.—¡Buenos días, querida! —dice la abuela de Logan con un entusiasmo que me hace querer enterrar la cabeza bajo las sábanas.Se acerca a la ventana y abre las cortinas de par en par. La luz entra de golpe, obligándome a cubrirme los ojos.—Oh, lo siento, no quería deslumbrarte —dice la anciana con una ris
CAPÍTULO 8: EL BAÑO DE ESPUMASavannahMe trago mis palabras y termino el desayuno lo más rápido posible. No puedo ceder. No voy a dejar que Logan o esta familia piensen que me han ganado.—Gracias por el desayuno —murmuro.—De nada, querida —responde la abuela con una calidez que me incomoda—. No te preocupes por ayudar con los platos hoy. Ve a asearte. Pero mañana, tendrás que unirte a la rutina.No puedo seguir así mucho tiempo. Logan quiere que obedezca, que me doblegue a su voluntad, pero no lo haré. Me casé con él por una razón, y no voy a dejar que me controle.Esto es solo temporal, me repito una y otra vez. Solo tengo que esperar el momento adecuado.Respiro hondo y me doy cuenta de que Davina me está mirando. Sus ojos curiosos y brillantes me observan con atención, y sé que no puedo dejar que vea el odio en mi rostro. Así que, finjo con toda la habilidad que he aprendido en años de fiestas y eventos sociales para forzarme una sonrisa.—Ahí está la olla con el agua caliente,
CAPÍTULO 9: EL MERCADOSavannahMe estremezco al sentir el agua helada correr por mi piel. Cada segundo que pasa en la ducha me siento más miserable. El frío es casi insoportable, y cada gota parece como agujas en mi piel. Maldigo entre dientes a Logan por haberme metido en esta situación. Finalmente, cuando termino de ducharme, me enredo en la bata, rezongando por lo bajo, mientras regreso al baño a lidiar con el desastre de espuma que he causado.—Esto es ridículo —murmuro observando la cantidad absurda de espuma que cubre el suelo. Nunca en mi vida pensé que tendría que limpiar algo como esto. Me agacho a recoger un trapo, lista para empezar, cuando escucho pasos. Me giro y veo a Davina entrar al baño con un balde y trapos. Su cara está rígida y sus labios apretados en una expresión de evidente molestia.—¿Qué haces aquí? —pregunto, confusa, observando cómo se arrodilla y empieza a limpiar sin decir una palabra.Davina sigue limpiando, negándose a mirarme.—¿Por qué estás enojada?
CAPÍTULO 10: ME VAS A SUPLICARSavannahAl llegar a la casa, mis manos están sudando, el volante se me resbala un poco y mi corazón late desbocado. Trato de no mirar el parachoques torcido y abollado de la camioneta, pero es imposible. Cada vez que lo hago, siento una oleada de ansiedad trepar por mi garganta. No sé qué reacción tendrá Logan al ver su preciada camioneta con semejante golpe. Y aunque me encantaría decir que no me importa, la verdad es que sí lo hace.Aparco la camioneta frente a la casa y, justo cuando me preparo para enfrentar la tormenta que seguramente se avecina, noto que Helen está a mi lado, tranquila y sonriente como si nada hubiera pasado. Logan sale de la casa, caminando hacia nosotras con esa expresión seria que siempre parece llevar, su mirada recae de inmediato en el vehículo. Antes de que pueda abrir la boca, Helen se mueve de manera calculada.—¡Ay, por Dios! —exclama Helen, tropezando con torpeza justo cuando se aproxima al parachoques dañado. Se agarra
CAPÍTULO 11: LA FIESTA DEL VECINOSavannah—¡Arrgh! ¡Idiota! —protesto cerrando la puerta de un azote.Me dejo caer en el borde de la cama y aunque intento apartar de mi cabeza su imagen, no lo consigo. Esa manera de hablarme… esa arrogancia… su estúpido rostro tan atractivo…—¡Estúpido y mil veces estúpido! ¡Te odio! —grito.Resoplo con frustración, le pongo seguro a la puerta aunque eso seguramente no evitará que entre. Me quito la ropa en el baño para poder ducharme con más tranquilidad.Mientras el agua cae sobre mí, reniego en voz alta, como si eso pudiera cambiar la situación, pero por alguna ridícula razón, no puedo dejar de pensar en sus brazos fuertes, en esa sonrisa arrogante que me revienta los esquemas.Al salir me envuelvo en una bata y cuando vuelvo a la habitación, me doy cuenta de que Logan no ha intentado entrar. A pesar de ser grande y cómoda, la cama se siente extrañamente vacía. Se me hace un nudo en el estómago al darme cuenta de que, a pesar de todo, me siento so
CAPÍTULO 1: EL DÍA QUE TODO CAMBIÓSavannahVoy sentada en el asiento trasero de mi auto, mirando mi reflejo en el espejo de mano mientras mi chofer conduce en silencio. El sol de Texas brilla a través de las ventanas y me hace entrecerrar los ojos. Llevo unos lentes de sol enormes, por supuesto, pero incluso eso no basta para contrarrestar el brillo molesto de este día interminable.—¡Ey tú! ¿Puedes acelerar un poco? —le digo. Estoy harta de este viaje. Apenas puedo concentrarme en revisar mi cuenta de 1nstagram con tantos baches y vibraciones.—Estamos yendo a la velocidad máxima permitida, señorita Davenport —responde Robert con esa calma irritante que me saca de quicio.—¡Ay, por Dios! No puede ser tan difícil ir un poquito más rápido, ¿o sí? Además, el aire acondicionado está demasiado bajo. ¿Quieres que me derrita aquí? —me quejo.Robert no responde, pero puedo ver sus nudillos apretándose en el volante. Por supuesto que no va a contestarme, sabe que tengo razón. Siempre la teng
CAPÍTULO 2: UN TRATO INTERESANTELoganEstoy de pie junto a mi camioneta, mirando la abolladura que esa mocosa le hizo al chocar su auto contra el mío. Mi mandíbula está tan apretada que siento los dientes rechinar. La camioneta es una de las pocas cosas que me quedan de mi padre, y verla así, maltratada por culpa de una niña rica, me llena de rabia. No puedo creer la falta de respeto con la que me trató, como si yo fuera un insecto bajo sus pies. Y luego se va riendo, como si todo esto fuera una broma.Respiro hondo, intentando calmarme. Podría seguirla y hacer que pague por el daño, pero sería perder mi tiempo y, francamente, no tengo paciencia para tratar con alguien como ella. Tengo cosas más importantes en qué pensar. Justo cuando estoy por subirme a la camioneta para ir a casa, mi celular suena en el bolsillo.—¿Qué? —respondo de forma cortante, sin siquiera mirar la pantalla.—¿Es Logan Carter? —pregunta una voz formal al otro lado de la línea.—Sí, ¿quién lo pregunta?—Richard