Savannah
Estoy parada frente a la puerta de la casa de mi padre con dos gatitos en los brazos, sintiendo que la decisión que acabo de tomar me aplasta. He llegado a esto, a tener que mendigar mi lugar en la familia a cambio de casarme con un hombre que no conozco. Un hombre al que ni siquiera soporto. Pero ya no hay vuelta atrás, no después de haber sido expulsada del hotel, de que todas mis amigas me dieran la espalda.
Los dos pequeños gatitos, que encontré abandonados en la calle, se revuelven en mis brazos, como si sintieran mi nerviosismo. Respiro hondo y toco el timbre. Papá me abre la puerta, con una sonrisa triunfante en el rostro.
—Has vuelto —dice sin sorpresa alguna.
—Voy a hacerlo —respondo, casi sin aliento. Alzo la barbilla, intentando mantener lo poco que me queda de orgullo—. Me casaré con Logan Carter si eso significa que recuperaré mi dinero y mi estatus.
La sonrisa de papá se ensancha, satisfecho. Me hace un gesto para que entre a la casa.
—Sabía que tomarías la decisión correcta. Te he educado bien, al final de cuentas.
Muerdo mi lengua para no contestar algo sarcástico. Me adentro en el vestíbulo con los gatitos inquietos en mis brazos, y dejo que mi padre cierre la puerta detrás de mí.
—Será una boda rápida y sencilla, nada ostentoso —dice con un tono práctico, como si estuviera hablando de una reunión de negocios más—. Ni siquiera vamos a invitar a nadie, solo la familia más cercana.
—¿Qué? ¿Así nada más? —pregunto, algo indignada—. ¿Ni siquiera vamos a tener una boda decente?
—No hay necesidad de hacer un espectáculo, Savannah. Cuanto más rápido se haga, mejor para todos.
Me quedo callada, pero la rabia me quema por dentro. Claro, rápido y sencillo. Porque para él, todo esto es una simple transacción. Mi boda, mi vida, se ha reducido a una transacción más en su interminable lista de negocios.
Aun así, intento mantener mi dignidad, aunque me siento como una marioneta. Papá me observa por un momento, luego cruza los brazos.
—No vas a pasar toda tu vida con ese hombre, no te preocupes. —Su tono es calculador, como siempre—. El plan es simple. Te casas con Logan, y en cuanto confíe en ti, haces que firme unos documentos donde cede los bienes a ti y, por lo tanto, a la familia.
Lo miro con los ojos entrecerrados.
—¿Y qué pasa si se da cuenta? —pregunto, aunque ya sé lo que va a decir.
Papá suelta una risa breve y despectiva.
—Logan Carter es un bruto de campo. No entenderá lo que está firmando hasta que sea demasiado tarde. Es un hombre simple, Savannah. Convéncelo, haz que confíe en ti, y cuando tengas lo que necesitamos, te divorcias y todo volverá a ser como antes.
Todo volverá a ser como antes. Esas palabras se repiten en mi cabeza. Ser la heredera de los Davenport de nuevo. Volver a tener mi vida de lujos, de privilegios, de poder. Todo lo que he perdido por culpa de otros. Pero este es mi boleto de regreso, mi forma de restaurar lo que es mío.
Papá no espera más, toma su teléfono y marca el número de Logan. En cuanto responde, habla con la frialdad calculada que siempre usa para sus tratos de negocios.
—Logan, ya está decidido. Savannah acepta casarse contigo. Nos uniremos como una familia, tal y como lo hablamos.
Hay un breve silencio en el teléfono, y luego papá asiente.
—Perfecto. Nos vemos en dos días, entonces.
Cuelga, satisfecho, y me dirige una mirada cargada de expectativa.
—Empaca lo necesario. Nos vamos a sus tierras.
***
Dos días después, llegamos a las tierras de Logan. Nunca en mi vida había visto un lugar tan… inhóspito. El paisaje es desolado, nada que ver con la ciudad. Los animales merodean por todas partes, y el olor… apesta. A estiércol, a tierra, a todo lo que asocio con el campo y que nunca me ha gustado.
—Esto es un chiste, ¿verdad? —comenta Charlotte, mi hermana mayor, mientras se tapa la nariz con una mano y me observa con una sonrisita maliciosa—. Qué mala suerte la tuya, Savannah. Casarte en un lugar como este.
Miro alrededor con desdén, y aunque me muero de ganas de responderle, me callo. A lo lejos veo a los empleados de Logan yendo de un lado a otro, preparando lo que apenas puede llamarse una ceremonia. Un pequeño arco de flores en el patio, unas pocas sillas. Todo es tan… ordinario. No hay lujos, no hay glamour, nada que se asemeje a las bodas que solía soñar.
—No sé cómo vas a sobrevivir aquí —sigue Charlotte, disfrutando de mi incomodidad—. ¿Vas a ordeñar vacas también? ¿O prefieres trabajar en el campo?
—Cállate, Charlotte —le digo entre dientes, pero mi voz no tiene fuerza. Estoy a punto de responderle algo más mordaz cuando lo veo.
Logan Carter aparece a lo lejos, pero esta vez no es el mismo hombre que vi el día que choqué su camioneta. Ya no está sucio ni lleva ropa de campesino. Ahora está vestido con un traje perfectamente ajustado, el cabello bien peinado, y por primera vez puedo ver realmente sus facciones. Es alto, más de lo que recordaba, y el traje realza su físico, musculoso y robusto. Se ve… diferente. Decente, incluso.
Me sorprendo a mí misma mirándolo con detenimiento, y parece que no soy la única. Charlotte también se queda boquiabierta, su expresión burlona desaparece por completo.
Logan camina hacia nosotros con paso firme y su rostro serio, pero hay algo en su mirada que me inquieta. No es el típico hombre de negocios que papá suele manipular. A pesar de su aspecto rudo, hay algo en él que parece peligroso, como si no fuera tan fácil de engañar como mi padre piensa.
—Savannah —dice con un tono bajo y grave cuando llega a mi lado. No hay saludo, solo mi nombre, como si ya supiera lo que estoy pensando. Lo miro a los ojos, sin saber qué responder.
—Logan —respondo simplemente, tratando de sonar indiferente, pero mi voz tiembla ligeramente.
Nos observamos por unos segundos, ninguno de los dos está dispuesto a ceder terreno. En ese momento, me doy cuenta de que este matrimonio será mucho más complicado de lo que había pensado. Papá cree que Logan es un bruto fácil de manipular, pero hay algo en sus ojos que me dice que no será tan sencillo.
Logan finalmente desvía la mirada y se dirige a mi padre, quien lo saluda con un apretón de manos. Yo me quedo ahí, inmóvil, mientras la realidad de lo que está a punto de suceder me golpea. En menos de unas horas, seré la esposa de Logan Carter.
Mi vida, tal como la conocía, ha terminado.
CAPÍTULO 5: FAMILIA ORDINARIASavannahEl sol está en lo más alto cuando llego al lugar de la ceremonia. Las tierras de Logan parecen interminables, vastos campos que no tienen fin. A pesar de que intento mantener la calma, cada fibra de mi ser está a punto de explotar. Me repito que todo esto es temporal, que pronto lo tendré todo de nuevo, pero eso no hace que esta pesadilla sea más fácil de soportar.La familia de Logan ya está allí reunida cerca del pequeño arco que han preparado para la ceremonia. En cuanto los veo, un nudo se forma en mi estómago. Son demasiados, y todos parecen tan... normales. No, peor que eso: chabacanos y ordinarios.Lo primero que noto es que Logan tiene cuatro hermanos. Los dos mayores deben tener alrededor de veintiocho y veintiséis años. Se parecen a él: altos, robustos, con una actitud tosca y despreocupada que me recuerda que no estoy en mi mundo. Luego veo a sus dos hermanas: una adolescente de diecisiete años que no para de hablar con la más pequeña,
CAPÍTULO 6: NOCHE DE BODASSavannahEstoy temblando de rabia mientras Logan me suelta sobre el suelo con brusquedad. Tambaleo por el impacto y casi pierdo el equilibrio, pero antes de que me caiga, él me sujeta del brazo y me atrae hacia su pecho. Nuestras respiraciones están agitadas, y por un breve instante, nuestros ojos se encuentran. Siento el calor de su cuerpo y el latido rápido de su corazón contra mi pecho, pero rápidamente me sacudo el momento y lo empujo lejos de mí.—Eres un asqueroso aprovechado —le digo con furia, tomando distancia—. Desde el momento en que me viste en esa gasolinera, sabías quién era. Orquestaste todo para acercarte a la fortuna de mi familia, ¿verdad? ¡Un campesino como tú nunca podría haber llegado a esto por mérito propio!Logan se ríe, una carcajada grave y profunda que me irrita aún más. No parece afectado en lo absoluto por mis palabras.—Lo que pienses de mí me tiene sin cuidado, niñita caprichosa —dice, cruzando los brazos y mirándome con esa son
CAPÍTULO 7: LA NUEVA RUTINASavannahMe despierto con los primeros rayos de luz que se filtran por las cortinas entreabiertas. Parpadeo, aturdida, mientras mis ojos se acostumbran a la claridad que lentamente inunda la habitación. Por un segundo, espero que todo esto sea una horrible pesadilla, que Logan Carter, la granja, esta boda absurda… todo sea un mal sueño del que despertaré en mi mansión en la ciudad. Pero cuando me giro para mirar a mi lado, la cama está vacía.Respiro sintiéndome aliviada. Quizás, con algo de suerte, Logan ya se ha marchado y puedo disfrutar de un momento de paz.Pero la ilusión no dura. La puerta se abre de golpe y una voz jovial interrumpe mis pensamientos.—¡Buenos días, querida! —dice la abuela de Logan con un entusiasmo que me hace querer enterrar la cabeza bajo las sábanas.Se acerca a la ventana y abre las cortinas de par en par. La luz entra de golpe, obligándome a cubrirme los ojos.—Oh, lo siento, no quería deslumbrarte —dice la anciana con una ris
CAPÍTULO 8: EL BAÑO DE ESPUMASavannahMe trago mis palabras y termino el desayuno lo más rápido posible. No puedo ceder. No voy a dejar que Logan o esta familia piensen que me han ganado.—Gracias por el desayuno —murmuro.—De nada, querida —responde la abuela con una calidez que me incomoda—. No te preocupes por ayudar con los platos hoy. Ve a asearte. Pero mañana, tendrás que unirte a la rutina.No puedo seguir así mucho tiempo. Logan quiere que obedezca, que me doblegue a su voluntad, pero no lo haré. Me casé con él por una razón, y no voy a dejar que me controle.Esto es solo temporal, me repito una y otra vez. Solo tengo que esperar el momento adecuado.Respiro hondo y me doy cuenta de que Davina me está mirando. Sus ojos curiosos y brillantes me observan con atención, y sé que no puedo dejar que vea el odio en mi rostro. Así que, finjo con toda la habilidad que he aprendido en años de fiestas y eventos sociales para forzarme una sonrisa.—Ahí está la olla con el agua caliente,
CAPÍTULO 9: EL MERCADOSavannahMe estremezco al sentir el agua helada correr por mi piel. Cada segundo que pasa en la ducha me siento más miserable. El frío es casi insoportable, y cada gota parece como agujas en mi piel. Maldigo entre dientes a Logan por haberme metido en esta situación. Finalmente, cuando termino de ducharme, me enredo en la bata, rezongando por lo bajo, mientras regreso al baño a lidiar con el desastre de espuma que he causado.—Esto es ridículo —murmuro observando la cantidad absurda de espuma que cubre el suelo. Nunca en mi vida pensé que tendría que limpiar algo como esto. Me agacho a recoger un trapo, lista para empezar, cuando escucho pasos. Me giro y veo a Davina entrar al baño con un balde y trapos. Su cara está rígida y sus labios apretados en una expresión de evidente molestia.—¿Qué haces aquí? —pregunto, confusa, observando cómo se arrodilla y empieza a limpiar sin decir una palabra.Davina sigue limpiando, negándose a mirarme.—¿Por qué estás enojada?
CAPÍTULO 10: ME VAS A SUPLICARSavannahAl llegar a la casa, mis manos están sudando, el volante se me resbala un poco y mi corazón late desbocado. Trato de no mirar el parachoques torcido y abollado de la camioneta, pero es imposible. Cada vez que lo hago, siento una oleada de ansiedad trepar por mi garganta. No sé qué reacción tendrá Logan al ver su preciada camioneta con semejante golpe. Y aunque me encantaría decir que no me importa, la verdad es que sí lo hace.Aparco la camioneta frente a la casa y, justo cuando me preparo para enfrentar la tormenta que seguramente se avecina, noto que Helen está a mi lado, tranquila y sonriente como si nada hubiera pasado. Logan sale de la casa, caminando hacia nosotras con esa expresión seria que siempre parece llevar, su mirada recae de inmediato en el vehículo. Antes de que pueda abrir la boca, Helen se mueve de manera calculada.—¡Ay, por Dios! —exclama Helen, tropezando con torpeza justo cuando se aproxima al parachoques dañado. Se agarra
CAPÍTULO 11: LA FIESTA DEL VECINOSavannah—¡Arrgh! ¡Idiota! —protesto cerrando la puerta de un azote.Me dejo caer en el borde de la cama y aunque intento apartar de mi cabeza su imagen, no lo consigo. Esa manera de hablarme… esa arrogancia… su estúpido rostro tan atractivo…—¡Estúpido y mil veces estúpido! ¡Te odio! —grito.Resoplo con frustración, le pongo seguro a la puerta aunque eso seguramente no evitará que entre. Me quito la ropa en el baño para poder ducharme con más tranquilidad.Mientras el agua cae sobre mí, reniego en voz alta, como si eso pudiera cambiar la situación, pero por alguna ridícula razón, no puedo dejar de pensar en sus brazos fuertes, en esa sonrisa arrogante que me revienta los esquemas.Al salir me envuelvo en una bata y cuando vuelvo a la habitación, me doy cuenta de que Logan no ha intentado entrar. A pesar de ser grande y cómoda, la cama se siente extrañamente vacía. Se me hace un nudo en el estómago al darme cuenta de que, a pesar de todo, me siento so
CAPÍTULO 1: EL DÍA QUE TODO CAMBIÓSavannahVoy sentada en el asiento trasero de mi auto, mirando mi reflejo en el espejo de mano mientras mi chofer conduce en silencio. El sol de Texas brilla a través de las ventanas y me hace entrecerrar los ojos. Llevo unos lentes de sol enormes, por supuesto, pero incluso eso no basta para contrarrestar el brillo molesto de este día interminable.—¡Ey tú! ¿Puedes acelerar un poco? —le digo. Estoy harta de este viaje. Apenas puedo concentrarme en revisar mi cuenta de 1nstagram con tantos baches y vibraciones.—Estamos yendo a la velocidad máxima permitida, señorita Davenport —responde Robert con esa calma irritante que me saca de quicio.—¡Ay, por Dios! No puede ser tan difícil ir un poquito más rápido, ¿o sí? Además, el aire acondicionado está demasiado bajo. ¿Quieres que me derrita aquí? —me quejo.Robert no responde, pero puedo ver sus nudillos apretándose en el volante. Por supuesto que no va a contestarme, sabe que tengo razón. Siempre la teng