Capítulo 39. Juntas de nuevo.
Amelia, por su parte, intentaba mantener la compostura, pero su corazón latía desbocado. No podía evitar mirar más allá de Alejandro, buscando desesperadamente una señal de Anaís, su pequeña hija. La idea de estar tan cerca de ella y no poder abrazarla le partía el alma, por eso no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo hasta escuchar el tono molesto de Sergio.—Si escuchaste bien, Amelia es mi prometida —afirmó Sergio.—Vaya, ¡qué rápido actúas Amelia! —dijo en tono de reproche sin poder ocultar su molestia —, pasen adelante, por favor —invitó Alejandro, haciéndose a un lado para que ambos pudieran entrar—. Espero que puedan disfrutar de la velada.Amelia quería responderle, pero al final prefirió morderse la lengua, no le convenía un enfrentamiento con él, debía ser muy astuta, tranquila, pasiva.Con un leve asentimiento, Sergio pasó al interior de la mansión, seguido de Amelia, quien no pudo evitar lanzar una última mirada a Alejandro, este se limitó a observarlos, su expresión
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